Los implantes de sobredentadura y la función cognitiva

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La sensación de presión al masticar que se produce en los nervios de la mandíbula tiene efectos neurológicos.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por María Belén Oliva voluntaria activa en NutritionFacts.org.

En revisiones sistemáticas y metaanálisis se encontró que la pérdida de dientes o la periodontitis está asociada con el deterioro cognitivo y con la demencia. La inversión de la causalidad podría ser una explicación intuitiva, con la demencia llevando a un declive en la higiene bucal, pero en estudios prospectivos que siguen a las personas a lo largo del tiempo se encontró que la pérdida de dientes predeciría un deterioro cognitivo futuro, y cuantos más dientes faltan, mayor es el riesgo asociado.

Los determinantes genéticos del riesgo elevado de periodontitis no parecen estar asociados con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, lo que sugiere que la asociación podría deberse a factores de riesgo compartidos o confusos. Una dieta mala o un bajo estatus socioeconómico representan vías comunes tanto para la pérdida de dientes como para la demencia. Pero aún en estudios en los que se controlan factores de confusión se encontró una conexión entre la pérdida de dientes y la demencia. Sin embargo, un factor que no se controló fue la inteligencia. Los con un coeficiente intelectual elevado son más propensos a usar hilo dental, tienen menos problemas dentales y de encías, y tienen un inicio retrasado de la enfermedad de Alzheimer clínicamente detectable debido a una mayor reserva cognitiva.

¿Existen posibles mecanismos causales más allá de la inflamación crónica? Si inducimos la periodontitis en ratones con P. gingivalis, el patógeno clave en la periodontitis humana, las bacterias terminan en el cerebro y provocan un aumento en la proteína amiloide beta asociada con el Alzheimer. Desde entonces, se encontró evidencia de la bacteria en cerebros humanos con Alzheimer. En la actualidad, se llevan a cabo ensayos clínicos para saber si el bloqueo de sus efectos neurotóxicos tendrá algún beneficio terapéutico.

Una pista sobre un posible mecanismo extraño surgió en un análisis de subgrupos de un metaanálisis sobre la pérdida de dientes y la demencia. Solo la pérdida de dientes en aquellos sin dentadura se asoció con el desarrollo posterior de demencia. La misma pérdida de dientes con dentadura no lo fue. ¿Cómo tiene sentido eso? En una revisión titulada “Masticación para la mente…” se compilaron varios estudios que sugieren que la masticación es de alguna manera importante para el buen funcionamiento del cerebro. Por ejemplo, la extracción de dientes en ratones mayores afectaría la memoria y la capacidad de aprendizaje. Pero tal vez simplemente estén molestos con dolor e inflamación porque les extrajeron los dientes.

En una serie más convincente de experimentos se compararon ratones que recibieron pellets de comida frente a los mismos pellets con comida en polvo. Aquellos que comieron la dieta “blanda”, la dieta en polvo, también sufrieron una pérdida de memoria y capacidad de aprendizaje. ¿Qué tiene que ver masticar con la cognición? Pon un sonograma en la cabeza de alguien y podrás detectar un aumento en el flujo sanguíneo cerebral de la rama de la arteria más grande en el cerebro cuando aprietan la mandíbula o mastican chicle. En una máquina de resonancia magnética funcional, las exploraciones cerebrales muestran una mayor activación cognitiva cuando se mastica incluso chicle sin sabor y sin azúcar, aunque los estudios traslacionales sobre los efectos cognitivos agudos de masticar chicle son contradictorios. Aunque, tal vez no sea la masticación.

Mira esto. Al notar que las personas sin molares en un lado de la boca tienen pupilas de tamaños asimétricos, una pupila más pequeña en el lado sin molares, los investigadores probaron si el implante de coronas dentales para reemplazar los dientes faltantes podría reducir la discrepancia, y funcionó. En un estudio, titulado “Nuevos dientes para un cerebro más brillante”, se sugirió que la falta de sensación de los dientes al presionar unos contra otros tiene un efecto adverso sobre la función cerebral. Para ponerlo a prueba, queríamos asignar al azar a personas con dientes faltantes para que se coloquen dentaduras y ver si su cognición mejora en comparación con quienes no lo hacen. No existen tales estudios, pero se llevó a cabo un intrigante estudio piloto.

De diez personas sin dientes, 9 de cada 10 con deterioro cognitivo, 6 de ellas gravemente afectadas, recibieron dentaduras convencionales durante un mes antes de que se les brinden sobredentaduras, que se colocan en implantes de titanio atornillados quirúrgicamente en la mandíbula. Las dentaduras convencionales, mantenidas con adhesivos y succión natural, no alteraron significativamente la función cognitiva. Pero las que estaban unidas con firmeza los implantes en el hueso (presumiblemente que transmiten el mismo tipo de sensaciones de presión al masticar a los nervios en la mandíbula que las raíces naturales de los dientes podrían hacerlo), tuvieron un gran efecto. Nueve de cada 10 sujetos ingresaron al estudio con deterioro cognitivo, pero ocho de ellos lo terminaron con una cognición intacta. Esto sugiere que una prótesis dental bien ajustada y segura no solo mejora la confianza en uno mismo, el contacto social y la calidad de vida, sino también el funcionamiento cerebral adecuado.

