El papel del microbioma intestinal en el autismo

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¿Qué papel desempeñan los antibióticos en el desarrollo y el tratamiento de los trastornos del espectro autista?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Elizondo y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

En la naturaleza hay muchos ejemplos de microbios intestinales que alteran el comportamiento del huésped. Un ejemplo es el Toxoplasma, un parásito que se instala en el cerebro. Cuando este parásito infecta a un roedor a través del intestino, busca el camino para llegar al cerebro y hacer que el animal pierda su miedo innato al olor de la orina del gato montés. ¿Por qué al parásito le importa lo que le da miedo a los ratones? Porque si los ratones no evitan a sus depredadores, serán atrapados y comidos más a menudo. Y así, el parásito puede seguir infectando a otros roedores. Si eres un parásito cerebral en un ratón, ¿cómo vas a propagarte? Los ratones no son caníbales, así que debes asegurarte de que el ratón en el que estás sea comido por alguien más. Por esta razón, el parásito evolucionó para alterar el comportamiento del ratón.

En vista del poder potencial de los microbios para afectar el comportamiento de sus huéspedes, ¿podría la alteración de nuestro microbioma intestinal (nuestras bacterias intestinales buenas) ser un factor potencial en la causalidad del autismo? ¿De dónde proviene esta idea? Bueno, los niños con autismo suelen tener una flora intestinal alterada, diferente a la de los niños sin autismo. Por ejemplo, hay significativamente menos Prevotella en los niños autistas, que, si recuerdas, caracteriza el enterotipo intestinal saludable. El crecimiento de este enterotipo se puede fomentar con una alimentación más a base de plantas. Pero, ¿qué fue primero? En lugar de que una flora intestinal mala conduzca al autismo, ¿no es más probable que el autismo conduzca a una flora intestinal mala? Los niños con autismo tienen dietas con significativamente menos porciones de frutas y verduras, a menudo caracterizadas por la falta de variedad y una cantidad inadecuada de alimentos que contengan fibra; es decir, en general consumen menos alimentos integrales de origen vegetal y consumen una mayor cantidad de azúcares agregados. Entonces, ¿no podría eso explicar las diferencias en la flora intestinal?

Hay algunos factores de riesgo perinatales para el desarrollo del autismo. Estos incluyen el nacimiento prematuro, un bajo peso al nacer y el nacimiento por cesárea; particularmente el nacimiento por cesárea. ¿Qué tiene que ver eso con el microbioma? Bueno, puede haber un valor protector ofrecido por el microbioma vaginal materno que el bebé pierde cuando sale por una incisión quirúrgica. Pero, durante una cesárea, también se suele hacer uso de anestesia general en las madres y es posible que los anestésicos puedan afectar el cerebro del bebé antes de que él o ella se desconecte del suministro de sangre materna. Para diferenciar entre los dos escenarios, necesitamos un estudio que compare el riesgo de autismo entre cesáreas en las que la madre solo tuvo un anestesia epidural o bloqueo epidural, contra cesáreas hechas con anestesia general, pero nunca se ha realizado un estudio así… hasta ahora.

Este estudio examinó la incidencia del autismo en bebés nacidos por vía vaginal, por cesárea con anestesia regional y por cesárea con anestesia general. Y solo los bebés nacidos por cesárea bajo anestesia general tenían mayor riesgo, no así aquellos nacidos por cesáreas en donde la madre solo usó anestesia epidural. Entonces, esto podría sugerir que la relación entre la cesárea y el autismo es más una cuestión relacionada con la exposición a la anestesia que una falta de exposición a la flora vaginal. Sin embargo, el estudio no fue un ensayo de intervención, en el cual las madres fueron aleatorizadas en varios grupos. Fue solo un estudio observacional. Por lo tanto, es posible que el aumento del riesgo de autismo tenga menos que ver con la anestesia misma y más con las complicaciones del embarazo que pudieron haber llevado a la madre a necesitar anestesia general. De cualquier manera, no parecer haber una conexión con el microbioma.

