La profesión médica parece más interesada en la transparencia y el “manejar” los conflictos de intereses que en prohibirlos.
Eliminar los conflictos de interés en las investigaciones médicas
¿Quién financia la mayoría de los estudios que dicen que los medicamentos son seguros y efectivos? Las propias farmacéuticas.
“Es obvio que es absurdo buscar una evaluación objetiva sobre un producto cuando es la empresa que produce ese producto la que hace la evaluación… Un resultado de este sesgo en la literatura es que los médicos aprenden a tener un estilo de medicina que depende demasiado de los medicamentos. Incluso cuando un cambio en el estilo de vida podría ser más efectivo, los médicos y sus pacientes suelen creer que para cada problema existe un medicamento”. El problema es tan enorme que los “[m]édicos ya no pueden basarse en la literatura médica para encontrar información válida y fiable”. Menuda acusación. Esto lo dijo un editor del New England Journal of Medicine, una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo.
Se introdujo el Drug Company Gift Disclosure Act en el Congreso estadounidense para ayudar a denunciar este conflicto de intereses que corrompe a la profesión médica, pero acabó siendo integrado en el Affordable Care Act. Hay una base de datos que te dice qué médicos reciben los miles de millones de dólares que las farmacéuticas se gastan todos los años, “y permite que los pacientes tomen una decisión más informada cuando escogen a qué médico ir o a qué tratamiento deberían someterse”. (Explico cómo enterarte de esta información en el video Descubre si tu médico recibe dinero de la industria farmacéutica.)
En 2008, el grupo médico respaldó una versión del acto que no precisaba de transparencia con el público a menos que el médico reciba más de 500 dólares en regalos, pero la versión del 2009 se hizo mucho más estricta y lo bajó a 100. Esto hizo que algunos grupos como la American Academy of Family Physicians se pusieran un poco nerviosos. La norma final del Obamacare requiere que se declaren hasta 10 dólares para una comida, e hizo que países de todo el mundo se inspirasen en los Estados Unidos en el ámbito de la ética médica. ¡Algo así no ocurre todos los días!
Ahora que tenemos este registro público masivo, podemos ver realmente qué tan honestos han sido los médicos. Se comparó la transparencia financiera de los autores de las guías de recomendaciones de American College of Cardiology y American Heart Association con el registro de cientos de miles de dólares que recibieron de las farmacéuticas. Se descubrió que “la concordancia general entre lo que declararon los autores y lo que declararon las empresas era muy mala”. A nivel nacional, las mujeres médico reciben, cada una, miles de dólares menos de las farmacéuticas al año, en comparación con los hombres médico. No está claro si es porque las mujeres tienen una ética mejor, o porque la industria es sexista.
¿Qué pasa con los conflictos de intereses de las páginas de ayuda clínica en línea? “Las páginas web de puntos de atención de medicina basada en la evidencia permiten que los médicos respondan a preguntas clínicas [de un paciente] gracias a la evidencia reciente y desde su propia cama”. Los médicos con pacientes a su cargo usan cada vez más estas páginas para revisar las recomendaciones de tratamientos en el momento de la consulta. Por ejemplo, si estás con un paciente puedes coger tu teléfono y comprobar algo antes de decírselo. Es importante que “los miembros de los grupos que desarrollan las recomendaciones clínicas formales se vean desincentivados a interactuar con la industria de la salud de una manera que podría crear un conflicto de intereses”. Unos investigadores examinaron una de esas páginas, UpToDate, que parecía tener los mejores diagnósticos. Encontraron conflictos de intereses que cada uno de los artículos de UpToDate que examinaron.
¿Qué deberíamos hacer con esta información? Imagínate que ves un artículo que dice que el consumo de dulces no se asocia con ningún problema de salud, y los autores dicen que su investigación fue financiada por la National Confectioners Association, un grupo que solía tener anuncios del estilo de: “Pon dulces en su comida del colegio. Es bueno para ellos”. Podríamos pensar que es mejor leer ese artículo con un poco de escepticismo. “El problema con los conflictos de intereses financieros es que no sabes ya qué creer”. Quizá esta “preocupación por la transparencia se ha convertido el centro del debate”. Quizá, como critica el Dr. Kassirer, antiguo editor jefe del New England Journal of Medicine, en lugar de preocuparse por la transparencia, hay que pensar en eliminar esos conflictos comerciales. Es como hacer una reforma financiera en una campaña, que se centra en la transparencia con el público en lugar de sacar el dinero de la política. Pues sí, escribió que “la mayoría de la atención se va a la transparencia con los conflictos de intereses, pero debería ir a los conflictos en sí”.
Después de que el Dr. Kassirer dimitiera del New England Journal of Medicine, desilusionado por el camino que estaba cogiendo la revista, lo sucedió la Dr. Marcia Angell. Era la primera editora jefe en los cien años de historia de la revista, y solo duró un año. Según ella, “las revistas médicas siempre se refieren a los conflictos de intereses ‘potenciales’, como si eso fuera diferente de la realidad, o se preocupan de cómo declararlos o manejarlos, pero no piensan en prohibirlos. Básicamente, parece que hay la intención de eliminar la sensación de corrupción, mientras se quedan con el dinero. Romper con la dependencia que tiene la profesión médica con la industria farmacéutica va a costar más que unos comités y pequeños gestos. Se necesitaría una ruptura drástica de unos patrones de comportamiento extremadamente lucrativos”.
Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Ángela Graña Varela.
