La tasa de mortalidad de las cirugías bariátricas para la pérdida de peso

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Ahora mismo, las tasas de muerte tras una cirugía de pérdida de peso se consideran “muy bajas”, pero son de aproximadamente 1 entre 300 o 1 entre 500 pacientes, de media.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Jon Aske voluntario activo en NutritionFacts.org.

Intro: Este es el primero de una serie de 4 videos sobre cirugías bariátricas, de las que las más comunes son el engrapado estomacal y el baipás gástrico, ambas de las cuales realizan cambios importantes en la anatomía gastrointestinal. Así que, ¿qué tan seguros son estos procedimientos y qué tan bien funcionan para perder peso? Sintoniza para averiguarlo.

El tratamiento de la obesidad ha estado empañado durante mucho tiempo por las estafas de pociones milagrosas de especuladores, estafadores y curanderos. Incluso el moderno campo de la medicina bariátrica (derivado de la palabra griega baros que significa peso) está impregnado de una “insidiosa imagen de corrupción”. Seducidas por la publicidad de soluciones milagrosas de cuento de hadas para perder peso rápidamente y sin esfuerzo, las personas se culpan a sí mismas por no evidenciar el milagro o piensan que su metabolismo está descompuesto. En el otro extremo del espectro están los profesionales excesivamente pesimistas que son de la opinión de que “las personas gordas nacen gordas y no se puede hacer nada al respecto”. La verdad se encuentra en algún punto intermedio.

La dificultad de curar la obesidad se ha comparado con el aprendizaje de un idioma extranjero. Es algo que prácticamente cualquier persona puede lograr con una inversión suficiente de energía, pero siempre requiere considerable tiempo y esfuerzo. Y de aquellos que hacen el esfuerzo, la mayoría recuperará gran parte del peso perdido. Para mí, esto es evidencia de lo difícil, más que de lo inútil que es intentarlo. Los fumadores necesitan un promedio de 30 intentos para dejar de fumar finalmente. Al igual que dejar de fumar, perder peso es algo que es necesario hacer. Como dijo el presidente de la Asociación para el Estudio de la Obesidad, no se necesita “fuerza de voluntad” para realizar tareas esenciales como levantarse por la noche para alimentar a un bebé; es simplemente algo que es necesario hacer.

Nuestra respuesta colectiva no parece coincidir con la retórica o con la realidad. Si la obesidad es una “crisis nacional” que “alcanza proporciones alarmantes”, calificada por un reciente Director General de Salud Pública estadounidense como “algo tan devastador como el terrorismo”, ¿por qué nuestra reacción ha sido tan tibia? Por ejemplo, los gobiernos sugieren dócilmente que la industria alimentaria tome “iniciativas voluntarias para restringir la comercialización de opciones de alimentos menos saludables para los niños”. ¿Es que nos hemos rendido y cedido el control?

Nuestra tímida respuesta a la epidemia de obesidad se resume en una iniciativa nacional promulgada por un Grupo de Trabajo Conjunto de la Sociedad Estadounidense de Nutrición, el Instituto de Tecnólogos de Alimentos y el Consejo Internacional de Información Alimentaria: el “enfoque de pequeños cambios”. Dado que los pequeños cambios son “más factibles”, sus propuestas son del tipo de “usar mostaza en lugar de mayonesa” y “comer una dona en lugar de dos por la mañana”. Se parece un poco a llevar un cuchillo de mantequilla a un duelo de armas de fuego, pero con un solo cruasán.

Los defensores del enfoque de pequeños cambios lamentan que, a diferencia de otras adicciones, p. ej. el alcohol, la cocaína, los juegos de azar o el tabaco: no podemos aconsejar a nuestros pacientes obesos que abandonen por completo el elemento adictivo, ya que “nadie puede dejar de comer”. Pero solo por el hecho de que tengamos que comer, no significa que tengamos que comer basura, como solo porque tenemos que respirar, no significa que tengamos que respirar el humo de cigarrillos.

