Las bacterias y el pollo ecológico o kosher

La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Victoria Rodríguez.

Una comparación de las tasas de contaminación por las bacterias resistentes a los antibióticos llamadas E. coli y ExPEC, la cual causa infecciones urinarias.

Millones de personas en los Estados Unidos padecen infecciones de vejiga o infecciones urinarias todos los años, lo que incluye a más de un millón de niños. En la mayoría de los casos, la infección se limita a la vejiga, pero, cuando las bacterias se escapan hacia los riñones o entran al torrente sanguíneo, la situación puede ponerse seria. Afortunadamente, tenemos antibióticos, pero ahora hay una pandemia de una nueva cepa de E. coli que es resistente a múltiples fármacos. Esta cepa, conocida como ST131, se descubrió en 2008 y pasó de ser una cepa desconocida a la actual causa principal de infecciones de vejiga en todo el mundo, resistente incluso a algunos antibióticos de segunda y tercera generación. Se la ha encontrado en muestras de pechuga de pollo por todo el país, “lo cual comprueba la existencia de un reservorio persistente de bacterias ExPEC (E. coli patógenas extraintestinales) extensamente resistentes a los antibióticos”, incluida la cepa ST131, “en productos de pollo vendidos al por menor en los Estados Unidos, cuya presencia representa una amenaza potencial para la salud pública”. Explico esto en mi video Flashback Friday: ¿Qué hay del pollo kosher y ecológico?.

Las infecciones urinarias pueden transmitirse por medio los alimentos, principalmente por el consumo de aves de corral (como el pollo y el pavo), así que quizás no deberíamos darles tantos antibióticos a estos animales, como se hace en la actualidad en la producción avícola. Pero, espera, ¿cómo se pueden transmitir infecciones de vejiga por medio de los alimentos? ¿Qué están haciendo con esos muslos de pollo? En efecto, comer pollo contaminado puede ocasionar la colonización del recto con estas bacterias que, luego, incluso meses después, pueden migrar a la vejiga y causar una infección.

“El problema del aumento de la resistencia antimicrobiana es tan grave que algunos expertos están prediciendo que la era de los antibióticos podría estar llegando a su fin, y que daría paso a una era posantibióticos, en la que infecciones comunes y lesiones menores podrían llegar a matarnos” (una vez más). Más del 80 % de la E. coli aislada de carne de vaca, cerdo y aves de corral presentó resistencia a al menos un antibiótico, y más de la mitad de la E. coli proveniente de aves de corral resultó resistente a cinco fármacos diferentes. Una de las formas en que esto sucede es que un tipo de virus, los bacteriófagos, pueden transferir genes de resistencia a antibióticos entre bacterias. Alrededor de una cuarta parte de estos virus aislados de carne de pollo fueron capaces de transducir a la E. coli la resistencia a los antibióticos. Uno de los problemas graves es que “los desinfectantes utilizados para eliminar bacterias, en muchos casos, son incapaces de eliminar estos virus bacteriófagos”. Algunos de estos virus son incluso resistentes al cloro en las concentraciones utilizadas en la industria alimentaria. Asimismo, el alcohol, que se encuentra en muchos desinfectantes de manos, también es incapaz de dañar a la mayoría de estos virus.

Lo irónico es que la industria ha intentado intencionalmente administrar estos virus a los pollos. ¿Por qué harían algo así? Porque los virus pueden incrementar la producción de huevos de las gallinas y la tasa de aumento de peso corporal en los pollos de carne para que se los pueda enviar más rápido al matadero. Lo único que parece disuadir a la industria son las prácticas que producen cambios en el sabor de la carne. Es por eso que la industria tuvo que dejar de intentar matar todos los parásitos rociando a los pollos con benceno: la carne terminaba con un “sabor desagradable”, descrito como “fuerte”, “ácido”, “mohoso”, “gusto a medicamento”, “picante”, “inaceptable” y “bueno”. ¿Bueno?

