La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria María Clara Bori.
¿Cómo se explica la caída en el riesgo de apoplejía luego de que la dieta de los japoneses se occidentalizara e incorporara más carne y lácteos?
A medida que los japoneses se occidentalizaron, la tasa de apoplejía se desplomó, como puedes ver a continuación y en el minuto 0:15 de mi video Vegetarianos y factores de riesgo de apoplejía: ¿grasas saturadas?.
La apoplejía había sido una de las causas principales de mortalidad en Japón, pero la tasa de mortalidad disminuyó enormemente a medida que se fueron alejando de su dieta tradicional y empezaron a comer de manera similar a Occidente. ¿Será que consumir más carne y lácteos tuvo un efecto protector? Después de todo, en Japón, el consumo de grasa y proteína animal aumentaba al mismo tiempo que las tasas de apoplejía bajaban, como puedes ver a continuación y en el minuto 0:35 de mi video.
Un reconocido profesor de cardiología de Loma Linda comentó: “¿Comer alimentos de origen animal nos protege de una apoplejía? ¡Claro que no! Muchos vegetarianos, como yo, casi que hubiéramos esperado que los datos indicaran que estamos en ventaja, sin importar de qué enfermedad estemos hablando. Por eso, es inquietante reconocer que las investigaciones indiquen otra cosa, al menos para un subtipo de apoplejía”.
¿Puede la grasa dietaria saturada, como la que está presente en la carne y los lácteos, ser beneficiosa a la hora de disminuir el riesgo de apoplejía? Pareciera que está asociada a un efecto protector, pero solo en las poblaciones del sudeste asiático, como puedes ver a continuación y en el minuto 1:11 de mi video.
Se asoció el consumo elevado de grasa dietaria saturada a un menor riesgo de apoplejía en los japoneses, pero no en las personas no japonesas. Entonces, ¿qué tiene la dieta tradicional japonesa que, al occidentalizar sus hábitos alimenticios, mejoraron los factores de riesgo de apoplejía? Pues bien, al mismo tiempo que aumentaba su consumo de carne y lácteos, su consumo de sal fue disminuyendo, como puedes ver a continuación y en el minuto 1:40.
La dieta tradicional japonesa rebosaba en sal. De hecho, están entre los mayores consumidores de sal del mundo, con alrededor de doce cucharadas de sal por día. Antes de que los métodos de refrigeración fueran accesibles a nivel mundial, los japoneses comían todo tipo de alimentos conservados en sal, encurtidos o fermentados, desde salsa de soja hasta pescado en salazón. En las zonas con el doble de consumo de sal, las tasas de mortalidad por apoplejía se duplicaban. Sin embargo, cuando bajó el consumo de sal, la presión sanguínea también bajó. Y la presión alta es quizás el “factor de riesgo de apoplejía potencialmente modificable más importante”, así que no resulta un gran misterio entender por qué, cuando los japoneses occidentalizaron su dieta, se desplomó el riesgo de apoplejía.
Cuando dejaron atrás su dieta más tradicional, las tasas de diabetes y de cardiopatía coronaria aumentaron. Pero cuando dejaron de consumir esa cantidad absurdamente alta de sal, los índices de apoplejía también disminuyeron proporcionalmente.
El cáncer de estómago está estrechamente asociado con el consumo de sal en exceso. Cuando consideramos las tasas de cáncer de estómago en Japón, podemos ver una hermosa reducción a medida que la dieta se iba occidentalizando y atrás quedaban los alimentos conservados en sal, como puedes ver a continuación y en el minuto 2:50 de mi video.
No obstante, claro que cuando empezaron a consumir más alimentos de origen animal como los lácteos, las tasas de cáncer de próstata mortal, por ejemplo, se dispararon de manera exorbitante. En comparación con Japón, en Estados Unidos la tasa de mortalidad por cáncer de próstata es siete veces mayor; la de cáncer de mama mortal, cinco veces; la de cáncer de colon y linfoma, tres veces; y la de enfermedades cardiovasculares, de seis a doce veces mayor, como puedes ver a continuación y en el minuto 3:15 de mi video. Sí, las tasas de apoplejía y cáncer de estómago eran más altas en Japón, pero también consumían hasta un cuarto de taza de sal por día.
