“Las personas con diabetes de tipo 2 tienen un mayor riesgo de padecer ciertos problemas de salud graves, como enfermedades cardiovasculares, muerte prematura, ceguera, fallo renal, amputaciones, fracturas, debilidad, depresión y declive cognitivo”. En otras palabras, cuanto más altos sean los niveles de azúcar en sangre de alguien de manera crónica, más ataques al corazón y embolias podrían tener; también tienden a vivir menos, y a sufrir complicaciones como ceguera y fallo renal. Hablo de todo esto en mi video Cuando los medicamentos y la dieta no reducen las muertes por diabetes.
Se diseñó un estudio científico en el cual 10000 diabéticos fueron asignados aleatoriamente a distintos grupos en una intervención intensiva para bajar los azúcares en la sangre. Repartieron a las personas en 1, 2, 3, 4 o 5 clases diferentes de medicamentos, con o sin insulina, para lograr reducir los niveles de azúcar en la sangre hasta un rango normal. Por supuesto, no trataron la causa subyacente; no estaban tratando la enfermedad en sí, pero al reducir uno de los efectos de esta, se esperaba poder prevenir algunas de las devastadoras complicaciones.
Bajar los niveles de azúcar en la sangre de manera intensiva con medicamentos aumentó la mortalidad. Después de revisar las tendencias de mortalidad, concluyeron que el daño asociado con el aumento de la tasa de mortalidad superaba cualquier beneficio posible y se detuvo el estudio prematuramente por razones de seguridad. Fueron exitosos en reducir el azúcar en la sangre de las personas, pero al tratar de reducir la hemoglobina A1c (glucosidada) de las personas a menos de seis, terminaron mandando a las personas dos metros bajo tierra, tal vez debido a los efectos colaterales de las drogas utilizadas para tratar la enfermedad.
Incluso la insulina inyectable puede promover cáncer, obesidad, arteroesclerosis, empeorar la retinopatía diabética y acelerar el envejecimiento. La terapia con insulina puede promover la inflamación de las paredes de nuestras arterias, lo que puede ayudar a explicar los resultados de este y otros estudios semejantes que demostraron lo mismo: no se disminuyeron las complicaciones “macrovasculares” (ataques al corazón y apoplejías) con la reducción intensiva del azúcar en sangre. Sin embargo, terapias intensivas fueron asociadas con la reducción de un 21% en el desarrollo de complicaciones microvasculares como la disfunción renal.
Tales beneficios deberían compararse con el incremento del riesgo de muerte, aumento de peso y de sufrir hipoglucemia severa en los pacientes tratados intensivamente. Así que, tratar de normalizar los niveles de azúcar en la sangre de las personas con medicamentos podría no ser tan buena idea. “Cabe señalar que estos estudios están basados casi exclusivamente en el uso de medicamentos y no incluyeron ningún esfuerzo serio en cambios de dieta y estilo de vida…”.
Un estudio del 2013 publicado en el New England Journal of Medicine descubrió que una intervención intensiva en el estilo de vida enfocada en la pérdida de peso no redujo la cantidad de eventos cardiovasculares como ataques cardiacos en adultos con sobrepeso u obesidad con diabetes tipo 2. No incrementó su riesgo de muerte, pero tampoco lo disminuyó. De hecho, el estudio fue suspendido después de diez años por su poca trascendencia. Sí perdieron peso, pero no estaban falleciendo menos. Eso es lo que vemos en todas partes con este tipo de intervenciones sobre el estilo de vida. Estuvo bien que la intervención en dietética no matara a nadie pero ¿porqué no los estaba ayudando a vivir más?
Porque no les dieron una dieta saludable; solo les dieron una dieta regular con restricciones calóricas, lo que significa en escencia la misma pésima dieta pero con porciones pequeñas. Si comemos menos y nos ejercitamos más podemos perder peso, estar en mejor forma, delgados y tener mejor control del azúcar en la sangre, pero si nuestra dieta sigue siendo poco saludable para nuestro corazón, nuestro colesterol LDL “malo” no mejora y no podremos desatascar nuestras arterias. Mientras que personas con una dieta saludable pueden experimentar una reducción en el azúcar en sangre, el peso corporal y el riesgo cardiovascular. Tal vez si comemos menos sin cambiar la calidad de los alimentos podremos perder peso, pero el objetivo de una intervención del estilo de vida no es meter a la gente en ataúdes más delgados.
¿Qué tipo de dieta ayuda a los diabéticos? ¿Podría la alimentación ayudar con complicaciones que se creían irreversibles?
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Un saludo,
Michael Greger
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