La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Tamara Amor.
La incidencia de cáncer ha ido en aumento durante el último medio siglo, y la pregunta es ¿por qué? Hasta un 20% de todos los cánceres proviene de agentes infecciosos, en especial por virus. Sabíamos que esto era posible desde que se descubrió un virus cancerígeno en pollos hace un siglo. La idea se consideró tal herejía que el Dr. Peyton Rous, quien hizo este descubrimiento histórico, no obtendría su Premio Nobel sino hasta 55 años después.
Si existe un virus de pollo que causa cáncer, ¿podrían tener algún efecto en las personas que manejan o comen aves de corral? La preocupación sobre la posible infectividad de estos virus se ha planteado durante décadas. La primera pregunta es si existe alguna evidencia de la exposición humana al virus y, de hecho, los humanos tenemos anticuerpos contra este en el torrente sanguíneo. Esto indica que no es ajeno a nuestro sistema inmunológico. Pero ¿hay alguna evidencia de que el virus pueda entrar en nuestra sangre? No existió tal… hasta el 2001.
Como explico en mi video El papel de los virus de aves de corral en los cánceres humanos, existe un virus del herpes que causa cáncer en aves de corral, pero ¿representa un riesgo para la salud pública? Unos investigadores utilizaron técnicas de huella genética para analizar la sangre de 202 personas y encontraron que el 20%, es decir 1 de cada 5 individuos, tenía ADN viral en la sangre. Que el resultado sea positivo para el virus del herpes aviar no significa que las células humanas estén infectadas, pero sí que existe la posibilidad de ello.
Pero ¿causan enfermedades humanas? ¿cómo podemos saberlo? Como no es posible inyectar a las personas con el virus, los investigadores estudiaron a los trabajadores avícolas. De esta misma forma se descubrieron otras enfermedades de animales de granja que pasaron a los humanos, como la brucelosis y el ántrax. De hecho, el estudio de los trabajadores es también la forma en que se descubrió el carácter cancerígeno de cosas como el asbesto (amianto) y el benceno. Si los manipuladores de aves de corral, que están expuestos día tras día, no tuvieran mayores tasas de cáncer, es de suponer que los virus son inofensivos. Por desgracia, sus tasas sí son más elevadas. De hecho, “tienen mayor riesgo de morir de varios tipos de cáncer.”
“La relativa facilidad” con la que algunos de los virus pueden infectar células humanas, así como causar tumores en primates en laboratorios, “puede ser de importancia para la salud pública, en particular debido al elevado riesgo de cáncer de los trabajadores” y la evidencia de que podemos llegar a ser infectados con estos virus. Sin embargo, incluso si los trabajadores avícolas estuviesen en riesgo, no significa que las personas que consumen pollo o huevos lo estén. Por ejemplo, se descubrió que los trabajadores que matan pollos tienen 6 veces más probabilidades de morir de cáncer cerebral en comparación con los que no, pero los primeros trabajan con pájaros vivos aleteando en sus caras. No se puede esperar que la “intensidad de la exposición a estos virus en la población general sea tan alta como la que experimentan los trabajadores avícolas … [pero] sí está muy expuesta” a los virus solo por el hecho de consumir gran cantidad de pollo y huevos.
Esto está respaldado por datos que muestran que no solo los trabajadores de los mataderos tienen mayor riesgo de sufrir tumores cerebrales, sino también los carniceros y cortadores de carne que no están expuestos a las aves vivas, en especial aquellos que no usan guantes y con frecuencia tienen cortes en sus manos. Estos trabajadores también están en mayor riesgo de otros tipos de cáncer.
Quienes manejan carne para ganarse la vida además tienen tasas más altas de mortalidad por otras enfermedades, como enfermedades cardíacas, entre otros problemas de salud descritos en el minuto 3:32 en mi video. Algunos de los virus avícolas además de cáncer causan ateroesclerosis en los pollos. De hecho, el virus del herpes avícola cancerígeno también desencadena la acumulación de cristales de colesterol. Pero ¿cómo afecta a las personas? “Debido a que los pollos infectados con el virus de la enfermedad de Marek, un virus del herpes, desarrollan lesiones ateroescleróticas después de la infección, [los investigadores] buscaron la presencia del virus del herpes o partes de este en el tejido de la pared de la arteria humana…” Si bien se encontró evidencia del virus, cualquier papel en la enfermedad cardíaca humana sigue siendo especulativo.
“Se ha prestado una gran atención a las sustancias presentes en los alimentos para animales antes y después de la cocción como factores de riesgo para enfermedades humanas como los problemas cardíacos, la diabetes y varios tipos de cáncer … [y] las exposiciones han incluido hemo [hierro], grasa o colesterol, dioxinas” y los carcinógenos de la carne cocida. Sin embargo, nunca se había pensado en los virus animales, que “son importantes no solo para los trabajadores de supermercados y los de las industrias de carne y aves de corral, sino también porque la población general está expuesta”. De hecho, el estudio que halló ADN del virus de pollo en el torrente sanguíneo de las personas también encontró tasas muy similares en los trabajadores de oficina como en los trabajadores de los mataderos de pollos, lo que se puede ver en el minuto 4:42 en mi video.
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Michael Greger
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