¿Es mejor beber agua del grifo, filtrada o embotellada?

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Para ver las consecuencias de los productos de desinfección, se pusieron a prueba el agua del grifo y los filtros de refrigeradores, Brita, PUR y Zerowater.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Daniela Wiegrebe y Viviana García voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Aunque muchos desconfían de la seguridad del agua del grifo… un estudio de 35 marcas de agua embotellada no halló que fuera necesariamente más segura, más limpia o de mayor calidad que el agua directamente del grifo. ¿Qué quiere decir esto? Dos estudios publicados durante la década de 1970 cambiaron para siempre nuestra percepción de que la seguridad del agua potable solo se refería a las enfermedades transmitidas por el agua. De hecho, fue nuestra lucha contra los contaminantes microbianos la que condujo a un nuevo tipo de contaminación, en la forma de derivados de los productos de desinfección.

Los dos documentos de referencia de 1974 resolvieron el misterio de la fuente de cloroformo en el agua potable: nos encontramos con el enemigo y somos nosotros. La cloración del agua potable, crucial para mantener la seguridad microbiológica, estaba interactuando con la materia orgánica natural de las fuentes hídricas y creando compuestos clorados que no solo pueden resultar en sabores y olores desagradables, sino que representan un riesgo potencial para la salud pública. Hasta ahora se han identificado más de 600 derivados de los productos desinfectantes.

Tras décadas de investigación sobre el tema, parece ser que la ingestión de cloro durante toda la vida genera un “evidente riesgo excesivo” de cáncer de la vejiga. También existe evidencia de un mayor riesgo de ciertos tipos de defectos de nacimiento, pero la mayor preocupación se ha centrado en el vínculo con el cáncer de la vejiga. Cuarenta años de exposición pueden aumentar tus probabilidades de cáncer de la vejiga en un 27%. Environmental Protection Agency (la agencia de protección ambiental) estimó que entre 2 y 17 por ciento de los casos de cáncer de la vejiga en los Estados Unidos se debe a estos derivados de los productos desinfectantes en el agua potable. Sin embargo, esto es al suponer que la relación es de causa y efecto, lo cual aún no se ha establecido con firmeza.

La mejor manera de reducir el riesgo es tratar la causa. Los países podrían prevenir la formación de estos derivados de los productos desinfectantes, en primer lugar, mediante una mejor eliminación inicial de la “materia orgánica natural” en la fuente hídrica (o lo que mi abuela llamaba “schmutz” o suciedad). Algunos países Europeos, como Suiza, tienen sistemas de agua potable más nuevos y bien mantenidos que pueden distribuir el agua del grifo sin desinfectantes residuales, pero el costo de mejorar la infraestructura, incluso de una pequeña ciudad aquí en los Estados Unidos, podría ascender a decenas de millones. Como reveló la tragedia de Flint, parece que tenemos problemas para mantener fuera del grifo incluso las toxinas directas.

Casi el 40% de los estadounidenses utilizan algún tipo de dispositivo de purificación de agua. Dos de los métodos más comunes se pusieron a prueba: las jarras filtrantes y los filtros para los refrigeradores, frente al agua del grifo de Tucson. Ambos filtros para refrigerador (GE y Whirlpool) tuvieron un desempeño similar, al eliminar más del 96% de los contaminantes orgánicos residuales, sobrepasando a las tres jarras filtrantes. Zerowater atrapó el 93 por ciento, PUR el 84%, pero los tuvieron que reemplazar, y Brita solo atrapó el 50%. Se descubrió una discrepancia similar entre los filtros PUR y Brita probados específicamente por los derivados de los productos desinfectantes. Ambos empezaron de la misma forma pero, al final de la vida de los filtros, PUR pareció mejor. Los sistemas de ósmosis inversa pueden funcionar incluso mejor, pero el costo, el desperdicio de agua y la pérdida de minerales residuales no hacen que valga la pena.

El costo anual para purificar el agua con las jarras filtrantes o los filtros para refrigeradores se calculó que fue aproximadamente el mismo, a un centavo por vaso, con la excepción de la marca ZeroWater, que es hasta cuatro veces más costosa.

Siempre pensé que las fechas de “reemplazo” en los filtros eran solo una estafa de la compañía para que compraras más, pero me equivoqué. Como bebo agua filtrada principalmente solo por el gusto, solía esperar hasta que el agua comenzara a saber mal. Mala idea. No solo los filtros eventualmente pierden parte de su capacidad de eliminación, sino que la proliferación de bacterias se puede acumular en su interior y, como resultado, el agua “filtrada” tiene un recuento de bacterias más alto que el agua directamente del grifo. En realidad, estarías ensuciando el agua en lugar de purificarla, por lo cual es importante reemplazarlos con regularidad.

Además, solía pensar lo mismo sobre el consejo de cambiar tu cepillo de dientes cada tres meses. Es decir, ¿cuál ejecutivo de la industria de los cepillos inventó eso? Pero no, me equivoqué otra vez. Los cepillos de dientes pueden acumular biopelículas de bacterias de la caries dental o convertirse en lugares de cultivo de bacterias lanzadas al aire con cada vaciado del inodoro antes de regresar a nuestras bocas. Dato curioso: un solo vaciado puede producir millones de bacterias que pueden depositarse en tu agradable cepillo húmedo. La buena noticia es que, en lugar de comprar otros nuevos, simplemente puedes desinfectar la cabeza de tu cepillo de dientes, con tan solo 10 minutos de remojo en vinagre blanco, o incluso más económico, mitad vinagre y mitad agua…

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Créditos de la imagen: tonl.co vía tonl.co. La imagen ha sido modificada.

