La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria María José.
Rastreo el origen y la legitimidad de un trastorno que se describe como una “obsesión poco saludable con una alimentación saludable”.
La ortorexia nerviosa se describe como “una manía con las virtudes de la comida u obsesión malsana por comer sano”. La ortorexia se ha calificado como un tipo de “alimentación farisaica” o “como ‘alimentación limpia’ por quienes tienen estos comportamientos”. Un momento. Demos un paso atrás. En primer lugar, si bien este fenómeno “se ha descrito en la literatura científica, no se reconoce formalmente como un diagnóstico psiquiátrico oficial”. Además, la ortorexia ni siquiera tiene una definición aceptada, ni criterios diagnósticos validados, y si no se puede diagnosticar de forma válida o ni siquiera definirla, ¿de qué sirve el término? ¿De dónde vino este concepto? Como comento en mi video ¿Es la ortorexia un desorden alimenticio real?, no proviene de una fuente académica, sino de un artículo en la prensa popular titulado “Confessions of a Health Food Junkie” (Confesiones de un adicto a la comida sana) en una revista llamada Yoga Journal.
Vamos a explorar su “legitimidad científica”. Evidentemente, parece que los ortoréxicos están obsesionados con evitar los alimentos procesados, las grasas poco saludables y los alimentos con demasiada sal o demasiado azúcar. Pero, por definición, deberíamos evitar las grasas poco saludables, porque ¡no son saludables! Y cualquier cosa que tenga demasiada sal o azúcar tiene demasiada sal o azúcar. ¿Un no fumador que está “obsesionado” con evitar los cigarrillos es un ortoespirético? ¿Obsesionado con respirar “correctamente”? “En muchos casos, los padres ponen límites estrictos a la ingesta de azúcar de sus hijos o intentan darles solo alimentos orgánicos”. ¡Qué horror! ¡Hay que encerrarlos!
Los ortoréxicos “le dan más importancia al valor nutricional de [una] comida que al placer de comerla”. Si no hicieras eso solo un poco, ¿no comerías dónuts todo el día? Si el placer triunfa sobre la salud, ¿deberíamos empezar todos a inyectarnos heroína? Absurdo.
Uno de los criterios propuestos es una “preocupación inusual sobre la propia salud”. ¿Qué significa eso? ¿Tienes una enfermedad mental si decides no pasarte con el beicon en tu hamburguesa doble con queso? Eso podría considerarse un nivel inusual de preocupación en una dieta estadounidense estándar.
“Las personas con ortorexia prestan una atención excesiva a la calidad de los alimentos consumidos; también prefieren no comer alimentos poco saludables”. ¡Seguro que también se ponen el cinturón de seguridad! Los “expertos” recomiendan que reprogramemos sus malsanos pensamientos saludables con terapia cognitivo-conductual combinada, por supuesto, con fármacos, tal vez inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, los ISRS, como ¡Altisben, Prozac y Alter!
En cuanto a los medicamentos psicotrópicos, los ISRS pueden ayudar, pero es posible que también tenga que probar los antipsicóticos atípicos. A menudo se puede ver una concesión, como: “Por supuesto, desde una perspectiva clínica y de salud pública no sería razonable sugerir que las personas que siguen una dieta sana estricta están poniendo en peligro su salud”. Solo alcanza el “relevancia clínica”… cuando la alimentación orientada a la salud comienza a causar problemas en las relaciones o perjudica la vida social de un individuo. Pero si alguien le pide a su cónyuge que no fume cuando están en pareja o con sus hijos, ese comportamiento “orientado a la salud” podría causar “angustia interpersonal” en la relación. ¿Deberías quedarte callado entonces? ¿O deberías seguir fumando para no crear problemas con tu cónyuge fumador? Y en lo que respecta a la vida social, ¿tienes una enfermedad mental si le dices a tu cita que prefieres no ir al asador o al salón para fumadores?
“El problema… surge cuando el comportamiento comienza a obstaculizar la capacidad de una persona para participar en la sociedad día a día… Podrían empezar a traer su propia comida a… las cenas con amigos”. Es posible que haya ido a demasiadas cenas donde los comensales llevan platos para compartir, pero llevar un plato saludable a una cena con otros no me suena como una ofensa psiquiátrica que necesite medicación.
Luego está Instagram. Piense en “las implicaciones que las redes sociales pueden tener en el bienestar psicológico… [de] cientos de miles de individuos”. ¿Sabías que “las publicaciones sobre comida sana suelen recibir más apoyo de los usuarios que las imágenes menos saludables, lo que indica una actitud positiva hacia los alimentos sanos y la alimentación sana”? Dentro de nada todo el mundo estará haciéndole fotos al brócoli. ¡Rápido, sacad las camisas de fuerza!
En sus décadas de práctica médica, el Dr. Dean Ornish dice que nunca ha visto un caso de “ortorexia”. “La mayoría de la gente”, dice, “tiene el problema opuesto; no se preocupa lo suficiente por lo que come”.