Aunque pudiéramos diagnosticar la hiperproliferación bacteriana intestinal con mayor exactitud, los síntomas entre las personas que dan positivo y las que dan negativo son los mismos, así que, ¿tiene sentido siquiera? Lo importante no es cuántas bacterias tienes en el intestino delgado, sino qué tipo de bacterias; y esto puede estar muy relacionado con la dieta.
Friday Favorites: Los análisis, la fibra y la dieta baja en FODMAP para la hiperproliferación bacteriana intestinal (SIBO)
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por María Belén Oliva voluntaria activa en NutritionFacts.org.
Introducción: La SIBO es uno de los temas que más me preguntan y me alegro que ahora pueda profundizar la investigación para esta serie de dos partes. Responderé a las siguientes preguntas: ¿La SIBO es real? ¿Cuán confiables son las pruebas diagnósticas? ¿Una dieta baja en FODMAP ayuda? Y si tienes síntomas de SIBO o SII, ¿qué debes hacer al respecto? Averigüémoslo.
Los síntomas gastrointestinales, como el dolor y la distensión abdominales, representan millones de visitas al médico cada año. Una de las afecciones que se pueden considerar para una presentación tan indeterminada de síntomas es la SIBO, la hiperproliferación bacteriana intestinal, un concepto que “ganó popularidad en Internet, además de ciertos círculos clínicos y de investigación”. “La SIBO se define en términos generales como [el] crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado”, y habitualmente se trata con antibióticos. Pero “administrar antibióticos a pacientes con [tales] síntomas comunes indeterminados…tiene sus riesgos”. Estarías fomentando la resistencia a los antibióticos, podría haber efectos secundarios, y barrer las bacterias buenas provocaría una invasión de bacterias perjudiciales como la C. diff, todo para una afección que ni siquiera sería real.
Incluso las revistas de medicina alternativa admiten que la SIBO se sobrediagnostica, lo que crea confusión y miedo. Las pruebas para la SIBO tienen un uso y una dependencia excesivos. Los diagnósticos se suelen brindar con rapidez y sin la comprobación adecuada. Se podría adoctrinar a los pacientes a creer que la SIBO es crónica, que no se puede curar y requerirá un tratamiento de por vida. Esto sí que no es cierto para la mayoría y es un ejemplo del daño causado por el fervor exacerbado. “El ‘monstruo’ que ahora percibimos como la SIBO sería nada más que un fantasma”.
Tradicionalmente, se diagnosticaba con una aspiración del intestino delgado, una prueba invasiva en la que se pone un tubo largo por la garganta para tomar una muestra y contar las bacterias que hay allí. Pero este método se reemplazó casi por completo con pruebas de aliento. En general, un azúcar llamado glucosa se absorbe casi por completo en el intestino delgado, por lo que nunca llega hasta el colon. Así que, si existe fermentación bacteriana de ese azúcar, eso sugiere que tienes bacterias en el intestino delgado y puede detectar esa fermentación porque las bacterias producen gases específicos que se absorben en el torrente sanguíneo y luego se exhalan fuera de los pulmones, lo que se puede detectar con un dispositivo como el alcoholímetro.
Antes, se utilizaba un azúcar llamado lactulosa, pero las pruebas de aliento de lactulosa no detectaban de manera fiable la hiperproliferación bacteriana”, así que los investigadores optaron por la glucosa. Pero cuando finalmente se puso a prueba la glucosa, tampoco funcionó. La carga bacteriana en el intestino delgado era parecida para los que dieron positivo o negativo, por lo que tampoco fue una prueba útil. Resulta que la glucosa puede llegar al colon después de todo. Rotularon la dosis de glucosa con un marcador y descubrieron que casi la mitad de los resultados positivos de las pruebas de aliento de glucosa eran falsos positivos porque se fermentaban en el colon donde se supone que están las bacterias. Así que, “los pacientes… diagnosticados de forma incorrecta con SIBO pueden [someterse] a varios tratamientos con antibióticos…” para un problema que ni siquiera tienen.
