La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Malu Belén.
¿Cuál es el pequeño y oscuro secreto de los medicamentos que se usan para las enfermedades relacionadas con el estilo de vida?
Las empresas farmacéuticas se esfuerzan al máximo (p. ej., en los anuncios enfocados en el consumidor) por “presentar los medicamentos como la mejor solución para el control del colesterol, mientras que minimizan el cambio de estilo de vida”. Esto se refleja en la literatura médica, como en este editorial de la Revista de la Asociación Médica Estadounidense: “A pesar de décadas de exhortaciones a mejorar, persiste la alta prevalencia de malos hábitos de vida que conducen a factores de riesgo elevados de enfermedades cardiovasculares, y el infarto de miocardio [ataque cardíaco] y el accidente cerebrovascular siguen siendo las principales causas de muerte en los Estados Unidos. Claramente, muchos más adultos podrían beneficiarse de… las estatinas para la prevención primaria”. ¿En realidad, es necesario recetar medicamentos a más personas? Se publicó una respuesta en la Revista Médica Británica: “Una vez más, se implora a los médicos que ‘sean realistas’, que dejen de esperar que los esfuerzos para ayudar a sus pacientes y comunidades a adoptar hábitos de vida saludables tengan éxito y que comiencen a recetar más estatinas. Esta es una profecía autocumplida. Cabe señalar que el autor de estos comentarios [el editorial a favor de las estatinas] reveló haber recibido financiación de 11 empresas farmacéuticas, al menos cuatro de las cuales producen o están desarrollando nuevas clases de agentes para reducir el colesterol”, que generan miles de millones de dólares al año en ventas.
Cada vez que las pautas sobre el colesterol amplían el número de personas elegibles para recibir estatinas, hay una condena por considerar que se hace un “gran favor a las grandes farmacéuticas”. Esto es comprensible, ya que la mayoría de los miembros del panel “tenían vínculos con la industria” y conflictos de intereses financieros. Pero, en la actualidad, todas las estatinas principales ya no tiene patente, de modo que existen versiones genéricas económicas. Por ejemplo, la estatina más segura y eficaz es la versión genérica de Lipitor, que se vende como atorvastatina por unos pocos dólares al mes. Entonces, hoy en día, las pautas sobre colesterol no necesariamente son “parte de un complot de la industria”.
“El estilo de vida estadounidense es el verdadero problema, no las pautas…” El motivo por el que tantas personas son candidatas a tomar medicamentos para reducir el colesterol y la presión arterial es porque muchas de ellas no se cuidan. La conclusión es que “las personas deben ser más responsables de sus propios comportamientos de salud”. ¿Y si no estás dispuesto o no puedes mejorar su dieta y hacer cambios en tu estilo de vida para reducir ese riesgo? Si tu riesgo de sufrir un ataque cardíaco en diez años es del 7,5 por ciento por ciento o más y se va a mantener así, entonces los beneficios de tomar una estatina probablemente superen el riesgo. Aunque eso realmente lo tienes que decidir tú. Es tu cuerpo, es tu elección.
“Un comité de orientación, un sistema de atención sanitaria o incluso tu médico tratante no pueden determinar si el balance general de beneficios y daños justifica o no el uso de un medicamento para un paciente individual. En cambio, es el paciente individual el que tiene el derecho fundamental a decidir si vale la pena o no tomar un medicamento”. Así lo reconocieron algunas de las “luminarias históricas de la medicina, como Hipócrates”, pero “solo en las últimas décadas la profesión médica ha comenzado a pasar de una postura paternalista de ‘el médico sabe más’ a otra que apoya explícitamente la toma de decisiones compartida, basada en la evidencia y centrada en el paciente”. Uno de los problemas con la comunicación de la evidencia sobre las estatinas para respaldar esta toma de decisiones compartida es que la mayoría de los médicos “tienen una comprensión deficiente de los conceptos de riesgo y probabilidad y… aumentar la exposición a las estadísticas en la educación de pregrado y posgrado no ha hecho mucha diferencia”. Pero entender esto es fundamental para la medicina preventiva. Cuando los médicos ofrecen un medicamento para reducir el colesterol, “están haciendo algo muy diferente a tratar a un paciente que ha buscado ayuda porque está enfermo. Son casi como los vendedores de seguros de vida, que ofrecen beneficios diferidos a cambio de un pequeño (pero ciertamente nada despreciable) costo y algunos inconvenientes. En este nuevo tipo de medicina, no comprender el riesgo equivale a no saber nada sobre la circulación de la sangre” o la anatomía básica. Entonces, profundicemos y veamos exactamente qué está en juego.
