Los parásitos cerebrales de Toxoplasma podrían causar alteraciones en la personalidad.
De todas las causas de enfermedades transmitidas por los alimentos, un parásito cerebral llamado toxoplasma se clasifica como la cuarta causa principal de hospitalización y la segunda causa de muerte en los Estados Unidos. Casi una cuarta parte de nosotros ya hemos sido infectados y a los 50 años 1 de cada 3 personas lo fue, como puedes ver en el gráfico a continuación y en el minuto 0:22 de mi video Efectos a largo plazo de la infección cerebral por toxoplasma.
Aunque luego podemos quedarnos con este parásito en nuestro cerebro de por vida, nuestro sistema inmunológico es tan efectivo para mantenerlo bajo control que, en la mayoría de las personas sanas, podría nunca manifestarse. Los estudios han demostrado asociaciones entre la infección por toxoplasma y la presencia de diversos trastornos psiquiátricos, como esquizofrenia, trastorno bipolar, suicidio, autolesiones y deterioro de la memoria cuando envejecemos. ¿Cómo puede un parásito tan pequeño alterar nuestro comportamiento?
En otras oportunidades he hablado sobre cómo el virus de la rabia espera en la saliva y se dirige de forma específica al centro de las emociones del cerebro para llevar a los animales a un estado de furia, de modo que muerdan a otros para transmitir el virus. También está el famoso hongo cerebral de las hormigas zombis que toma el control completo del animal. Estos son ejemplos de “manipulación parasitaria”, donde el parásito manipula al huésped para “mejorar” su propia transmisión mediante la alteración de su comportamiento. El toxoplasma es “quizás uno de los ejemplos más convincentes de un parásito manipulador de vertebrados”, animales superiores, como nosotros.
Dado que el parásito prospera en los gatos, “los roedores infectados de forma crónica ya no responden con miedo al olor de los gatos, y de hecho, la respuesta física se invierte hacia la atracción.” Los ratones se sienten atraídos por el olor de los gatos y, de esta manera, sirven el parásito en bandeja de plata. El parásito manipula el cerebro del roedor, “y convierte su aversión innata en una ‘atracción suicida’ y ‘fatal’ hacia los felinos”. Esta atracción parece ser específica hacia los gatos. No se sienten atraídos por la orina de otras especies; son por ejemplo indiferentes a la orina de los conejos y continúan siendo repelidos por la orina de otros depredadores. Así que, por un lado, la manipulación parasitaria parecería ser específica, pero el parásito no solo quiere que el ratón busque al gato sino que quiere que sea comido. Por lo tanto, también hay otros efectos generales, como la función motora deteriorada, tiempos de respuesta más lentos y pérdida de memoria y coordinación. Cuando el gato se abalanza, el parásito trata de asegurarse de que el ratón no escape. De manera similar, las nutrias marinas de California infectadas con toxoplasma, tienen más probabilidades de ser comidas por un tiburón. No es que el parásito quiera entrar en el tiburón; podría ser un subproducto de los déficits cognitivos generales que son tan útiles para el parásito en otros contextos.
Cuando los humanos se infectan, también nos empieza a atraer el olor de la orina de gatos. ¿No es sorprendente? El parásito sabe qué cuerdas tocar, pero son los efectos más generales los que preocupan, como la alteración en los tiempos de reacción. Esa podría ser la razón por la que múltiples estudios han demostrado que hay más accidentes de tráfico y en lugares de trabajo entre los que están infectados de forma crónica. El parásito también parecería generar “alteraciones sutiles del comportamiento”, como hacernos más propensos a correr riesgos. Esto es excelente para el parásito en el juego del gato y el ratón, pero no es lo mismo al conducir un automóvil o si consideramos si tomar o no esa próxima copa. Quizás esta sea una razón por la que las personas con este parásito sufren tantos accidentes automovilísticos. Podría hacer que las personas se involucren en comportamientos más arriesgados, como el consumo excesivo de alcohol.
Pensamos en la malaria como el parásito que más mata a la humanidad. “Sin embargo, cuando tenemos en cuenta las cientos de miles de muertes que ocurren debido a la mayor probabilidad de accidentes de tráfico, accidentes laborales, suicidios y también otros efectos secundarios de la infección, nos vemos obligados a admitir que la toxoplasmosis latente ‘asintomática’ “es decir, la infección por toxoplasma que ha afectado a 1 de cada 4 estadounidenses, “podría destronar a la malaria”. Antes de abordar cómo prevenir y tratar esta maldita enfermedad, ¿cuáles podrían ser estos “otros efectos secundarios”?
¿Cómo el toxoplasma manipula el comportamiento de su huésped? Bueno, una pista que obtuvimos hace décadas es el aumento del nivel de dopamina en los cerebros de los ratones infectados. Incluso se puede demostrar en un plato de cultivo con tejido cerebral infectado, como puedes ver en el gráfico a continuación y en el minuto 4:28 de mi video. Resulta que estos parásitos tienen una enzima para producir dopamina desde cero, que luego liberan en el tejido cerebral circundante. ¿Por qué nos importa? Porque el aumento de la dopamina es una característica de la esquizofrenia. Casi todos los fármacos antipsicóticos modernos intentan reducir los niveles de dopamina, ya sea al inhibir los receptores de dopamina o al disminuir el nivel de dopamina en el cerebro.
Los investigadores postularon que “es posible que la acumulación y el aumento de dopamina observado durante la infección de T. gondii [toxoplasma] pueda contribuir a la esquizofrenia”. Eso debería ser fácil de averiguar. ¿Tienen los esquizofrénicos una mayor prevalencia de infección? De hecho, “la mayor prevalencia de toxoplasmosis en esquizofrénicos fue demostrada en al menos 50 estudios…”.
Recuerda: La infección crónica no es rara. Casi 1 de cada 4 adultos y adolescentes estadounidenses ya están infectados. Si eso te sorprende, es posible que hayas pasado por alto los otros 3 videos de mi serie: