¿Cómo se explica el incremento del cáncer de próstata pero la disminución del cáncer de colon asociados con el consumo de lácteos?
Friday Favorites: Los lácteos y el cáncer
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Claudia Escorza y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.
Estudios que comparan las tasas de cáncer entre países han mostrado que existe una variación de hasta 70 veces en la incidencia de cáncer de próstata en todo el mundo. Partes de Asia y África tienen tasas bajas, mientras que América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y el norte de Europa tienen tasas altas. Este es el mapa de la mortalidad por cáncer de próstata. ¿Podría el consumo de productos lácteos tener algo que ver con eso dado que los europeos del norte, los estadounidenses y los australianos beben mucha leche, mientras que la mayoría de los no-caucásicos en el mundo son intolerantes a la lactosa? Pero, el que un país beba mucha leche y tenga muchos casos de cáncer, no significa que los individuos de ese país que beben leche son los que tienen cáncer. Es por eso que necesitamos estudios de cohortes, en donde se mida la cantidad de leche que la gente bebe y se monitoree a los individuos a lo largo del tiempo para ver si los que beben más leche tienen más cáncer.
Se han realizado docenas de estudios de ese tipo. Si los revisamos todos juntos, resulta que el consumo total de productos lácteos, incluyendo la leche baja en grasa, sí se asoció con un mayor riesgo de cáncer de próstata. La pregunta es… ¿por qué? Tal vez sea solo todo el calcio. Se observó que a mayor consumo de calcio, mayor era el riesgo de cáncer de próstata. Sí, pero la mayoría de las personas obtienen calcio de los productos lácteos. Entonces, ¿cómo sabemos que esto no solo se trata de un efecto de los lácteos? Antes de comenzar a preocuparnos por la col rizada y otras fuentes de calcio no-lácteas, sería bueno comparar los efectos de los productos lácteos y los no-lácteos como fuentes de calcio. Y eso es exactamente lo que hicieron. Sí, se encontró que entre más calcio provenga de fuentes lácteas, mayor es el riesgo de cáncer; pero, las fuentes de calcio no-lácteas resultaron protectoras. Entonces, no se trata de un efecto del calcio. Se trata de un efecto de los lácteos.
Esto sugiere que otros componentes de los productos lácteos pueden ser los culpables. Los estudios sugieren que es la proteína animal la que aumenta los niveles de una hormona de crecimiento que promueve el cáncer llamada IGF-1, factor de crecimiento similar a la insulina 1. Si nos fijamos en 28 estudios con cerca de 28,000 participantes esto es lo que pasa. Esto se conoce como una gráfica albatross: cualquier estudio a la derecha de esta línea muestra un vínculo entre los niveles de IGF-1 y los productos lácteos, específicamente la leche o el consumo de proteínas lácteas. Y cualquier estudio que alcance esta línea o la rebase muestra una asociación significativa con niveles más altos de IGF-1.
Esto también podría explicar por qué la alimentación a base de plantas puede ser tan protectora. Si se pone a los pacientes de cáncer a seguir una dieta de alimentos integrales y a base de plantas durante un año, sin quimioterapia, sin radiación (solo cambios en el estilo de vida), se obtiene una reducción significativa en los niveles de PSA, lo cual es indicativo de una reducción en el tamaño de los tumores; su sangre se vuelve casi ocho veces mejor en la supresión del crecimiento de las células cancerosas. Haciendo biopsias se pueden observar cambios en la expresión genética, una regulación a la baja de los genes críticos del cáncer, efectivamente desactivando los genes del crecimiento del cáncer a nivel genético. En cambio, si consumes muchos productos lácteos después de un diagnóstico de cáncer de próstata, es posible que sufras un riesgo 76% mayor de muerte en general y un riesgo 141% mayor de morir específicamente por el cáncer diagnosticado.