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
Imágenes gracias a Bill Brooks a través de flickr
¿Quién financia la mayoría de los estudios que dicen que los medicamentos son seguros y efectivos? Las propias farmacéuticas.
“Es obvio que es absurdo buscar una evaluación objetiva sobre un producto cuando es la empresa que produce ese producto la que hace la evaluación… Un resultado de este sesgo en la literatura es que los médicos aprenden a tener un estilo de medicina que depende demasiado de los medicamentos. Incluso cuando un cambio en el estilo de vida podría ser más efectivo, los médicos y sus pacientes suelen creer que para cada problema existe un medicamento”. El problema es tan enorme que los “[m]édicos ya no pueden basarse en la literatura médica para encontrar información válida y fiable”. Menuda acusación. Esto lo dijo un editor del New England Journal of Medicine, una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo.
Se introdujo el Drug Company Gift Disclosure Act en el Congreso estadounidense para ayudar a denunciar este conflicto de intereses que corrompe a la profesión médica, pero acabó siendo integrado en el Affordable Care Act. Hay una base de datos que te dice qué médicos reciben los miles de millones de dólares que las farmacéuticas se gastan todos los años, “y permite que los pacientes tomen una decisión más informada cuando escogen a qué médico ir o a qué tratamiento deberían someterse”. (Explico cómo enterarte de esta información en el video Descubre si tu médico recibe dinero de la industria farmacéutica.)
En 2008, el grupo médico respaldó una versión del acto que no precisaba de transparencia con el público a menos que el médico reciba más de 500 dólares en regalos, pero la versión del 2009 se hizo mucho más estricta y lo bajó a 100. Esto hizo que algunos grupos como la American Academy of Family Physicians se pusieran un poco nerviosos. La norma final del Obamacare requiere que se declaren hasta 10 dólares para una comida, e hizo que países de todo el mundo se inspirasen en los Estados Unidos en el ámbito de la ética médica. ¡Algo así no ocurre todos los días!
Ahora que tenemos este registro público masivo, podemos ver realmente qué tan honestos han sido los médicos. Se comparó la transparencia financiera de los autores de las guías de recomendaciones de American College of Cardiology y American Heart Association con el registro de cientos de miles de dólares que recibieron de las farmacéuticas. Se descubrió que “la concordancia general entre lo que declararon los autores y lo que declararon las empresas era muy mala”. A nivel nacional, las mujeres médico reciben, cada una, miles de dólares menos de las farmacéuticas al año, en comparación con los hombres médico. No está claro si es porque las mujeres tienen una ética mejor, o porque la industria es sexista.
¿Qué pasa con los conflictos de intereses de las páginas de ayuda clínica en línea? “Las páginas web de puntos de atención de medicina basada en la evidencia permiten que los médicos respondan a preguntas clínicas [de un paciente] gracias a la evidencia reciente y desde su propia cama”. Los médicos con pacientes a su cargo usan cada vez más estas páginas para revisar las recomendaciones de tratamientos en el momento de la consulta. Por ejemplo, si estás con un paciente puedes coger tu teléfono y comprobar algo antes de decírselo. Es importante que “los miembros de los grupos que desarrollan las recomendaciones clínicas formales se vean desincentivados a interactuar con la industria de la salud de una manera que podría crear un conflicto de intereses”. Unos investigadores examinaron una de esas páginas, UpToDate, que parecía tener los mejores diagnósticos. Encontraron conflictos de intereses que cada uno de los artículos de UpToDate que examinaron.
¿Qué deberíamos hacer con esta información? Imagínate que ves un artículo que dice que el consumo de dulces no se asocia con ningún problema de salud, y los autores dicen que su investigación fue financiada por la National Confectioners Association, un grupo que solía tener anuncios del estilo de: “Pon dulces en su comida del colegio. Es bueno para ellos”. Podríamos pensar que es mejor leer ese artículo con un poco de escepticismo. “El problema con los conflictos de intereses financieros es que no sabes ya qué creer”. Quizá esta “preocupación por la transparencia se ha convertido el centro del debate”. Quizá, como critica el Dr. Kassirer, antiguo editor jefe del New England Journal of Medicine, en lugar de preocuparse por la transparencia, hay que pensar en eliminar esos conflictos comerciales. Es como hacer una reforma financiera en una campaña, que se centra en la transparencia con el público en lugar de sacar el dinero de la política. Pues sí, escribió que “la mayoría de la atención se va a la transparencia con los conflictos de intereses, pero debería ir a los conflictos en sí”.
Después de que el Dr. Kassirer dimitiera del New England Journal of Medicine, desilusionado por el camino que estaba cogiendo la revista, lo sucedió la Dr. Marcia Angell. Era la primera editora jefe en los cien años de historia de la revista, y solo duró un año. Según ella, “las revistas médicas siempre se refieren a los conflictos de intereses ‘potenciales’, como si eso fuera diferente de la realidad, o se preocupan de cómo declararlos o manejarlos, pero no piensan en prohibirlos. Básicamente, parece que hay la intención de eliminar la sensación de corrupción, mientras se quedan con el dinero. Romper con la dependencia que tiene la profesión médica con la industria farmacéutica va a costar más que unos comités y pequeños gestos. Se necesitaría una ruptura drástica de unos patrones de comportamiento extremadamente lucrativos”.
Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Ángela Graña Varela.
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Imágenes gracias a Bill Brooks a través de flickr
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Eliminar los conflictos de interés en las investigaciones médicas
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¿Por qué importa de dónde viene el dinero? No te pierdas Revelar conflictos de interés en las investigaciones médicas.
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