A continuación y en el minuto 3:55 de mi video ¿Nos están engañando los médicos sobre los riesgos y beneficios de las estatinas? hay un anuncio de Lipitor. Cuando las empresas farmacéuticas dicen que una estatina reduce el riesgo de un ataque cardíaco en un 36 por ciento, ese es el riesgo relativo.
Si sigues el asterisco que he marcado después del “36 %” en el anuncio, podrás ver cómo llegaron a esa conclusión. Lo incluí aquí y en el minuto 3:56 de mi video. En un amplio estudio clínico, el 3 por ciento de los pacientes que no tomaban estatinas tuvieron un ataque cardíaco dentro de un período determinado, en comparación con el 2 por ciento de los pacientes que sí tomaron el medicamento. Entonces, el medicamento redujo el riesgo de ataque cardíaco del 3 al 2 por ciento; eso es una reducción de aproximadamente un tercio, de ahí la estadística de riesgo relativo reducido en un 36 por ciento. Pero otra forma de ver el paso del 3 al 2 por ciento es que el riesgo absoluto solo disminuyó un 1 por ciento. Entonces, en efecto, “la probabilidad que tienes de evitar un ataque cardíaco no mortal durante los próximos 2 años es de aproximadamente el 97 % sin tratamiento, pero puede aumentar a aproximadamente el 98 % si tomas Crestor [una estatina] todos los días. Otra forma de decir esto mismo es que habría que tratar a 100 personas con el medicamento para prevenir un solo ataque cardíaco. Esta estadística puede sorprender a mucha gente.
Si les preguntas a los pacientes qué les han hecho creer, no consideran que la probabilidad de evitar un ataque cardíaco en unos pocos años tomando estatinas sea de 1 en 100, sino de 1 en 2. En promedio, se creía que la mayoría de los pacientes (53,1 %) que usaban estatinas evitarían un infarto después de un tratamiento con este producto durante 5 años. La mayoría de los pacientes, no solo un 1 por ciento de ellos. Y esta “disparidad entre el efecto real y el esperado podría verse como un dilema”. Por un lado, no es éticamente aceptable que los profesionales sanitarios apoyen y mantengan, de forma deliberada, expectativas ilusorias de tratamiento para los pacientes”. No podemos engañar a la gente haciéndoles creer que un medicamento da mejores resultados que los que realmente logra. Pero, por otro lado, ¿de qué otra manera vamos a lograr que la gente tome sus pastillas?
Cuando se les pregunta, las personas quieren una reducción del riesgo absoluto de al menos un 30 por ciento al tomar un medicamento para reducir el colesterol todos los días, mientras que la reducción real es de solo un 1 por ciento. Entonces, el pequeño y oscuro secreto es que, si los pacientes supieran la verdad sobre lo poco que realmente funcionan estos medicamentos, casi nadie aceptaría tomarlos. Los médicos no educan a sus pacientes o los desinforman deliberadamente. Dado que la mayoría de los pacientes esperan un beneficio mucho mayor de las estatinas del que realmente obtendrían, “existe una tensión entre el derecho del paciente a conocer los beneficios que le brinda un medicamento preventivo y la probable reducción a aceptarlo [disposición a tomar los medicamentos] si se le brinda toda la información” y conoce la verdad. Esto suena terriblemente paternalista, pero cientos de miles de vidas podrían estar en juego.
Si a los pacientes se les diera toda la información, muchos morirían. Aproximadamente 20 millones de estadounidenses toman estatinas. Incluso si los medicamentos salvaran a 1 de cada 100 personas, eso podría significar que se perderían cientos de miles de vidas si todos dejaran de tomar sus estatinas. “Es irónico que informar a los pacientes sobre las estatinas aumentaría los mismos resultados que deberían evitarse”.