No dejes que les funcione el “divide y vencerás”

Image Credit: Pixabay. Esta imagen ha sido modificada.

Parece que se está produciendo un cambio universal hacia una alimentación dominada por un mayor consumo de alimentos densos en calorías, como el sirope de maíz, el azúcar, los alimentos de origen animal y los aceites. Esto es gracias a las políticas en la agricultura que han creado el objetivo a largo plazo de producir maíz barato. “El consumo de alimentos altos en grasas saturadas y de procesados llenos de grasas trans, sal y azúcar es la causa de al menos 14 millones de muertes cada año”. 

La Dr. Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud, nos cuenta cómo “pocos gobiernos deciden poner la salud por encima del negocio. Como aprendidos con la industria tabacalera, una empresa poderosa puede conseguir venderle al público prácticamente cualquier cosa. Esto ya no se trata de la fuerza de voluntad individual, sino de la falta de acción política para frenar a estas grandes empresas”.

Es un terreno complicado para muchos científicos en la salud pública. Como traté en mi video El movimiento por los alimentos saludables: la fuerza está en la unidad, “hicieron falta cinco décadas después de los primeros estudios sobre el tabaco y el cáncer para que se creasen políticas de salud pública al respecto, lo que supuso un gran coste para la salud humana. ¿Tendremos que esperar otra cinco décadas para responder a los efectos tan similares de la industrial alimentaria?”.

El problema es que tienen al dinero de su parte. Las industrias del tabaco, los químicos y la comida tienen el lujo de poder utilizar tácticas semejantes a las de la industria farmacéutica porque tienen el dinero necesario para ello. Mientras tanto, actividades muy beneficiosas para la salud, además de asequibles, como seguir una alimentación saludable, don “demasiado simples y no están patentadas”.

Prevenir las enfermedades cardiovasculares “no es tarea fácil ya que significa meterte en una pelea con los sectores industriales más poderosos; pero es posible, con el suficiente coraje político y el apoyo de los ciudadanos”.

De hecho, no solo es posible, sino que se ha hecho ya antes. El movimiento promotor de la lactancia materna es un gran ejemplo de cómo la acción en materia de nutrición y salud pública puede tener éxito. La leche materna no le da dinero a nadie, así que empresas como Nestle promueven el uso de fórmulas para bebés, y millones de niños han muerto como resultado de esto. Se formó un movimiento social global que resultó que la creación de un código que regula la promoción de los sustitutos de la leche materna. Como dijo el Director General de la OMS en aquel momento, “sin ese cabildeo constante que nos recuerda que tenemos responsabilidades como trabajadores para la salud pública, la OMS no habría tenido la fortaleza como para atreverse a hacer esto”.

“¿Qué tiene esto que ver con la nutrición y las políticas alimentarias? Todo, si queremos mejorar la salud pública. Debemos buscar los equivalentes en salud a alimentación a Greenpeace, y estar preparados para defender nuestra nuestra posición y ser atacados. ¿Podría poner nuestras carreras en peligro? Que no te quepa duda”. Para logarlo, el movimiento por una alimentación saludable debe mantenerse unido.

El gigante del tabaco, Philip Morris, todavía sigue luchando en el siglo XXI. Su última campaña, Project Sunrise, pretende “liderar el camino hacia un nuevo amanecer”. Su propio borrador del plan interno de política pública se refiere a este proyecto como una “estrategia de divide y vencerás contra el movimiento del control del tabaco”. Efectivamente, según Philip Morris, la mayor vulnerabilidad del movimiento contra fumar es que su éxito “podría cegar a las organizaciones y no dejarles ver los esfuerzos cuidadosamente orquestrados por la industria tabacalera y sus aliados para acelerar las guerras de posiciones y exacerbar los cismas filosóficos”. O sea que su mayor objetivo es atacar la credibilidad del movimiento antitabaco, crear cismas, y forzarles a pelear entre ellos. Piensa en lo común que ya es esto en el movimiento por una alimentación saludable, y lo único que hace es distraernos de la meta.

Una de las principales estrategias de Philip Morris era crear divisiones entre los diferentes grupos antitabaco. Otra era debilitar su credibilidad, parcialmente mediante el desarrollo de estrategias de comunicación para “demostrar el extremismo del movimiento de prevención de la salud. Primero el tabaco, luego el alcohol, luego ca cerne (sic) y luego serán otros productos”. No solo tienen los abogados de esta industria problemas con su ortografía, sino que los grupos defensores de la salud pública abogan por el fomento de la salud, la prevención es cosa de la industria agricultora. 


Ya no es que los diferentes grupos defensores de la salud pública se peleen entre ellos, sino que algunos hasta se juntan con la industria alimentaria. Puedes ver mi video Complicidad de la Asociación Médica Americana con la industria tabacalera.

Para saber más sobre las tácticas de la industria tabacalera:

Un saludo,

Michael Greger

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