El toxoplasma es un parásito cerebral manipulador de transmisión alimentaria

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Casi un cuarto de los estadounidenses ya se han infectado con el parásito cerebral toxoplasma

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Cecilia Sassot y Tatiana Fernández voluntarios activos en NutritionFacts.org.

El toxoplasma es un parásito cerebral que puede infectar a un millón de estadounidenses cada año por lo que es una de las “causas principales de enfermedades graves transmitidas por los alimentos en los Estados Unidos”. Casi una cuarta parte de los adultos y adolescentes en los Estados Unidos ya han sido infectados. Y las infecciones recién contraídas por una mujer embarazada podrían ser devastadoras. Pero en la mayoría de las personas con sistemas inmunes intactos, estos parásitos simplemente se quedan allí en el cerebro en un equilibrio perfecto entre el parásito y el sistema inmune a la espera que se contraiga SIDA o algo similar en donde el sistema inmunológico se debilitaría dando lugar a que el parásito se despierte con furia extendiéndose por todo el cerebro.

Pero en personas sanas que no están embarazadas, el parásito permanece latente a lo largo del tiempo, como un potencial residente en su cerebro para toda la vida, solo manteniéndose a raya por su sistema inmunológico sin ninguna consecuencia clínica significativa. Es por esto que una infección crónica por toxoplasma se ha visto como una condición benigna… hasta ahora. Esta ausencia de síntomas evidentes ha contribuido a la visión de que los quistes en tu cerebro formados por los parásitos son entidades dormidas, pero recientes avances contravendrían directamente la noción de que las infecciones crónicas por toxoplasma no tendrían consecuencias. “Un conjunto de evidencias emergentes sugieren que la presencia de una infección crónica establecida podría contribuir al desarrollo de una variedad de condiciones neurológicas incluyendo esquizofrenia, epilepsia y enfermedades neurodegenerativas”. Hmm, eso no suena bien.

Ahora bien, estos efectos pueden no ser una consecuencia directa del parásito, sino más bien impulsado por un bajo nivel de inflamación persistente en el cerebro infectado, pero de cualquier manera … no es bueno. Entonces, exploremos estos nuevos datos que han preocupado tanto a los neurólogos y primero que nada repasemos las estrategias sobre cómo no infectarse y lo que uno podría hacer para mediar las consecuencias si estás dentro de las estadísticas de los uno de cada cuatro estadounidenses que ya están infectados.

Las sospechas de que las infecciones podrían desempeñar un papel importante en la salud mental datan de hace más de un siglo, por ejemplo, en esta editorial de 1896 se pregunta si la locura podría deberse a un microbio. Bueno, “durante millones de años, los parásitos han alterado el comportamiento de sus huéspedes”.

Tomemos como ejemplo los diabólicos efectos del virus de la rabia, que usualmente es transmitida a través de la saliva. Tiene lógica pensar que el virus se dirigira específicamente al sistema límbico del cerebro convirtiendo a sus víctimas de Fido a Cujo para facilitar su transmisión. Pero los parásitos cerebrales pueden hacer más que simplemente activar y desactivar conductas. “Algunos parásitos son tan adaptables que pueden tomar el mando y controlar completamente el comportamiento de sus huéspedes… “como las famosas hormigas zombies, que mueren por una infección debido a un hongo “esclavizante” que conduce a “sus insectos huéspedes a morir enclavados únicamente en la posición que favorece la dispersión de esporas fúngicas por el viento”. Aquí está la cabeza de una hormiga manipulada, colonizada por los zarcillos del hongo. “Las hormigas infectadas por este hongo mueren de manera dramática”. Una vez que la hormiga está en la posición correcta, la muerte está precedida por la conducta de morder justo donde se sujetan a las superficies de la planta para mantenerla estable mientras el hongo brota desde la parte posterior de la cabeza de la hormiga y crece este largo tallo. Aquí hay una foto, ¡qué locura! ¿no?

También hay parásitos acuáticos que pueden hacer que sus insectos huéspedes se ahoguen a si mismos, otros que hacen que las abejas se entierren por si mismas vivas y otros que hacen que las arañas fabriquen redes especiales. Son esas avispas parásito las que ponen sus huevos en el abdomen de una araña y luego en la misma noche la larva sale mientras la devora por dentro, controla a la araña como una marioneta para construir un pequeño hogar. ¿Qué tan espeluznante es eso?

Está bien, pero vamos, estos son insectos con cerebros simples. Seguramente, los parásitos cerebrales no podrían afectar los complejos comportamientos en animales superiores… lo que nos lleva al toxoplasma.

“Se sabe que el toxoplasma manipula el comportamiento de sus huéspedes para aumentar la probabilidad de que el huésped sea capturado por un depredador”. Por ejemplo, el toxoplasma puede reproducirse en gatos. Pero ¿cómo va a salir por si mismo del cerebro de un ratón infectando a un gato? Puede apropiarse el cerebro del ratón y apropiarse de su nativo e innato miedo al olor de los gatos convirtiendo ese olor en una atracción. Así, el parásito hace que el ratón desarrolle una atracción fatal a los gatos, lo cual es bueno para el parásito, no tan bueno para el ratón. ¿Y qué tiene que ver todo esto con los trastornos mentales humanos? Eso es lo que vamos a explorar a continuación.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Créditos de la imagen: Penn State vía flickr y Ke Hu and John Murray vía Wikipedia. Las imagenes han sido modificadas.

Motion graphics by Avocado Video

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Cecilia Sassot y Tatiana Fernández voluntarios activos en NutritionFacts.org.

