¿Dice realmente la ciencia que la mantequilla ha vuelto?

La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria María Clara Bori.

¿Son la mantequilla y otras grasas saturadas malas para la salud o no?

Mi video Friday Favorites: ¿Ha vuelto la mantequilla? Lo que dice la ciencia explora los usos y los abusos de las investigaciones sobre el consumo de mantequilla y la salud. En una famosa publicación, la revista Time exhortó a las personas a “consumir mantequilla” y, sin dudas, logró vender muchísimas revistas; quizás, sin embargo, a expensas de venderle al descubierto al público. A esta publicación le siguió otro artículo que redobló la apuesta, en el que se decía que “los argumentos a favor del consumo de mantequilla son cada vez más sólidos”. Este artículo estaba basado en el estudio “Is Butter Back? A Systematic Review and Meta-Analysis of Butter Consumption and Risk of Cardiovascular Disease, Diabetes, and Total Mortality” (“¿El regreso de la mantequilla? Una revisión sistemática y un metanálisis sobre el consumo de mantequilla y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes y mortalidad total”). Dicho estudio aseguraba que “tras analizar estos estudios en conjunto, llegamos a la conclusión de que cada porción diaria de mantequilla (14 g/d) estaba asociada a un riesgo de muerte un 1 % mayor”. Esperen. ¿Uno por ciento? ¿Ese es el estudio que supuestamente presenta argumentos a favor del consumo de mantequilla? Además, el estudio sugiere que reemplazar tan solo una cucharada de mantequilla por aceite cada día podría reducir el riesgo de diabetes en un 8 %. “Entonces, aunque de la presente investigación no surjan grandes asociaciones a la salud, hay opciones más (y menos) saludables disponibles”. Un aumento del 1 % en el riesgo de mortalidad es bastante poco. ¿Por qué no encontraron los investigadores un efecto más significativo? Bueno, es porque la mantequilla es una fracción mínima de la dieta de las personas. Encontramos un ejemplo ilustrativo de una situación similar al consultar la literatura sobre los dulces.

A la National Confectioner’s Association (Asociación de Pasteleros de Estados Unidos) le encanta contratar científicos independientes como los de Exponent Inc., una empresa infame por ser cómplice de las grandes tabacaleras y las empresas químicas. Como puedes ver debajo y en el minuto 1:22 de mi video, fomenta el consumo diario de dulces, pero “en moderación”; como por ejemplo 15 a 25 gomitas por día. Los padres que limitan ciertos alimentos “en un intento de moderar las calorías que consumen sus hijos” simplemente van a hacer que sus hijos engorden, plantean estos científicos de alquiler.

Los padres usan “prácticas coercitivas… para limitar el acceso de sus hijos a alimentos sabrosos, densos en energía o pobres en nutrientes. Estas prácticas pueden incluir poner un límite a cuándo, con qué frecuencia o cuánta cantidad de dulces tienen permitido consumir”. ¿No es escandaloso que los padres tengan el tupé de decirles a sus hijos cuándo, con qué frecuencia o cuántos dulces pueden comer? ¿Acaso no saben que los caramelos duros han regresado? “La evidencia sugiere que el consumo de [dulces] no está asociado a efectos adversos en la salud”. ¿No me crees? Un estudio encuestó a diez mil niños, y se les preguntó si habían comido dulces en las últimas 24 horas. Luego de comparar los resultados de aquellos que habían respondido que sí con aquellos que habían respondido que no, los investigadores concluyeron: “Los niveles actuales de consumo de dulces no están asociados a parámetros de salud adversos en niños o adolescentes”. Y este fue un estudio en el que los autores manifestaron no tener conflictos de interés; a pesar de que era un estudio sobre dulces financiado por la industria de dulces. Parece que los intereses estaban un pelín en conflicto.

¿Te das cuenta de lo difícil que sería identificar los efectos específicos de los dulces en la salud con un instrumento tan rudimentario? La realidad es que no necesitamos ningún estudio, porque ya sabemos lo que son los dulces: dulces. Es principalmente azúcar pura. Ya consumimos demasiada azúcar y, ciertamente, no necesitamos más. No hace falta pagarle a los investigadores para que realicen un estudio como este sobre los dulces o inventen uno sobre la mantequilla. Ya sabemos lo que es la mantequilla: mantequilla. Es principalmente grasa saturada. Ya consumimos demasiadas grasas saturadas y, ciertamente, no necesitamos más. Se pone cada vez peor. Estos científicos independientes afirman que “las personas que consumían dulces tenían… menos probabilidades de tener sobrepeso y obesidad que las personas que no consumían dulces”. ¿Es en serio? Quizás la industria de dulces tenía razón. ¡Pásenme los caramelos Peeps!

“¿Se puede controlar el peso corporal comiendo dulces?” ¿De qué otra forma podríamos explicar que los niños obesos consumen menos dulces? La causalidad inversa. Quizás no se trata de que reducir el consumo de dulces lleva a la obesidad, sino que la obesidad lleva a reducir el consumo de dulces. En otras palabras, “el consumo de dulces informado… refleja las consecuencias de la obesidad, no sus causas”. De la misma manera que las personas con trastornos cardiovasculares suelen reducir el consumo de mantequilla, lo que empaña la asociación. Recuerda, también, que los niños informaron su consumo de dulces, lo que hace surgir al fantasma del sesgo de respuesta.

“En otras palabras, los niños o adolescentes con sobrepeso pueden informar un menor consumo de dulces en mayor medida que aquellos con un peso normal”.

