Estudios de los años 70 muestran un aumento extraordinario de la supervivencia en pacientes con cáncer terminal gracias al uso de la vitamina C como “una terapia simple y prácticamente no tóxica”. No es ninguna sorpresa que obtuviese tanta atención, especialmente cuando esta terapia fue apoyada por el renombrado científico Linus Pauling. Pero los estudios realizados en los 80 no obtuvieron los mismos resultados positivos, así que los científicos “llegaron a la inevitable conclusión de que los aparentes efectos positivos [en el estudio original] fueron productos de un sesgo en la selección de pacientes, y no una consecuencia del tratamiento”. En los 90 apareció una explicación alternativa: el estudio de los años 80 utilizó vitamina C de forma oral, mientras que el exitoso estudio de los 70 la administró de forma intravenosa, y no se supo hasta los 90 que la misma dosis administrada de forma intravenosa puede llevar a niveles muchísimo mayores en sangre. Así que quizá las altas dosis de vitamina C sí ayudan con el cáncer terminal, pero solo administradas de manera intravenosa. Hablo de esto en mi video El rol de la vitamina C en el tratamiento del cáncer terminal.
Se continuaron publicando informes de caso prometedores. Se documentaron regresión, remisión y cura en casos individuales de cáncer avanzado de riñones, vejiga y linfoma, pero eso solo son 3 casos positivos entre muchos otros fallidos. Si fuese 3 de cada 100, o incluso de cada 1000, entonces vale, si el tratamiento es lo suficientemente no tóxico. Sin embargo, existe evidencia del amplio uso de la vitamina C IV en el mundo de la medicina alternativa, según el 86% de los 172 médicos entrevistados. Tan solo esos médicos ya tratan a diez mil pacientes al año, y se venden cientos de miles de frascos al año en los Estados Unidos. No todo se usa para el cáncer, pero al menos miles de pacientes de cáncer se están tratando con vitamina C IV cada año, lo que hace que sea menos impresionante que se hayan publicado tres informes de caso. No importa lo increíbles que sean estos casos, es posible que el cáncer entrase en regresión él solo, y que solo haya sido una coincidencia el que estas personas estuviesen tomando vitamina C en ese momento. Habría que ponerlo a prueba para poder saberlo con exactitud.
Hasta ahora solo han habido pequeños estudios piloto con resultados poco prometedores. La buena noticia es que incluso dosis altísimas de vitamina C IV parecen ser perfectamente seguras, aunque fallaran en “demostrar efectos anticáncer”. Se han publicado pequeños estudios similares, incluyendo recientemente, con resultados atractivos pero en absoluto concluyentes. Lo que sí sabemos es que la quimioterapia contra el cáncer es “poco satisfactoria” también. La quimioterapia se sube ver como el tratamiento que “mejorará enormemente la posibilidad de curarse”, pero si juntas toda la ayuda de la quimioterapia la contribución a la supervivencia de los 5 años es de un 2%. O sea, todos sus efectos secundarios por un aumento del 2.1% en la supervivencia y bajo el coste de cien mil dólares por paciente por año. Así que quizá merezca la pena estudiar más a fondo otras terapias como la vitamina C IV. Sin embargo, la falta de financiación (ya que la vitamina C no se puede patentar para ser vendida por cien mil dólares) y el sesgo contra la medicina alternativa “podrían disuadir a los investigadores convencionales y las agencias de financiación de considerar seriamente esta vía”.
¿Qué podemos concluir décadas después? “Después de ensayos con al menos 1609 pacientes a lo largo de 33 años, tenemos que concluir que todavía no se sabe si la vitamina C tiene alguna actividad antitumor clínicamente significante”. Aunque “no hay todavía ninguna evidencia definitiva” de su beneficio, los ensayos aleatorizados con grupo de control de la Mayo Clinic “no niegan el potencial beneficio” después de saber lo que sabemos sobre al diferencia entre el uso oral o intravenoso. Así que volvemos al inicio: ¿funciona o no? Hay puntos de vista muy contrarios, pero todos estamos usando los mismo datos incompletos. Necesitamos buenos estudios con grupo de control. La pregunta es qué deberíamos hacer hasta entonces.
Si fuese completamente no tóxica podríamos decir que no tenemos nada que perder, pero no lo es; es relativamente no tóxica. Por ejemplo, ha habido casos muy escasos pero graves de daños en los riñones. Al final, si es tan segura, ¿por qué tenemos tan bien regulada su absorción? También puede resultar caro y tomar mucho tiempo. Cada inyección puede costar entre 100 y 200 dólares que no son cubiertos por el seguro, lo que supone una cantidad de dinero generosa para los médicos que llevan a cabo estos tratamientos de medicina alternativa. Sobre el 90% de las millones de dosis de vitamina C que se administran son con ánimo de lucro, así que hay presión financiera en ambos lados.
Con todo esto, sabiendo que es relativamente seguro, si los estudios encuentran incluso un mínimo beneficio ya merecería la pena. Y si no, podremos concluir este tema de una vez por todas. “No tenemos el lujo en el tratamiento del cáncer de ignorar posibles curas efectivas y no tóxicas. Deberíamos revisar posibles alternativas, sin prejuicios con una mente abierta…”.
Este video es la tercera parte de una serie. Para completarla, puedes ver Vitamina C intravenosa para pacientes de cáncer terminal y Suplementos de vitamina C para pacientes con cáncer terminal.
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Un saludo,
Michael Greger
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