Gráficos de Avocado Video

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Daniela Wiegrebe y Viviana García voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Aunque muchos desconfían de la seguridad del agua del grifo… un estudio de 35 marcas de agua embotellada no halló que fuera necesariamente más segura, más limpia o de mayor calidad que el agua directamente del grifo. ¿Qué quiere decir esto? Dos estudios publicados durante la década de 1970 cambiaron para siempre nuestra percepción de que la seguridad del agua potable solo se refería a las enfermedades transmitidas por el agua. De hecho, fue nuestra lucha contra los contaminantes microbianos la que condujo a un nuevo tipo de contaminación, en la forma de derivados de los productos de desinfección.

Los dos documentos de referencia de 1974 resolvieron el misterio de la fuente de cloroformo en el agua potable: nos encontramos con el enemigo y somos nosotros. La cloración del agua potable, crucial para mantener la seguridad microbiológica, estaba interactuando con la materia orgánica natural de las fuentes hídricas y creando compuestos clorados que no solo pueden resultar en sabores y olores desagradables, sino que representan un riesgo potencial para la salud pública. Hasta ahora se han identificado más de 600 derivados de los productos desinfectantes.

Tras décadas de investigación sobre el tema, parece ser que la ingestión de cloro durante toda la vida genera un “evidente riesgo excesivo” de cáncer de la vejiga. También existe evidencia de un mayor riesgo de ciertos tipos de defectos de nacimiento, pero la mayor preocupación se ha centrado en el vínculo con el cáncer de la vejiga. Cuarenta años de exposición pueden aumentar tus probabilidades de cáncer de la vejiga en un 27%. Environmental Protection Agency (la agencia de protección ambiental) estimó que entre 2 y 17 por ciento de los casos de cáncer de la vejiga en los Estados Unidos se debe a estos derivados de los productos desinfectantes en el agua potable. Sin embargo, esto es al suponer que la relación es de causa y efecto, lo cual aún no se ha establecido con firmeza.

La mejor manera de reducir el riesgo es tratar la causa. Los países podrían prevenir la formación de estos derivados de los productos desinfectantes, en primer lugar, mediante una mejor eliminación inicial de la “materia orgánica natural” en la fuente hídrica (o lo que mi abuela llamaba “schmutz” o suciedad). Algunos países Europeos, como Suiza, tienen sistemas de agua potable más nuevos y bien mantenidos que pueden distribuir el agua del grifo sin desinfectantes residuales, pero el costo de mejorar la infraestructura, incluso de una pequeña ciudad aquí en los Estados Unidos, podría ascender a decenas de millones. Como reveló la tragedia de Flint, parece que tenemos problemas para mantener fuera del grifo incluso las toxinas directas.

Casi el 40% de los estadounidenses utilizan algún tipo de dispositivo de purificación de agua. Dos de los métodos más comunes se pusieron a prueba: las jarras filtrantes y los filtros para los refrigeradores, frente al agua del grifo de Tucson. Ambos filtros para refrigerador (GE y Whirlpool) tuvieron un desempeño similar, al eliminar más del 96% de los contaminantes orgánicos residuales, sobrepasando a las tres jarras filtrantes. Zerowater atrapó el 93 por ciento, PUR el 84%, pero los tuvieron que reemplazar, y Brita solo atrapó el 50%. Se descubrió una discrepancia similar entre los filtros PUR y Brita probados específicamente por los derivados de los productos desinfectantes. Ambos empezaron de la misma forma pero, al final de la vida de los filtros, PUR pareció mejor. Los sistemas de ósmosis inversa pueden funcionar incluso mejor, pero el costo, el desperdicio de agua y la pérdida de minerales residuales no hacen que valga la pena.

El costo anual para purificar el agua con las jarras filtrantes o los filtros para refrigeradores se calculó que fue aproximadamente el mismo, a un centavo por vaso, con la excepción de la marca ZeroWater, que es hasta cuatro veces más costosa.

Siempre pensé que las fechas de “reemplazo” en los filtros eran solo una estafa de la compañía para que compraras más, pero me equivoqué. Como bebo agua filtrada principalmente solo por el gusto, solía esperar hasta que el agua comenzara a saber mal. Mala idea. No solo los filtros eventualmente pierden parte de su capacidad de eliminación, sino que la proliferación de bacterias se puede acumular en su interior y, como resultado, el agua “filtrada” tiene un recuento de bacterias más alto que el agua directamente del grifo. En realidad, estarías ensuciando el agua en lugar de purificarla, por lo cual es importante reemplazarlos con regularidad.

Además, solía pensar lo mismo sobre el consejo de cambiar tu cepillo de dientes cada tres meses. Es decir, ¿cuál ejecutivo de la industria de los cepillos inventó eso? Pero no, me equivoqué otra vez. Los cepillos de dientes pueden acumular biopelículas de bacterias de la caries dental o convertirse en lugares de cultivo de bacterias lanzadas al aire con cada vaciado del inodoro antes de regresar a nuestras bocas. Dato curioso: un solo vaciado puede producir millones de bacterias que pueden depositarse en tu agradable cepillo húmedo. La buena noticia es que, en lugar de comprar otros nuevos, simplemente puedes desinfectar la cabeza de tu cepillo de dientes, con tan solo 10 minutos de remojo en vinagre blanco, o incluso más económico, mitad vinagre y mitad agua…

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Nota del Doctor

La hidratación es importante (ver, por ejemplo, ¿Beber agua hace a los niños más inteligentes?), pero también lo es evitar los contaminantes del agua, si es posible (por ejemplo, Plomo en el agua potable y Los beneficios de la cúrcuma en la exposición al arsénico).

¿Cuántos vasos de agua al día? ¡Ve el video!

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