¿Qué sucede si compramos pollo ecológico? Otro tipo de bacterias, los Enterococcus, microbios resistentes a los antibióticos, se encontraron tanto en los pollos convencionales como en aquellos criados de forma orgánica, pero eran menos frecuentes en los pollos ecológicos. Según un estudio, solo alrededor de uno de cada tres pollos ecológicos estaba contaminado con microbios resistentes a los antibióticos, en comparación con casi uno de cada dos pollos de producción convencional. Sin embargo, en un estudio en el que se analizaron cientos de pechugas de pollo envasadas para la venta al por menor provenientes de 99 supermercados, que el pollo fresco estuviera etiquetado como “ecológico” o “sin antibióticos” no pareció afectar sus niveles de contaminación por cepas de E. coli resistentes a los antibióticos. No obstante, comprar carne en tiendas que venden alimentos naturales sí parece ser más seguro, independientemente de la etiqueta que tenga.

El pollo kosher parece ser el peor, ya que tiene casi el doble del nivel de contaminación por E. coli resistente a los antibióticos que el pollo convencional, lo que va en contra del concepto mismo de kosher. Como se puede ver en el gráfico de abajo y en el minuto 4:17 de mi video, no se encontraron diferencias en la resistencia a los antibióticos de las muestras de E. coli obtenidas de pollos convencionales y pollos ecológicos (producidos sin antibióticos), pero, de cualquier manera, los pollos kosher fueron los peores. ¿Cómo podría ser que los pollos ecológicos y producidos sin antibióticos no sean mejores? Podría deberse a la contaminación cruzada en las plantas de faena, donde los microbios pueden saltar de un pollo a otro.

O bien, podría deberse a la laguna en la definición de pollo ecológico. Los estándares para productos ecológicos u orgánicos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (U.S. Department of Agriculture, USDA) prohíben el uso de antibióticos en aves de corral a partir del segundo día de vida del animal. “Esta es una laguna importante”, ya que incluso los antibióticos que “se consideran críticos para la salud humana” se inyectan de manera habitual en huevos y en pollos de solo un día, lo que se ha asociado directamente a infecciones resistentes a los antibióticos, transmitidas por los alimentos.

Tampoco hubo diferencia entre los pollos ecológicos y los convencionales en cuanto a la presencia de bacterias ExPEC, que causan infecciones urinarias. “Estos hallazgos indican que los productos de pollo vendidos al por menor en los Estados Unidos, incluso si están etiquetados como ‘ecológicos, representan una amenaza potencial para la salud de los consumidores porque están contaminados con E. coli extensamente resistente a los antibióticos y aparentemente con factores de virulencia. Incluso si pudiéramos conseguir que la industria avícola dejase de usar antibióticos, la contaminación de la carne de pollo con bacterias ExPEC podría seguir siendo una amenaza.

Key Takeaways

  • Each year, millions of Americans, including more than a million children, come down with bladder infections or urinary tract infections, and they can be serious if the bacteria get into the kidneys or bloodstream.

  • A new multidrug-resistant strain of E. coli called ST131 is now a leading cause of bladder infections globally and is resistant to even some second- and third-line antibiotics.

  • ST131 has been found in retail chicken breasts sampled across the United States, “suggesting a potential public health threat.”

  • Antibiotics by the tons are fed to chickens, turkeys, and other birds in the poultry industry to boost egg production and increase bodyweight gain in meat-type poultry.

  • Eating contaminated chicken can lead to bacteria colonizing our rectum and, even months later, getting into our bladder to cause an infection.

  • Some experts speculate that the era of antibiotics may be coming to an end.

  • More than 80 percent of coli from poultry, pork, and beef exhibited resistance to at least one antibiotic, and more than half from poultry were resistant to five different drugs.

  • Bacteriophages (viruses) can transfer antibiotic-resistant genes between bacteria, and many are unable to be eliminated with disinfectants, alcohol (found in many hand sanitizers), and even bleach.

  • About one in three organic chickens were found to be contaminated with drug-resistant bugs compared to nearly one in two conventionally raised birds. Carrying an organic or antibiotic-free label didn’t appear to impact E. coli contamination levels, though meat at natural food stores seems to be safer, regardless of how it was labeled.

  • The kosher chicken tested is even worse than conventional chicken, with nearly twice as much antibiotic-resistant E. coli contamination.

  • A loophole in the USDA organic standards exists. Antibiotics are prohibited from day two of an animal’s life, but one-day-old chicks and eggs are routinely injected with antibiotics “considered critical for human health.”


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