Qué es la fatiga suprarrenal y cómo tratarla

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Aunque ha tenido una buena acogida entre los naturópatas, la medicina funcional y los médicos antiedad, ¿existe realmente la fatiga suprarrenal?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Sofía Yáñez voluntaria activa en NutritionFacts.org.

A muchas personas que buscan un tratamiento para síntomas inespecíficos comunes se les hace creer que padecen de una deficiencia hormonal. La “fatiga suprarrenal” es el ejemplo típico. Los naturópatas, la medicina funcional y los médicos antienvejecimiento adoptaron el diagnóstico inventado, que fue acuñado por un quiropráctico en 1988. ¿Pero existe la fatiga suprarrenal? Se dice que la presunta enfermedad es el resultado del estrés crónico que conduce a un “uso excesivo” de las glándulas suprarrenales y a posibles fallos de funcionamiento. Los síntomas supuestamente incluyen fatiga, dolor corporal y problemas de sueño y digestivos (al menos según las páginas web que, no casualmente, venden una serie de suplementos como cura). No es sorpresa que el creador del término venda suplementos en su página web para curarla por 200 dólares al mes. Pero quizá no sea un cuadro médico real.

Los síntomas que las personas padecen son reales, pero las causas pueden ser otras, por ejemplo, la apnea del sueño, el síndrome de fatiga crónica o fibromialgia. Las pruebas de saliva de los niveles de la hormona suprarrenal no son fiables, con estudios que muestran que los pacientes con la “fatiga adrenal” tienen niveles más altos, niveles iguales o niveles más bajos que los de control, “un descubrimiento casi sistemático de resultados contradictorios”.

Existe una enfermedad real de insuficiencia suprarrenal que se llama enfermedad de Addison, que se diagnostica con una prueba de estimulación con corticotropina (ACTH). Le inyectan a usuarios la hormona adrenocorticotrópica, que es la señal que tu cerebro usa para que las glándulas suprarrenales secreten cortisol, y si las glándulas suprarrenales no responden, se demuestra que existe un problema. Pero si le inyectas adrenocorticotrópica a aquellos que supuestamente padecen de estrés y fatiga crónica, puedes obtener un incremento mayor de cortisol, lo que refuta la idea de que el estrés hace que estas glándulas se “cansen”.

Te diagnosticaron fibrilación auricular, te dieron corticoides y ahora te sientes bien, así que debe ser real. Pero ese es el tema de los corticoides. Uno de los efectos secundarios es la euforia. El problema es que incluso dosis bajas pueden aumentar el riesgo de osteoporosis, trastornos psiquiátricos y metabólicos, daño muscular, glaucoma, trastornos del sueño y enfermedades cardiovasculares.

Pero consumiste suplementos “de apoyo suprarrenal”, miraste las etiquetas, confirmaste que no poseen hormonas y aun así te sentiste mejor. Están mintiendo. Los 12 suplementos “de apoyo suprarrenal” más populares fueron revisados por investigadores y todos contenían hormonas ocultas, ninguna declarada en las etiquetas. Todos contenían una hormona tiroidea y la mayoría también una hormona esteroide (pregnenolona, budesonida, androstenediona, progesterona, cortisona o cortisol).

La fatiga suprarrenal me recuerda a la “hipersensibilidad electromagnética”, que ahora los libros de medicina la denominan “intolerancia ambiental idiopática que se atribuye a campos magnéticos”: que se supone que son desencadenados por cosas como teléfonos celulares. Existen al menos 46 estudios que involucran a más de 1 000 personas que afirman verse afectados, sin embargo, al realizar ensayos ciegos, casi ningún estudio puede demostrar la detección de los campos. ¿Por qué no mencionan los datos los periodistas que cubren estas historias? Porque existen estafadores que ganan dinero de la enfermedad aparente vendiendo toda clase de aparatos “protectores” y que atacan a cualquiera que se atreva a mencionar la ciencia, acusándolos de negar la realidad de los síntomas. Pero es lo contrario. Ellos les impiden a los enfermos llegar a la verdadera causa de sus síntomas. Y, asimismo, difundir ensayos y tratamientos no probados para la fatiga suprarrenal podría retrasar el diagnóstico de la enfermedad real y tratable.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Sofía Yáñez voluntaria activa en NutritionFacts.org.

