La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria María José.
Trata la causa subyacente de las enfermedades crónicas por el estilo de vida.
Se dice que hace más de 2000 años, Hipócrates declaró, “Que la comida sea tu medicina y la medicina tu alimento”. Los cierto es que parece que en realidad nunca pronunció esas palabras, pero “no hay ninguna duda sobre la relevancia de la comida… y su papel en los estados de salud y enfermedad” en sus escritos. Sin embargo, hace 2000 años, se pensaba que la enfermedad surgía de un mal estado de los “humores”, como se puede ver aquí y en el punto temporal 0:32 de mi video Tu ADN no es una sentencia seguraporque el estilo de vida puede prevenir enfermedades.

Ahora, disponemos de la ciencia, y hay “un abrumador cuerpo de evidencia clínica y epidemiológica que ilustra el dramático impacto que tiene un estilo de vida saludable en la reducción de la mortalidad por todas las causas”, es decir, la muerte por todas las causas juntas, “y la prevención de enfermedades crónicas como las enfermedades coronarias, ictus, diabetes y cáncer”. ¿Pero esas enfermedades no las heredamos de nuestra familia? ¿Qué pasa si simplemente tenemos genes malos?
Según el estimado excatedrático de nutrición de Harvard, para la mayoría de las enfermedades que han contribuido “de manera importante” a la mortalidad en las civilizaciones occidentales, sabemos desde hace mucho que los factores no genéticos a menudo representan al menos un 80 % o 90 % del riesgo. Sabemos esto porque los índices de las principales causas de muerte, como los principales cánceres y enfermedades cardiovasculares, varían hasta 100 veces en todo el mundo, y “cuando se observan migraciones de grupos de países de riesgo bajo a riesgo elevado, sus índices de enfermedades casi siempre cambian a los del nuevo entorno”. Se han identificado factores de comportamiento modificables, “incluyendo aspectos específicos de la dieta, el sobrepeso, la inactividad y el tabaquismo, que están implicados en más del 70 % de los casos de ictus y cáncer de colon, más del 80 % de los casos de enfermedades coronarias y más del 90 % de los de diabetes [tipo 2] de inicio en adultos”. Enfermedades que pueden prevenirse en gran medida con nuestras propias acciones.
Si tenemos la mayor parte del poder en nuestras propias manos, ¿por qué asignamos significativamente más recursos al tratamiento que a la prevención? Y, hablando de prevención, “incluso las estrategias preventivas están muy sesgadas hacia lafarmacología , en lugar de apoyar mejoras en la dieta y el estilo de vida que podrían ser más rentables. Por ejemplo, el tratamiento del colesterol sérico [alto] con estatinas solo podría costar aproximadamente 30 000 millones de dólares al año en los Estados Unidos y tendrá solo un impacto modesto en la incidencia de la enfermedad coronaria. El problema inherente es que la mayoría de las estrategias farmacológicas no abordan las causas subyacentes de la mala salud en los países occidentales, que no son deficiencias de medicamentos”.
Irónicamente, las enfermedades crónicas que más probabilidades de tratamiento tienen por el estilo de vida son las mismas que son más rentables de tratar con medicamentos. ¿Por qué? Si no cambias tu dieta, tienes que tomar píldoras todos los días por el resto de su vida. Así que la gallina de los medicamentos de oro es justo la que menos necesitamos. “Aunque las pautas de práctica de tratamiento de enfermedades crónicas más ampliamente aceptadas y bien establecidas piden siempre un cambio de estilo de vida como primera línea de terapia, los médicos a menudo no siguen estas recomendaciones”. “Al ignorar la raíz de la enfermedad y no priorizar las medidas de estilo de vida para la prevención, la comunidad médica está poniendo a las personas en peligro”.
“La atención médica tradicional se basa principalmente en la aplicación de intervenciones farmacológicas y quirúrgicas después de que la enfermedad se haya desarrollado”, mientras que la medicina del estilo de vida se basa principalmente en “una nutrición óptima (alimentos integrales y alimentación basada en vegetales) y ejercicio en la prevención, detención y reversión de las condiciones crónicas que conducen a la discapacidad prematura y la muerte. Observa de una manera holística las causas subyacentes de la enfermedad”.
La Dra. Adriane Fugh-Berman, directora de PharmedOut, una organización maravillosa que me enorgullece apoyar, escribió un gran editorial titulado “Doctors Must Not Be Lapdogs to Drug Firms”(“Los médicos no deben ser perritos falderos para las empresas farmacéuticas”). “La industria farmacéutica mantiene cuidadosamente la ilusión de que la relación entre la medicina y la industria farmacéutica es amistosa, profesional y personal, aunque en realidad ve todas las transacciones con los médicos en términos financieros finamente calculados… La industria farmacéutica interpreta felizmente el tío generoso y estupendo hasta que los médicos quieran discutir temas que están fuera de los límites, como los beneficios de la dieta o el ejercicio, o la relación entre la medicina y las compañías farmacéuticas… No seamos un perrito faldero de las grandes farmacéuticas. En lugar de sentarnos contentos en el regazo de nuestro amo, démonos la vuelta y mordamos algo tierno”.
Nota del médico:
La organización que mencioné, PharmedOut, es un proyecto del Georgetown University Medical Center, el centro médico de la Universidad de Georgetown.