La carambola o fruta de estrella contiene una neurotoxina conocida como caramboxina que puede causar daño cerebral irreversible en dosis suficientemente altas.
Si alguien entra a la sala de emergencias con hipo intratable, una de las preguntas que el médico de urgencias debe hacer es: “¿Has comido carambola?”.
En mi video en el que advierto sobre los alimentos ricos en oxalato, Cálculos renales y espinacas, acelgas y hojas de remolacha: no comas demasiado, hablé sobre la nefrotoxicidad de la carambola, es decir, su toxicidad renal. “El consumo excesivo de carambola se ha asociado con el desarrollo de nefropatía por oxalato”, daño renal. Las carambolas no son tan grandes. Menos de una taza de jugo de carambola o “3 piezas de carambola” ya puede provocar nefrotoxicidad aguda. De hecho, “la ingestión de cantidades incluso moderadas puede producir nefropatía por oxalato” (problemas renales). “Es fundamental prevenir la nefrotoxicidad de la carambola concienciando al público, especialmente a los diabéticos, para que eviten consumirla y menos aún con el estómago vacío o en estado de deshidratación”.
Hablemos de la neurotoxicidad. Como explico en mi video Los efectos neurotóxicos de la carambola, hace más de un cuarto de siglo que sabemos de sus efectos neurotóxicos, pero poca gente parece estar familiarizada con el síndrome. Como puedes ver en el minuto 1:17 de mi video, lo más común es que comience con hipo y luego empeore rápidamente, especialmente en aquellos que ya tienen problemas de función renal. ¿Por qué? Porque “esta fruta contiene una poderosa neurotoxina que puede acumularse en la sangre, cruzar la barrera hematoencefálica… y acabar causando daños irreversibles” en el cerebro. La toxina en sí, llamada caramboxina, normalmente se excreta por los riñones, por lo que es especialmente tóxica para quienes padecen insuficiencia renal, hasta el punto de que, para quienes padecen una enfermedad renal crónica grave, una sola carambola puede provocar convulsiones durante 3 horas, un coma y luego la muerte en 3 días.
En una serie de alrededor de 100 casos de toxicidad, el consumo oscilaba entre media pieza de fruta y 50 frutas, con un promedio de aproximadamente 4, pero la mayoría de dichos participantes tenían algún tipo de enfermedad renal preexistente. El número promedio de carambolas consumidas por aquellos en el grupo con función renal normal antes de su dosis tóxica era de 15. Por lo tanto, las personas con función renal normal pueden tener más probabilidades de sufrir daño renal que daño cerebral, que empieza con el consumo de unas 4 piezas de fruta.
La conclusión es que las personas con enfermedad renal crónica deben evitar la carambola para evitar una intoxicación grave. En Brasil, donde es más popular esta fruta, existen leyes para alertar a la gente sobre los riesgos. Debido a sus neurotoxinas, la carambola debería estar prohibida para los pacientes con enfermedad renal crónica, pero incluso aquellos con función renal normal deberían evitar esta fruta.
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