Una deficiencia manifiesta de ácidos grasos omega 3 es rara, pero ¿hay estudios a corto plazo sobre la función cognitiva que digan que podría haber una dosis óptima de DHA?
Flashback Friday: ¿Deberíamos tomar suplementos de DHA para mejorar la actividad encefálica?
La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Tamara Amor y Ángela Graña Varela.
El concepto de vitaminas fue descrito por primera vez por nada menos que el Dr. Funk, en su artículo histórico de 1912, habló sobre la noción de que existen compuestos complejos que nuestro cuerpo no puede producir desde cero, por lo que debemos obtenerlos de nuestra dieta. Para mediados del siglo XX, ya se habían detectado y aislado todas las vitaminas.
Pero no fue hasta la década de los 60 que se descubrió que ciertas grasas también eran esenciales. En 1929, se estableció definitivamente la necesidad de grasas en la dieta de ratas de laboratorio. Pero cuando uno de los investigadores probó una dieta un 99 % libre de grasa durante 6 meses, irónicamente, se sintió mejor. Su presión arterial alta disminuyó, se sintió más enérgico y sus migrañas desaparecieron. Este experimento de un solo hombre “fortaleció la duda en la profesión médica de que los ácidos grasos esenciales tengan alguna relevancia para los humanos”, hasta que en la década de los 60 se desarrolló la NPT (Nutrición Parenteral Total), que significa alimentar a alguien exclusivamente a través de una sonda intravenosa. La NPT se desarrolló inicialmente para bebés nacidos sin intestinos activos.
Debido a que no se creía que los humanos necesitaran consumir grasa, “las primeras preparaciones no la tenían, lo que indujo rápidamente a deficiencias graves de AGE (ácidos grasos esenciales), que fue lo que finalmente convenció a la comunidad médica” de que algunas grasas son realmente esenciales. Comenzaron utilizando aceite de cártamo, pero, como descubrieron gracias a una niña a la que le dieron este aceite después de una herida abdominal de bala; no solo necesitamos grasa, sino tipos específicos de grasas como las omega 3. Entonces, cuando cambiaron el aceite de cártamo por el de soja, su salud se restableció.
El hecho de que tomara tanto tiempo y bajo circunstancias tan extremas el demostrar la naturaleza esencial de los omega 3, ilustra lo difícil que es desarrollar una deficiencia clara en estos. Por supuesto, la cantidad requerida para evitar la deficiencia no es necesariamente la cantidad óptima para la salud. Por ejemplo, la vitamina C en una cucharada de jugo de naranja sería suficiente para evitar el escorbuto (la enfermedad por deficiencia de vitamina C), pero nadie considera esa cantidad como suficiente para una salud óptima.
¿Cuál sería la cantidad óptima de omega 3? Pues bien, se ha puesto en duda su papel en la salud del corazón, ya que parece haberse basado en una premisa incorrecta desde un principio. Por eso tomar omega 3 extra para nuestro corazón podría no tener ningún sentido.
Ahora bien, ¿qué pasa con el cerebro de nuestro bebé? Es posible que DHA extra no ayude a las mujeres embarazadas o en período de lactancia si ya incluyen pescado en su dieta, pero aquellas que desean evitar los contaminantes del pescado pueden tomar suplementos de aceite de alga libres de contaminantes para obtener lo mejor de ambos mundos para su bebé.
¿Qué hay de los adultos? No parece haber ningún beneficio psicológico aparente o neurológico de la suplementación con DHA para el público en general, pero ¿qué pasa con aquellos que no comen pescado?
El famoso estudio Alpha Omega asignó aleatoriamente a miles de personas durante 3 años a consumir el omega 3 de cadena larga del pescado, omega 3 de cadena corta proveniente de las plantas, o un placebo. El estudio no encontró beneficios significativos para ningún tipo de suplemento de omega 3 en el deterioro cognitivo global. Sin embargo, la mayoría de los participantes comían pescado, por lo que obtenían DHA preformado en sus dietas.
Los estudios de población general como este, que no encuentran ningún beneficio, no pueden informar completamente sobre el papel del DHA en la salud del cerebro. Sería similar a dar naranjas a la mitad de estas personas y no encontrar diferencias en las tasas de escorbuto (cero en ambos grupos) y concluir que la vitamina C no desempeña ningún papel en esa enfermedad.
En 2013, se descubrió por primera vez que la suplementación con DHA mejora la memoria y el tiempo de reacción entre los adultos jóvenes que rara vez comían pescado. Estudios aleatorizados anteriores y con grupo de control no lograron encontrar tal beneficio entre participantes de 18 a 45 años, pero estos duraron pocos meses, a diferencia del estudio realizado en 2013 que duró 6. Si en todos los estudios los resultados fueron o nulos o positivos, no se perdería nada intentándolo.
Sin embargo, en uno de esos ensayos más cortos, la suplementación con DHA no solo no mostró beneficio, sino que pareció empeorar las cosas. Después de 50 días, los que consumieron el DHA tenían peor memoria que los que tomaron el placebo. Para concluir, de los 6 ensayos aleatorizados con grupo de control sobre la administración de suplementos de DHA, 4 no mostraron efectos, uno mostró beneficios y otro mostró daños.
Si solo se tratase de mejorar la función cerebral a corto plazo, yo sería cauteloso y gastaría mi dinero en otro lado.
Pero ¿si queremos preservar la función cerebral a largo plazo? Hablaré de eso después.
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
Imágenes de dierk schaefer vía flickr
La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Tamara Amor y Ángela Graña Varela.
El concepto de vitaminas fue descrito por primera vez por nada menos que el Dr. Funk, en su artículo histórico de 1912, habló sobre la noción de que existen compuestos complejos que nuestro cuerpo no puede producir desde cero, por lo que debemos obtenerlos de nuestra dieta. Para mediados del siglo XX, ya se habían detectado y aislado todas las vitaminas.
