La controversia sobre la autorización de la FDA del Aducanumab, el medicamento de Biogen para el alzhéimer

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Exploro la inocuidad y la eficacia de los nuevos medicamentos para el alzhéimer, aducanumab (Aduhelm) y lecanemab (Leqembi).

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Mariana Alejandra Guerra voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Aducanumab, comercializado como Aduhelm, es el primer fármaco nuevo aprobado para el tratamiento del Alzheimer en casi 20 años. Son infusiones IV de un anticuerpo contra la proteína de la placa amiloide, representa una patología cerebral central de la enfermedad. Luego de la fase 1, que no mostró cambios en el grupo de placebo, pero sí se redujo mucho la placa amiloide a diferentes dosis del fármaco, se pasó, de manera directa, a la fase 3: dos ensayos aleatorizados controlados para probarlo en miles de pacientes que padecen Alzheimer. Por desgracia, ambos ensayos se interrumpieron antes de tiempo, cuando un “análisis de futilidad” dio como resultado un fracaso, ya que la cognición y función empeoraban en los grupos de tratamiento. Este resultado no debería sorprender, debido a que en los últimos 20 años hubo más de 20 terapias dirigidas contra el amiloide que no han logrado ofrecer un beneficio cognitivo significativo para las personas que padecen Alzheimer. De hecho, en el 2022, una investigación sobre un documento de seminario, que suponía al amiloide como factor causal del Alzheimer, denunció un fraude de datos “escandalosamente flagrante”, que ha dañado aún más la reputación de la teoría del amiloide. No fue sorpresa que Aduhelm fracasara, pero lo que sucedió después sí fue sorprendente.

Cuando el futuro del fármaco eran nulas, Biogen, la farmacéutica que lo elaboró, lanzó una campaña secreta con el nombre clave “Proyecto Onyx” para usar canales ocultos y convencer a la FDA de que lo aprobara de todos modos. Revisaron los datos y descubrieron que algunos pacientes de uno de los ensayos habían experimentado un aumento del 0,39 en una escala de 18 puntos de cognición. Esta cifra estaba muy por debajo de la norma mínima de significación clínica (es de al menos 1 o 2 puntos completos), y el mismo subconjunto, con la misma dosis, en el otro estudio financiado no logró ni ese efecto. Este tipo de extracción de datos a posteriori es como “disparar con una escopeta a un granero y pintar una diana alrededor de los agujeros de bala” como dijo un estadístico del comité de la FDA.

Críticos de la FDA desmintieron totalmente el nuevo análisis de Biogen, y concluyeron que “no hay evidencia sustancial del efecto del tratamiento ni de la ralentización de la enfermedad…” La Academia Americana de Neurología notó que el 35 % de los que recibían aducanumab sufrían inflamación o hemorragia cerebral en los primeros 4 meses de tratamiento. O sea, uno de cada tres o diez veces más que los del grupo placebo. Así que, no es sorpresa que ni un miembro del grupo asesor de expertos de la FDA lo aprobara (10 de 11 votaron en contra, con un “incierto” entre comillas). Sin embargo, la FDA ignoró a su propio comité asesor y en 2021 aprobó el fármaco de todos modos.

La FDA admitió que la información brindada “dejaba incertidumbres considerables sobre los beneficios clínicos” y, así, no se concedió la aprobación estándar que implica la designación de que el fármaco es seguro y eficaz. En su lugar, implementaron una ruta de “aprobación rápida” que permitió que los fármacos se acepten sobre la base de marcadores alternativos, en este caso, la eliminación del amiloide. Pero, más de dos docenas de tratamientos contra el amiloide fracasaron. A pesar de la clara reducción de placas, no se registraron mejoras clínicas o incluso empeoró de la enfermedad.

