La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Malu Belén.
Los emulsionantes son los aditivos alimentarios más utilizados. ¿Qué le están haciendo a nuestro microbioma intestinal?
Hoy en día, al hacer las compras, a menos que te limites a la sección de frutas y verduras, “es casi imposible evitar los alimentos procesados, en particular en el consumo de una dieta occidental típica”, que se caracteriza por una cantidad insuficiente de alimentos vegetales, demasiada carne, lácteos y huevos, y mucha comida chatarra procesada, “junto con una mayor exposición a los aditivos debido a su uso en alimentos procesados”.
El edulcorante artificial sucralosa, por ejemplo, que se vende como Splenda en algunos países, “indudablemente altera el microbioma intestinal en dosis relevantes para el uso humano” e “induce la intolerancia a la glucosa”. En otras palabras, puede empeorar el nivel de azúcar en sangre en lugar de mejorarlo. No es tan difícil evitar los edulcorantes artificiales, pero “puede ser mucho más difícil evitar la ingesta de emulsionantes… porque se añaden comúnmente a una amplia variedad de alimentos dentro de la dieta occidental moderna”. De hecho, “los [e]mulsionantes son los aditivos alimentarios más usados”, y “la [m]ayoría de los alimentos procesados contienen uno o más emulsionantes que permiten que dichos alimentos mantengan las texturas deseadas y evitan la separación en partes distintas (por ejemplo, capas de aceite y agua)”.
En la actualidad, cada año consumimos millones de toneladas de emulsionantes, gracias a una industria multimillonaria, como puedes ver a continuación y en el minuto 1:03 de mi video ¿Son seguros los emulsionantes como la carboximetilcelulosa o el polisorbato 80?.
Por lo general, los emulsionantes se encuentran en aderezos grasos, panes y otros productos horneados, mayonesa y otros untables con alto contenido de grasas, algunos dulces y algunas bebidas. “Como todos los aditivos alimentarios autorizados, los emulsionantes fueron evaluados por asesores de riesgos, quienes los consideran seguros. Sin embargo, existe una creciente preocupación entre los científicos relacionada con los posibles efectos nocivos sobre [nuestras] barreras intestinales y la microbiota”, en cuanto a que puedan causar el síndrome del intestino permeable. Además, podrían “aumentar la absorción de varias toxinas ambientales, incluidos disruptores endocrinos y cancerígenos” presentes en los alimentos.
Sabemos que el consumo de alimentos ultraprocesados puede contribuir al aumento de peso. Las poblaciones más sanas y longevas no solo tienen un consumo bajo de carne y un consumo alto de alimentos de origen vegetal, sino que también comen alimentos muy poco procesados y “tienen muchas menos enfermedades crónicas y tasas más bajas de obesidad, y viven más tiempo sin enfermedades”. Según una serie de estudios preclínicos, es posible que los emulsionantes presentes en los alimentos procesados desempeñen un papel, pero ¿a quién le preocupa si los “[e]mulsionantes hacen que las ratas aumenten de peso”? Cuando leemos que “los emulsionantes pueden causar cambios sorprendentes en la microbiota”, en esos estudios no se está hablando de la microbiota de los seres humanos.
A menudo, se usan ratones para estudiar el impacto de la dieta en el microbioma, pero “los ratones y los humanos solo comparten un pequeño porcentaje de los genes bacterianos”. Incluso la flora intestinal de distintas cepas en ratones puede ser considerablemente diferente entre sí. De modo que, si ni siquiera podemos extrapolar de un tipo de ratón a otro, ¿cómo se supone que vamos a traducir los resultados de los ratones a los humanos? “Es curioso que se hayan realizado pocos estudios sobre los posibles efectos nocivos de los emulsionantes ingeridos por seres humanos”.
Tomemos como ejemplo la lecitina, que es “quizás mejor conocida como un componente clave de la yema de huevo”. Se descubrió que era peor que el polisorbato 80 en cuanto a permitir que las bacterias se filtren a través de la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo. No obstante, aún falta determinar si el consumo de lecitina en humanos causa el mismo problema. “Hay una escasez de datos de ensayos en humanos sobre los efectos de los emulsionantes en alimentos procesados”, pero al menos tenemos datos sobre el tejido, las células y la flora intestinal humanas.
Hay un estudio llamado “Los emulsionantes en la dieta alteran directamente la composición de la microbiota humana y la expresión génica ex vivo, y potencian la inflamación intestinal” (título original “Dietary emulsifiers directly alter the human microbiota composition and gene expression ex vivo potentiating intestinal inflammation”). Ex vivo significa fuera del cuerpo. Los investigadores inocularon heces humanas frescas en un intestino artificial hasta que se logró un cultivo estable; luego agregaron carboximetilcelulosa (CMC) o polisorbato 80 (P80). Esto produjo aumentos en el potencial proinflamatorio a partir de un día con la carboximetilcelulosa y dentro de la primera semana con el polisorbato 80, como puedes ver a continuación y en el minuto 3:39 de mi video.
“En este enfoque se puso de manifiesto que tanto el P80 como la CMC actúa directamente en la microbiota humana para aumentar su potencial proinflamatorio…”. Cuando los investigadores, utilizando placas de Petri, probaron el efecto de estos emulsionantes sobre la capa mucosa protectora en cultivos de células del revestimiento intestinal humano, descubrieron que pueden alterar parcialmente la capa protectora. Como puedes ver a continuación y en el minuto 4:00 de mi video, la mancha verde es la mucosa. Ambos emulsionantes reducen los niveles.
No obstante, tanto en este estudio como en el anterior se utilizaron concentraciones de emulsionantes muy superiores a las que la gente suele consumir a diario.
El estudio “Translocación de Escherichia coli causante de la enfermedad de Crohn a través de células M: efectos contrastantes de las fibras vegetales solubles y los emulsionantes” (título en inglés: “Translocation of Crohn’s disease Escherichia coli across M-cells: contrasting effects of soluble plant fibres and emulsifiers”) probablemente sea el que generó la mayor preocupación potencial. Los investigadores obtuvieron quirúrgicamente células y tejido real de la pared intestinal, y descubrieron que el polisorbato 80 podía duplicar la invasión de E. coli a través del tejido del revestimiento intestinal, como se muestra aquí y en el minuto 4:27 de mi video.
Por el contrario, agregar fibra (en este caso, fibra de plátanos macho) podía duplicar el sellado del tejido de la pared intestinal, como se ve a continuación y en el minuto 4:33.