La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Tamara Amor.
Aguacates, vegetales verdes y suplementos de luteína y zeaxantina se ponen a prueba para mejorar la función cognitiva.
Las verduras de hoja verde oscuro están repletas de un antioxidante cerebral llamado luteína, por lo que aumentar nuestra ingesta de verdes “podría ser una importante estrategia de salud pública para reducir el riesgo de deterioro visual o cognitivo”. La luteína es el pigmento dietético dominante en la retina del ojo, así como en el cerebro. Por eso, “no sorprende que la densidad del pigmento macular (la concentración de luteína en el centro del ojo, llamado mácula) estuviera correlacionada con sus niveles en el tejido cerebral emparejado”. Esto podría explicar el vínculo entre la función cognitiva y la cantidad de estos nutrientes procedentes de los vegetales que se puede ver en el fondo del ojo. Se supone que la neuroprotección se debe a que la luteína es un antioxidante muy potente, pero que además tiene propiedades antiinflamatorias.
“Esta relación entre la luteína, la zeaxantina [otro nutriente de los vegetales verdes] y la salud visual y cognitiva a lo largo de la vida es convincente”. Esa afirmación, sin embargo, se basaba en estudios observacionales, en los que los niveles más altos de luteína y la función cerebral parecen ir de la mano.
Pero, no se sabe si es causa y efecto hasta que se lo pone a prueba. Como comento en mi vídeo “Friday Favorites: ¿Ayudan los suplementos con luteína a la función cerebral?”, “¿Podrían suplementarse la L [luteína] y la Z [zeaxantina] como parte de una intervención en el estilo de vida tanto para mejorar la función neural [cerebral] central como para reducir la probabilidad de progresión a través de las diversas etapas de la demencia?” Hay una razón por la que todo el mundo está tan entusiasmado con esta posibilidad. Los datos esperanzadores de los estudios sobre la salud ocular han convencido a muchos oftalmólogos para empezar a recomendar a la gente que aumente su ingesta de luteína y zeaxantina para prevenir y tratar la degeneración macular, una de las principales causas de pérdida de visión relacionada con la edad. Pero no hace falta tomar pastillas, con añadir tan sólo 60 gramos de espinacas al día durante 1 mes podría aumentar el pigmento macular de forma significativa en la mayoría de las personas. Eso es sólo una quinta parte de un paquete de 10 onzas de espinacas congeladas.
Las verduras de hoja verde no sólo sirven para tratar enfermedades oculares. Un estudio aleatorizado y controlado con placebo descubrió que las sustancias beneficiosas de las verduras podrían mejorar la velocidad de procesamiento visual en personas jóvenes y sanas, como cuando intentas golpear una bola rápida y tu cuerpo tiene que empezar a reaccionar incluso antes de que seas consciente de que la pelota viene hacia ti. Sin embargo, también hay beneficios en el mundo real fuera de las Grandes Ligas, como la mejora del rendimiento visual durante la conducción.
¿Qué hay de la cognición? Un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo administró a adultos con una edad media de 73 años el equivalente a media taza diaria de col rizada cocida o una taza entera de espinacas cocidas, y descubrió mejoras significativas en la función cognitiva en comparación con los que recibieron placebo.
Incluso podría funcionar en adultos jóvenes de unos 21 años. En un estudio, la suplementación diaria con esa misma cantidad de luteína y zeaxantina no sólo aumentó su pigmento macular, sino que produjo mejoras significativas en la función cerebral, incluida la memoria espacial, la capacidad de razonamiento y la atención compleja.
¿Han intentado los investigadores poner a prueba los alimentos integrales alguna vez? Es difícil conseguir que los estadounidenses coman verduras todos los días, pero no tanto que coman guacamole. Un ensayo aleatorizado y controlado de 6 meses de duración probó los efectos de la ingesta de aguacate en la cognición. ¿Cuál fue el control? Los participantes en el estudio comían un aguacate al día, una patata o una taza de garbanzos, y los del grupo del aguacate tuvieron una mejora significativa de la función cognitiva. Pero, para disgusto de la Junta del Aguacate Hass, lo mismo ocurrió con los participantes de los grupos de patatas y garbanzos. Ése es el problema de tener placebos saludables. Quizás deberían haber utilizado lechuga iceberg como control.
¿Y qué hay del impacto en la cognición de quienes lo necesitan, como los enfermos de alzhéimer? Los investigadores descubrieron que su visión mejoró, lo cual es bueno, pero su función cognitiva no cambió de forma significativa. Ahora bien, es posible que el consumo de alimentos integrales, como las hojas de color verde oscuro, haya funcionado mejor que los pigmentos en forma de píldora.
Sí, “la oxidación y la inflamación parecen ser claves en ambas enfermedades [alzhéimer y degeneración macular], y ninguna parece susceptible de tratamientos tardíos”. Por eso es fundamental la prevención. Reducir la oxidación y la inflamación en las fases más tempranas podría ser el enfoque más prometedor.
