La respuesta de la industria azucarera sobre la evidencia que implica a los endulzantes en la epidemia de obesidad.
Friday Favorites: ¿Engorda el azúcar?
A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Sonia Moscardó voluntaria activa en NutritionFacts.org.
La epidemia de obesidad podría ser la punta del iceberg en términos de exceso de grasa. Se estima que el 91% de los adultos, 9 de cada 10, y el 69% de los niños en Estados Unidos tiene el exceso de grasa suficiente para perjudicar la salud, que puede darse incluso en personas con peso normal, debido al exceso de grasa abdominal. Tienes exceso de grasa si la circunferencia de tu cintura es más de la mitad de tu altura. ¿Qué está causando esta epidemia? Una de las causas puede ser los azúcares añadidos que ingerimos.
Hace un siglo, el azúcar se anunció como una de las formas más baratas de aportar calorías a la dieta. Solo diez centavos de azúcar podían proporcionar miles de calorías. “El nutricionista de Harvard a favor del azúcar” se enfureció ante el término “calorías vacías”. Las calorías del azúcar “no estaban vacías, sino llenas de energía”. En otras palabras, lleno de calorías, de las que obtenemos demasiadas. El exceso de peso de la población estadounidense corresponde a un exceso de 350 a 500 calorías de la ingesta calórica diaria como promedio. Para revertir la epidemia de obesidad, esa es la cantidad de calorías que debemos reducir. Entonces, ¿qué calorías debemos reducir? Esas son las calorías que la mayoría de los estadounidenses que no cumplen el límite de azúcar ingiere de azúcares añadidos todos los días. Veinticinco cucharaditas son unas 400 calorías.
Incluso los defensores acérrimos del azúcar como James Rippe, quien supuestamente recibía 40 000 dólares al mes de la industria del jarabe de maíz, además de los 10 millones que pagaron por su investigación. Incluso el Dr. Rippe considera indiscutible que el azúcar contribuye a la obesidad. “También es indiscutible que la reducción de azúcar debería incluirse en un plan de pérdida de peso”. De las fuentes de calorías que hay que limitar, dado que el azúcar es solo calorías vacías, no contiene nutrientes esenciales, se debería empezar por reducir el consumo de azúcar. De nuevo, esto es lo que dicen los investigadores financiados por alguien como Dr. Pepper y Coca-Cola. El autor principal, Richard Kahn, es conocido por defender a la Asociación Americana de Bebidas, la industria de los refrescos. Era el director científico de la Asociación Americana de Diabetes cuando firmaron un acuerdo de patrocinio de un millón de dólares con la mayor empresa de dulces del mundo. “Quizá la Asociación Americana de Diabetes debería llamarse la Asociación Americana de Comida Chatarra”. ¿Pero qué se puede esperar de una organización financiada por la industria farmacéutica?
El punto es que “los ensayos controlados aleatorizados muestran que el aumento de la ingesta de azúcar aumenta la ingesta de calorías”, provocando un “aumento de peso en adultos; y que la reducción de azúcar conduce a la pérdida de peso en niños”. Cuando los investigadores asignaron al azar a personas para aumentar su consumo de azúcar de mesa o disminuirlo, el grupo de azúcar añadido aumentó un kilo y medio en 10 semanas, mientras que el que redujo el azúcar perdió un kilo y cien gramos. En una revisión sistemática y meta-análisis de los estudios de la “dieta ad libitum” (estudios de la vida real en los que se modificaron los niveles de azúcar, pero la gente podía comer lo que quisiera) la ingesta reducida de azúcares resultó en una disminución del peso, mientras que el aumento de la ingesta de azúcares resultó en un aumento comparable del peso. Los investigadores concluyen que “al considerar el rápido aumento de peso que se produce después de una mayor ingesta de azúcar, parece razonable aconsejar a la gente que la reduzca”.
Aunque los resultados de los estudios observacionales han sido más ambiguos. Encontraron una relación entre la obesidad y la ingesta de bebidas azucaradas, pero ninguna correlación consistente con los alimentos azucarados. Sin embargo la mayoría de los estudios se basan en datos autoinformados, y las personas obesas no cuentan todo sobre los alimentos azucarados. Pero se pueden medir los niveles de sacarosa en la orina para obtener una medida objetiva del consumo real de azúcar, y excluir las contribuciones de otros edulcorantes como el jarabe de maíz alto en fructosa. Al hacer esto, los investigadores descubrieron que el consumo de azúcar no solo se asocia a una mayor probabilidad de obesidad y de circunferencia de cintura en un estudio transversal, sino también en un estudio de cohorte prospectivo a largo plazo. Al usar la sacarosa urinaria para medir la ingesta de sacarosa, aquellos con un consumo de sacarosa mayor de cinco tenían un riesgo un 50% mayor de padecer sobrepeso u obesidad.