Entonces ¿Por qué los expertos siguen recomendando pruebas de aliento? Ah, ¿te refieres a los conferencistas que cuentan con el apoyo de una empresa de pruebas de aliento, muchos de los cuales recibieron fondos de las empresas de pruebas de SIBO o de antibióticos? E incluso si pudiéramos diagnosticarla correctamente, ¿acaso importa? En aquellos con síntomas digestivos, existe un rango de positividad de la SIBO de aproximadamente 4 por ciento a 84 por ciento, en todo el mapa, y “no [habría] diferencia en… puntuaciones de síntomas entre los resultados positivos [y] los negativos”, así que dar positivo no significaría nada. ¿A quién le importa si hay gente con crecimiento bacteriano en el intestino delgado si eso necesariamente no se relaciona con los síntomas?
Los antibióticos harían que la gente con síntomas de intestino irritable diagnosticados con SIBO se sientan mejor, así que ¿eso no prueba que la causa era la SIBO? No, porque puede hacer que muchas personas que no tienen SIBO se sientan mejor. La rifaximina se usa mucho para la SIBO, pero “no… está aprobada por la FDA para tratarla… [así que el] costo sería prohibitivo.” De hecho, no existe medicamento aprobado para tratar la SIBO, así que aún si tienes un buen seguro puede que tengas que gastar hasta 50 USD al día, y normalmente se toma durante dos semanas.
Y aunque los antibióticos podrían ayudar a corto plazo, podrían empeorar las cosas a largo plazo. Aquellos que “se tratan con antibióticos son tres veces más propensos a tener más síntomas intestinales a los cuatro meses que los controles”. Entonces, ¿qué podemos hacer para tratar este tipo de síntomas? Eso es exactamente lo que voy a explicar a continuación.
Si haces un prueba a más de mil pacientes con síntomas de intestino irritable tales como gases excesivos, hinchazón, diarrea y dolor abdominal durante más de seis meses y quienes no aparentan tener nada más grave, como la enfermedad del intestino inflamatorio, descubres que un gran porcentaje tienen intolerancia a la lactosa, es decir, intolerancia al azúcar de la leche. En nuestra infancia, tenemos una enzima en nuestro intestino delgado que digiere el azúcar de la leche, pero la mayoría de nosotros lógicamente la pierde luego del destete. “A pesar de que una mutación genética generó la permanencia de [la enzima] en [una minoría] de adultos, alrededor del 75 por ciento de la población mundial absorbe mal la lactosa [y tiene intolerancia a la lactosa] después de los 30 años”. Sin embargo, se diagnosticó a un tercio con hiperproliferación bacteriana intestinal (SIBO, por sus siglas en inglés).
La evidencia PARA los síntomas de SIBO y SII es controversial, principalmente por el hecho de que las pruebas de aliento que se utilizan en la práctica clínica para diagnosticar la SIBO no son válidas, tal como lo analicé en el último video. Ni siquiera está claro cuáles son las consecuencias de tener más en lugar de menos bacterias en crecimiento en el intestino delgado ya que el número parece no tener relación con los síntomas. Resulta ser que no es el número sino el tipo. Es el tipo de bacteria que tienes creciendo en el intestino delgado. Entonces, es “la disbiosis microbiana intestinal”; no la hiperproliferación en general, sino el crecimiento del tipo malo que parece ser la base de los síntomas asociados a los trastornos gastrointestinales funcionales como el síndrome del colon irritable.
¿Cómo se puede prevenir esto? Bien, los síntomas aparentemente están relacionados a una disminución significativa en el número de especies de Prevotella. ¿Se acuerdan de ellas? La Prevotella digiere la fibra saludable, lo que sugiere un consumo mayor de fibra en individuos sanos, mientras que las bacterias que se encontraron más en pacientes sintomáticos comían azúcar, lo que puede reflejar una ingesta de azúcares más alta en su dieta. Pero la correlación no significa causalidad.
Para demostrar la causa y efecto tienes que hacerlos pasar una prueba, que es exactamente lo que hicieron. “Cambiar un grupo de personas sanas que habitualmente tenían una dieta alta en fibras… por una dieta [estadounidense más típica y estándar] baja en fibras [con mucha azúcar]…produjo resultados notables” dentro de tan solo siete días. “En primer lugar, el 80 por ciento desarrolló síntomas gastrointestinales [nuevos][inesperadamente], tales como distensión y dolor abdominal que se solucionaba con la reanudación de su habitual dieta [más saludable] alta en fibra. [Y los] cambios relacionados a la dieta en el microbioma del intestino delgado fueron predictivos de los síntomas…y estaban relacionados a una alteración en la permeabilidad [intestinal]”; en otras palabras, desarrollaron un intestino permeable en siete días. Y mientras que algunos fueron de SIBO positivo a SIBO negativo, o de SIBO negativo a SIBO positivo, no fue relevante, porque el número de bacterias que se desarrollaron no era correlativo con los síntomas. Era el tipo de bacteria en desarrollo.
