Las cebollas y ajos crudos o cocinados como anticoagulantes

A la vez que vamos envejeciendo, nuestras arterias se van endureciendo. En mi video Inhibición de la activación plaquetaria con ajo y cebolla puedes ver mediciones de endurecimiento de la aorta, la principal arteria que sale del corazón, cuando nos vamos haciendo más y más viejos. “Este endurecimiento de la aorta da paso a una variedad de cambios patológicos”, como la exposición de nuestro cerebro y riñones a mayores fluctuaciones de presión, lo que puede incrementar el riesgo de sufrir una apoplejía o una disfunción renal.

Aunque aquellos que consumen ajo, simplemente menos de un cuarto de cucharadita de ajo en polvo al día, parecen tener menos endurecimiento en sus aortas. Pensamos que esto se debe a que el ajo parece mejorar la función del revestimiento arterial, lo cual ayuda a que las arterias se relajen. Pero los mecanismos a través de los cuales el ajo nos protege contra enfermedades cardiovasculares son muchos, e incluyen una combinación de efectos anticoagulantes, destructores de coágulos, antioxidantes, y que bajan la presión arterial y los niveles de colesterol. Los últimos estudios sugieren que el consumo de ajo a largo plazo puede bajar los niveles de colesterol malo alrededor de un 10%, pero tales son los efectos anticoagulantes del ajo, que la American Society of Anesthesiology (Sociedad Estadounidense de Anestesiología) recomienda que no se tome ajo una semana antes de una cirugía programada.

O podrías, presuntamente, cocinarlo hasta la muerte. Al contrario que los componentes anticoagulantes que se encuentran concentrados en el fluido amarillo alrededor de las semillas de tomate, los cuales son estables al calor, la actividad antiplaquetaria del ajo y las cebollas se pierde con la cocción. Puedes comparar (en el video) la inhibición de plaquetas en el ajo crudo en comparación con el ajo cocinado, el cual baja a los niveles de la cebolla cruda. Por lo tanto, parece que el ajo es unas 13 veces más potente que la cebolla, y es mejor crudo que cocinado, lo cual sugiere que “el ajo y la cebolla son más potentes como inhibidores de coágulos sanguíneos si se consumen crudos en vez de cocinados o hervidos”. Es por eso que antes de una operación es buena idea cocinar el ajo, ¿pero qué hacer el resto del tiempo cuando estamos intentando inhibir la sobreactividad plaquetaria para reducir el riesgo de sufrir ataques cardíacos y apoplejías? “Como el ajo y la cebolla normalmente se consumen cocinados, su eficacia como hierbas preventivas de enfermedades cardiovasculares no es del todo fiable”. Aunque siempre podemos poner cebolla cruda en ensaladas, ajo crudo en condimentos, salsas, aliños, o en pesto.

También podemos machacarlo o picarlo, esperar diez minutos y luego cocinarlo. Los investigadores demostraron el poder inhibidor plaquetario del ajo crudo, y si lo cocinas unos pocos minutos, sigue intacto, pero con cinco o más minutos de cocción sus efectos desaparecen; pero si lo premachacas y esperas, parte de la actividad antiplaquetaria se retiene durante un poco más de tiempo. Esto se debe a que la enzima que produce los compuestos antiplaquetarios se activa con el machaque, pero se destruye con el calor más rápidamente que los compuestos que crea. Por lo tanto, machacándolo primero y dejando a la enzima hacer su trabajo antes de cocinar el ajo, se puede retrasar la pérdida de esta función.

Incluso mejor, como comento en mi video Segunda estrategia para cocinar el brócoli con mostaza en polvo, añadir un poco de jugo de ajo crudo al ajo cocinado puede hacer que se “restaure su actividad antiplaquetaria por completo, la cual se habría perdido durante la cocción”.

Cuando se cocina la cebolla, la actividad antiplaquetaria también desaparece, en este caso en unos diez minutos. Pero luego pasa algo extraño. Tras 20 o 30 minutos de cocción, el efecto en las plaquetas se revierte y parece que hace que las cosas vayan a peor. En este caso se da una activación proplaquetaria significativa, “lo que sugiere que cocinar las cebollas durante mucho tiempo estimula, en vez de inhibir, las plaquetas”. Sin embargo, esto se vio en un tubo de ensayo. Por suerte, cuando se ha probado en humanos, incluso cuando las cebollas se meten en agua hirviendo, se fríen durante diez minutos, y se dejan a fuego lento durante media hora, la activación plaquetaria disminuye entre una y tres horas después de la ingesta de una sopa de cebolla.


Si quieres saber más sobre qué son las plaquetas, qué hacen y por qué nos debería importar, puedes ver Inhibir la agregación plaquetaria con frutos rojos. 

¿Qué más puede hacer el ajo?

Un saludo,

Michael Greger

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