Durante más de un siglo, se ha utilizado el ayuno como tratamiento para la pérdida de peso.
Ya he hablado sobre los beneficios de restringir las calorías que consumimos. Y la forma de restringir el mayor número de calorías es no consumir ninguna. Se ha etiquetado al ayuno como “la próxima gran tendencia para la pérdida de peso”, pero tiene una larga historia en diversas tradiciones espirituales, como práctica de Moisés, Jesús, Mahoma y Buda. En 1732, un médico famoso escribió, “El que come hasta enfermar debe ayunar hasta sanar”. En la actualidad, aproximadamente uno de cada siete adultos estadounidenses afirman seguir ese consejo y “usar el ayuno como medio para controlar el peso corporal”, como comento en mi video Los beneficios del ayuno para la pérdida de peso puestos a prueba.
Informes de caso del tratamiento para la obesidad mediante el ayuno datan de hace más de un siglo en la literatura médica. En 1915, dos médicos de Harvard describieron, sin ninguna delicadeza, a “dos mujeres extraordinariamente gordas”, una de las cuales “era un verdadero pozo sin fondo”. Su éxito los llevó a concluir que “los periodos moderados sucesivos sin consumir alimentos constituyen un método perfectamente seguro, inofensivo y eficaz para reducir el peso de aquellos que padecen obesidad”.
El ayuno más largo registrado, publicado en 1973, llegó al Libro Guinness de los récords mundiales. Para alcanzar su peso corporal ideal, un hombre de 27 años ayunó durante 382 días consecutivos, perdió más de 125 kg y prácticamente no los volvió a recuperar. Le administraron suplementos de vitaminas y minerales para que no muriese, pero no consumió calorías durante más de un año. En los reconocimientos de los investigadores, le agradecieron “por su animada cooperación y su aplicación firme a la tarea de lograr un físico normal”.
En un estudio de la fuerza aérea estadounidense, se sometió a un ayuno de hasta 84 días a más de 20 personas con un sobrepeso de al más de 45 kg, la mayoría de las cuales eran “incapaces de perder peso con dietas anteriores”. Nueve abandonaron el estudio, pero los 16 que continuaron “fueron un éxito rotundo”, al perder entre 18 y 45 kilos. Durante los primeros cuatro días, se observó que los sujetos perdían casi dos kilos al día, lo que “probablemente representa principalmente líquido”, sobre todo peso de agua a medida que el cuerpo comienza a adaptarse. Sin embargo, tras unas semanas, perdían de forma constante casi medio kilo al día, fundamentalmente de grasa. El investigador describió el programa de ayuno como “un tratamiento espectacular y emocionante para la obesidad”.
Por supuesto, la dieta con los mejores resultados para perder peso, que supone eliminar todos los alimentos de la dieta, es también la menos sostenible. ¿Qué otra dieta puede curar la obesidad mórbida en cuestión de meses, y a la vez prácticamente garantizar que te matará en el plazo de un año si no la abandonas? La razón por la que las dietas no funcionan, casi por definición, es que las personas las siguen y luego las dejan. La pérdida de peso permanente solo se logra mediante cambios permanentes en el estilo de vida. Entonces, ¿cuál es el objetivo del ayuno si vas a volver a tu dieta habitual y recuperar todo el peso perdido?
Los defensores del ayuno mencionan el beneficio psicológico de realinear las percepciones y la motivación de la gente. Algunas personas se han resignado ante la creencia de que para ellos es imposible perder peso. Pueden pensar “que ellos están ‘hechos de una pasta diferente’ a las personas de peso normal” de alguna manera e, independientemente de los que hagan, nunca se deshacen de los kilos de más. Pero la pérdida de peso rápida e inequívoca durante el ayuno les demuestra que con un cambio lo suficientemente grande en los hábitos alimentarios, no solo es posible, sino inevitable. Este impulso moral puede entonces animarlos a tomar mejores decisiones sobre los alimentos cuando vuelvan a comer.
Interrumpir el consumo de comida puede conceder una oportunidad para “pausar y reflexionar” sobre el papel que la comida desempeña en sus vidas, no solo el poder que esta tiene sobre ellos, sino el poder que ellos tienen sobre ella. En un estudio sobre el ayuno titulado “Correction and Control of Intractable Obesity” (“Corrección y control de la obesidad intratable”), se describió el cambio en la personalidad de una paciente como “de la desesperación, con abandono de toda esperanza, a la de una extraversión entusiasta, con muchos planes para un futuro prometedor”. Se dio cuenta de que controlar su peso estaban en sus manos. Los investigadores concluyeron: “Se le ha devuelto a esta trabajadora social de elevado intelecto un grado completo de utilidad excepcional”.
Después del ayuno, se puede propiciar un nuevo compromiso con una alimentación más saludable, mediante una reducción del apetito general que se registró después del ayuno, en comparación con los datos previos al ayuno, al menos temporalmente. Incluso durante un ayuno, el hambre puede empezar a disiparse en las primeras 36 horas. Así que desafiar los delirios de las personas sobre su excepcionalidad con respecto a las leyes de la física (que piensen que están “hechos de una pasta diferente”) con “los períodos cortos de ayuno total pueden parecer de bárbaros. En realidad, los pacientes obesos toleran muy bien este método para reducir el peso”. Parece ser un tema recurrente en esta serie de casos publicados. En el influyente artículo “Treatment of Obesity by Total Fasting for up to 249 Days” )“Tratamiento de la obesidad con ayuno total durante un máximo de 249 días”), los investigadores indicaron que el “aspecto más sorprendente de este estudio fue la facilidad con la que se toleró el ayuno prolongado”. Todos sus pacientes “comentaron de forma espontánea sobre un aumento en la sensación de bienestar y, en algunos, esto supuso una verdadera euforia”. Añadieron que, aunque “el tratamiento de ayuno total solo debe prescribirse bajo estrecha supervisión médica”, “[están] convencidos de que es el tratamiento de elección, definitivamente en casos de obesidad grave”.
Ayunar durante un día puede hacer que los individuos se muestren irritables y se sientan malhumorados y distraídos, pero después de unos días de ayuno, muchos afirman tener una mayor sensación de claridad, ánimo y alerta, incluso euforia. Esto puede deberse en parte al aumento significativo de endorfinas que acompaña al ayuno, como se puede ver en el siguiente gráfico y en el punto temporal 5:48 de mi video. Se cree que la mejora del estado de ánimo durante el ayuno tal vez represente un mecanismo de supervivencia adaptativo para motivar la búsqueda de alimentos. Esta perspectiva positiva hacia el futuro puede facilitar el cambio de comportamiento necesario para fijar algunos de los beneficios de la pérdida de peso.
Pero ¿es eso lo que sucede? ¿Es realmente efectivo el ayuno a largo plazo? Hay artículos con títulos como “Death During Therapeutic Starvation for Obesity” (“Muerte durante el tratamiento de la obesidad con períodos de hambre”). ¿Es seguro ayunar? Lo averiguaremos a continuación.
Esta es la sexta entrada de una serie de 14 partes sobre el ayuno para la pérdida de peso. En caso de que te hayas perdido alguna de las otras, consulta los videos relacionado más abajo.
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