“Negar la evidencia de que el azúcar es perjudicial para la salud ha sido la clave de la defensa de la industria azucarera”. Pero cuando la evidencia es innegable, como la relación entre el azúcar y las caries, pasan de la negación a la evasión, tratan de desviar la atención de la restricción de la ingesta a la creación de una “vacuna contra la caries”. Parece que hemos llegado a un punto similar con la obesidad, cuando alguien como el Sugar Bureau pasa de la negación a la evasión, y encarga investigaciones para que sugieran que los obesos no se beneficiarían de la pérdida de peso. Una postura contradicha por cientos de estudios en cuatro continentes, con más de diez millones de participantes.
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
- Maffetone PB, Rivera-dominguez I, Laursen PB. Overfat and Underfat: New Terms and Definitions Long Overdue. Front Public Health. 2016;4:279.
- Maffetone PB, Laursen PB. The Prevalence of Overfat Adults and Children in the US. Front Public Health. 2017;5:290.
- JAMA Editorial Board. Sugar as food. JAMA. 1913;61(7):492-3.
- Hess J. Harvard’s sugar-pushing nutritionist. Saturday Rev. 1978 Aug:10-14.
- Stare F. John Yudkin — sugar is a cheap safe food. Trends Biochem Sci. 1976;1(6):PN126-N128.
- Tappy L, Lê KA. Health effects of fructose and fructose-containing caloric sweeteners: where do we stand 10 years after the initial whistle blowings?. Curr Diab Rep. 2015;15(8):54.
- Bowman SA, Clemens JC, Martin CL, et al. Added sugars intake of Americans: what we eat in America, NHANES 2013-2014. Food Surveys Research Group. Dietary Data Brief No. 18. Published May 2017.
- Rippe JM, Tappy L. Sweeteners and health: findings from recent research and their impact on obesity and related metabolic conditions. Int J Obes (Lond). 2016;40 Suppl 1:S1-5.
- Lipton E. Rival industries sweet-talk the public. The New York Times. Published February 11, 2014. Available at:
- Kahn R, Sievenpiper JL. Dietary sugar and body weight: have we reached a crisis in the epidemic of obesity and diabetes?: we have, but the pox on sugar is overwrought and overworked. Diabetes Care. 2014;37(4):957-62.
- Greene R. Kahn-man? Richard Kahn Defends the ABA. Keep Fitness Legal. 2016.
- Santora M. In Diabetes Fight, Raising Cash and Keeping Trust. The New York Times. 2006.
- Scientific Advisory Committee on Nutrition. Carbohydrates and Health. United Kingdom: The Stationery Office Ltd; 2015.
- Sørensen LB, Raben A, Stender S, Astrup A. Effect of sucrose on inflammatory markers in overweight humans. Am J Clin Nutr. 2005;82(2):421-7.
- Te morenga L, Mallard S, Mann J. Dietary sugars and body weight: systematic review and meta-analyses of randomised controlled trials and cohort studies. BMJ. 2012;346:e7492.
- Campbell R, Tasevska N, Jackson KG, et al. Association between urinary biomarkers of total sugars intake and measures of obesity in a cross-sectional study. PLoS ONE. 2017;12(7):e0179508.
- Kuhnle GG, Tasevska N, Lentjes MA, et al. Association between sucrose intake and risk of overweight and obesity in a prospective sub-cohort of the European Prospective Investigation into Cancer in Norfolk (EPIC-Norfolk). Public Health Nutr. 2015;18(15):2815-24.
- Sheiham A, James WP. Diet and Dental Caries: The Pivotal Role of Free Sugars Reemphasized. J Dent Res. 2015;94(10):1341-7.
- Kearns CE, Glantz SA, Schmidt LA. Sugar industry influence on the scientific agenda of the National Institute of Dental Research's 1971 National Caries Program: a historical analysis of internal documents. PLoS Med. 2015;12(3):e1001798.
- Harrington M, Gibson S, Cottrell RC. A review and meta-analysis of the effect of weight loss on all-cause mortality risk. Nutr Res Rev. 2009;22(1):93-108.
- Global bmi mortality collaboration, Di angelantonio E, Bhupathiraju ShN, et al. Body-mass index and all-cause mortality: individual-participant-data meta-analysis of 239 prospective studies in four continents. Lancet. 2016;388(10046):776-86.
