La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria María José.
¿De dónde surgió la idea del ayuno terapéutico?
La historia de la vida en la Tierra es una historia de hambre. Las cenizas de enormes volcanes y asteroides bloquearon el sol, esto mató a las plantas, lo que a su vez acabó matando a casi todo lo demás. Como señaló Darwin: “Así, de la guerra de la naturaleza, del hambre y la muerte, surgió el objeto más excelso que somos capaces de concebir”, es decir, nosotros.
“Entre los simios, los humanos están especialmente bien adaptados a un ayuno prolongado”. Se cree que evolucionar en un contexto de escasez ha dado forma a “nuestra excepcional capacidad para almacenar grandes cantidades de energía [calorías] cuando hay comida disponible”. Por supuesto, hoy en día, nuestra capacidad de acumular kilos con facilidad está dando lugar a enfermedades modernas, como la obesidad y la diabetes tipo 2. Pero, sin la capacidad de almacenar tanta grasa corporal, puede que no hubiéramos llegado a contarlo.
La escasez no solo la provocaron los asteroides hace millones de años. “Todo el Alto Egipto se moría de hambre”, reza una inscripción en una tumba egipcia de hace unos 4000 años, “hasta tal punto que todos habían llegado a comerse a sus hijos…”. Hace solo unos cientos de años, “[l]os padres mataban a sus hijos y los hijos mataban a sus padres” y se los comían, y “los cuerpos de criminales ejecutados eran arrebatados con avidez de la horca”. El hambre aniquiló hasta dos tercios de la población de Italia y un tercio de la de París. Así que no tenemos que remontarnos a la historia antigua. “Incluso las poblaciones más seguras y prósperas de hoy solo necesitan rastrear su historia una corta distancia para encontrar pruebas de hambruna que se cree que había afectado a sus antepasados”. Por ejemplo, ha habido casi 200 hambrunas en Gran Bretaña en los últimos 2000 años.
Ahora, tendemos a sufrir por exceso de alimentos, lo que conlleva sus propios problemas, pero “[¿q]ué podemos decir de las consecuencias de no pasar hambre nunca?” Esta pregunta se planteó hace casi 60 años. Si nuestra fisiología está tan bien adaptada a la inanición periódica, al eliminarla ¿podríamos estar perjudicando nuestro bienestar general? No lo sabíamos.
La falta de investigación en el área de la inanición se atribuyó a la “dificultad de conseguir sujetos humanos dispuestos”. Por eso, lo poco que teníamos procedía de sujetos no dispuestos. Los médicos del gueto de Varsovia produjeron relatos detallados antes de sucumbir, y los prisioneros del Ejército Republicano Irlandés en Irlanda del Norte murieron después de estar en huelga de hambre hasta 73 días. Sin embargo, la inanición no es necesariamente lo mismo que el ayuno, una cuestión que se planteó en revistas médicas hace más de un siglo. “La inanición es normalmente una afección forzada, mentalmente estresante y crónica, mientras que el ayuno [terapéutico] es voluntario y de duración limitada y, normalmente, lo practican personas en un estado nutricional adecuado”, es decir, individuos que comienzan con una nutrición adecuada.
¿Ayuno terapéutico? ¿Dónde hemos sacado esta idea de la terapia del ayuno? ¿“Ayuno con fines médicos”? Como he comentado en mi video La teoría del ayuno terapéutico, pudo haber surgido de observar que, cuando las personas se ponen gravemente enfermas, tienden a perder el apetito, así que quizás hay algo en la sabiduría de nuestro cuerpo para dejar de comer. Ahí es donde pudo haber aparecido todo el folclore de “matar de hambre a la fiebre”.
Existía la sensación de que “el ayuno proporciona descanso fisiológico” para el cuerpo (no solo para el tubo digestivo, sino para todo el cuerpo) y le permite concentrarse en la curación. Evidentemente, era “un secreto a voces” que los veterinarios solían hospitalizar a los perros con “diversas dolencias dispépticas y metabólicas” para que recuperaran la salud sometiéndolos al ayuno. Así que, según la teoría, quizá también funcionara con las personas.
Más allá de simplemente liberar todos los recursos que normalmente se utilizarían para la digestión y almacenar nutrientes, existe la idea de que, durante el ayuno, nuestras células cambian a una especie de modo de protección. ¿Por qué el ayuno reduciría los radicales libres “el daño oxidativo y la inflamación, optimizaría el metabolismo energético y reforzaría la protección celular”? Es el concepto de que “lo que no nos mata nos hace más fuertes” conocido como hormesis. Eso es algo así como lo opuesto a la teoría de “dejar que el cuerpo descanse”. Es más bien como “dejar que el cuerpo se estrese”. El estrés del ayuno puede fortalecer el cuerpo frente a otros tipos de estrés. Esto se demostró tal vez de forma más cruda en una serie de experimentos espeluznantes en los que unos ratones recibían bombardeos de radiación gamma a la escala de los de Hiroshima, suficiente para matar al 50 % en dos semanas, pero de los ratones que antes se habían sometido a ayuno intermitente durante seis semanas, ni uno solo murió, como se puede ver a continuación y en el punto temporal 04:33 de mi video.
Son este tipo de datos dramáticos los que han derivado en afirmaciones extraordinarias, como que el ayuno terapéutico podría llevar a la mitad de todos los médicos a la quiebra. No se sabe hasta que se pone a prueba, y lo exploraremos a continuación.
En los últimos años se ha disparado el interés de los investigadores en el ayuno. Échale un vistazo a El mayor estudio sobre el ayuno.
Debido a mi trabajo en Comer para no engordar, he comentado varios estudios en videos sobre el ayuno y la pérdida de peso que ya están disponibles. Échales un vistazo en las publicaciones relacionadas más abajo.