Se diseñó un estudio para evaluar qué tan sostenible es la pérdida de peso comparando tres velocidades diferentes: seis días de ayuno frente a tres semanas de una dieta baja en calorías de tan solo 600 calorías por día y seis semanas de una dieta de 1200 calorías por día. Al año siguiente, la mayor parte de las personas que habían bajado rápidamente de peso pudieron mantenerse, alrededor del 90 por ciento. Sin embargo, con el paso del tiempo ese número paso a ser 1 de cada 10 personas. Para ese entonces, casi todos recuperaron el peso que habían perdido de forma tan rápida.
La pequeña minoría que ayunó y pudo mantener la pérdida de peso “admitió que adoptaron un cambio radical en sus hábitos alimenticios”. Pareciera que ayunar solo sirve a largo plazo si se usa como el puntapie inicial para una alimentación más saludable.
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Traducido por: Laura Blanco.