La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Tamara Amor.
Más del 95% de la exposición humana a contaminantes industriales como las dioxinas y los PCB proviene del pescado, carnes y productos lácteos.
Al cultivar carne muscular, sin órganos asociados como los intestinos, la incidencia de enfermedades transmitidas por los alimentos “podría reducirse de forma significativa”, al igual que la exposición a antibióticos, “pesticidas, arsénico, dioxinas y hormonas asociadas con la carne convencional”. En la actualidad, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA por sus siglas en inglés) ha aprobado 7 medicamentos hormonales para aumentar la producción de leche y carne. “En la Unión Europea, sin embargo, existe una prohibición total de su uso”. Pero aunque no se inyecten, los productos de origen animal de por sí contienen hormonas de forma natural. “Los huevos, por ejemplo, aportan más estradiol [estrógenos] a la dieta que la carne de vaca, sin importar si se han utilizado hormonas en los animales o no”. Esto se debe a que los huevos provienen de los ovarios de las gallinas, que contienen gran cantidad de hormonas. Pero al cultivar la carne muscular o la proteína de la clara del huevo de forma aislada, no necesitas incluir órganos reproductivos, glándulas suprarrenales ni ninguna de las hormonas asociadas.
“La seguridad química es otra preocupación en la producción de carne bajo los sistemas actuales”. Existen sustancias químicas tóxicas y contaminantes industriales que se acumulan en la cadena alimentaria, como pesticidas, PCB, metales pesados y retardantes de llama, pero la carne cultivada no tiene cadena alimentaria. Podríamos producir todo el atún que quisiéramos, sin nada de mercurio.
Cuando la Organización Mundial de la Salud determinó que la carne procesada es un carcinógeno humano y la no procesada uno probable, no tuvo en cuenta los contaminantes ambientales. Al analizar carne disponible en comercios para detectar la presencia de “33 sustancias químicas con potencial carcinógeno”, como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), pesticidas organoclorados como el DDT y PCB similares a dioxinas, los investigadores concluyeron que, para reducir el riesgo de cáncer, deberíamos limitar el consumo de ternera, cerdo o pollo a un máximo de 5 porciones al mes.
¿Para qué cultivar carne si se puede comprar carne ecológica? Al parecer, “el consumo de carne ecológica no disminuye el potencial cancerígeno asociado a la ingesta de contaminantes orgánicos persistentes (COP)”. Varios estudios recientes han comparado la presencia de contaminantes ambientales en carne ecológica frente a carne convencional y los resultados revelaron que la carne ecológica a menudo estaba más contaminada. Lo mismo ocurrió con muestras de cerdo y de aves.
Al analizar los microcontaminantes y residuos químicos, como dioxinas, PCB, plomo y arsénico, se detectaron niveles más altos en las muestras de carne ecológica en comparación con la carne convencional. Esto puede verse a continuación y en el minuto 2:56 de mi video La inocuidad química de la carne cultivada, donde el color verde representa la carne ecológica y el azul, la convencional.
Cocinar ayuda a eliminar parte de la grasa donde se concentran los PCB, como se muestra aquí y en el minuto 3:01.
Los mariscos parecen ser una excepción. Cocinarlos al vapor, por ejemplo, suele aumentar los niveles de contaminantes, lo que incrementa la exposición e incluso concentra el mercurio hasta en un 47%, como puedes ver a continuación y en el minuto 3:15 de mi video. Es mejor evitar la acumulación de toxinas desde el principio.
Más del 95% de la exposición humana a contaminantes industriales como las dioxinas y los PCB proviene de alimentos como la carne (incluido el pescado graso) y los lácteos, pero los contaminantes no aparecen por arte de magia. Los animales mismos acumulan contaminantes durante toda su vida que nosotros provocamos, provenientes de incineradoras, plantas eléctricas, lodos de alcantarillado, entre otros, como puedes ver en el minuto 3:40 de mi video.
A diferencia de la producción convencional de carne, una cosecha sin sacrificio no solo significa el fin de los animales infectados, sino también el de los animales contaminados. En cuanto a contaminantes, sería como viajar en el tiempo a antes de la Revolución Industrial.
Nota del médico:
La carne cultivada implica menos contaminación por residuos fecales, sustancias tóxicas, antibióticos y hormonas; hasta un 99 % menos impacto ambiental; y ningún riesgo de pandemia. Permite disfrutar de la carne sin perjudicar a los demás.
Este es el último video de esta serie sobre carne cultivada. Si te perdiste los dos primeros, echa un vistazo a los videos sobre seguridad alimentaria y resistencia a los antibióticos.
Anteriormente hice una serie de videos sobre carnes de origen vegetal. Puedes encontrarlos en las publicaciones relacionadas más abajo.