Cómo conseguir los beneficios de la aspirina sin los riesgos

Image Credit: Wikimedia Commons. Esta imagen ha sido modificada.

La traducción de este texto viene de la mano de nuestro voluntario Jesús Melcón.

Para las personas sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares, los riesgos de la aspirina pueden superar a sus beneficios. No obstante, este fármaco podría tener beneficios adicionales: “Somos consciente desde hace tiempo del papel preventivo de las dosis diarias de aspirina en pacientes con enfermedad aterosclerótica [cardiaca]. Ahora bien, parece que la aspirina también podría tener otros usos alternativos ya que, en dosis bajas, también puede ayudar a prevenir ciertas formas de cáncer, como comento en mi video ¿Todos deberíamos tomar aspirina para prevenir el cáncer?. En un análisis de ocho estudios diferentes en los que participaron más de 25000 personas, “los autores observaron una reducción del 20 % del riesgo de muerte por cáncer entre los pacientes asignados aleatoriamente al grupo tratado con aspirina diaria….”. En palabras de los investigadores, “[L]a búsqueda de los tratamientos más eficaces y seguros para las enfermedades malignas sigue siendo un desafío enorme y arduo. Si tan sólo pudiéramos detener el cáncer y prevenirlo antes de que nos afectase… Tal vez podamos”. Efectivamente, tal vez podamos hacerlo con el ácido salicílico, el fitonutriente que se comercializa como aspirina.

¿Cómo afecta la aspirina al cáncer? El Premio Nobel de Medicina fue otorgado al equipo que descubrió cómo funciona la aspirina. Las enzimas COX (ciclooxigenasas) convierten el ácido araquidónico (un ácido graso proinflamatorio omega 6 que produce nuestro organismo o que obtenemos del consumo de pollo y huevos) en mediadores inflamatorios como el tromboxano, que produce trombosis (coágulos), y las prostaglandinas, que causan inflamación. Lo que hace la aspirina es suprimir estas enzimas COX: la disminución de los niveles de tromboxano implica un menor número de coágulos, y un menor nivel de prostaglandina conlleva menos dolor, inflamación y fiebre. Sin embargo, las prostaglandinas también pueden dilatar los vasos linfáticos de los tumores, permitiendo que las células cancerosas se diseminen. Por lo tanto, una forma que tiene el cáncer de matarnos es aumentando la actividad de las enzimas COX.

Pensamos que una de las maneras en que la aspirina puede prevenir el cáncer es contrarrestando los intentos del tumor de romper los barrotes linfáticos de su jaula con objeto de extenderse por todo el organismo. De hecho, se observó una reducción en la mortalidad de algunos tipos de cáncer en los 2 o 3 años posteriores al inicio del tratamiento con aspirina. Dada esta rapidez, resulta poco verosímil pensar que el responsable de la mejoría fuera un proceso que tan solo afectara la formación tumoral. El cáncer puede tardar décadas en desarrollarse, por lo que la única explicación de que la aspirina funcione con tanta rapidez es que inhiba el crecimiento y la propagación de los tumores ya existentes. La aspirina dio muestras de reducir a la mitad el riesgo de metástasis, en concreto en adenocarcinomas como el cáncer de colon.

A la luz de estos datos, ¿deberíamos tomar una pequeña dosis de aspirina todos los días? Los análisis previos de riesgos y beneficios no consideraron los efectos de la aspirina sobre el cáncer, sopesando únicamente los beneficios cardiovasculares con los riesgos de hemorragia. Ahora bien, los últimos descubrimientos acerca del cáncer podrían cambiar la situación.

Si el consumo diario de aspirina se asociara únicamente con una reducción del riesgo de cáncer de colon, no le merecería la pena a la población general, pues probablemente los riesgos superarían a los beneficios. No obstante, ahora sabemos que este fármaco también afecta a otros tipos de cáncer. “Una reducción de tan solo el 10% en la incidencia total de cáncer […]” podría hacer que los beneficios fueran mayores que los riesgos.

¿Cómo funciona este equilibrio entre riesgos y beneficios? Sabemos que el consumo de aspirina por parte de personas sanas con fines de protección cardiovascular no merece realmente la pena. Ahora bien, la disminución del riesgo de cáncer podría salvar el doble de vidas, de modo que los beneficios podrían superar a los riesgos. Si lo consideramos todo en conjunto (ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, cáncer y hemorragia), la aspirina se presenta como un fármaco de protección general que podría aumentar nuestra esperanza de vida. Es cierto que existe un mayor riesgo de hemorragia grave incluso con dosis bajas de aspirina, pero también se observa un menor riesgo de ataques cardíacos, de accidentes cerebrovasculares por coagulación y de cáncer. Por lo tanto, es posible que, en general,  la aspirina sea beneficiosa.