Y no es extraño que sus intestinos se hayan hecho permeables. Los niveles de ácidos grasos de cadena corta se desplomaron. Esos son los derivados mágicos que nuestras bacterias buenas del intestino hacen de la fibra, la cual “tiene un papel importante en la integridad de la barrera [intestinal], lo que significa, que impide que nuestros intestinos se hagan permeables.
Así que, mientras que no tenemos datos fiables de que algo como una dieta baja en FODMAP brinda algún beneficio para los pacientes con síntomas de SIBO, se han realizado más de mil de ensayos controlados aleatorizados para poner a prueba a la fibra y, en general, hubo una mejora significativa en los síntomas entre aquellos aleatorizados para aumentar su consumo de fibra. Eso puede ayudar en realidad a explicar por qué las dietas altas en fibra y basadas en productos de origen vegetal pueden prevenir tantas enfermedades comunes, debido al efecto que dichas dietas tienen en la composición y actividad metabólica de nuestro microbioma. Nuestras bacterias intestinales buenas toman los residuos de las plantas, como la fibra, y producen “metabolitos que promueven la salud y son supresores de cáncer” como esos ácidos grasos de cadena corta “los cuales tienen propiedades antiinflamatorias”. “Toda la evidencia indica una necesidad fisiológica de alrededor de 50 g [de] fibra por día, que es la cantidad que contiene la dieta africana tradicional y que está asociada a la prevención de enfermedades de occidente”. Eso es aproximadamente dos veces lo que típicamente se recomienda y tres veces más de lo que la mayoría de las personas consumen día a día. Quizás no deba sorprendernos que necesitemos tanta. A pesar de que nos separamos de los chimpancés millones de años atrás “todavía hay gran congruencia” en la composición de nuestros respectivos microbiomas en la actualidad. Mientras que ellos aún tienen su dieta basada en un 98 a 99 por ciento en plantas para alimentar su flora amistosa con fibra, nosotros hemos eliminado los alimentos ricos en fibra de nuestro suministro alimentario.
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
- Krajicek EJ, Hansel SL. Small Intestinal Bacterial Overgrowth: A Primary Care Review. Mayo Clin Proc. 2016;91(12):1828-33.
- Ruscio M. Is SIBO A Real Condition? Altern Ther Health Med. 2019;25(5):30-8.
- Rao SSC, Bhagatwala J. Small Intestinal Bacterial Overgrowth: Clinical Features and Therapeutic Management. Clin Transl Gastroenterol. 2019;10(10):e00078.
- Quigley EMM. The Spectrum of Small Intestinal Bacterial Overgrowth (SIBO). Curr Gastroenterol Rep. 2019;21(1):3.
- Di Stefano M, Quigley EMM. The diagnosis of small intestinal bacterial overgrowth: Two steps forward, one step backwards? Neurogastroenterol Motil. 2018;30(11):e13494.
- Adike A, DiBaise JK. Small Intestinal Bacterial Overgrowth: Nutritional Implications, Diagnosis, and Management. Gastroenterol Clin North Am. 2018;47(1):193-208.
- Sundin OH, Mendoza-Ladd A, Morales E, et al. Does a glucose-based hydrogen and methane breath test detect bacterial overgrowth in the jejunum? Neurogastroenterol Motil. 2018;30(11):e13350.
- Lin EC, Massey BT. Scintigraphy Demonstrates High Rate of False-positive Results From Glucose Breath Tests for Small Bowel Bacterial Overgrowth. Clin Gastroenterol Hepatol. 2016;14(2):203-8.
- Rezaie A, Buresi M, Lembo A, et al. Hydrogen and Methane-Based Breath Testing in Gastrointestinal Disorders: The North American Consensus. Am J Gastroenterol. 2017;112(5):775-84.
- Maltz C. Conflicts of Interest in the North American Consensus on Breath Testing. Am J Gastroenterol. 2017; 112(12):1892.