Incluso sin IGF-1, la proteína caseína de la leche parece ser un factor promotor de la proliferación de células cancerosas, aumentando el crecimiento de las células del cáncer de próstata, al menos en una placa Petri. Y lo mismo pasa con el suero, la otra proteína principal de origen animal en los productos lácteos. Verás, casi el 100% de los cánceres de próstata avanzados logran continuar su desarrollo al sobreexpresar una enzima de crecimiento llamada TOR. Y la proteína láctea aumenta la señalización de TOR aún más, lo cual tiene mucho sentido: los terneros tienen que crecer 40 veces más rápido que los bebés humanos y, por eso, la leche de vaca tiene que estar llena de promotores de crecimiento, sin mencionar las hormonas de la leche, especialmente la leche de vacas que ya están preñadas nuevamente. Esta producción comercializada de leche proveniente de vacas preñadas introduce cantidades no controladas de hormonas esteroides bovinas en la cadena alimentaria humana. Y así, esta combinación de factores bien puede explicar la asociación observada entre el alto consumo de lácteos y un mayor riesgo de cáncer de próstata.
Desde una perspectiva evolutiva, el “abuso” persistente del sistema de señalización promotor de crecimiento de la leche bovina por los humanos a lo largo de toda la vida (no solo tomando leche durante la infancia), mantiene activo el sello más importante de la biología del cáncer. Una señalización proliferativa sostenida para crecer, crecer, crecer. Y, por eso, hay un interés en tratar de definir los límites superiores seguros del consumo de leche y lácteos a largo plazo para la prevención del cáncer más común promovido por los lácteos en los hombres. Pero si nos fijamos en las recomendaciones alimentarias para el cáncer, sí, la leche puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata, sin embargo no se proporciona ninguna recomendación para reducir el consumo de lácteos porque la evidencia del cáncer de próstata entró en conflicto con una disminución del riesgo de cáncer colorrectal. El alto consumo de lácteos se asocia con un mayor riesgo de cáncer de próstata, pero disminuye el riesgo de cáncer de colon. Entonces, es como el caso del alcohol, que puede ser un “cancerígeno intoxicante”, pero los legisladores dudan en introducir leyes efectivas en lo referente al alcohol, o incluso en apoyar la adición de advertencias en las etiquetas, por temor a que pudieran socavar cualquier posible beneficio del consumo de alcohol para la salud. Ya he hablado de cómo los supuestos beneficios del alcohol parece que se están evaporando. Entonces, ¿los productos lácteos realmente protegen contra el cáncer de colon?
Revisando todos los estudios de cohortes donde se midió el consumo de lácteos y se monitoreó a los participantes durante años para ver quiénes tenían cáncer, la leche y el consumo total de lácteos se asoció con una reducción en el riesgo de cáncer colorrectal, uno de nuestros cánceres más mortales. Ahora bien, las personas que beben más leche simplemente podrían tender a hacer más ejercicio, fumar menos, beber menos, comer menos carne, lo que podría explicar algo de la asociación; sin embargo, muchos de los estudios fueron ajustados teniendo en mente este tipo de factores que podrían influir en los resultados. Lo más probable es que fueran los efectos protectores del calcio, el cual puede combinarse con ácidos biliares proinflamatorios en el intestino; aunque los productos lácteos con alto contenido de grasa, como el queso, en realidad pueden aumentar los ácidos biliares, lo cual explicaría por qué el queso parece anular el beneficio del calcio. Entonces, ¿podríamos ser capaces de tener lo mejor de ambos mundos al consumir fuentes de calcio no-lácteas?
Si divides a un grupo de personas aleatoriamente y pones a unos a tomar suplementos de calcio, se puede observar una reducción significativa en los pólipos de colon recurrentes, que de otro modo podrían convertirse en cáncer. Sin embargo, los suplementos de calcio han sido asociados a efectos cardiovasculares adversos. Así que, lo mejor de todos los mundos, si quieres adoptar un enfoque preventivo en términos de nutrición y cáncer, es obtener calcio a través de vegetales de hojas verdes oscuras bajas en oxalato, frijoles, guisantes, garbanzos y lentejas o, si es necesario, alimentos fortificados con calcio tales como la leche de soya o almendra.
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
Gráficos de Avocado Video
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Claudia Escorza y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.