La aprobación del aducanumab de la FDA demostró ser una de las más polémicas en los últimos tiempos. La aprobación, pese a la oposición casi unánime de su comité de expertos, casi no tiene precedentes, lo que llevó a tres de los miembros del grupo a renunciar en señal de protesta. Uno de ellos la clasificó como “quizás la peor aprobación de un fármaco en la historia reciente de EE. UU.” La respuesta de la comunidad científica se puede resumir mejor en un comentario del director de la Sociedad Americana de Geriatría titulado “Me acaba de estallar la cabeza…”

La FDA estipuló que Biogen debería hacer un ensayo “poscomercialización” que prueba que el fármaco utilizado tiene efectivamente algunos efectos, pero tiene hasta 2030 para informar de los resultados. Mientras tanto, Biogen cobra $56 000 al año por persona por el medicamento, con gastos corrientes de hasta $11 000 al año. Esto no incluye los costos de la administración intravenosa o las resonancias magnéticas secuenciales de $4000 a $7000 necesarias para controlar las hemorragias e inflamación cerebral.

Sí, los riesgos exceden con creces cualquier posible beneficio, pero ¿no deberían los pacientes y familias ser capaces de decidir por sí mismos? El problema es que el sello de aprobación de la FDA supone que el aducanumab es seguro y eficaz, cuando no parece ser ninguno. La postura oficial de la Asociación Médica Estadounidense, que se especializa en centros de cuidados a largo plazo, es que el medicamento “quizás tendrá consecuencias muy negativas” para los millones de personas que padecen demencia en este país. El equivalente europeo de la FDA no parece ceder fácil ante las grandes farmacéuticas recomendando el rechazo del fármaco. Ese es el sentido de la regulación de los medicamentos, como mencionó uno de los exmiembros del comité de la FDA que dimitió que la responsabilidad de ayudar a proteger a pacientes vulnerables y a sus familias, no solo de medicamentos poco fiables, sino también de falsas esperanzas.

Una investigación del Congreso concluyó que la aprobación del aducanumab de la FDA estuvo “llena de irregularidades”, lo que suscitó “serias preocupaciones por los fallos de protocolo de la FDA y el desprecio de Biogen por la eficacia”. Por supuesto, eso no detuvo a la FDA de aprobar rápidamente en 2023 un anticuerpo similar, lecanemab (vendido como Lequembi), de eficacia y seguridad cuestionables similares.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Mariana Alejandra Guerra voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Aducanumab, comercializado como Aduhelm, es el primer fármaco nuevo aprobado para el tratamiento del Alzheimer en casi 20 años. Son infusiones IV de un anticuerpo contra la proteína de la placa amiloide, representa una patología cerebral central de la enfermedad. Luego de la fase 1, que no mostró cambios en el grupo de placebo, pero sí se redujo mucho la placa amiloide a diferentes dosis del fármaco, se pasó, de manera directa, a la fase 3: dos ensayos aleatorizados controlados para probarlo en miles de pacientes que padecen Alzheimer. Por desgracia, ambos ensayos se interrumpieron antes de tiempo, cuando un “análisis de futilidad” dio como resultado un fracaso, ya que la cognición y función empeoraban en los grupos de tratamiento. Este resultado no debería sorprender, debido a que en los últimos 20 años hubo más de 20 terapias dirigidas contra el amiloide que no han logrado ofrecer un beneficio cognitivo significativo para las personas que padecen Alzheimer. De hecho, en el 2022, una investigación sobre un documento de seminario, que suponía al amiloide como factor causal del Alzheimer, denunció un fraude de datos “escandalosamente flagrante”, que ha dañado aún más la reputación de la teoría del amiloide. No fue sorpresa que Aduhelm fracasara, pero lo que sucedió después sí fue sorprendente.

Cuando el futuro del fármaco eran nulas, Biogen, la farmacéutica que lo elaboró, lanzó una campaña secreta con el nombre clave “Proyecto Onyx” para usar canales ocultos y convencer a la FDA de que lo aprobara de todos modos. Revisaron los datos y descubrieron que algunos pacientes de uno de los ensayos habían experimentado un aumento del 0,39 en una escala de 18 puntos de cognición. Esta cifra estaba muy por debajo de la norma mínima de significación clínica (es de al menos 1 o 2 puntos completos), y el mismo subconjunto, con la misma dosis, en el otro estudio financiado no logró ni ese efecto. Este tipo de extracción de datos a posteriori es como “disparar con una escopeta a un granero y pintar una diana alrededor de los agujeros de bala” como dijo un estadístico del comité de la FDA.