- Aziz I, Törnblom H, Simrén M. Small intestinal bacterial overgrowth as a cause for irritable bowel syndrome: guilty or not guilty?. Curr Opin Gastroenterol. 2017;33(3):196-202.
- Long SK, Di Palma JA. Does Carbohydrate Challenge Testing Predict Clinical Response in Small Intestinal Bacterial Overgrowth?. South Med J. 2016;109(5):296-9.
- Maxwell PR, Rink E, Kumar D, Mendall MA. Antibiotics increase functional abdominal symptoms. Am J Gastroenterol. 2002;97(1):104-8.
- Amieva-Balmori M, Coss-Adame E, Rao NS, Dávalos-Pantoja BM, Rao SSC. Diagnostic utility of carbohydrate breath tests for sibo, fructose, and lactose intolerance. Dig Dis Sci. 2020;65(5):1405-13.
- Aziz I, Törnblom H, Simrén M. Small intestinal bacterial overgrowth as a cause for irritable bowel syndrome: guilty or not guilty? Curr Opin Gastroenterol. 2017;33(3):196-202.
- Saffouri GB, Shields-Cutler RR, Chen J, et al. Small intestinal microbial dysbiosis underlies symptoms associated with functional gastrointestinal disorders. Nat Commun. 2019;10(1):2012.
- Quigley EMM. Symptoms and the small intestinal microbiome - the unknown explored. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2019;16(8):457-8.
- Rao SSC, Bhagatwala J. Small intestinal bacterial overgrowth: clinical features and therapeutic management. Clin Transl Gastroenterol. 2019;10(10):e00078.
- Moayyedi P, Quigley EMM, Lacy BE, et al. The effect of fiber supplementation on irritable bowel syndrome: a systematic review and meta-analysis. Am J Gastroenterol. 2014;109(9):1367-74.
- "Nagarajan N, Morden A, Bischof D, et al. The role of fiber supplementation in the treatment of irritable bowel syndrome: a systematic review and meta-analysis. Eur J Gastroenterol Hepatol. 2015;27(9):1002-10. "
- "O’Keefe SJD. Plant-based foods and the microbiome in the preservation of health and prevention of disease. Am J Clin Nutr. 2019;110(2):265-6. "
- Nishida AH, Ochman H. A great-ape view of the gut microbiome. Nat Rev Genet. 2019;20(4):195-206.
Video producción Glass Entertainment
Gráficos Avo Media
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por María Belén Oliva voluntaria activa en NutritionFacts.org.
Introducción: La SIBO es uno de los temas que más me preguntan y me alegro que ahora pueda profundizar la investigación para esta serie de dos partes. Responderé a las siguientes preguntas: ¿La SIBO es real? ¿Cuán confiables son las pruebas diagnósticas? ¿Una dieta baja en FODMAP ayuda? Y si tienes síntomas de SIBO o SII, ¿qué debes hacer al respecto? Averigüémoslo.
Los síntomas gastrointestinales, como el dolor y la distensión abdominales, representan millones de visitas al médico cada año. Una de las afecciones que se pueden considerar para una presentación tan indeterminada de síntomas es la SIBO, la hiperproliferación bacteriana intestinal, un concepto que “ganó popularidad en Internet, además de ciertos círculos clínicos y de investigación”. “La SIBO se define en términos generales como [el] crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado”, y habitualmente se trata con antibióticos. Pero “administrar antibióticos a pacientes con [tales] síntomas comunes indeterminados…tiene sus riesgos”. Estarías fomentando la resistencia a los antibióticos, podría haber efectos secundarios, y barrer las bacterias buenas provocaría una invasión de bacterias perjudiciales como la C. diff, todo para una afección que ni siquiera sería real.
Incluso las revistas de medicina alternativa admiten que la SIBO se sobrediagnostica, lo que crea confusión y miedo. Las pruebas para la SIBO tienen un uso y una dependencia excesivos. Los diagnósticos se suelen brindar con rapidez y sin la comprobación adecuada. Se podría adoctrinar a los pacientes a creer que la SIBO es crónica, que no se puede curar y requerirá un tratamiento de por vida. Esto sí que no es cierto para la mayoría y es un ejemplo del daño causado por el fervor exacerbado. “El ‘monstruo’ que ahora percibimos como la SIBO sería nada más que un fantasma”.