Si no, “¿cuál sería la repercusión del estudio?” ¿Hacer un estudio aleatorizado en el que los niños coman más dulces, para ver si así bajan de peso? “Es improbable que un comité de ética se sienta cómodo con una propuesta de ese estilo”, pero no lo sabremos hasta hacer la prueba. En este estudio, se alimentó a las personas el mismo número de calorías extras en forma de dulces y en forma de maníes, y sorpresa, sorpresa: aquellos que comieron dulces adicionales subieron más de peso.

Sin embargo, un ensayo de intervención demostró que el dulce puede ayudar con los síntomas del TDAH. ¿Cuál es la historia detrás de ese ensayo? Si fueras la empresa de barritas dulces Mars y quisieras financiar un estudio que demuestre que las barritas dulces ayudan a que los niños se concentren, ¿qué harías? Los “padres recibieron una carta formal donde se les instruía que no les dieran de comer a sus hijos pasadas las diez de la noche y que los enviaran al colegio en ayunas”. Luego, les dieron a los niños una barrita dulce o una bebida de aspartamo, es decir, prácticamente la nada misma. Y, ¿qué crees que ocurrió? Darles a los niños algo de comer en lugar de dejarlos con el estómago vacío “mejoró [su] capacidad de concentrarse en una tarea”. Eso me recuerda una publicidad de Frosted Mini-Wheats que puedes ver en el minuto 5:08 de mi video. Esta publicidad se jactaba de que “estaba clínicamente demostrado que los cereales mejoran la atención de los niños en un 20 %”, mientras que la letra chica aclaraba que dicho resultado surgía en comparación a niños que ni siquiera habían desayunado.

También se han hecho pruebas con la mantequilla. Como puedes ver en el minuto 5:29 de mi video, si alimentamos a las personas con una única comida que contenga mantequilla, tan solo un par de horas después se puede ver un aumento en la expresión de genes inflamatorios, un aumento mucho mayor al que ocurre luego de consumir la misma cantidad de grasas en forma de aceite de oliva o nueces. Se puede alimentar a las personas de manera aleatoria con alimentos que contienen todo tipo de grasas, y se ha demostrado que la mantequilla es la peor de ellas en términos de colesterol de las LDL. Sin embargo, estamos hablando de estudios de corto plazo. No es como si pudiéramos hacer que las personas consuman o eviten la mantequilla de manera aleatoria durante años. A menos que sean pacientes en hospitales de salud mental. Ese fue el caso de un estudio en el que los investigadores demostraron que se puede elevar o disminuir el colesterol y reducir los eventos coronarios en un 40 % con tan solo cambiar la dieta de las personas. Cabe aclarar que los participantes del estudio también redujeron su consumo de carne y huevos, no solo de mantequilla.

Es imposible que un país entero reduzca su consumo de mantequilla… ¿O no? Una reducción del 75 % del consumo de mantequilla en Finlandia ayudó a disminuir en un 80 % la mortalidad por trastornos cardíacos, debido en gran parte a la reducción a nivel nacional de los niveles de colesterol, debido en gran parte a los cambios en la dieta a nivel nacional para reducir el consumo de grasas saturadas, como por ejemplo, dejar la mantequilla.

En conclusión, los investigadores han puesto esto a prueba en estudios controlados aleatorizados en los que participaron más de 50.000 personas y han encontrado que cuanto más bajemos nuestro consumo de grasas saturadas, más baja nuestro colesterol, y más protegemos nuestra salud. “Los consejos sobre cambios de estilo de vida para todas las personas que tienen riesgo de enfermedades cardiovasculares… deberían seguir incluyendo la reducción permanente de las grasas saturadas dietéticas…”. La American Heart Association se hartó de los intentos de la industria para confundir a la gente, a tal punto que publicó una Consultoría Presidencial en 2017 para dejarlo lo más claro posible. “Las principales fuentes de grasas saturadas que deben reducirse” incluyen a la mantequilla.

Esta es la segunda vez que me enfrento al oscurantismo que rodea a las grasas saturadas, que es parte de una estrategia de las industrias en general. Consulta Los estudios sobre grasas saturadas: diseñados para fracasar y Los estudios sobre la grasa saturada, engrasando las tuercas.

Key Takeaways

  • Time magazine published articles promoting butter consumption based on a review that found that “each daily serving of butter (14g/d) was associated with a 1% higher risk of death” and substituting about a spoonful of oil in place of butter every day may drop diabetes risk by 8 percent.

  • The National Confectioner’s Association has contracted scientists-for-hire to conduct studies about candy funded by the candy industry, which raises concerns about conflicts of interest.

  • We already know candy is mostly pure sugar and butter is mostly pure saturated fat. We already eat too much of each and don’t need more.

  • The scientists-for-hire claimed that “candy consumers were…less likely to be overweight and obese than non-candy consumers,” but perhaps it isn’t that cutting down on candy led to obesity, but rather obesity led to cutting down on candy.

  • When individuals ate extra candy or the same calories in the form of peanuts, those who ate the extra candy gained more weight.

  • After eating a meal with butter, individuals had a significantly greater boost of inflammatory gene expression compared to those who ate the same amount of fat in the form of olive oil or walnuts.

  • In Finland, a 75 percent drop in butter consumption helped create an 80 percent drop in heart disease mortality. The countrywide shift to lower saturated fat intake largely drove a countrywide drop in cholesterol levels.

  • The more we decrease our saturated fat content, the more our cholesterol drops and the greater the protection.

  • Butter is a main source of saturated fat to be decreased.


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