Una “agresión atroz”: exámenes pélvicos a manos de estudiantes de medicina en mujeres anestesiadas

La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria María José.

Aviso: Esta publicación contiene descripciones de agresiones sexuales.

De Heart Failure, un libro que escribí sobre mi etapa en la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts: “Llevo puestos los guantes y soy el quinto en la fila. En Tufts, los estudiantes de medicina, especialmente los varones, practican exámenes pélvicos en mujeres anestesiadas sin su consentimiento y sin su conocimiento. Las mujeres acuden para someterse a una cirugía y, una vez que están dormidas, todos nos reunimos a su alrededor; se forma una cola a la izquierda… Aprendemos más que técnicas de exploración. Aprovechando la vulnerabilidad de la mujer, mientras está desnuda sobre una mesa, inconsciente, aprendemos que los pacientes son herramientas para explotar para nuestra educación”.

Usar a pacientes femeninas para enseñar cómo hacer exámenes pélvicos sin su consentimiento o conocimiento sigue siendo “el pequeño secreto vergonzoso de las facultades de medicina”. Es una práctica “ancestral” que continúa en la actualidad en las escuelas de medicina de todo el mundo. Se ha denominado “el modelo de ‘máquina expendedora’ de exámenes pélvicos, en el que los estudiantes de medicina hacen cola para turnarse…”. “Solo que no es una máquina expendedora; es la vagina de una mujer”.

Se ha calificado de agresión atroz a la dignidad y la autonomía de la paciente… Esta práctica muestra una falta de respeto hacia estas pacientes como personas, que revela una insensibilidad moral y un abuso de poder”. De hecho, “esto es un ejemplo más de la forma en que los médicos abusan de su poder y se han mostrado reacios a vigilarse a sí mismos en cuestiones de ética, especialmente con respecto a las pacientes que son mujeres”. Una directora del programa de residencia de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins afirmó: “No creo que ninguno de nosotros piense en ello, siquiera. Es algo muy habitual en la formación de los estudiantes de medicina”.

¿Qué sucedió cuando esta práctica salió a la luz en Nueva Zelanda? El presidente de la Medical Association de Nueva Zelanda salió en televisión y “dijo ‘hasta hace poco no era un problema… Lamento mucho que las mujeres se sientan agredidas y violadas de esta manera. Esa nunca fue nuestra intención’. El presentador [de televisión] le preguntó entonces si no tenía ni idea de que las mujeres podrían oponerse. ‘Todo lo que puedo decir es que no ha habido objeciones…’. ‘¿Podría ser —preguntó el entrevistador con lógica–, porque para una mujer anestesiada es muy difícil saber lo que está pasando?’”.

Muchas facultades de medicina y hospitales han defendido públicamente esta práctica, alegando que “este contacto es totalmente apropiado y entra claramente dentro del ‘consentimiento implícito’ del paciente para llevar a cabo la operación”. Después de todo, “los pacientes son conscientes de que están ingresando en un hospital universitario y, por lo tanto, saben que los estudiantes en formación participarán activamente en su atención”. Sin embargo, “[l]os investigadores han descubierto que muchos pacientes no saben cuándo han interactuado con estudiantes de medicina, o incluso si están en un hospital universitario”. ¿Cómo es posible? “[M]entiras deliberadas y engaños”.

“Una encuesta realizada a estudiantes de medicina reveló que al 100 % de los encuestados los habían presentado a los pacientes como ‘médico’ por miembros del equipo clínico”, y, a medida que avanzan en su formación, se produce, como indica literalmente el título del artículo “Erosion in Medical Students’ Attitudes About Telling Patients They Are Students”, una erosión en la actitud de los estudiantes de medicina a la hora de decirles a los pacientes que son estudiantes. “Además, a medida que los estudiantes de medicina completan sus años de formación clínica, se observa que su sentido de la responsabilidad para informar a los pacientes de que son estudiantes disminuye”, especialmente si existe la oportunidad de realizar un procedimiento invasivo. Esa puede ser la razón por la que los estudiantes de medicina parecen desarrollar una política de “no preguntes nada, no digas nada” cuando se trata de solicitar el consentimiento para realizar exámenes pélvicos a pacientes anestesiados. Más de un tercio de los 1600 estudiantes de medicina encuestados en todo el país se mostraron en total desacuerdo con la afirmación: “Los hospitales deben obtener permiso explícito para que los estudiantes participen en exámenes pélvicos”, como se ve a continuación y en el punto temporal 04:03 de mi video Los estudiantes de medicina les hacen exploraciones ginecológicas a mujeres anestesiadas sin su consentimiento.

Después de todo, los médicos “argumentan que realizar un examen pélvico no es más íntimo que introducir las manos dentro de un abdomen durante una cirugía general o intentar intubar a un paciente” y afirman que meter los dedos en la vagina de una mujer es “tan íntimo” como que un oftalmólogo mire la parte posterior del ojo; cualquier afirmación en contrario no es más que “otro intento de justificar la obsesión por lo políticamente correcto”. Según un profesor de medicina, “Personalmente, preferiría ver una nueva generación de médicos bien capacitados… antes que una nación de mujeres cuyas vaginas están protegidas de agresión por parte de estudiantes de medicina”.

La encuesta nacional concluyó: “Sin embargo, los pacientes ingresados en hospitales universitarios no renuncian, por el mero hecho de ingresar, a sus derechos como seres humanos, a tener el control último sobre su propio cuerpo y a participar en las decisiones relativas a su atención médica”.

¿Es posible que a las mujeres simplemente no les importe? Los estudios muestran que hasta el 100 % de las mujeres consultadas dijeron que les gustaría saber que los exámenes vaginales los realizan estudiantes de medicina. Dado que a las pacientes les importa mucho que se les pregunte, ¿por qué no podemos al menos pedirles permiso? “No podemos preguntarles a las mujeres”, respondió el profesorado de la Facultad de Medicina. “Si lo hacemos, podrían decir que no”.

Me deja sin palabras que tenga que seguir intentando denunciar esta práctica más de 20 años después de haber escrito sobre ella por primera vez. ¿Qué se puede hacer? Acabemos con esa práctica escondida de hacerles exploraciones ginecológicas a mujeres inconscientes sin su consentimiento.

Key Takeaways

    • Los estudiantes de medicina de algunos hospitales universitarios realizan exámenes pélvicos a mujeres que están bajo anestesia sin su consentimiento ni conocimiento, una práctica muy extendida y normalizada que plantea serios problemas éticos sobre la autonomía y la dignidad del paciente.
    • Esta práctica persiste en parte debido al engaño institucional, una cultura del consentimiento implícito y la erosión de los estándares éticos de los estudiantes, especialmente en lo que respecta a la transparencia y la participación informada del paciente.
    • A pesar de las sólidas pruebas de que casi todas las mujeres querrían que se les pidiera permiso, muchos profesores justifican no hacerlo alegando que las pacientes podrían negarse, lo que revela una priorización sistémica de la formación médica sobre los derechos de los pacientes.

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