Se han probado probióticos en niños con autismo y, hasta ahora, no parecen haber ayudado mucho. Algunas familias, desesperadas, han probado los trasplantes fecales, donde le ruegan al niño vecino o alguien cercano que done. Es como lo que una mosca le dijo a otra… ¿esta popó está ocupada? Sin embargo, este procedimiento no está aprobado por la FDA; así, las familias se ven obligadas a ir al “mercado café”.

Todo se remonta a este notable estudio publicado en la Revista de Neurología Infantil (Journal of Child Neurology). Varios padres de niños con autismo regresivo (lo que significa que los niños actuaban de manera normal antes de que el autismo apareciera) señalaron que todo pareció comenzar después de que sus hijos tomaran antibióticos (los niños sufrían diarrea crónica –el autismo no es lo único que puede correr en tus genes… ejem–). Esto sugería que los antibióticos habían limpiado su flora intestinal y que después comenzó la pérdida del lenguaje, el interés en el juego y las habilidades sociales. Ahora bien, esto podría haber sido simplemente una coincidencia, pero la información llevó a este grupo de gastroenterólogos pediátricos a especular que tal vez había algún tipo de relación de causa y efecto. Tal vez al eliminar los bichos buenos, algunos bichos malos tomaron el control, algunos bichos neurotóxicos, y eso condujo al autismo. Si esto fuera cierto, tal vez se podría hacer borrón y cuenta nueva una vez más: usar otra dosis de antibióticos, pero esta vez para tratar de eliminar cualquier bicho malo que esté oculto por allí. ¿Podría eso reducir los síntomas de autismo en estas personas? Eso sería revolucionario.

Un poderoso antibiótico llamado vancomicina fue administrado en niños con autismo y el 80% de ellos mostraron una mejoría. Pero, después de unas semanas de terminar el tratamiento, la mayoría de ellos volvieron a su condición inicial, lo que sugiere que tal vez los bichos malos disminuyeron, pero no fueron eliminados completamente del organismo.

Este estudio se realizó hace casi 20 años y solo tenía una “n” de 11, lo que significa que solo monitorearon a 11 niños (la letra n es usada en investigaciones para indicar el número de sujetos analizados en un estudio). Seguramente se han realizado muchos estudios con más participantes. Pero en realidad, solo se ha publicado un único estudio de seguimiento y este tenía una n de 1.

Un informe de caso de un niño con autismo que mejoró al usar antibióticos y la búsqueda de su padre para entender lo que todo esto podía significar, escrito por el padre mismo, describiendo una mejora dramática en el autismo del niño después de tomar amoxicilina. Cuando habló con otros padres de niños autistas se sorprendió al descubrir que muchos de ellos rutinariamente les daban antibióticos a sus hijos… precisamente para tratar el autismo, aunque también escuchó que otros padres sentían que el autismo de sus hijos había empeorado después de usar los antibióticos o que los antibióticos eran la causa de la aparición del desorden en primer lugar. Pero todo esto sugiere y refuerza la noción de que la flora intestinal juega un papel.

Otros padres estaban hablando de eso, pero cuando el autor del estudio se puso a revisar la literatura médica para aprender más sobre el tema, solo pudo encontrar ese estudio con 11 niños. ¿Cómo es posible que no hayan habido estudios de seguimiento? Aquí estaba, justo delante de sus ojos, la evidencia era su propio hijo, algo que había visto de primera mano y que iba de acuerdo con lo que este estudio había demostrado, que esta condición aparentemente intratable había mejorado rápida y dramáticamente en respuesta a un antibiótico, al menos en algunos niños, pero que sorprendentemente no hubo intentos para repetir el estudio. Ahora bien, creo que la mayoría de los padres probablemente solo agradecen que al menos haya funcionado en sus hijos y lo dejan hasta ahí, sin embargo eso no fue lo que hizo este padre. Él comenzó su propia fundación para la Investigación del Autismo (Autism Research Foundation) con la misión de alentar, patrocinar y comunicar avances en la investigación del autismo.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

 

 

Crédito de la imagen: Little Rock Air Force Base. La imagen ha sido modificada.

