La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Tamara Amor.
¿Por qué los contribuyentes estadounidenses dan miles de millones de dólares para apoyar a industrias como la del azúcar y la carne?
El aumento en el excedente calórico suficiente para explicar la epidemia de obesidad se debe más al cambio en la calidad de los alimentos que en la cantidad. El acceso a alimentos fáciles, baratos, de alta densidad calórica y de baja calidad aumentó exponencialmente, y el gobierno federal desempeñó un papel importante en hacer que esto sucediera. Los contribuyentes dan miles de millones de dólares en subsidios para apoyar a industrias como la del azúcar, la del maíz y su jarabe de maíz de alta fructosa, y la producción de soja, de la cual la mitad se convierte en aceite vegetal y la otra mitad se utiliza como alimento barato para ayudar a producir carne de menú de un dólar. Puedes ver una tabla de los beneficiarios de subsidios a continuación y en el minuto 0:49 de mi video El papel de los subsidios en la epidemia de obesidad. ¿Por qué los contribuyentes dan casi un cuarto de mil millones de dólares al año a la industria del sorgo? ¿Cuándo fue la última vez que comiste sorgo? Casi todo se destina a alimentar ganado y otros animales. “Hemos creado una estructura de precios de alimentos que favorece los alimentos de origen animal, dulces y grasas”—productos animales, azúcares y aceites.
El Farm Bill comenzó como una medida de emergencia durante la Gran Depresión de los años 30 para proteger a los pequeños agricultores, y fue convertida por la agroindustria en una mina de oro mediante la política de subvenciones—lo que incluye a los productores de carne de res y de cerdo. Desde 1970 hasta 1994, los precios mundiales de la carne de res disminuyeron más del 60%. Y, si no fuera por los contribuyentes que “endulzan la olla” con miles de millones de dólares al año, el jarabe de maíz de alta fructosa costaría a la industria de los refrescos alrededor de un 12% más. Además, entregamos miles de millones más a las grandes empresas de refrescos a través del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), antes conocido como el Programa de Cupones para Alimentos, para dar bebidas azucaradas a personas de bajos ingresos. ¿Por qué es tan barato el pollo? Después de un Farm Bill, el maíz y la soja fueron subsidiados por debajo del costo de producción para alimentar animales de forma barata. Entregamos a las industrias avícola y porcina alrededor de 10 mil millones de dólares cada una. Eso no es poca cosa.
Esto está cambiando lo que comemos.
Como puedes ver a continuación y en el minuto 2:03 de mi video, gracias en parte a los subsidios, los lácteos, las carnes, los dulces, los huevos, los aceites y los refrescos se volvían más baratos en comparación con el índice general de precios de los alimentos al mismo tiempo que la epidemia de obesidad se disparaba, mientras que el costo relativo de las frutas y verduras frescas se duplicaba. Esto puede ayudar a explicar por qué, durante el mismo período, el porcentaje de estadounidenses que consumían 5 porciones de frutas y verduras al día bajó del 42% al 26%. ¿Por qué no subsidiar los productos agrícolas? Porque ahí no está el dinero.
“Para entender lo que moldea nuestro panorama alimentario hoy, es importante entender la importancia del diferencial de ganancias.” Los alimentos integrales o mínimamente procesados, como los frijoles enlatados o la pasta de tomate, son lo que la industria alimentaria llama “productos básicos.” Tienen márgenes de ganancia tan bajos que “algunos se venden al costo o por debajo del costo, como ‘productos gancho,’ para atraer a los clientes a la tienda” con la esperanza de que también compren los productos de “valor agregado.” Algunos de los productos más rentables tanto para productores como para vendedores son las mezclas ultraprocesadas, grasosas, azucaradas y saladas, saborizados y coloreados de forma artificial y muy baratos—gracias a los subsidios de los contribuyentes.
Diferentes alimentos generan diferentes retornos. Medidos en “ganancia por pie cuadrado de espacio de venta” en el supermercado, los productos de confitería como las barras de chocolate se encuentran entre los más lucrativos. Los márgenes de ganancia son lo único saludable en ellos. Los bocadillos fritos como las papas fritas y los nachos también son muy rentables. La subsidiaria de PepsiCo, Frito-Lay, se jacta de que, aunque sus productos representan solo alrededor del 1% de las ventas totales del supermercado, pueden representar más del 10% de las ganancias operativas para los supermercados y el 40% del crecimiento de las ganancias.
No sorprende, entonces, que todo el sistema esté orientado hacia la comida chatarra. El aumento en la oferta de calorías no fue solo más comida, sino un tipo diferente de comida. Hay una dicotomía simplista sobre los impulsores de la epidemia de obesidad ¿es el azúcar o la grasa? Ambos están subsidiados, y ambos crecieron en ventas. Como puedes ver a continuación y en el minuto 4:29 y 4:35 de mi video, junto con un aumento significativo en los productos de granos refinados que es difícil de cuantificar, el aumento de la obesidad fue acompañado por alrededor de un 20% de aumento en kg per cápita de azúcares añadidos y un 38% de aumento en grasas añadidas.
Más de la mitad de todas las calorías consumidas por la mayoría de los adultos en los Estados Unidos provienen de estos alimentos subsidiados, y parece que están peor por ello. Aquellos que comen más de estos alimentos tienen niveles más altos de factores de riesgo de enfermedades crónicas, que incluyen colesterol elevado, inflamación y peso corporal.
Si tuviéramos un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, se subsidiarían alimentos saludables, para por ejemplo hacer que las frutas y verduras sean baratas o incluso gratuitas. En cambio, nuestros impuestos se destinan a la industria del azúcar o a la alimentación del ganado para producir carne de comida rápida barata.
Con respecto al sorgo, nunca lo había probado y ¡es delicioso! De hecho, desearía haberlo descubierto antes de que se publicara Comer para no engordar. Ahora añado sorgo y mijo al CALC, que antes solo incluía granos de cebada morada, de centeno, de avena y lentejas negras, así que el acrónimo se ha convertido en un impronunciable CALCSM. De todos modos, el sorgo es un excelente sustituto del arroz para aquellos que vieron mi serie de videos sobre el arroz y el arsénico y quedaron tan convencidos como yo de que necesitamos diversificar nuestros cereales.
Ahora pasemos al marketing. Después de toda la abundancia de calorías subsidiadas por los contribuyentes en el mercado, la industria alimentaria tuvo que encontrar una manera de hacer que la gente las consumiera. Así que, a continuación: El papel del marketing en la epidemia de obesidad.
Vamos por la mitad de esta serie sobre la epidemia de obesidad. Si te perdiste alguna de las publicaciones anteriores, échale un vistazo al contenido relacionado más abajo.