Tradicionalmente, se diagnosticaba con una aspiración del intestino delgado, una prueba invasiva en la que se pone un tubo largo por la garganta para tomar una muestra y contar las bacterias que hay allí. Pero este método se reemplazó casi por completo con pruebas de aliento. En general, un azúcar llamado glucosa se absorbe casi por completo en el intestino delgado, por lo que nunca llega hasta el colon. Así que, si existe fermentación bacteriana de ese azúcar, eso sugiere que tienes bacterias en el intestino delgado y puede detectar esa fermentación porque las bacterias producen gases específicos que se absorben en el torrente sanguíneo y luego se exhalan fuera de los pulmones, lo que se puede detectar con un dispositivo como el alcoholímetro.
Antes, se utilizaba un azúcar llamado lactulosa, pero las pruebas de aliento de lactulosa no detectaban de manera fiable la hiperproliferación bacteriana”, así que los investigadores optaron por la glucosa. Pero cuando finalmente se puso a prueba la glucosa, tampoco funcionó. La carga bacteriana en el intestino delgado era parecida para los que dieron positivo o negativo, por lo que tampoco fue una prueba útil. Resulta que la glucosa puede llegar al colon después de todo. Rotularon la dosis de glucosa con un marcador y descubrieron que casi la mitad de los resultados positivos de las pruebas de aliento de glucosa eran falsos positivos porque se fermentaban en el colon donde se supone que están las bacterias. Así que, “los pacientes… diagnosticados de forma incorrecta con SIBO pueden [someterse] a varios tratamientos con antibióticos…” para un problema que ni siquiera tienen.
Entonces ¿Por qué los expertos siguen recomendando pruebas de aliento? Ah, ¿te refieres a los conferencistas que cuentan con el apoyo de una empresa de pruebas de aliento, muchos de los cuales recibieron fondos de las empresas de pruebas de SIBO o de antibióticos? E incluso si pudiéramos diagnosticarla correctamente, ¿acaso importa? En aquellos con síntomas digestivos, existe un rango de positividad de la SIBO de aproximadamente 4 por ciento a 84 por ciento, en todo el mapa, y “no [habría] diferencia en… puntuaciones de síntomas entre los resultados positivos [y] los negativos”, así que dar positivo no significaría nada. ¿A quién le importa si hay gente con crecimiento bacteriano en el intestino delgado si eso necesariamente no se relaciona con los síntomas?
Los antibióticos harían que la gente con síntomas de intestino irritable diagnosticados con SIBO se sientan mejor, así que ¿eso no prueba que la causa era la SIBO? No, porque puede hacer que muchas personas que no tienen SIBO se sientan mejor. La rifaximina se usa mucho para la SIBO, pero “no… está aprobada por la FDA para tratarla… [así que el] costo sería prohibitivo.” De hecho, no existe medicamento aprobado para tratar la SIBO, así que aún si tienes un buen seguro puede que tengas que gastar hasta 50 USD al día, y normalmente se toma durante dos semanas.
Y aunque los antibióticos podrían ayudar a corto plazo, podrían empeorar las cosas a largo plazo. Aquellos que “se tratan con antibióticos son tres veces más propensos a tener más síntomas intestinales a los cuatro meses que los controles”. Entonces, ¿qué podemos hacer para tratar este tipo de síntomas? Eso es exactamente lo que voy a explicar a continuación.
Si haces un prueba a más de mil pacientes con síntomas de intestino irritable tales como gases excesivos, hinchazón, diarrea y dolor abdominal durante más de seis meses y quienes no aparentan tener nada más grave, como la enfermedad del intestino inflamatorio, descubres que un gran porcentaje tienen intolerancia a la lactosa, es decir, intolerancia al azúcar de la leche. En nuestra infancia, tenemos una enzima en nuestro intestino delgado que digiere el azúcar de la leche, pero la mayoría de nosotros lógicamente la pierde luego del destete. “A pesar de que una mutación genética generó la permanencia de [la enzima] en [una minoría] de adultos, alrededor del 75 por ciento de la población mundial absorbe mal la lactosa [y tiene intolerancia a la lactosa] después de los 30 años”. Sin embargo, se diagnosticó a un tercio con hiperproliferación bacteriana intestinal (SIBO, por sus siglas en inglés).
