Resistencia a los antibióticos, carne de cultivo y salud humana

La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Malu Belén.

La ganadería está desperdiciando antibióticos de importancia médica para compensar los daños de las prácticas típicas de la cría industrial del ganado.

El cultivo de tejido muscular a partir de células madre animales, en lugar de criar y sacrificar animales, disminuiría el riesgo que representan las enfermedades transmitidas por los alimentos “debido a la contaminación fecal durante el sacrificio y la evisceración de los cadáveres” porque no habría heces, no habría sacrificio y no habría cadáveres que eviscerar. Además, el cultivo de carne también reduciría “la amenaza de la resistencia a los antibióticos”.

Para compensar las condiciones de hacinamiento, estrés y falta de higiene en los establecimientos dedicados a la ganadería industrial, los animales suelen recibir dosis masivas de antibióticos. Muchos antibióticos. Aproximadamente 20 millones de libras de antibióticos de importancia médica al año, como puedes ver aquí y en el minuto 0:57 de mi video La resistencia a los antibióticos y la carne cultivada. En Estados Unidos, por ejemplo, a los animales de granja se les suministran anualmente alrededor de 2 millones de libras de penicilina y 15 millones de libras de tetraciclinas. Esto es una locura.

Hay antibióticos importantes para la medicina humana que llegan directamente al alimento y al agua de animales como vacas, cerdos y pollos, por toneladas y por miles de toneladas, como se muestra a continuación y en el minuto 1:02 de mi video. Y todo esto es sin una receta.

El 97 % de las decenas de millones de libras de antibióticos que se administran a los animales de granja en los Estados Unidos se compran sin receta médica ni orden de un veterinario, como se ve aquí y en el minuto 1:24. Para obtener incluso unos pocos miligramos de penicilina, necesitamos una receta médica, porque son medicamentos milagrosos que no se pueden desperdiciar. Mientras tanto, los ganaderos pueden cargar sus camionetas en los almacenes de alimentos para animales.

Y en la actualidad, la mitad de la salmonela presente en la carne de venta minorista (pollo, pavo, res y cerdo) es resistente a la tetraciclina, como se muestra a continuación y en el minuto 1:50 de mi video. En este momento, aproximadamente una cuarta parte de las bacterias son resistentes a tres o más clases completas de antibióticos, incluidas algunas resistentes a las “cefalosporinas, como la ceftriaxona, [que] son medicamentos de vital importancia utilizados para tratar infecciones graves por salmonela, especialmente en niños”.

Hoy en día, el uso de los agentes antimicrobianos en estas aplicaciones agrícolas se considera una “amenaza urgente para la salud humana”. “El vínculo entre el uso de antibióticos en animales y la resistencia a los antibióticos en humanos es inequívoco”.

Como se muestra aquí y en el minuto 2:20 de mi video, todo comienza comienza con los excrementos. Los microbios resistentes a los antibióticos se seleccionan, y luego pueden propagarse a través de la carne o productos contaminados por excrementos, o a través del viento, el aire o el agua; o pueden llevarlos los insectos. Existen muchas vías por las que las resistentes superbacterias pueden escapar. Entonces, incluso si no comes carne, puedes estar “en riesgo por los patógenos liberados por el ganado estresado, inmunodeprimido y lleno de contaminantes” que recibe dosis de antibióticos. Esa es una de las razones por las que la Asociación Estadounidense de Salud Pública solicitó una suspensión de los establecimientos dedicados a la ganadería industrial. Esto se debió, en parte, a la contaminación que generan las operaciones concentradas de alimentación animal (CAFO) en las comunidades circundantes.

Cada año, se producen más de cinco toneladas de estiércol animal por cada hombre, mujer y niño en los Estados Unidos. Todo comienza con los excrementos. Pero la carne cultivada significa que no hay vísceras, ni heces, ni infecciones fecales, ni se necesitan antibióticos. También significa que no hay residuos fecales ni de antibióticos en “alimentos como la leche, los huevos y la carne” que podrían causar diversos efectos secundarios, más allá de la simple transmisión a los humanos de bacterias resistentes a los antibióticos.

Y, como puedes ver aquí y en el minuto 3:30 de mi video, las cosas están empeorando, en lugar de mejorar. En este momento, en la ganadería de EE. UU. se están utilizando más antibióticos que nunca.

Esto no se debe únicamente a que se crían más animales para la alimentación. Las ventas de antibióticos en los Estados Unidos sobrepasan la producción de carne. Sí, la producción de carne está aumentando, pero hay un gran incremento de las ventas de antibióticos para producirla, como se muestra a continuación y en el minuto 3:46.