A muchas personas que buscan un tratamiento para síntomas inespecíficos comunes se les hace creer que padecen de una deficiencia hormonal. La “fatiga suprarrenal” es el ejemplo típico. Los naturópatas, la medicina funcional y los médicos antienvejecimiento adoptaron el diagnóstico inventado, que fue acuñado por un quiropráctico en 1988. ¿Pero existe la fatiga suprarrenal? Se dice que la presunta enfermedad es el resultado del estrés crónico que conduce a un “uso excesivo” de las glándulas suprarrenales y a posibles fallos de funcionamiento. Los síntomas supuestamente incluyen fatiga, dolor corporal y problemas de sueño y digestivos (al menos según las páginas web que, no casualmente, venden una serie de suplementos como cura). No es sorpresa que el creador del término venda suplementos en su página web para curarla por 200 dólares al mes. Pero quizá no sea un cuadro médico real.

Los síntomas que las personas padecen son reales, pero las causas pueden ser otras, por ejemplo, la apnea del sueño, el síndrome de fatiga crónica o fibromialgia. Las pruebas de saliva de los niveles de la hormona suprarrenal no son fiables, con estudios que muestran que los pacientes con la “fatiga adrenal” tienen niveles más altos, niveles iguales o niveles más bajos que los de control, “un descubrimiento casi sistemático de resultados contradictorios”.

Existe una enfermedad real de insuficiencia suprarrenal que se llama enfermedad de Addison, que se diagnostica con una prueba de estimulación con corticotropina (ACTH). Le inyectan a usuarios la hormona adrenocorticotrópica, que es la señal que tu cerebro usa para que las glándulas suprarrenales secreten cortisol, y si las glándulas suprarrenales no responden, se demuestra que existe un problema. Pero si le inyectas adrenocorticotrópica a aquellos que supuestamente padecen de estrés y fatiga crónica, puedes obtener un incremento mayor de cortisol, lo que refuta la idea de que el estrés hace que estas glándulas se “cansen”.

Te diagnosticaron fibrilación auricular, te dieron corticoides y ahora te sientes bien, así que debe ser real. Pero ese es el tema de los corticoides. Uno de los efectos secundarios es la euforia. El problema es que incluso dosis bajas pueden aumentar el riesgo de osteoporosis, trastornos psiquiátricos y metabólicos, daño muscular, glaucoma, trastornos del sueño y enfermedades cardiovasculares.

Pero consumiste suplementos “de apoyo suprarrenal”, miraste las etiquetas, confirmaste que no poseen hormonas y aun así te sentiste mejor. Están mintiendo. Los 12 suplementos “de apoyo suprarrenal” más populares fueron revisados por investigadores y todos contenían hormonas ocultas, ninguna declarada en las etiquetas. Todos contenían una hormona tiroidea y la mayoría también una hormona esteroide (pregnenolona, budesonida, androstenediona, progesterona, cortisona o cortisol).

La fatiga suprarrenal me recuerda a la “hipersensibilidad electromagnética”, que ahora los libros de medicina la denominan “intolerancia ambiental idiopática que se atribuye a campos magnéticos”: que se supone que son desencadenados por cosas como teléfonos celulares. Existen al menos 46 estudios que involucran a más de 1 000 personas que afirman verse afectados, sin embargo, al realizar ensayos ciegos, casi ningún estudio puede demostrar la detección de los campos. ¿Por qué no mencionan los datos los periodistas que cubren estas historias? Porque existen estafadores que ganan dinero de la enfermedad aparente vendiendo toda clase de aparatos “protectores” y que atacan a cualquiera que se atreva a mencionar la ciencia, acusándolos de negar la realidad de los síntomas. Pero es lo contrario. Ellos les impiden a los enfermos llegar a la verdadera causa de sus síntomas. Y, asimismo, difundir ensayos y tratamientos no probados para la fatiga suprarrenal podría retrasar el diagnóstico de la enfermedad real y tratable.

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Nota del Doctor

Para saber más sobre la hipersensibilidad magnética ve ¿Es real la hipersensibilidad electromagnética?

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