La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Malu Belén.
Perder peso puede ayudar a disminuir la ciática, la hipertensión y el riesgo de cáncer, además de revertir la diabetes de tipo 2.
En el ABC de consecuencias de la obesidad sobre la salud, la A es para artritis, como mencioné en la publicación anterior, y la B es para lumbalgia (Back Pain). El sobrepeso no es solo un factor de riesgo para la lumbalgia, sino que también lo es para la ciática (un dolor neurálgico irradiado), además de la degeneración del disco lumbar y la hernia de disco. De modo similar a lo que aprendimos en la historia de la artritis, esto también podría deberse a una combinación de exceso de peso, colesterol elevado e inflamación asociados al sobrepeso. ¿Por qué mencionamos el colesterol? En los estudios de autopsias y angiografías se muestra que la ateroesclerosis puede obstruir las arterias lumbares que irrigan la columna vertebral, lo que disminuiría la nutrición de los discos de la región lumbar, como puedes ver a continuación y en 00:47, en mi video Los efectos de la obesidad en el dolor de espalda, la tensión, el cáncer y la diabetes.
La B también es para presión arterial (Blood Pressure). El exceso de grasa visceral, por ejemplo, la grasa abdominal interna, puede físicamente comprimir los riñones. Una compresión mayor puede hacer que el sodio retorne al torrente sanguíneo, lo que aumenta la presión arterial. Al combinarse, la obesidad y la hipertensión pueden tener “consecuencias desastrosas para la salud”, pero la buena noticia es que perder algunos kilos puede ayudar a eliminar esta presión. La pérdida de peso se ha descrito como “una estrategia vital para controlar la hipertensión”. De hecho, los investigadores determinaron que perder alrededor de 4 kg podría bajar la presión arterial casi tanto como reducir el consumo de sal a aproximadamente la mitad.
La C es para cáncer. Aproximadamente tres cuartos de las personas entrevistadas “no sabían que el sobrepeso o la obesidad aumentan el riesgo de cáncer”, cuando, de hecho, según una revisión exhaustiva de más de mil estudios, el exceso de grasa corporal aumenta el riesgo de la mayoría de casos de esta enfermedad, lo que incluye el cáncer de esófago, estómago, colorrectal, hepático, vesicular, pancreático, de mama, uterino, de ovario, de riñón, de cerebro, de tiroides y de médula ósea (mieloma múltiple), como puedes ver a continuación y en 2:00 en mi video.
Esto podría deberse a la inflamación crónica producida por la obesidad; o, quizás, sea a causa de los niveles altos de insulina por la resistencia a esta hormona. (Además de controlar el azúcar en sangre, la insulina también es “un potente factor para el crecimiento de los tumores”.) En las mujeres, también podría ser el exceso de estrógenos.
Después de que los ovarios dejan de producir óvulos durante la menopausia, la grasa pasa a ser el principal lugar de producción de estrógenos. Por esa razón, las mujeres con obesidad tienen hasta casi el doble de niveles de estrógeno en el torrente sanguíneo, lo que se asocia con un mayor riesgo de tener cáncer de mama y fallecer. Los datos sobre el cáncer de próstata no son tan sólidos, aunque la obesidad está relacionada con un riesgo más elevado de padecer cáncer invasivo de pene.
Un motivo por el que confiamos en que el vínculo existente entre la obesidad y el cáncer es una relación de causa y efecto (y no solo una consecuencia indirecta de alimentarse mal) es que el riesgo general de tener cáncer disminuye cuando las personas pierden peso, incluso mediante una cirugía bariátrica. Los investigadores descubrieron que quienes experimentaron una pérdida de peso sostenida de alrededor de 20 kg después de la cirugía desarrollaron alrededor de un tercio menos de cánceres en la década siguiente, en comparación con las personas del grupo de control no quirúrgico que continuaron ganando peso lentamente con el tiempo. Sin embargo, la excepción es el cáncer colorrectal.
“El cáncer colorrectal es el único conocido para el que el riesgo parece aumentar después de una cirugía para la obesidad”. De hecho, después de la cirugía bariátrica, la mortalidad por cáncer de recto puede triplicarse. Se cree que reorganizar la anatomía en una de las cirugías más comunes, el baipás gástrico en Y de Roux, aumenta la exposición a la bilis en la pared intestinal. Esto provoca cambios que favorecen la inflamación incluso años después del procedimiento, lo que se cree que es responsable del aumento del riesgo de cáncer. Por el contrario, perder peso por medio de una dieta tiene el potencial de disminuir el riesgo de cáncer relacionado con la obesidad en general.
La D es para diabetes. Como se presenta en una declaración de consenso de la Federación Internacional de Diabetes, la obesidad se considera el factor de riesgo más importante para la diabetes tipo 2, que es la causa principal de insuficiencia renal, amputaciones de miembros inferiores y ceguera en la edad adulta. Paradójicamente, muchos de los principales medicamentos utilizados para tratar la diabetes (incluida la propia insulina) provocan un mayor aumento de peso, lo que crea un círculo vicioso.
Entonces, una vez más, usar la medicina del estilo de vida para tratar la causa subyacente no solo es más seguro, más simple y más barato, sino que también puede ser más efectivo.
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