Pero no fue hasta la década de los 60 que se descubrió que ciertas grasas también eran esenciales. En 1929, se estableció definitivamente la necesidad de grasas en la dieta de ratas de laboratorio. Pero cuando uno de los investigadores probó una dieta un 99 % libre de grasa durante 6 meses, irónicamente, se sintió mejor. Su presión arterial alta disminuyó, se sintió más enérgico y sus migrañas desaparecieron. Este experimento de un solo hombre “fortaleció la duda en la profesión médica de que los ácidos grasos esenciales tengan alguna relevancia para los humanos”, hasta que en la década de los 60 se desarrolló la NPT (Nutrición Parenteral Total), que significa alimentar a alguien exclusivamente a través de una sonda intravenosa. La NPT se desarrolló inicialmente para bebés nacidos sin intestinos activos.
Debido a que no se creía que los humanos necesitaran consumir grasa, “las primeras preparaciones no la tenían, lo que indujo rápidamente a deficiencias graves de AGE (ácidos grasos esenciales), que fue lo que finalmente convenció a la comunidad médica” de que algunas grasas son realmente esenciales. Comenzaron utilizando aceite de cártamo, pero, como descubrieron gracias a una niña a la que le dieron este aceite después de una herida abdominal de bala; no solo necesitamos grasa, sino tipos específicos de grasas como las omega 3. Entonces, cuando cambiaron el aceite de cártamo por el de soja, su salud se restableció.
El hecho de que tomara tanto tiempo y bajo circunstancias tan extremas el demostrar la naturaleza esencial de los omega 3, ilustra lo difícil que es desarrollar una deficiencia clara en estos. Por supuesto, la cantidad requerida para evitar la deficiencia no es necesariamente la cantidad óptima para la salud. Por ejemplo, la vitamina C en una cucharada de jugo de naranja sería suficiente para evitar el escorbuto (la enfermedad por deficiencia de vitamina C), pero nadie considera esa cantidad como suficiente para una salud óptima.
¿Cuál sería la cantidad óptima de omega 3? Pues bien, se ha puesto en duda su papel en la salud del corazón, ya que parece haberse basado en una premisa incorrecta desde un principio. Por eso tomar omega 3 extra para nuestro corazón podría no tener ningún sentido.
Ahora bien, ¿qué pasa con el cerebro de nuestro bebé? Es posible que DHA extra no ayude a las mujeres embarazadas o en período de lactancia si ya incluyen pescado en su dieta, pero aquellas que desean evitar los contaminantes del pescado pueden tomar suplementos de aceite de alga libres de contaminantes para obtener lo mejor de ambos mundos para su bebé.
¿Qué hay de los adultos? No parece haber ningún beneficio psicológico aparente o neurológico de la suplementación con DHA para el público en general, pero ¿qué pasa con aquellos que no comen pescado?
El famoso estudio Alpha Omega asignó aleatoriamente a miles de personas durante 3 años a consumir el omega 3 de cadena larga del pescado, omega 3 de cadena corta proveniente de las plantas, o un placebo. El estudio no encontró beneficios significativos para ningún tipo de suplemento de omega 3 en el deterioro cognitivo global. Sin embargo, la mayoría de los participantes comían pescado, por lo que obtenían DHA preformado en sus dietas.
Los estudios de población general como este, que no encuentran ningún beneficio, no pueden informar completamente sobre el papel del DHA en la salud del cerebro. Sería similar a dar naranjas a la mitad de estas personas y no encontrar diferencias en las tasas de escorbuto (cero en ambos grupos) y concluir que la vitamina C no desempeña ningún papel en esa enfermedad.
En 2013, se descubrió por primera vez que la suplementación con DHA mejora la memoria y el tiempo de reacción entre los adultos jóvenes que rara vez comían pescado. Estudios aleatorizados anteriores y con grupo de control no lograron encontrar tal beneficio entre participantes de 18 a 45 años, pero estos duraron pocos meses, a diferencia del estudio realizado en 2013 que duró 6. Si en todos los estudios los resultados fueron o nulos o positivos, no se perdería nada intentándolo.
Sin embargo, en uno de esos ensayos más cortos, la suplementación con DHA no solo no mostró beneficio, sino que pareció empeorar las cosas. Después de 50 días, los que consumieron el DHA tenían peor memoria que los que tomaron el placebo. Para concluir, de los 6 ensayos aleatorizados con grupo de control sobre la administración de suplementos de DHA, 4 no mostraron efectos, uno mostró beneficios y otro mostró daños.
Si solo se tratase de mejorar la función cerebral a corto plazo, yo sería cauteloso y gastaría mi dinero en otro lado.
Pero ¿si queremos preservar la función cerebral a largo plazo? Hablaré de eso después.
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Imágenes de dierk schaefer vía flickr
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Flashback Friday: ¿Deberíamos tomar suplementos de DHA para mejorar la actividad encefálica?
LicenciaCreative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International (CC BY-NC 4.0)
URLNota del Doctor
Tengo una serie de videos sobre el Omega-3 y el corazón:
- ¿Es el aceite de pescado solo una estafa?
- Los Omega-3 y el cuento del pescado esquimal
- ¿Debemos tomar omega 3 EPA y DHA para nuestro corazón?
Para más información sobre la suplementación de DHA en el embarazo puedes ver ¿Deberían las mujeres embarazadas y lactantes tomar DHA? y ¿Deben tomar las mujeres veganas suplementos de DHA durante el embarazo?
Si quieres saber más sobre la salud cognitiva ve ¿Deberían los veganos tomar DHA para mantener la función cerebral?
Échale un vistazo a la página de información sobre los recursos traducidos.