Créditos de la imagen: congerdesign vía pixabay. La imagen ha sido modificada.
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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Sonia Moscardó voluntaria activa en NutritionFacts.org.
La epidemia de obesidad podría ser la punta del iceberg en términos de exceso de grasa. Se estima que el 91% de los adultos, 9 de cada 10, y el 69% de los niños en Estados Unidos tiene el exceso de grasa suficiente para perjudicar la salud, que puede darse incluso en personas con peso normal, debido al exceso de grasa abdominal. Tienes exceso de grasa si la circunferencia de tu cintura es más de la mitad de tu altura. ¿Qué está causando esta epidemia? Una de las causas puede ser los azúcares añadidos que ingerimos.
Hace un siglo, el azúcar se anunció como una de las formas más baratas de aportar calorías a la dieta. Solo diez centavos de azúcar podían proporcionar miles de calorías. “El nutricionista de Harvard a favor del azúcar” se enfureció ante el término “calorías vacías”. Las calorías del azúcar “no estaban vacías, sino llenas de energía”. En otras palabras, lleno de calorías, de las que obtenemos demasiadas. El exceso de peso de la población estadounidense corresponde a un exceso de 350 a 500 calorías de la ingesta calórica diaria como promedio. Para revertir la epidemia de obesidad, esa es la cantidad de calorías que debemos reducir. Entonces, ¿qué calorías debemos reducir? Esas son las calorías que la mayoría de los estadounidenses que no cumplen el límite de azúcar ingiere de azúcares añadidos todos los días. Veinticinco cucharaditas son unas 400 calorías.
Incluso los defensores acérrimos del azúcar como James Rippe, quien supuestamente recibía 40 000 dólares al mes de la industria del jarabe de maíz, además de los 10 millones que pagaron por su investigación. Incluso el Dr. Rippe considera indiscutible que el azúcar contribuye a la obesidad. “También es indiscutible que la reducción de azúcar debería incluirse en un plan de pérdida de peso”. De las fuentes de calorías que hay que limitar, dado que el azúcar es solo calorías vacías, no contiene nutrientes esenciales, se debería empezar por reducir el consumo de azúcar. De nuevo, esto es lo que dicen los investigadores financiados por alguien como Dr. Pepper y Coca-Cola. El autor principal, Richard Kahn, es conocido por defender a la Asociación Americana de Bebidas, la industria de los refrescos. Era el director científico de la Asociación Americana de Diabetes cuando firmaron un acuerdo de patrocinio de un millón de dólares con la mayor empresa de dulces del mundo. “Quizá la Asociación Americana de Diabetes debería llamarse la Asociación Americana de Comida Chatarra”. ¿Pero qué se puede esperar de una organización financiada por la industria farmacéutica?
El punto es que “los ensayos controlados aleatorizados muestran que el aumento de la ingesta de azúcar aumenta la ingesta de calorías”, provocando un “aumento de peso en adultos; y que la reducción de azúcar conduce a la pérdida de peso en niños”. Cuando los investigadores asignaron al azar a personas para aumentar su consumo de azúcar de mesa o disminuirlo, el grupo de azúcar añadido aumentó un kilo y medio en 10 semanas, mientras que el que redujo el azúcar perdió un kilo y cien gramos. En una revisión sistemática y meta-análisis de los estudios de la “dieta ad libitum” (estudios de la vida real en los que se modificaron los niveles de azúcar, pero la gente podía comer lo que quisiera) la ingesta reducida de azúcares resultó en una disminución del peso, mientras que el aumento de la ingesta de azúcares resultó en un aumento comparable del peso. Los investigadores concluyen que “al considerar el rápido aumento de peso que se produce después de una mayor ingesta de azúcar, parece razonable aconsejar a la gente que la reduzca”.
Aunque los resultados de los estudios observacionales han sido más ambiguos. Encontraron una relación entre la obesidad y la ingesta de bebidas azucaradas, pero ninguna correlación consistente con los alimentos azucarados. Sin embargo la mayoría de los estudios se basan en datos autoinformados, y las personas obesas no cuentan todo sobre los alimentos azucarados. Pero se pueden medir los niveles de sacarosa en la orina para obtener una medida objetiva del consumo real de azúcar, y excluir las contribuciones de otros edulcorantes como el jarabe de maíz alto en fructosa. Al hacer esto, los investigadores descubrieron que el consumo de azúcar no solo se asocia a una mayor probabilidad de obesidad y de circunferencia de cintura en un estudio transversal, sino también en un estudio de cohorte prospectivo a largo plazo. Al usar la sacarosa urinaria para medir la ingesta de sacarosa, aquellos con un consumo de sacarosa mayor de cinco tenían un riesgo un 50% mayor de padecer sobrepeso u obesidad.