¿Y qué tal si llevamos un bisturí a nuestro duelo? El uso de la cirugía bariátrica se ha disparado de los 40 000 casos mencionados en la primera encuesta internacional de 1998 a cientos de miles que se realizan cada año solo en los Estados Unidos. La primera técnica desarrollada, el baipás intestinal, consistía en la extirpación de casi 6 metros de intestinos. Se realizaron más de 30 000 operaciones de baipás intestinal antes de que se dieran cuenta de los “resultados catastróficos” y “desastrosos”, como por ejemplo enfermedad hepática inducida por deficiencia de proteínas, que a menudo resultaba en insuficiencia hepática y la muerte. Este comienzo tan poco propicio se recuerda como “una de las tachas oscuras de la historia de la cirugía”.

Hoy en día, las tasas de mortalidad causadas por la cirugía bariátrica se consideran “muy bajas”, y ocurren en promedio en quizás 1 de cada 300 a 500 pacientes. El procedimiento más común es el engrapado del estómago, también conocido como gastrectomía en manga, en el que la mayor parte del estómago se extrae de forma permanente. Solo queda un tubo estrecho del estómago, para restringir la cantidad de comida que se puede comer a la vez. Es irónico que muchos pacientes elijen la cirugía bariátrica convencidos de que “las dietas no funcionan” para ellos, cuando en realidad eso es lo que la cirugía viene a ser: una dieta obligatoria. La cirugía bariátrica se puede considerar como una forma interna de atadura de la mandíbula.

El baipás gástrico, conocido como baipás gástrico en Y de Roux, es la segunda cirugía bariátrica más común. Combina la restricción (engrapar el estómago en una bolsa más pequeña que una pelota de golf) con la malabsorción al cambiar la anatomía para evitar la primera parte del intestino delgado. Parece ser más eficaz que simplemente cortar la mayor parte del estómago. Da como resultado una pérdida de alrededor del 63 por ciento del exceso de peso en comparación con el 53 por ciento con una gastrectomía en manga. Pero el baipás gástrico conlleva un mayor riesgo de complicaciones graves. Muchos se sorprenden al saber que los nuevos procedimientos quirúrgicos no requieren pruebas previas a la comercialización o la aprobación de la FDA estadounidense y están exentos en gran medida de un riguroso escrutinio regulatorio.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Video producción de Glass Entertainment

Gráficos Avo Media

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Jon Aske voluntario activo en NutritionFacts.org.

Intro: Este es el primero de una serie de 4 videos sobre cirugías bariátricas, de las que las más comunes son el engrapado estomacal y el baipás gástrico, ambas de las cuales realizan cambios importantes en la anatomía gastrointestinal. Así que, ¿qué tan seguros son estos procedimientos y qué tan bien funcionan para perder peso? Sintoniza para averiguarlo.

El tratamiento de la obesidad ha estado empañado durante mucho tiempo por las estafas de pociones milagrosas de especuladores, estafadores y curanderos. Incluso el moderno campo de la medicina bariátrica (derivado de la palabra griega baros que significa peso) está impregnado de una “insidiosa imagen de corrupción”. Seducidas por la publicidad de soluciones milagrosas de cuento de hadas para perder peso rápidamente y sin esfuerzo, las personas se culpan a sí mismas por no evidenciar el milagro o piensan que su metabolismo está descompuesto. En el otro extremo del espectro están los profesionales excesivamente pesimistas que son de la opinión de que “las personas gordas nacen gordas y no se puede hacer nada al respecto”. La verdad se encuentra en algún punto intermedio.

La dificultad de curar la obesidad se ha comparado con el aprendizaje de un idioma extranjero. Es algo que prácticamente cualquier persona puede lograr con una inversión suficiente de energía, pero siempre requiere considerable tiempo y esfuerzo. Y de aquellos que hacen el esfuerzo, la mayoría recuperará gran parte del peso perdido. Para mí, esto es evidencia de lo difícil, más que de lo inútil que es intentarlo. Los fumadores necesitan un promedio de 30 intentos para dejar de fumar finalmente. Al igual que dejar de fumar, perder peso es algo que es necesario hacer. Como dijo el presidente de la Asociación para el Estudio de la Obesidad, no se necesita “fuerza de voluntad” para realizar tareas esenciales como levantarse por la noche para alimentar a un bebé; es simplemente algo que es necesario hacer.