Por supuesto, lo mejor sería preservar los dientes que tienes.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por María Belén Oliva voluntaria activa en NutritionFacts.org.

En revisiones sistemáticas y metaanálisis se encontró que la pérdida de dientes o la periodontitis está asociada con el deterioro cognitivo y con la demencia. La inversión de la causalidad podría ser una explicación intuitiva, con la demencia llevando a un declive en la higiene bucal, pero en estudios prospectivos que siguen a las personas a lo largo del tiempo se encontró que la pérdida de dientes predeciría un deterioro cognitivo futuro, y cuantos más dientes faltan, mayor es el riesgo asociado.

Los determinantes genéticos del riesgo elevado de periodontitis no parecen estar asociados con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, lo que sugiere que la asociación podría deberse a factores de riesgo compartidos o confusos. Una dieta mala o un bajo estatus socioeconómico representan vías comunes tanto para la pérdida de dientes como para la demencia. Pero aún en estudios en los que se controlan factores de confusión se encontró una conexión entre la pérdida de dientes y la demencia. Sin embargo, un factor que no se controló fue la inteligencia. Los con un coeficiente intelectual elevado son más propensos a usar hilo dental, tienen menos problemas dentales y de encías, y tienen un inicio retrasado de la enfermedad de Alzheimer clínicamente detectable debido a una mayor reserva cognitiva.

¿Existen posibles mecanismos causales más allá de la inflamación crónica? Si inducimos la periodontitis en ratones con P. gingivalis, el patógeno clave en la periodontitis humana, las bacterias terminan en el cerebro y provocan un aumento en la proteína amiloide beta asociada con el Alzheimer. Desde entonces, se encontró evidencia de la bacteria en cerebros humanos con Alzheimer. En la actualidad, se llevan a cabo ensayos clínicos para saber si el bloqueo de sus efectos neurotóxicos tendrá algún beneficio terapéutico.

Una pista sobre un posible mecanismo extraño surgió en un análisis de subgrupos de un metaanálisis sobre la pérdida de dientes y la demencia. Solo la pérdida de dientes en aquellos sin dentadura se asoció con el desarrollo posterior de demencia. La misma pérdida de dientes con dentadura no lo fue. ¿Cómo tiene sentido eso? En una revisión titulada “Masticación para la mente…” se compilaron varios estudios que sugieren que la masticación es de alguna manera importante para el buen funcionamiento del cerebro. Por ejemplo, la extracción de dientes en ratones mayores afectaría la memoria y la capacidad de aprendizaje. Pero tal vez simplemente estén molestos con dolor e inflamación porque les extrajeron los dientes.

En una serie más convincente de experimentos se compararon ratones que recibieron pellets de comida frente a los mismos pellets con comida en polvo. Aquellos que comieron la dieta “blanda”, la dieta en polvo, también sufrieron una pérdida de memoria y capacidad de aprendizaje. ¿Qué tiene que ver masticar con la cognición? Pon un sonograma en la cabeza de alguien y podrás detectar un aumento en el flujo sanguíneo cerebral de la rama de la arteria más grande en el cerebro cuando aprietan la mandíbula o mastican chicle. En una máquina de resonancia magnética funcional, las exploraciones cerebrales muestran una mayor activación cognitiva cuando se mastica incluso chicle sin sabor y sin azúcar, aunque los estudios traslacionales sobre los efectos cognitivos agudos de masticar chicle son contradictorios. Aunque, tal vez no sea la masticación.

Mira esto. Al notar que las personas sin molares en un lado de la boca tienen pupilas de tamaños asimétricos, una pupila más pequeña en el lado sin molares, los investigadores probaron si el implante de coronas dentales para reemplazar los dientes faltantes podría reducir la discrepancia, y funcionó. En un estudio, titulado “Nuevos dientes para un cerebro más brillante”, se sugirió que la falta de sensación de los dientes al presionar unos contra otros tiene un efecto adverso sobre la función cerebral. Para ponerlo a prueba, queríamos asignar al azar a personas con dientes faltantes para que se coloquen dentaduras y ver si su cognición mejora en comparación con quienes no lo hacen. No existen tales estudios, pero se llevó a cabo un intrigante estudio piloto.

De diez personas sin dientes, 9 de cada 10 con deterioro cognitivo, 6 de ellas gravemente afectadas, recibieron dentaduras convencionales durante un mes antes de que se les brinden sobredentaduras, que se colocan en implantes de titanio atornillados quirúrgicamente en la mandíbula. Las dentaduras convencionales, mantenidas con adhesivos y succión natural, no alteraron significativamente la función cognitiva. Pero las que estaban unidas con firmeza los implantes en el hueso (presumiblemente que transmiten el mismo tipo de sensaciones de presión al masticar a los nervios en la mandíbula que las raíces naturales de los dientes podrían hacerlo), tuvieron un gran efecto. Nueve de cada 10 sujetos ingresaron al estudio con deterioro cognitivo, pero ocho de ellos lo terminaron con una cognición intacta. Esto sugiere que una prótesis dental bien ajustada y segura no solo mejora la confianza en uno mismo, el contacto social y la calidad de vida, sino también el funcionamiento cerebral adecuado.

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