Gráfico de Avocado Video.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Elizondo y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

En la naturaleza hay muchos ejemplos de microbios intestinales que alteran el comportamiento del huésped. Un ejemplo es el Toxoplasma, un parásito que se instala en el cerebro. Cuando este parásito infecta a un roedor a través del intestino, busca el camino para llegar al cerebro y hacer que el animal pierda su miedo innato al olor de la orina del gato montés. ¿Por qué al parásito le importa lo que le da miedo a los ratones? Porque si los ratones no evitan a sus depredadores, serán atrapados y comidos más a menudo. Y así, el parásito puede seguir infectando a otros roedores. Si eres un parásito cerebral en un ratón, ¿cómo vas a propagarte? Los ratones no son caníbales, así que debes asegurarte de que el ratón en el que estás sea comido por alguien más. Por esta razón, el parásito evolucionó para alterar el comportamiento del ratón.

En vista del poder potencial de los microbios para afectar el comportamiento de sus huéspedes, ¿podría la alteración de nuestro microbioma intestinal (nuestras bacterias intestinales buenas) ser un factor potencial en la causalidad del autismo? ¿De dónde proviene esta idea? Bueno, los niños con autismo suelen tener una flora intestinal alterada, diferente a la de los niños sin autismo. Por ejemplo, hay significativamente menos Prevotella en los niños autistas, que, si recuerdas, caracteriza el enterotipo intestinal saludable. El crecimiento de este enterotipo se puede fomentar con una alimentación más a base de plantas. Pero, ¿qué fue primero? En lugar de que una flora intestinal mala conduzca al autismo, ¿no es más probable que el autismo conduzca a una flora intestinal mala? Los niños con autismo tienen dietas con significativamente menos porciones de frutas y verduras, a menudo caracterizadas por la falta de variedad y una cantidad inadecuada de alimentos que contengan fibra; es decir, en general consumen menos alimentos integrales de origen vegetal y consumen una mayor cantidad de azúcares agregados. Entonces, ¿no podría eso explicar las diferencias en la flora intestinal?

Hay algunos factores de riesgo perinatales para el desarrollo del autismo. Estos incluyen el nacimiento prematuro, un bajo peso al nacer y el nacimiento por cesárea; particularmente el nacimiento por cesárea. ¿Qué tiene que ver eso con el microbioma? Bueno, puede haber un valor protector ofrecido por el microbioma vaginal materno que el bebé pierde cuando sale por una incisión quirúrgica. Pero, durante una cesárea, también se suele hacer uso de anestesia general en las madres y es posible que los anestésicos puedan afectar el cerebro del bebé antes de que él o ella se desconecte del suministro de sangre materna. Para diferenciar entre los dos escenarios, necesitamos un estudio que compare el riesgo de autismo entre cesáreas en las que la madre solo tuvo un anestesia epidural o bloqueo epidural, contra cesáreas hechas con anestesia general, pero nunca se ha realizado un estudio así… hasta ahora.

Este estudio examinó la incidencia del autismo en bebés nacidos por vía vaginal, por cesárea con anestesia regional y por cesárea con anestesia general. Y solo los bebés nacidos por cesárea bajo anestesia general tenían mayor riesgo, no así aquellos nacidos por cesáreas en donde la madre solo usó anestesia epidural. Entonces, esto podría sugerir que la relación entre la cesárea y el autismo es más una cuestión relacionada con la exposición a la anestesia que una falta de exposición a la flora vaginal. Sin embargo, el estudio no fue un ensayo de intervención, en el cual las madres fueron aleatorizadas en varios grupos. Fue solo un estudio observacional. Por lo tanto, es posible que el aumento del riesgo de autismo tenga menos que ver con la anestesia misma y más con las complicaciones del embarazo que pudieron haber llevado a la madre a necesitar anestesia general. De cualquier manera, no parecer haber una conexión con el microbioma.

Se han probado probióticos en niños con autismo y, hasta ahora, no parecen haber ayudado mucho. Algunas familias, desesperadas, han probado los trasplantes fecales, donde le ruegan al niño vecino o alguien cercano que done. Es como lo que una mosca le dijo a otra… ¿esta popó está ocupada? Sin embargo, este procedimiento no está aprobado por la FDA; así, las familias se ven obligadas a ir al “mercado café”.