La evidencia PARA los síntomas de SIBO y SII es controversial, principalmente por el hecho de que las pruebas de aliento que se utilizan en la práctica clínica para diagnosticar la SIBO no son válidas, tal como lo analicé en el último video. Ni siquiera está claro cuáles son las consecuencias de tener más en lugar de menos bacterias en crecimiento en el intestino delgado ya que el número parece no tener relación con los síntomas. Resulta ser que no es el número sino el tipo. Es el tipo de bacteria que tienes creciendo en el intestino delgado. Entonces, es “la disbiosis microbiana intestinal”; no la hiperproliferación en general, sino el crecimiento del tipo malo que parece ser la base de los síntomas asociados a los trastornos gastrointestinales funcionales como el síndrome del colon irritable.
¿Cómo se puede prevenir esto? Bien, los síntomas aparentemente están relacionados a una disminución significativa en el número de especies de Prevotella. ¿Se acuerdan de ellas? La Prevotella digiere la fibra saludable, lo que sugiere un consumo mayor de fibra en individuos sanos, mientras que las bacterias que se encontraron más en pacientes sintomáticos comían azúcar, lo que puede reflejar una ingesta de azúcares más alta en su dieta. Pero la correlación no significa causalidad.
Para demostrar la causa y efecto tienes que hacerlos pasar una prueba, que es exactamente lo que hicieron. “Cambiar un grupo de personas sanas que habitualmente tenían una dieta alta en fibras… por una dieta [estadounidense más típica y estándar] baja en fibras [con mucha azúcar]…produjo resultados notables” dentro de tan solo siete días. “En primer lugar, el 80 por ciento desarrolló síntomas gastrointestinales [nuevos][inesperadamente], tales como distensión y dolor abdominal que se solucionaba con la reanudación de su habitual dieta [más saludable] alta en fibra. [Y los] cambios relacionados a la dieta en el microbioma del intestino delgado fueron predictivos de los síntomas…y estaban relacionados a una alteración en la permeabilidad [intestinal]”; en otras palabras, desarrollaron un intestino permeable en siete días. Y mientras que algunos fueron de SIBO positivo a SIBO negativo, o de SIBO negativo a SIBO positivo, no fue relevante, porque el número de bacterias que se desarrollaron no era correlativo con los síntomas. Era el tipo de bacteria en desarrollo.
Y no es extraño que sus intestinos se hayan hecho permeables. Los niveles de ácidos grasos de cadena corta se desplomaron. Esos son los derivados mágicos que nuestras bacterias buenas del intestino hacen de la fibra, la cual “tiene un papel importante en la integridad de la barrera [intestinal], lo que significa, que impide que nuestros intestinos se hagan permeables.
Así que, mientras que no tenemos datos fiables de que algo como una dieta baja en FODMAP brinda algún beneficio para los pacientes con síntomas de SIBO, se han realizado más de mil de ensayos controlados aleatorizados para poner a prueba a la fibra y, en general, hubo una mejora significativa en los síntomas entre aquellos aleatorizados para aumentar su consumo de fibra. Eso puede ayudar en realidad a explicar por qué las dietas altas en fibra y basadas en productos de origen vegetal pueden prevenir tantas enfermedades comunes, debido al efecto que dichas dietas tienen en la composición y actividad metabólica de nuestro microbioma. Nuestras bacterias intestinales buenas toman los residuos de las plantas, como la fibra, y producen “metabolitos que promueven la salud y son supresores de cáncer” como esos ácidos grasos de cadena corta “los cuales tienen propiedades antiinflamatorias”. “Toda la evidencia indica una necesidad fisiológica de alrededor de 50 g [de] fibra por día, que es la cantidad que contiene la dieta africana tradicional y que está asociada a la prevención de enfermedades de occidente”. Eso es aproximadamente dos veces lo que típicamente se recomienda y tres veces más de lo que la mayoría de las personas consumen día a día. Quizás no deba sorprendernos que necesitemos tanta. A pesar de que nos separamos de los chimpancés millones de años atrás “todavía hay gran congruencia” en la composición de nuestros respectivos microbiomas en la actualidad. Mientras que ellos aún tienen su dieta basada en un 98 a 99 por ciento en plantas para alimentar su flora amistosa con fibra, nosotros hemos eliminado los alimentos ricos en fibra de nuestro suministro alimentario.