El toxoplasma es un parásito cerebral que puede infectar a un millón de estadounidenses cada año por lo que es una de las “causas principales de enfermedades graves transmitidas por los alimentos en los Estados Unidos”. Casi una cuarta parte de los adultos y adolescentes en los Estados Unidos ya han sido infectados. Y las infecciones recién contraídas por una mujer embarazada podrían ser devastadoras. Pero en la mayoría de las personas con sistemas inmunes intactos, estos parásitos simplemente se quedan allí en el cerebro en un equilibrio perfecto entre el parásito y el sistema inmune a la espera que se contraiga SIDA o algo similar en donde el sistema inmunológico se debilitaría dando lugar a que el parásito se despierte con furia extendiéndose por todo el cerebro.

Pero en personas sanas que no están embarazadas, el parásito permanece latente a lo largo del tiempo, como un potencial residente en su cerebro para toda la vida, solo manteniéndose a raya por su sistema inmunológico sin ninguna consecuencia clínica significativa. Es por esto que una infección crónica por toxoplasma se ha visto como una condición benigna… hasta ahora. Esta ausencia de síntomas evidentes ha contribuido a la visión de que los quistes en tu cerebro formados por los parásitos son entidades dormidas, pero recientes avances contravendrían directamente la noción de que las infecciones crónicas por toxoplasma no tendrían consecuencias. “Un conjunto de evidencias emergentes sugieren que la presencia de una infección crónica establecida podría contribuir al desarrollo de una variedad de condiciones neurológicas incluyendo esquizofrenia, epilepsia y enfermedades neurodegenerativas”. Hmm, eso no suena bien.

Ahora bien, estos efectos pueden no ser una consecuencia directa del parásito, sino más bien impulsado por un bajo nivel de inflamación persistente en el cerebro infectado, pero de cualquier manera … no es bueno. Entonces, exploremos estos nuevos datos que han preocupado tanto a los neurólogos y primero que nada repasemos las estrategias sobre cómo no infectarse y lo que uno podría hacer para mediar las consecuencias si estás dentro de las estadísticas de los uno de cada cuatro estadounidenses que ya están infectados.

Las sospechas de que las infecciones podrían desempeñar un papel importante en la salud mental datan de hace más de un siglo, por ejemplo, en esta editorial de 1896 se pregunta si la locura podría deberse a un microbio. Bueno, “durante millones de años, los parásitos han alterado el comportamiento de sus huéspedes”.

Tomemos como ejemplo los diabólicos efectos del virus de la rabia, que usualmente es transmitida a través de la saliva. Tiene lógica pensar que el virus se dirigira específicamente al sistema límbico del cerebro convirtiendo a sus víctimas de Fido a Cujo para facilitar su transmisión. Pero los parásitos cerebrales pueden hacer más que simplemente activar y desactivar conductas. “Algunos parásitos son tan adaptables que pueden tomar el mando y controlar completamente el comportamiento de sus huéspedes… “como las famosas hormigas zombies, que mueren por una infección debido a un hongo “esclavizante” que conduce a “sus insectos huéspedes a morir enclavados únicamente en la posición que favorece la dispersión de esporas fúngicas por el viento”. Aquí está la cabeza de una hormiga manipulada, colonizada por los zarcillos del hongo. “Las hormigas infectadas por este hongo mueren de manera dramática”. Una vez que la hormiga está en la posición correcta, la muerte está precedida por la conducta de morder justo donde se sujetan a las superficies de la planta para mantenerla estable mientras el hongo brota desde la parte posterior de la cabeza de la hormiga y crece este largo tallo. Aquí hay una foto, ¡qué locura! ¿no?

También hay parásitos acuáticos que pueden hacer que sus insectos huéspedes se ahoguen a si mismos, otros que hacen que las abejas se entierren por si mismas vivas y otros que hacen que las arañas fabriquen redes especiales. Son esas avispas parásito las que ponen sus huevos en el abdomen de una araña y luego en la misma noche la larva sale mientras la devora por dentro, controla a la araña como una marioneta para construir un pequeño hogar. ¿Qué tan espeluznante es eso?

Está bien, pero vamos, estos son insectos con cerebros simples. Seguramente, los parásitos cerebrales no podrían afectar los complejos comportamientos en animales superiores… lo que nos lleva al toxoplasma.

“Se sabe que el toxoplasma manipula el comportamiento de sus huéspedes para aumentar la probabilidad de que el huésped sea capturado por un depredador”. Por ejemplo, el toxoplasma puede reproducirse en gatos. Pero ¿cómo va a salir por si mismo del cerebro de un ratón infectando a un gato? Puede apropiarse el cerebro del ratón y apropiarse de su nativo e innato miedo al olor de los gatos convirtiendo ese olor en una atracción. Así, el parásito hace que el ratón desarrolle una atracción fatal a los gatos, lo cual es bueno para el parásito, no tan bueno para el ratón. ¿Y qué tiene que ver todo esto con los trastornos mentales humanos? Eso es lo que vamos a explorar a continuación.

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Créditos de la imagen: Penn State vía flickr y Ke Hu and John Murray vía Wikipedia. Las imagenes han sido modificadas.

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Nota del Doctor

Ya sé lo que estás pensando: ¿cómo le hago para evitar ser infectado? Este es solo el primero de una serie de cuatro videos sobre este parásito, no te pierdas el resto Efectos a largo plazo de la infección cerebral por toxoplasma¿Causa esquizofrenia el toxoplasma? y Cómo prevenir la toxoplasmosis.

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