Todo se remonta a este notable estudio publicado en la Revista de Neurología Infantil (Journal of Child Neurology). Varios padres de niños con autismo regresivo (lo que significa que los niños actuaban de manera normal antes de que el autismo apareciera) señalaron que todo pareció comenzar después de que sus hijos tomaran antibióticos (los niños sufrían diarrea crónica –el autismo no es lo único que puede correr en tus genes… ejem–). Esto sugería que los antibióticos habían limpiado su flora intestinal y que después comenzó la pérdida del lenguaje, el interés en el juego y las habilidades sociales. Ahora bien, esto podría haber sido simplemente una coincidencia, pero la información llevó a este grupo de gastroenterólogos pediátricos a especular que tal vez había algún tipo de relación de causa y efecto. Tal vez al eliminar los bichos buenos, algunos bichos malos tomaron el control, algunos bichos neurotóxicos, y eso condujo al autismo. Si esto fuera cierto, tal vez se podría hacer borrón y cuenta nueva una vez más: usar otra dosis de antibióticos, pero esta vez para tratar de eliminar cualquier bicho malo que esté oculto por allí. ¿Podría eso reducir los síntomas de autismo en estas personas? Eso sería revolucionario.

Un poderoso antibiótico llamado vancomicina fue administrado en niños con autismo y el 80% de ellos mostraron una mejoría. Pero, después de unas semanas de terminar el tratamiento, la mayoría de ellos volvieron a su condición inicial, lo que sugiere que tal vez los bichos malos disminuyeron, pero no fueron eliminados completamente del organismo.

Este estudio se realizó hace casi 20 años y solo tenía una “n” de 11, lo que significa que solo monitorearon a 11 niños (la letra n es usada en investigaciones para indicar el número de sujetos analizados en un estudio). Seguramente se han realizado muchos estudios con más participantes. Pero en realidad, solo se ha publicado un único estudio de seguimiento y este tenía una n de 1.

Un informe de caso de un niño con autismo que mejoró al usar antibióticos y la búsqueda de su padre para entender lo que todo esto podía significar, escrito por el padre mismo, describiendo una mejora dramática en el autismo del niño después de tomar amoxicilina. Cuando habló con otros padres de niños autistas se sorprendió al descubrir que muchos de ellos rutinariamente les daban antibióticos a sus hijos… precisamente para tratar el autismo, aunque también escuchó que otros padres sentían que el autismo de sus hijos había empeorado después de usar los antibióticos o que los antibióticos eran la causa de la aparición del desorden en primer lugar. Pero todo esto sugiere y refuerza la noción de que la flora intestinal juega un papel.

Otros padres estaban hablando de eso, pero cuando el autor del estudio se puso a revisar la literatura médica para aprender más sobre el tema, solo pudo encontrar ese estudio con 11 niños. ¿Cómo es posible que no hayan habido estudios de seguimiento? Aquí estaba, justo delante de sus ojos, la evidencia era su propio hijo, algo que había visto de primera mano y que iba de acuerdo con lo que este estudio había demostrado, que esta condición aparentemente intratable había mejorado rápida y dramáticamente en respuesta a un antibiótico, al menos en algunos niños, pero que sorprendentemente no hubo intentos para repetir el estudio. Ahora bien, creo que la mayoría de los padres probablemente solo agradecen que al menos haya funcionado en sus hijos y lo dejan hasta ahí, sin embargo eso no fue lo que hizo este padre. Él comenzó su propia fundación para la Investigación del Autismo (Autism Research Foundation) con la misión de alentar, patrocinar y comunicar avances en la investigación del autismo.

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Crédito de la imagen: Little Rock Air Force Base. La imagen ha sido modificada.

Gráfico de Avocado Video.

Nota del Doctor

Aquí está el enlace al video que mencioné: ¿Cuál es el enterotipo de tu microbioma intestinal? Pero aún más importante es ¿Cómo cambiar tu enterotipo?

Tengo muchos otros videos sobre cómo renovar y mejorar tu flora intestinal buena, por ejemplo:

 

 

 

Para aquellos interesados en formas de prevenir o tratar el autismo, pueden ver mis videos relacionados con el tema:

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