Tumbarse con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo (Trendelenburg) para quemar grasas

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¿Cómo podríamos engañar al cuerpo para que produzca esta hormona quemagrasas del ejercicio sin ponernos la ropa del gimnasio?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gerardo Piña voluntario activo en NutritionFacts.org.

Como expliqué en mi último video, cuando nuestro volumen sanguíneo desciende, nuestros riñones lo detectan y se libera angiotensina. En cambio, cuando nuestro volumen sanguíneo aumenta, nuestro corazón lo detecta y libera una hormona llamada PNA (péptido natriurético auricular, también conocida como FNA, factor natriurético auricular). Solíamos pensar que nuestro corazón era solo una bomba, pero ahora sabemos que también es una glándula. Hay receptores de estiramiento en la primera cámara de nuestro corazón, y cuando entra sangre extra en el corazón, se libera PNA. ¿Qué sucede? Como decía el título de una revisión en una revista sobre obesidad: “Las hormonas del corazón avivan el fuego de la grasa”.

Si gotea PNA en el tejido adiposo y muscular humano, la grasa se libera rápidamente y las células musculares aumentan su capacidad para quemarla. Infunda PNA a las personas y el ritmo al que se moviliza y quema la grasa puede dispararse en un 15 por ciento. Se pueden tomar biopsias musculares de personas y demostrar cuánto mejoran sus músculos a la hora de quemar grasa en presencia de niveles elevados de PNA. No es de extrañar entonces que las personas obesas y con sobrepeso tiendan a tener niveles considerablemente más bajos en el torrente sanguíneo. Así pues, el camino hacia el estómago de una persona puede pasar por su corazón.

¿Por qué esta hormona cardiaca sensible al estiramiento podría recurrir a nuestras reservas de grasa? Bueno, ¿cuándo se estira el corazón? Durante una actividad física intensa. Solíamos pensar que eran solo las hormonas de tipo adrenalínico que se liberan cuando hacemos ejercicio las que movilizaban la grasa de nuestros tejidos, pero ahora sabemos que la PNA de nuestro corazón también desempeña un papel clave. Si inyectamos a las personas la cantidad de PNA que normalmente recibirían en su organismo al hacer ejercicio, su quema de grasa en todo el cuerpo se dispara, aunque solo estén sentadas en el sofá.

¿De qué otra forma podemos estirar nuestro corazón un poco más para que libere PNA? Aumentando nuestro volumen sanguíneo bebiendo más agua. Cuando no bebe durante 12 horas seguidas sus niveles de ANP en sangre caen alrededor de un 25 por ciento, pero si bebes unos cuatro vasos de agua tus niveles pueden aumentar un 50 por ciento en 90 minutos. Ahora bien, eso es beber demasiado de una vez, pero puede ofrecer una idea de cuánto control potencial tenemos sobre esta hormona quemagrasas.

¿De qué otra forma podríamos engañar a nuestro cuerpo para que produjera esta hormona del ejercicio sin atarnos las zapatillas del gimnasio? Si de lo que se trata es de acumular sangre extra en nuestro corazón, ¿qué tal si nos tumbamos con la cabeza inclinada hacia abajo? Suena un poco gracioso, pero los investigadores se tomaron la posibilidad lo suficientemente en serio como para llevar a cabo el experimento. Tumbaron a la gente en un ángulo de solo 6 grados, una ligera inclinación que es como poner tres o cuatro ladrillos bajo los postes a los pies de su cama. Por lo tanto, no es como si estuvieran colgando boca abajo. Estaban casi planos, pero con la inclinación suficiente para que la gravedad atrajera sangre adicional hacia su torso. Al cabo de una hora sus niveles de PNA se duplicaron y se mantuvieron elevados durante las cuatro horas que duró el experimento. De acuerdo, pero ¿de repente empezaron a quemar más grasa? Sí, la proporción de grasa que quemaban como combustible se disparó en un 40%, y eso que estuvieron tumbados todo el tiempo. Entonces, ¿qué pasaría si intentaras dormir con una ligera inclinación de la cabeza hacia abajo colocando unos ladrillos bajo los postes de los pies de tu cama? ¿Conseguirías quemar más grasa mientras duermes? A continuación trataré los posibles pros y contras.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gerardo Piña voluntario activo en NutritionFacts.org.