Esa pareciera ser la explicación más factible, más que el efecto protector de la grasa animal. Con el tiempo, esto se reconoció en las guías alimentarias oficiales de Japón para prevenir enfermedades cardiovasculares: “Evite consumir grandes cantidades de carne grasa, grasa animal, huevos y alimentos procesados…”.
Una de las cohortes de Harvard encontró una asociación protectora entre los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos y las grasas saturadas y trans, lo que los hizo “dar un suspiro de alivio… que se oyó en todos los rincones del medio oeste de Estados Unidos, los estados criadores de ganado”, a pesar de que los investigadores claramente concluyeron que, por supuesto, todos debemos reducir nuestro consumo de grasa animal y grasas trans para cuidarnos de las enfermedades cardiovasculares. Al estudiar otra cohorte importante de Harvard, sin embargo, no encontraron tal asociación protectora para ningún tipo de apoplejía. Además, cuando juntaron todos los estudios, no se encontró ningún tipo de asociación general, como puedes ver a continuación y en el minuto 4:07 de mi video.
Los estudios de observación han descubierto que tener el colesterol LDL alto pareciera asociarse a un menor riesgo de padecer un accidente cerebrovascular hemorrágico. Esto aumenta la posibilidad de que el colesterol sea “una espada de doble filo”, al reducir el riesgo de una apoplejía isquémica pero aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular hemorrágico. Sin embargo, el nivel de colesterol en las personas mayores “podría ser un efecto de las deficiencias nutricionales… o una señal de una enfermedad debilitante”. O quizás las personas tomaban una mezcla de medicamentos para bajar el colesterol y anticoagulantes, y por eso las personas con colesterol bajo tienen menos derrames cerebrales. No podemos saberlo hasta hacer un estudio.
Los investigadores reunieron alrededor de 24 ensayos aleatorizados y descubrieron que cuanto más bajo está el colesterol, menor es el riesgo general de apoplejía, y “los niveles bajos de la lipoproteína de baja densidad [LDL] no aumentan significativamente el riesgo de accidentes cardiovasculares hemorrágicos”.
Los datos de los estudios genéticos ofrecen resultados variados. Algunos sugieren que tener el colesterol LDL alto durante toda la vida podría ponerte en un mayor riesgo de accidente cardiovascular hemorrágico, mientras que otros plantean un efecto similar al de la espada de doble filo, como puedes ver en el minuto 5:16 de mi video. Sin embargo, al tener el colesterol más bajo, “cualquier posible riesgo adicional de accidente cardiovascular hemorrágico [derrame] se ve enormemente contrarrestado por el efecto protector contra apoplejía isquémica”, el tipo de apoplejía que produce coágulos, que es mucho más común, sin mencionar las enfermedades cardiovasculares. Podríamos estar hablando de unos 18 casos de apoplejía isquémica menos por cada 1 accidente hemorrágico adicional debido a la reducción del colesterol.
¿Podemos así explicar el riesgo aumentado de apoplejía de los vegetarianos? Los accidentes cardiovasculares hemorrágicos son el tipo de apoplejía que era más alto en vegetarianos. Sin embargo, los niveles de colesterol de los veganos eran incluso más bajos y, en todo caso, los veganos tenían tendencia a presentar un mayor riesgo de apoplejía isquémica, así que no tiene sentido. Si los alimentos de origen animal producen un efecto protector, esperemos encontrar una dieta que nos proteja de la principal causa de muerte, la enfermedad cardiovascular, sin aumentar el riesgo de la causa número cinco, la apoplejía. Pero primero tenemos que encontrar cuál es ese factor, así que la búsqueda continúa.
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Igual que la dieta japonesa tradicional tenía muchas cosas buenas pero el consumo alto de sal era su gran fallo, ¿cuál podría ser el talón de Aquiles de la dieta vegetal para el riesgo de apoplejía?
Este es el séptimo video de la serie sobre las apoplejías. No te pierdas las publicaciones relacionadas más abajo.