Ahora bien, el hecho de que los participantes del estudio tuvieran como máximo 74 años es relevante. ¿Por qué? Porque “el riesgo de hemorragia por consumo de aspirina aumenta drásticamente con la edad, de modo que en pacientes de más de 75 años los riesgos podrían superar a los beneficios”. Por otro lado, los resultados en pacientes jóvenes han suscitado el interés de la comunicad científica. “Los últimos hallazgos acerca de los efectos protectores de la aspirina abren nuevos horizontes en la prevención del cáncer”.

“En vista de que las pequeñas dosis de aspirina pueden reducir la mortalidad de los accidentes vasculares y del cáncer de modo considerable, sería interesante emplearlas para tratar […] a la mayoría de adultos jóvenes […]. Sin embargo, el consumo de aspirina por vía oral, incluso a pequeñas dosis, tiende a dañar la mucosa gastrointestinal [el revestimiento del estómago] y a aumentar el riesgo de hemorragia digestiva. Este hecho podría hacer recular a las autoridades sanitarias a la hora de recomendar la ingesta de aspirina a pacientes con un riesgo cardiovascular bajo” (es decir, la mayoría de la población). “Varios metaanálisis recientes estiman que un año de terapia con aspirina a dosis bajas provoca hemorragia digestiva grave (que requiere hospitalización) a 1 de cada 833 pacientes”. El caso ideal sería obtener los beneficios a la par que se evitan los riesgos.

El ácido salicílico, el fitonutriente de la aspirina, no solo se encuentra en los sauces, sino en todo el reino vegetal, desde moras y cebollas blancas hasta manzanas y judías verdes, entre otros. Esto explica por qué el ingrediente activo de la aspirina se suele encontrar en el torrente sanguíneo de personas que no toman este fármaco. La concentración de ácido salicílico es mucho mayor en personas que toman fruta y verdura en comparación con personas que no la hacen. Con tan un solo batido de frutas, nuestros niveles en sangre aumentan en tan solo 90 minutos. Evidentemente, con un batido no basta: es preciso consumir frutas y verduras a diario. Sin embargo, ¿son estos niveles de ácido salicílico suficientes para inhibir la expresión de la enzima inflamatoria implicada en el crecimiento y propagación del cáncer? Usando células del cordón umbilical y del prepucio (¿de dónde iban a conseguir tejido humano los investigadores si no?) se descubrió que incluso las concentraciones bajas derivadas del consumo de batidos suprimieron significativamente la expresión de esta enzima inflamatoria a nivel genético.

Dado que este fitonutriente de la aspirina tiene un origen vegetal, podemos concluir que quienes se alimentan a base de plantas tendrán una mayor concentración en sangre. De hecho, los investigadores no solo observaron una concentración sanguínea más alta en los vegetarianos, sino que en algunos casos los niveles eran similares a los de pacientes que tomaban aspirina. Es posible que los vegetarianos excreten mediante la orina la misma cantidad del metabolito activo de la aspirina que los paciente tratados con aspirina debido a su alto consumo de frutas y verduras. “Dado que la acción antiinflamatoria de la aspirina deriva probablemente del AS [ácido salicílico, el ingrediente activo de la aspirina], y que se ha demostrado que las concentraciones de AS observadas en vegetarianos inhiben la COX-2 in vitro, es posible que los salicilatos de la dieta contribuyan a los efectos positivos de la dieta vegetariana, aunque parece improbable que la mayoría de [omnívoros] alcancen una ingesta suficiente de salicilatos como para obtener un efecto terapéutico”.

La aspirina puede dañar el estómago. Las personas que se alimentan a base de plantas deberían ser más susceptibles de padecer úlceras de estómago debido a sus niveles de ácido salicílico en sangre, ¿verdad? Al contrario: las mujeres y hombres vegetarianos parecen tener un riesgo de úlceras significativamente menor. Por lo tanto, si la población general consumiera más productos vegetales en vez de aspirina, no solo evitaríamos los riesgos del fármaco y obtendríamos sus beneficios, sino que además obtendríamos otros beneficios adicionales. ¿Cómo es posible? El ácido salicílico de las plantas está ligado a nutrientes que protegen el tracto digestivo.

Por ejemplo, el óxido nítrico de los nitratos obtenidos mediante la dieta protege el estómago al aumentar el flujo sanguíneo y la producción de mucosidad protectora en el revestimiento del estómago —”efectos contrarios a los producidos por la aspirina y por otros AINE, que causan úlceras”.

El investigador señala que aunque “aunque las verduras con hojas verdes oscuras […] sean una de las mayores fuentes alimentarias de nitratos […] no es realista pensar que la gente vaya a comer una gran cantidad cada día”, de modo que tendrían que seguir tomando pastillas. Yo, por el contrario, sostengo que nos bastaría con comer verdura. Quienes hayan padecido un ataque cardíaco deberán seguir los consejos de su médico, que probablemente les recetará aspirina diaria. Ahora bien ¿qué deberían hacer los demás? Yo considero que todo el mundo debería tomar ácido salicílico, pero en forma de productos frescos, no de pastillas.


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Un saludo,

Michael Greger

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