La estimulación cognitiva, la musicoterapia y la crioestimulación para mejorar la función cognitiva

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¿Qué descubrió un análisis de estrategias comunes sin medicamentos, sin suplementos y sin cambios en el estilo de vida para la prevención y el tratamiento de la demencia?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Carmen Pelaez voluntaria activa en NutritionFacts.org.

En mi libro, How Not to Age, hablo del papel de los fármacos y suplementos y me centro en enfoques
dietéticos y de estilo de vida para la prevención y el tratamiento del deterioro cognitivo, pero hay algunos enfoques comunes no farmacológicos, no basados en suplementos ni en el estilo de vida para el tratamiento de la demencia. Por ejemplo, la terapia de estimulación cognitiva, que suele implicar actividades de grupo e interacción social. Se han realizado al menos 44 ensayos controlados aleatorizados de estimulación cognitiva con miles de participantes. ADAS-Cog, abreviatura de Escala de Evaluación de la Enfermedad de Alzheimer, subescala cognitiva, es la medida de cognición más utilizada en los ensayos clínicos sobre el tratamiento de la demencia. Una mejora clínicamente relevante suele definirse como una reducción de cuatro o más puntos en la medida ADAS-Cog. Lamentablemente, la atenuación del deterioro cognitivo en la mayoría de los estudios de estimulación cognitiva solo alcanzó una media de dos puntos.

Se podría argumentar que cualquier mejora es mejor que nada, pero por desgracia, los efectos cognitivos no parecen generalizarse para ayudar en situaciones de la vida cotidiana. Se puede entrenar a la gente para que mejore en un “juego cerebral” computarizado, pero eso no se traslada necesariamente a otros ámbitos. Además, las mejoras marginales son temporales. No parece que persistan una vez finalizado el periodo de intervención.

Aunque es posible que la terapia de estimulación cognitiva no tenga un efecto global significativo sobre la calidad de vida, se ha demostrado que cualquier terapia de grupo mejora el bienestar psicológico. Como criaturas sociales, la participación social es importante para la salud mental a lo largo de toda la vida, pero no hay pruebas suficientes de que pueda mejorar o prevenir la disfunción cognitiva. La demencia se asocia al aislamiento social, pero puede tratarse de una causalidad inversa, en la que la demencia conduce al aislamiento social, en lugar de que sea al revés.

La misma cuestión se plantea todo el tiempo con quienes abogan por la estimulación mental de “usar o perder” para prevenir el declive. Por ejemplo, esta revisión en una revista especializada en envejecimiento sugiere que “si una persona resuelve crucigramas cuatro veces por semana, puede reducir su riesgo de demencia en un 47 por ciento”. Sí, hacer crucigramas con frecuencia se asocia a menor riesgo de demencia posterior, pero ¿no es más probable que quienes están a punto de ser diagnosticados de demencia sean menos propensos a hacer crucigramas, como resultado del declive de sus capacidades cognitivas?

La musicoterapia presenta una historia similar de mejora del bienestar sin afectar necesariamente a la cognición. Incluso en las últimas fases de la demencia, cuando se pierde la comunicación verbal, se puede disfrutar de la música. Sin embargo, no parece mejorar la función cerebral. La mayoría (cinco de siete) metanálisis de los más de 40 ensayos clínicos de intervención sobre musicoterapia para personas con demencia no encontraron beneficios cognitivos. Además, los pocos estudios que lo hicieron constataron que el efecto era efímero y desaparecía al cabo de uno a tres meses. Aunque la cognición no parece verse afectada, aún puede haber efectos positivos en cuanto a la reducción de la agitación y la mejora del estado de ánimo y la socialización.

Uno de los tratamientos más extravagantes que encontré fue la crioterapia, también conocida como crioestimulación. Las personas con deterioro cognitivo leve sometidas aleatoriamente a exposiciones de corta duración a temperaturas extremadamente bajas experimentaron un aumento transitorio del funcionamiento cognitivo general (que dejó de ser evidente dos semanas tras finalizar las sesiones diarias). Los sujetos del estudio, en pantalones cortos y camiseta, fueron expuestos a 58 grados bajo cero (-50 C) durante dos minutos. No, espera, ese fue el grupo de control con placebo expuesto a temperaturas “no criogénicas”. ¿A qué temperatura se expuso al grupo experimental? Dos minutos a más de 200 grados bajo cero (-130 C).