Estudios que comparan las tasas de cáncer entre países han mostrado que existe una variación de hasta 70 veces en la incidencia de cáncer de próstata en todo el mundo. Partes de Asia y África tienen tasas bajas, mientras que América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y el norte de Europa tienen tasas altas. Este es el mapa de la mortalidad por cáncer de próstata. ¿Podría el consumo de productos lácteos tener algo que ver con eso dado que los europeos del norte, los estadounidenses y los australianos beben mucha leche, mientras que la mayoría de los no-caucásicos en el mundo son intolerantes a la lactosa? Pero, el que un país beba mucha leche y tenga muchos casos de cáncer, no significa que los individuos de ese país que beben leche son los que tienen cáncer. Es por eso que necesitamos estudios de cohortes, en donde se mida la cantidad de leche que la gente bebe y se monitoree a los individuos a lo largo del tiempo para ver si los que beben más leche tienen más cáncer.
Se han realizado docenas de estudios de ese tipo. Si los revisamos todos juntos, resulta que el consumo total de productos lácteos, incluyendo la leche baja en grasa, sí se asoció con un mayor riesgo de cáncer de próstata. La pregunta es… ¿por qué? Tal vez sea solo todo el calcio. Se observó que a mayor consumo de calcio, mayor era el riesgo de cáncer de próstata. Sí, pero la mayoría de las personas obtienen calcio de los productos lácteos. Entonces, ¿cómo sabemos que esto no solo se trata de un efecto de los lácteos? Antes de comenzar a preocuparnos por la col rizada y otras fuentes de calcio no-lácteas, sería bueno comparar los efectos de los productos lácteos y los no-lácteos como fuentes de calcio. Y eso es exactamente lo que hicieron. Sí, se encontró que entre más calcio provenga de fuentes lácteas, mayor es el riesgo de cáncer; pero, las fuentes de calcio no-lácteas resultaron protectoras. Entonces, no se trata de un efecto del calcio. Se trata de un efecto de los lácteos.
Esto sugiere que otros componentes de los productos lácteos pueden ser los culpables. Los estudios sugieren que es la proteína animal la que aumenta los niveles de una hormona de crecimiento que promueve el cáncer llamada IGF-1, factor de crecimiento similar a la insulina 1. Si nos fijamos en 28 estudios con cerca de 28,000 participantes esto es lo que pasa. Esto se conoce como una gráfica albatross: cualquier estudio a la derecha de esta línea muestra un vínculo entre los niveles de IGF-1 y los productos lácteos, específicamente la leche o el consumo de proteínas lácteas. Y cualquier estudio que alcance esta línea o la rebase muestra una asociación significativa con niveles más altos de IGF-1.
Esto también podría explicar por qué la alimentación a base de plantas puede ser tan protectora. Si se pone a los pacientes de cáncer a seguir una dieta de alimentos integrales y a base de plantas durante un año, sin quimioterapia, sin radiación (solo cambios en el estilo de vida), se obtiene una reducción significativa en los niveles de PSA, lo cual es indicativo de una reducción en el tamaño de los tumores; su sangre se vuelve casi ocho veces mejor en la supresión del crecimiento de las células cancerosas. Haciendo biopsias se pueden observar cambios en la expresión genética, una regulación a la baja de los genes críticos del cáncer, efectivamente desactivando los genes del crecimiento del cáncer a nivel genético. En cambio, si consumes muchos productos lácteos después de un diagnóstico de cáncer de próstata, es posible que sufras un riesgo 76% mayor de muerte en general y un riesgo 141% mayor de morir específicamente por el cáncer diagnosticado.
Incluso sin IGF-1, la proteína caseína de la leche parece ser un factor promotor de la proliferación de células cancerosas, aumentando el crecimiento de las células del cáncer de próstata, al menos en una placa Petri. Y lo mismo pasa con el suero, la otra proteína principal de origen animal en los productos lácteos. Verás, casi el 100% de los cánceres de próstata avanzados logran continuar su desarrollo al sobreexpresar una enzima de crecimiento llamada TOR. Y la proteína láctea aumenta la señalización de TOR aún más, lo cual tiene mucho sentido: los terneros tienen que crecer 40 veces más rápido que los bebés humanos y, por eso, la leche de vaca tiene que estar llena de promotores de crecimiento, sin mencionar las hormonas de la leche, especialmente la leche de vacas que ya están preñadas nuevamente. Esta producción comercializada de leche proveniente de vacas preñadas introduce cantidades no controladas de hormonas esteroides bovinas en la cadena alimentaria humana. Y así, esta combinación de factores bien puede explicar la asociación observada entre el alto consumo de lácteos y un mayor riesgo de cáncer de próstata.