Críticos de la FDA desmintieron totalmente el nuevo análisis de Biogen, y concluyeron que “no hay evidencia sustancial del efecto del tratamiento ni de la ralentización de la enfermedad…” La Academia Americana de Neurología notó que el 35 % de los que recibían aducanumab sufrían inflamación o hemorragia cerebral en los primeros 4 meses de tratamiento. O sea, uno de cada tres o diez veces más que los del grupo placebo. Así que, no es sorpresa que ni un miembro del grupo asesor de expertos de la FDA lo aprobara (10 de 11 votaron en contra, con un “incierto” entre comillas). Sin embargo, la FDA ignoró a su propio comité asesor y en 2021 aprobó el fármaco de todos modos.

La FDA admitió que la información brindada “dejaba incertidumbres considerables sobre los beneficios clínicos” y, así, no se concedió la aprobación estándar que implica la designación de que el fármaco es seguro y eficaz. En su lugar, implementaron una ruta de “aprobación rápida” que permitió que los fármacos se acepten sobre la base de marcadores alternativos, en este caso, la eliminación del amiloide. Pero, más de dos docenas de tratamientos contra el amiloide fracasaron. A pesar de la clara reducción de placas, no se registraron mejoras clínicas o incluso empeoró de la enfermedad.

La aprobación del aducanumab de la FDA demostró ser una de las más polémicas en los últimos tiempos. La aprobación, pese a la oposición casi unánime de su comité de expertos, casi no tiene precedentes, lo que llevó a tres de los miembros del grupo a renunciar en señal de protesta. Uno de ellos la clasificó como “quizás la peor aprobación de un fármaco en la historia reciente de EE. UU.” La respuesta de la comunidad científica se puede resumir mejor en un comentario del director de la Sociedad Americana de Geriatría titulado “Me acaba de estallar la cabeza…”

La FDA estipuló que Biogen debería hacer un ensayo “poscomercialización” que prueba que el fármaco utilizado tiene efectivamente algunos efectos, pero tiene hasta 2030 para informar de los resultados. Mientras tanto, Biogen cobra $56 000 al año por persona por el medicamento, con gastos corrientes de hasta $11 000 al año. Esto no incluye los costos de la administración intravenosa o las resonancias magnéticas secuenciales de $4000 a $7000 necesarias para controlar las hemorragias e inflamación cerebral.

Sí, los riesgos exceden con creces cualquier posible beneficio, pero ¿no deberían los pacientes y familias ser capaces de decidir por sí mismos? El problema es que el sello de aprobación de la FDA supone que el aducanumab es seguro y eficaz, cuando no parece ser ninguno. La postura oficial de la Asociación Médica Estadounidense, que se especializa en centros de cuidados a largo plazo, es que el medicamento “quizás tendrá consecuencias muy negativas” para los millones de personas que padecen demencia en este país. El equivalente europeo de la FDA no parece ceder fácil ante las grandes farmacéuticas recomendando el rechazo del fármaco. Ese es el sentido de la regulación de los medicamentos, como mencionó uno de los exmiembros del comité de la FDA que dimitió que la responsabilidad de ayudar a proteger a pacientes vulnerables y a sus familias, no solo de medicamentos poco fiables, sino también de falsas esperanzas.

Una investigación del Congreso concluyó que la aprobación del aducanumab de la FDA estuvo “llena de irregularidades”, lo que suscitó “serias preocupaciones por los fallos de protocolo de la FDA y el desprecio de Biogen por la eficacia”. Por supuesto, eso no detuvo a la FDA de aprobar rápidamente en 2023 un anticuerpo similar, lecanemab (vendido como Lequembi), de eficacia y seguridad cuestionables similares.

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

Este es uno de los ejemplos más atroces de manipulación de las grandes farmacéuticas. Me recuerda a la flibanserina (Addyi), el fármaco comercializado para el “trastorno del deseo sexual hipoactivo” en las mujeres. Consulta ¿Son las manzanas la clave para una mejor vida sexual en las mujeres? para más información.

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