La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Tamara Amor.
Información sobre este programa de educación basado en la comunidad que informa a médicos y pacientes por igual sobre el poder de la nutrición como medicina.
“El secreto mejor guardado de la medicina es que, dado el entorno adecuado”, es decir, las condiciones adecuadas, “el cuerpo se cura a sí mismo y “cuando se trata de una enfermedad cardiovascular, no hay sustituto para la excelencia nutricional”. Conocemos a Ornish, Pritikin, Barnard, Esselstyn, todos los grandes nombres de la nutrición basada en la evidencia, pero ¿cuántos han oído hablar del programa CHIP, más conocido como el Proyecto de mejora de la salud coronaria, un programa de educación basado en la comunidad dirigido por voluntarios? “Más que cualquier ensayo clínico, educar a médicos y pacientes por igual sobre el poder de la nutrición como medicina es la mejor inversión que podemos hacer en la lucha contra las enfermedades del corazón”. Es más eficaz, más barato y más seguro. ¿Cuáles son los efectos secundarios? Mejora la salud en general, y no solo la salud física, como analizo en mi video CHIP, el programa completo para la mejora de la salud.
“Los programas de cambio de estilo de vida como CHIP destinados a mejorar los comportamientos de salud física también pueden tener un efecto profundo en la salud mental”. Estudios basados en miles de personas que pasaron por CHIP (ahora llamado Pivio) han demostrado que hubo mejoras significativas en una serie de “trastornos del sueño o del estrés”, como dormir sin descansar, no dormir o sentir estrés, malestar, miedo o depresión. La mayoría de los números se redujeron a la mitad, como puedes ver a continuación y en el minuto 1:16 de mi video. La pregunta es, ¿por qué?
“Podría ser que el bienestar psicológico de los participantes de CHIP fuera afectado de forma positiva por una mayor sensación de empoderamiento, reducción del peso corporal y mejora de otros indicadores de salud”. A medida que comenzaron a comer mejor, es posible que “la sensación de desesperación, fracaso y aislamiento social de los participantes fuera reemplazada por una creciente sensación de logro, un mayor apoyo social y de esperanza”. O bien, es posible que se sintieran mejor físicamente. Si la diabetes desaparece, por ejemplo, es razón suficiente para animar a una persona.
Aunque estos resultados de antes y después se veían geniales, ¿qué faltaba? Un grupo de control. Sin embargo, ¿no actuó cada participante como su propio control, antes y después? Se podría pensar eso, pero entonces nos olvidaríamos del efecto Hawthorne, que dice que el simple hecho de estar en un estudio bajo observación podría afectar el comportamiento de las personas. Por ejemplo, si lo colocamos una persona en una báscula y la pesamos, y le decimos que la pesaremos otra vez en 6 meses, es posible que, de forma consciente o inconsciente, se alimente mejor por su cuenta, incluso si no le dicen que lo haga. Este comportamiento es tan común que tiene su propio nombre. Entonces, ¿cuántas de estas mejoras habrían ocurrido sin el programa CHIP?
Es genial que se puedan tomar a mil personas y “reducir de forma significativa sus perfiles de factores de riesgo” para nuestro principal asesino en solo 4 semanas. Pero para saber qué papel pueden desempeñar los consejos de estilo de vida y alimentación saludable, se debe poner a prueba y realizar ensayos controlados aleatorios.
Cuando se realizó un estudio de este tipo, como se esperaba, hubo pequeñas mejoras incluso en el grupo de control, pero “para casi todas las variables, el grupo de intervención [CHIP] mostró mejoras significativas”, tanto que tuvo ” el potencial para reducir de manera drástica los riesgos asociados con enfermedades crónicas comunes a largo plazo”. CHIP tuvo tanto éxito en Rockford, Illinois, que docenas de restaurantes del área comenzaron a ofrecer opciones de menú a base de plantas. Entonces, podría ser que incluso el grupo de control también haya consumido algunas comidas más saludables.
¿Qué hay con las mejoras en la salud mental? En un ensayo controlado aleatorizado, los del grupo CHIP mostraron mejoras significativas no solo en el funcionamiento físico, el dolor y las percepciones generales de salud, sino también en la vitalidad, en el aspecto social y en la salud emocional y mental. Por ejemplo, como puedes ver a continuación y a las 3:45 en mi video, hubo mejoras significativas en la depresión leve a moderada, en comparación con el grupo de control, y no solo cuando terminó el programa, sino también seis meses después.
El acrónimo CHIP comenzó como el Proyecto de Mejoramiento de la Salud Coronaria, pero a medida que estudio tras estudio “se mostró la eficacia de la intervención para abordar otras enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus tipo 2 e incluso la depresión, se le cambió el nombre a Programa completo de mejora de la salud”.
Como explicó Hans Diehl, fundador de CHIP, “Como sociedad, creo que estamos en gran medida a merced de fuerzas de marketing poderosas y manipuladoras que nos dicen qué comer… Donde quiera que miremos, estamos siendo seducidos por la ‘buena vida’ como la definen los mercadólogos” [pero] esta ‘buena vida’ ha producido en este país una avalancha de morbilidad y mortalidad”, es decir, enfermedad y muerte. “Lo que me gustaría ver en Estados Unidos no es esta ‘buena vida’, sino una ‘mejor vida’. La mejor vida es un estilo de vida más simple, caracterizado por comer más alimentos integrales, alimentos cultivados…”.