Con el poder combinado de las grandes empresas ganaderas y farmacéuticas (que se benefician de la venta de medicamentos), es difícil imaginar que algo vaya a cambiar a nivel político. La única esperanza puede ser que algo cambie en la producción.

“El aumento imparable de cepas de bacterias superresistentes es un grave problema mundial, que provoca 700 000 muertes cada año”, y las proyecciones sobre el uso global de antibióticos en la producción de animales de granja son “siniestras”. Se estima que, para el año 2030, se superarán las 100 000 toneladas de antibióticos inyectados en animales que se crían para consumo humano. En pocas palabras, podríamos estar “yendo hacia infecciones intratables” al usar incluso algunos de nuestros “antibióticos que se utilizan como último recurso”, por ejemplo, los carbapenémicos, solo para ahorrar unos pocos centavos en una libra de carne.

Y no se trata solamente de las bacterias transmitidas por los alimentos. La enfermedad de las vacas locas, la gripe porcina y la gripe aviar tienen el potencial para matar a millones de personas. ¿Tienes dudas? Tengo un libro para que leas; el autor tiene una “magnífica capacidad narrativa que hace que cada página del libro sea fascinante y de gran interés, tanto para el especialista como para el profano en la materia”. (Gracias, Virology Journal, por la maravillosa reseña del libro y por calificarlo de “lectura obligada”.)

Dadas las consecuencias del consumo de carne animal, un editorial del American Journal of Public Health consideró que “es curioso, por lo tanto, que cambiar la forma en que los humanos tratan a los animales (básicamente, dejar de comerlos o, como mínimo, limitar radicalmente la cantidad que se come) esté en gran parte fuera del radar como medida preventiva de importancia. Un cambio de este tipo, si se adopta o se impone de manera suficiente, aún podría reducir las posibilidades de la tan temida epidemia de gripe… Sin embargo, la humanidad no considera esta opción”.

No obstante, puede que esto sea discutible, ya que sería posible criar todos los pollos que quisiéramos, sin entrañas ni pulmones.

Es difícil enfatizar la importancia de ese editorial del American Journal of Public Health. Por más devastadora que haya sido la COVID-19, puede ser solo un ensayo general de una amenaza aún mayor que está al acecho, oculta en las alas de los pollos.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el principal candidato para la próxima pandemia es un virus de gripe aviar conocido como H7N9, que es cien veces más mortal que el virus COVID-19. En lugar de que muera 1 de cada 250 pacientes, el H7N9 ha matado al 40 por ciento de las personas que infecta.

La última vez que un virus de gripe aviar pasó directamente a los humanos y causó una pandemia, desencadenó la plaga más mortal de la historia de la humanidad: la pandemia de 1918 que mató a 50 millones de personas. Esto equivalió a una tasa de mortalidad del 2 por ciento. ¿Qué pasaría si tuviéramos una pandemia que infectara a miles de millones de personas y la muerte se jugara a cara o cruz?

La buena noticia es que hay algo que podemos hacer al respecto. Así como la eliminación del comercio de animales exóticos y los mercados de animales vivos puede contribuir en gran medida a prevenir la próxima pandemia de coronavirus, cambiar la forma en que criamos animales domésticos para la alimentación puede ayudar a prevenir la próxima gripe mortal. La conclusión es que no vale la pena arriesgar la vida de millones de personas por conseguir pollo más barato.

Si te perdiste el video anterior, no te pierdas La salubridad de la carne cultivada para la salud humana. A continuación, se presenta La inocuidad química de la carne cultivada.

Key Takeaways

    • El cultivo de tejido muscular a partir de células madre animales, en lugar de criar y sacrificar animales, elimina los riesgos de enfermedades transmitidas por los alimentos y la resistencia a los antibióticos asociados con la producción animal tradicional.
    • Los animales de granja en los Estados Unidos reciben dosis masivas de antibióticos, aproximadamente 20 millones de libras. Esta práctica contribuye significativamente al aumento de bacterias resistentes a los antibióticos.
    • En la actualidad, las bacterias resistentes, como la salmonela, están presentes en la carne de venta minorista, y muchas cepas son resistentes a varias clases de antibióticos, incluidos medicamentos de gran importancia, como la ceftriaxona, que es esencial para tratar infecciones graves en niños.
    • El uso de antibióticos en la ganadería crea un ciclo de contaminación, y propaga superbacterias resistentes a través de las heces, el agua, el aire y hasta los insectos, lo que supone riesgos para la salud humana, incluso para aquellos que no consumen carne.
    • La utilización de antibióticos continúa aumentando y se proyecta que para 2030 se emplearán más de 100 000 toneladas de antibióticos en la producción animal de granja. Esto contribuye a la aparición de infecciones intratables, y convierte a la situación en una grave amenaza para la salud pública mundial.

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