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
- Krajicek EJ, Hansel SL. Small Intestinal Bacterial Overgrowth: A Primary Care Review. Mayo Clin Proc. 2016;91(12):1828-33.
- Ruscio M. Is SIBO A Real Condition? Altern Ther Health Med. 2019;25(5):30-8.
- Rao SSC, Bhagatwala J. Small Intestinal Bacterial Overgrowth: Clinical Features and Therapeutic Management. Clin Transl Gastroenterol. 2019;10(10):e00078.
- Quigley EMM. The Spectrum of Small Intestinal Bacterial Overgrowth (SIBO). Curr Gastroenterol Rep. 2019;21(1):3.
- Di Stefano M, Quigley EMM. The diagnosis of small intestinal bacterial overgrowth: Two steps forward, one step backwards? Neurogastroenterol Motil. 2018;30(11):e13494.
- Adike A, DiBaise JK. Small Intestinal Bacterial Overgrowth: Nutritional Implications, Diagnosis, and Management. Gastroenterol Clin North Am. 2018;47(1):193-208.
- Sundin OH, Mendoza-Ladd A, Morales E, et al. Does a glucose-based hydrogen and methane breath test detect bacterial overgrowth in the jejunum? Neurogastroenterol Motil. 2018;30(11):e13350.
- Lin EC, Massey BT. Scintigraphy Demonstrates High Rate of False-positive Results From Glucose Breath Tests for Small Bowel Bacterial Overgrowth. Clin Gastroenterol Hepatol. 2016;14(2):203-8.
- Rezaie A, Buresi M, Lembo A, et al. Hydrogen and Methane-Based Breath Testing in Gastrointestinal Disorders: The North American Consensus. Am J Gastroenterol. 2017;112(5):775-84.
- Maltz C. Conflicts of Interest in the North American Consensus on Breath Testing. Am J Gastroenterol. 2017; 112(12):1892.
- Aziz I, Törnblom H, Simrén M. Small intestinal bacterial overgrowth as a cause for irritable bowel syndrome: guilty or not guilty?. Curr Opin Gastroenterol. 2017;33(3):196-202.
- Long SK, Di Palma JA. Does Carbohydrate Challenge Testing Predict Clinical Response in Small Intestinal Bacterial Overgrowth?. South Med J. 2016;109(5):296-9.
- Maxwell PR, Rink E, Kumar D, Mendall MA. Antibiotics increase functional abdominal symptoms. Am J Gastroenterol. 2002;97(1):104-8.
- Amieva-Balmori M, Coss-Adame E, Rao NS, Dávalos-Pantoja BM, Rao SSC. Diagnostic utility of carbohydrate breath tests for sibo, fructose, and lactose intolerance. Dig Dis Sci. 2020;65(5):1405-13.
- Aziz I, Törnblom H, Simrén M. Small intestinal bacterial overgrowth as a cause for irritable bowel syndrome: guilty or not guilty? Curr Opin Gastroenterol. 2017;33(3):196-202.
- Saffouri GB, Shields-Cutler RR, Chen J, et al. Small intestinal microbial dysbiosis underlies symptoms associated with functional gastrointestinal disorders. Nat Commun. 2019;10(1):2012.
- Quigley EMM. Symptoms and the small intestinal microbiome - the unknown explored. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2019;16(8):457-8.
- Rao SSC, Bhagatwala J. Small intestinal bacterial overgrowth: clinical features and therapeutic management. Clin Transl Gastroenterol. 2019;10(10):e00078.
- Moayyedi P, Quigley EMM, Lacy BE, et al. The effect of fiber supplementation on irritable bowel syndrome: a systematic review and meta-analysis. Am J Gastroenterol. 2014;109(9):1367-74.
- "Nagarajan N, Morden A, Bischof D, et al. The role of fiber supplementation in the treatment of irritable bowel syndrome: a systematic review and meta-analysis. Eur J Gastroenterol Hepatol. 2015;27(9):1002-10. "
- "O’Keefe SJD. Plant-based foods and the microbiome in the preservation of health and prevention of disease. Am J Clin Nutr. 2019;110(2):265-6. "
- Nishida AH, Ochman H. A great-ape view of the gut microbiome. Nat Rev Genet. 2019;20(4):195-206.
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Estos videos fueron publicados originalmente el 9 y 11 de agosto de 2021.
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