“Negar la evidencia de que el azúcar es perjudicial para la salud ha sido la clave de la defensa de la industria azucarera”. Pero cuando la evidencia es innegable, como la relación entre el azúcar y las caries, pasan de la negación a la evasión, tratan de desviar la atención de la restricción de la ingesta a la creación de una “vacuna contra la caries”. Parece que hemos llegado a un punto similar con la obesidad, cuando alguien como el Sugar Bureau pasa de la negación a la evasión, y encarga investigaciones para que sugieran que los obesos no se beneficiarían de la pérdida de peso. Una postura contradicha por cientos de estudios en cuatro continentes, con más de diez millones de participantes.
Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.
- Maffetone PB, Rivera-dominguez I, Laursen PB. Overfat and Underfat: New Terms and Definitions Long Overdue. Front Public Health. 2016;4:279.
- Maffetone PB, Laursen PB. The Prevalence of Overfat Adults and Children in the US. Front Public Health. 2017;5:290.
- JAMA Editorial Board. Sugar as food. JAMA. 1913;61(7):492-3.
- Hess J. Harvard’s sugar-pushing nutritionist. Saturday Rev. 1978 Aug:10-14.
- Stare F. John Yudkin — sugar is a cheap safe food. Trends Biochem Sci. 1976;1(6):PN126-N128.
- Tappy L, Lê KA. Health effects of fructose and fructose-containing caloric sweeteners: where do we stand 10 years after the initial whistle blowings?. Curr Diab Rep. 2015;15(8):54.
- Bowman SA, Clemens JC, Martin CL, et al. Added sugars intake of Americans: what we eat in America, NHANES 2013-2014. Food Surveys Research Group. Dietary Data Brief No. 18. Published May 2017.
- Rippe JM, Tappy L. Sweeteners and health: findings from recent research and their impact on obesity and related metabolic conditions. Int J Obes (Lond). 2016;40 Suppl 1:S1-5.
- Lipton E. Rival industries sweet-talk the public. The New York Times. Published February 11, 2014. Available at:
- Kahn R, Sievenpiper JL. Dietary sugar and body weight: have we reached a crisis in the epidemic of obesity and diabetes?: we have, but the pox on sugar is overwrought and overworked. Diabetes Care. 2014;37(4):957-62.
- Greene R. Kahn-man? Richard Kahn Defends the ABA. Keep Fitness Legal. 2016.
- Santora M. In Diabetes Fight, Raising Cash and Keeping Trust. The New York Times. 2006.
- Scientific Advisory Committee on Nutrition. Carbohydrates and Health. United Kingdom: The Stationery Office Ltd; 2015.
- Sørensen LB, Raben A, Stender S, Astrup A. Effect of sucrose on inflammatory markers in overweight humans. Am J Clin Nutr. 2005;82(2):421-7.
- Te morenga L, Mallard S, Mann J. Dietary sugars and body weight: systematic review and meta-analyses of randomised controlled trials and cohort studies. BMJ. 2012;346:e7492.
- Campbell R, Tasevska N, Jackson KG, et al. Association between urinary biomarkers of total sugars intake and measures of obesity in a cross-sectional study. PLoS ONE. 2017;12(7):e0179508.
- Kuhnle GG, Tasevska N, Lentjes MA, et al. Association between sucrose intake and risk of overweight and obesity in a prospective sub-cohort of the European Prospective Investigation into Cancer in Norfolk (EPIC-Norfolk). Public Health Nutr. 2015;18(15):2815-24.
- Sheiham A, James WP. Diet and Dental Caries: The Pivotal Role of Free Sugars Reemphasized. J Dent Res. 2015;94(10):1341-7.
- Kearns CE, Glantz SA, Schmidt LA. Sugar industry influence on the scientific agenda of the National Institute of Dental Research's 1971 National Caries Program: a historical analysis of internal documents. PLoS Med. 2015;12(3):e1001798.
- Harrington M, Gibson S, Cottrell RC. A review and meta-analysis of the effect of weight loss on all-cause mortality risk. Nutr Res Rev. 2009;22(1):93-108.
- Global bmi mortality collaboration, Di angelantonio E, Bhupathiraju ShN, et al. Body-mass index and all-cause mortality: individual-participant-data meta-analysis of 239 prospective studies in four continents. Lancet. 2016;388(10046):776-86.
Créditos de la imagen: congerdesign vía pixabay. La imagen ha sido modificada.
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El video fue publicado originalmente el 14 de octubre de 2019.
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