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Carmen Pelaez voluntaria activa en NutritionFacts.org.

En mi libro, How Not to Age, hablo del papel de los fármacos y suplementos y me centro en enfoques
dietéticos y de estilo de vida para la prevención y el tratamiento del deterioro cognitivo, pero hay algunos enfoques comunes no farmacológicos, no basados en suplementos ni en el estilo de vida para el tratamiento de la demencia. Por ejemplo, la terapia de estimulación cognitiva, que suele implicar actividades de grupo e interacción social. Se han realizado al menos 44 ensayos controlados aleatorizados de estimulación cognitiva con miles de participantes. ADAS-Cog, abreviatura de Escala de Evaluación de la Enfermedad de Alzheimer, subescala cognitiva, es la medida de cognición más utilizada en los ensayos clínicos sobre el tratamiento de la demencia. Una mejora clínicamente relevante suele definirse como una reducción de cuatro o más puntos en la medida ADAS-Cog. Lamentablemente, la atenuación del deterioro cognitivo en la mayoría de los estudios de estimulación cognitiva solo alcanzó una media de dos puntos.

Se podría argumentar que cualquier mejora es mejor que nada, pero por desgracia, los efectos cognitivos no parecen generalizarse para ayudar en situaciones de la vida cotidiana. Se puede entrenar a la gente para que mejore en un “juego cerebral” computarizado, pero eso no se traslada necesariamente a otros ámbitos. Además, las mejoras marginales son temporales. No parece que persistan una vez finalizado el periodo de intervención.

Aunque es posible que la terapia de estimulación cognitiva no tenga un efecto global significativo sobre la calidad de vida, se ha demostrado que cualquier terapia de grupo mejora el bienestar psicológico. Como criaturas sociales, la participación social es importante para la salud mental a lo largo de toda la vida, pero no hay pruebas suficientes de que pueda mejorar o prevenir la disfunción cognitiva. La demencia se asocia al aislamiento social, pero puede tratarse de una causalidad inversa, en la que la demencia conduce al aislamiento social, en lugar de que sea al revés.

La misma cuestión se plantea todo el tiempo con quienes abogan por la estimulación mental de “usar o perder” para prevenir el declive. Por ejemplo, esta revisión en una revista especializada en envejecimiento sugiere que “si una persona resuelve crucigramas cuatro veces por semana, puede reducir su riesgo de demencia en un 47 por ciento”. Sí, hacer crucigramas con frecuencia se asocia a menor riesgo de demencia posterior, pero ¿no es más probable que quienes están a punto de ser diagnosticados de demencia sean menos propensos a hacer crucigramas, como resultado del declive de sus capacidades cognitivas?

La musicoterapia presenta una historia similar de mejora del bienestar sin afectar necesariamente a la cognición. Incluso en las últimas fases de la demencia, cuando se pierde la comunicación verbal, se puede disfrutar de la música. Sin embargo, no parece mejorar la función cerebral. La mayoría (cinco de siete) metanálisis de los más de 40 ensayos clínicos de intervención sobre musicoterapia para personas con demencia no encontraron beneficios cognitivos. Además, los pocos estudios que lo hicieron constataron que el efecto era efímero y desaparecía al cabo de uno a tres meses. Aunque la cognición no parece verse afectada, aún puede haber efectos positivos en cuanto a la reducción de la agitación y la mejora del estado de ánimo y la socialización.

Uno de los tratamientos más extravagantes que encontré fue la crioterapia, también conocida como crioestimulación. Las personas con deterioro cognitivo leve sometidas aleatoriamente a exposiciones de corta duración a temperaturas extremadamente bajas experimentaron un aumento transitorio del funcionamiento cognitivo general (que dejó de ser evidente dos semanas tras finalizar las sesiones diarias). Los sujetos del estudio, en pantalones cortos y camiseta, fueron expuestos a 58 grados bajo cero (-50 C) durante dos minutos. No, espera, ese fue el grupo de control con placebo expuesto a temperaturas “no criogénicas”. ¿A qué temperatura se expuso al grupo experimental? Dos minutos a más de 200 grados bajo cero (-130 C).

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

Tengo un montón de videos sobre el estilo de vida para prevenir la demencia, como Cómo prevenir el alzhéimer con la alimentación. Existe una nueva clase de medicamentos, aprende más sobre ellos en La controversia sobre la autorización de la FDA del Aducanumab, el medicamento de Biogen para el alzhéimer.

 

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