Nuestra respuesta colectiva no parece coincidir con la retórica o con la realidad. Si la obesidad es una “crisis nacional” que “alcanza proporciones alarmantes”, calificada por un reciente Director General de Salud Pública estadounidense como “algo tan devastador como el terrorismo”, ¿por qué nuestra reacción ha sido tan tibia? Por ejemplo, los gobiernos sugieren dócilmente que la industria alimentaria tome “iniciativas voluntarias para restringir la comercialización de opciones de alimentos menos saludables para los niños”. ¿Es que nos hemos rendido y cedido el control?

Nuestra tímida respuesta a la epidemia de obesidad se resume en una iniciativa nacional promulgada por un Grupo de Trabajo Conjunto de la Sociedad Estadounidense de Nutrición, el Instituto de Tecnólogos de Alimentos y el Consejo Internacional de Información Alimentaria: el “enfoque de pequeños cambios”. Dado que los pequeños cambios son “más factibles”, sus propuestas son del tipo de “usar mostaza en lugar de mayonesa” y “comer una dona en lugar de dos por la mañana”. Se parece un poco a llevar un cuchillo de mantequilla a un duelo de armas de fuego, pero con un solo cruasán.

Los defensores del enfoque de pequeños cambios lamentan que, a diferencia de otras adicciones, p. ej. el alcohol, la cocaína, los juegos de azar o el tabaco: no podemos aconsejar a nuestros pacientes obesos que abandonen por completo el elemento adictivo, ya que “nadie puede dejar de comer”. Pero solo por el hecho de que tengamos que comer, no significa que tengamos que comer basura, como solo porque tenemos que respirar, no significa que tengamos que respirar el humo de cigarrillos.

¿Y qué tal si llevamos un bisturí a nuestro duelo? El uso de la cirugía bariátrica se ha disparado de los 40 000 casos mencionados en la primera encuesta internacional de 1998 a cientos de miles que se realizan cada año solo en los Estados Unidos. La primera técnica desarrollada, el baipás intestinal, consistía en la extirpación de casi 6 metros de intestinos. Se realizaron más de 30 000 operaciones de baipás intestinal antes de que se dieran cuenta de los “resultados catastróficos” y “desastrosos”, como por ejemplo enfermedad hepática inducida por deficiencia de proteínas, que a menudo resultaba en insuficiencia hepática y la muerte. Este comienzo tan poco propicio se recuerda como “una de las tachas oscuras de la historia de la cirugía”.

Hoy en día, las tasas de mortalidad causadas por la cirugía bariátrica se consideran “muy bajas”, y ocurren en promedio en quizás 1 de cada 300 a 500 pacientes. El procedimiento más común es el engrapado del estómago, también conocido como gastrectomía en manga, en el que la mayor parte del estómago se extrae de forma permanente. Solo queda un tubo estrecho del estómago, para restringir la cantidad de comida que se puede comer a la vez. Es irónico que muchos pacientes elijen la cirugía bariátrica convencidos de que “las dietas no funcionan” para ellos, cuando en realidad eso es lo que la cirugía viene a ser: una dieta obligatoria. La cirugía bariátrica se puede considerar como una forma interna de atadura de la mandíbula.

El baipás gástrico, conocido como baipás gástrico en Y de Roux, es la segunda cirugía bariátrica más común. Combina la restricción (engrapar el estómago en una bolsa más pequeña que una pelota de golf) con la malabsorción al cambiar la anatomía para evitar la primera parte del intestino delgado. Parece ser más eficaz que simplemente cortar la mayor parte del estómago. Da como resultado una pérdida de alrededor del 63 por ciento del exceso de peso en comparación con el 53 por ciento con una gastrectomía en manga. Pero el baipás gástrico conlleva un mayor riesgo de complicaciones graves. Muchos se sorprenden al saber que los nuevos procedimientos quirúrgicos no requieren pruebas previas a la comercialización o la aprobación de la FDA estadounidense y están exentos en gran medida de un riguroso escrutinio regulatorio.

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Gráficos Avo Media

Nota del Doctor

¡No sabía que no existían procesos de aprobación para nuevos procedimientos quirúrgicos!

Este es el primer video de una serie de cuatro partes sobre cirugía bariátrica. Los próximos serán los siguientes:

Mi libro Comer para no engordar se centra exclusivamente en la pérdida de peso sostenible. Todas las ganancias de mis libros se donan a organizaciones benéficas.

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