Desde una perspectiva evolutiva, el “abuso” persistente del sistema de señalización promotor de crecimiento de la leche bovina por los humanos a lo largo de toda la vida (no solo tomando leche durante la infancia), mantiene activo el sello más importante de la biología del cáncer. Una señalización proliferativa sostenida para crecer, crecer, crecer. Y, por eso, hay un interés en tratar de definir los límites superiores seguros del consumo de leche y lácteos a largo plazo para la prevención del cáncer más común promovido por los lácteos en los hombres. Pero si nos fijamos en las recomendaciones alimentarias para el cáncer, sí, la leche puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata, sin embargo no se proporciona ninguna recomendación para reducir el consumo de lácteos porque la evidencia del cáncer de próstata entró en conflicto con una disminución del riesgo de cáncer colorrectal. El alto consumo de lácteos se asocia con un mayor riesgo de cáncer de próstata, pero disminuye el riesgo de cáncer de colon. Entonces, es como el caso del alcohol, que puede ser un “cancerígeno intoxicante”, pero los legisladores dudan en introducir leyes efectivas en lo referente al alcohol, o incluso en apoyar la adición de advertencias en las etiquetas, por temor a que pudieran socavar cualquier posible beneficio del consumo de alcohol para la salud. Ya he hablado de cómo los supuestos beneficios del alcohol parece que se están evaporando. Entonces, ¿los productos lácteos realmente protegen contra el cáncer de colon?
Revisando todos los estudios de cohortes donde se midió el consumo de lácteos y se monitoreó a los participantes durante años para ver quiénes tenían cáncer, la leche y el consumo total de lácteos se asoció con una reducción en el riesgo de cáncer colorrectal, uno de nuestros cánceres más mortales. Ahora bien, las personas que beben más leche simplemente podrían tender a hacer más ejercicio, fumar menos, beber menos, comer menos carne, lo que podría explicar algo de la asociación; sin embargo, muchos de los estudios fueron ajustados teniendo en mente este tipo de factores que podrían influir en los resultados. Lo más probable es que fueran los efectos protectores del calcio, el cual puede combinarse con ácidos biliares proinflamatorios en el intestino; aunque los productos lácteos con alto contenido de grasa, como el queso, en realidad pueden aumentar los ácidos biliares, lo cual explicaría por qué el queso parece anular el beneficio del calcio. Entonces, ¿podríamos ser capaces de tener lo mejor de ambos mundos al consumir fuentes de calcio no-lácteas?
Si divides a un grupo de personas aleatoriamente y pones a unos a tomar suplementos de calcio, se puede observar una reducción significativa en los pólipos de colon recurrentes, que de otro modo podrían convertirse en cáncer. Sin embargo, los suplementos de calcio han sido asociados a efectos cardiovasculares adversos. Así que, lo mejor de todos los mundos, si quieres adoptar un enfoque preventivo en términos de nutrición y cáncer, es obtener calcio a través de vegetales de hojas verdes oscuras bajas en oxalato, frijoles, guisantes, garbanzos y lentejas o, si es necesario, alimentos fortificados con calcio tales como la leche de soya o almendra.
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Friday Favorites: Los lácteos y el cáncer
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URLNota del Doctor
¡Wow! Ese fue un video largo, pero no quise cortarlo y perder el hilo de la narración. Espero que haya sido lo suficientemente claro aunque puede ser uno de esos videos que necesites ver nuevamente para digerirlo porque es demasiada información.
Este es el video que mencioné: ¿Es mejor beber un poco de alcohol que no beberlo?
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El video fue publicado originalmente el 13 de marzo de 2019.
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