Como expliqué en mi último video, cuando nuestro volumen sanguíneo desciende, nuestros riñones lo detectan y se libera angiotensina. En cambio, cuando nuestro volumen sanguíneo aumenta, nuestro corazón lo detecta y libera una hormona llamada PNA (péptido natriurético auricular, también conocida como FNA, factor natriurético auricular). Solíamos pensar que nuestro corazón era solo una bomba, pero ahora sabemos que también es una glándula. Hay receptores de estiramiento en la primera cámara de nuestro corazón, y cuando entra sangre extra en el corazón, se libera PNA. ¿Qué sucede? Como decía el título de una revisión en una revista sobre obesidad: “Las hormonas del corazón avivan el fuego de la grasa”.

Si gotea PNA en el tejido adiposo y muscular humano, la grasa se libera rápidamente y las células musculares aumentan su capacidad para quemarla. Infunda PNA a las personas y el ritmo al que se moviliza y quema la grasa puede dispararse en un 15 por ciento. Se pueden tomar biopsias musculares de personas y demostrar cuánto mejoran sus músculos a la hora de quemar grasa en presencia de niveles elevados de PNA. No es de extrañar entonces que las personas obesas y con sobrepeso tiendan a tener niveles considerablemente más bajos en el torrente sanguíneo. Así pues, el camino hacia el estómago de una persona puede pasar por su corazón.

¿Por qué esta hormona cardiaca sensible al estiramiento podría recurrir a nuestras reservas de grasa? Bueno, ¿cuándo se estira el corazón? Durante una actividad física intensa. Solíamos pensar que eran solo las hormonas de tipo adrenalínico que se liberan cuando hacemos ejercicio las que movilizaban la grasa de nuestros tejidos, pero ahora sabemos que la PNA de nuestro corazón también desempeña un papel clave. Si inyectamos a las personas la cantidad de PNA que normalmente recibirían en su organismo al hacer ejercicio, su quema de grasa en todo el cuerpo se dispara, aunque solo estén sentadas en el sofá.

¿De qué otra forma podemos estirar nuestro corazón un poco más para que libere PNA? Aumentando nuestro volumen sanguíneo bebiendo más agua. Cuando no bebe durante 12 horas seguidas sus niveles de ANP en sangre caen alrededor de un 25 por ciento, pero si bebes unos cuatro vasos de agua tus niveles pueden aumentar un 50 por ciento en 90 minutos. Ahora bien, eso es beber demasiado de una vez, pero puede ofrecer una idea de cuánto control potencial tenemos sobre esta hormona quemagrasas.

¿De qué otra forma podríamos engañar a nuestro cuerpo para que produjera esta hormona del ejercicio sin atarnos las zapatillas del gimnasio? Si de lo que se trata es de acumular sangre extra en nuestro corazón, ¿qué tal si nos tumbamos con la cabeza inclinada hacia abajo? Suena un poco gracioso, pero los investigadores se tomaron la posibilidad lo suficientemente en serio como para llevar a cabo el experimento. Tumbaron a la gente en un ángulo de solo 6 grados, una ligera inclinación que es como poner tres o cuatro ladrillos bajo los postes a los pies de su cama. Por lo tanto, no es como si estuvieran colgando boca abajo. Estaban casi planos, pero con la inclinación suficiente para que la gravedad atrajera sangre adicional hacia su torso. Al cabo de una hora sus niveles de PNA se duplicaron y se mantuvieron elevados durante las cuatro horas que duró el experimento. De acuerdo, pero ¿de repente empezaron a quemar más grasa? Sí, la proporción de grasa que quemaban como combustible se disparó en un 40%, y eso que estuvieron tumbados todo el tiempo. Entonces, ¿qué pasaría si intentaras dormir con una ligera inclinación de la cabeza hacia abajo colocando unos ladrillos bajo los postes de los pies de tu cama? ¿Conseguirías quemar más grasa mientras duermes? A continuación trataré los posibles pros y contras.

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

Aquí tienes el video anterior por si te lo perdiste: ¿Cuánta agua deberías beber cada día para perder peso?

Mantente atento a Los riesgos y beneficios de una posición Trendelenburg leve para reducir la grasa corporal.

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