Cómo demasiado colesterol puede contribuir al alzhéimer

Image Credit: MaxPixel. Esta imagen ha sido modificada.

Millones de personas sufren de alzhéimer, y los tratamientos disponibles y previstos son, como mínimo, decepcionantes. Debido a la ausencia de tratamientos que modifiquen la enfermedad, ha crecido el interés en estrategias efectivas para la prevención de la enfermedad. Incluso aunque solo seamos capaces de frenar su aparición un año, podría prevenir más de 9 millones de casos en los siguientes 40 años. Una vez los enfermos de alzhéimer pierden las facultades cognitivas, podrían haberlas perdido para siempre. En consecuencia, la prevención, en lugar de la cura, parece ser una estrategia más realista para contrarrestar el impacto catastrófico de la demencia.

Como digo en mi video Colesterol y alzhéimer, “existe considerable evidencia para indicar que el alzhéimer es una enfermedad primordialmente vascular”, basada en varias líneas de evidencia que apuntan hacia una mala circulación en el cerebro. Factores de riesgo vasculares, como el colesterol alto, podrían ser la bomba que hace explotar al alzhéimer. Lo que es malo para el corazón podría ser malo también para el cerebro.

Tradicionalmente, ha habido 2 teorías compitiendo por ser la causa del alzhéimer: el modelo de la cascada de amiloides, el cual implica la acumulación de placas de amiloide en el cerebro, y el modelo vascular, el cual defiende que se trata de una falta de flujo sanguíneo al cerebro debido a la ateroesclerosis. Ahora nos hemos dado cuenta de que no son mutuamente excluyentes, y la enfermedad arterial puede poner en marcha un círculo vicioso en el que las placas ateroescleróticas en las arterias podrían contribuir a las placas de alzhéimer en el cerebro.

Aunque el colesterol ha sido presentado como “sinónimo de veneno”, es un componente estructural esencial de todas nuestras células, y por eso lo fabrica nuestro cuerpo. Pero, si hay demasiado, puede convertirse en el mayor factor contribuyente a varias enfermedades, como la cardiopatía coronaria, el derrame cerebral, o enfermedades degenerativas como el alzhéimer. Demasiado colesterol en la sangre es un factor de riesgo universal reconocido en el desarrollo del alzhéimer, y el colesterol podría tener un papel importante en la progresión del alzhéimer.

Los estudios con autopsias encontraron que los cerebros con alzhéimer tienen más colesterol que los cerebros normales, y parece acumularse especialmente en las placas de alzhéimer. Solíamos pensar que el colesterol presente en el cerebro era distinto del presente en nuestra sangre, pero cada vez hay más evidencia de lo contrario. Por ejemplo, el colestrol LDL, llamado “colesterol malo”, podría ser capaz de atravesar la barrera “sangre-cerebro”. Entonces, una dieta alta en grasas podría no solo aumentar los niveles de colesterol en la sangre, sino también aumentar la entrada de colesterol al sistema nervioso central.

Además, tener el colesterol alto podría dañar también la barrera “sangre-cerebro”, y permitir que todavía más colesterol entre al cerebro, lo cual nos daría la relación faltante entre el colesterol alto y el alzhéimer. “Las personas con el colesterol alto a mediana edad tienen un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer”. Unos niveles por encima de 250 podrían triplicar la probabilidad de esta enfermedad.

Ahora tenemos escáner TEP de alta tecnología que pueden correlacionar la cantidad de colesterol malo LDL en nuestra sangre con la cantidad de acumulación de amiloides en el cerebro. Incluso lo puedes hacer en una placa de Petri. El colesterol hace que las células cerebrales produzcan más amiloide, mientras que al quitar el colesterol los niveles de amiloide producidos se reducen.

La degradación del amiloide es menos eficiente en un ambiente con mucho colesterol. El colesterol puede ayudar a la aglutinación del amiloide. Usando un microscopio de electrones, los investigadores pueden ver la aglutinación de las fibras de amiloide en y alrededor de los microcristales de colesterol.

Una vez en el cerebro, el colesterol también puede causar la formación de los tóxicos radicales libres. Así que tener niveles altos de colesterol en la sangre podría aumentar el riesgo de demencia, no solo induciendo ateroesclerosis e impidiendo el flujo de sangre, sino también afectando directamente a la neurodegeneración en el cerebro. En conclusión, demasiado colesterol en la dieta podría, básicamente, contribuir al desarrollo de alzhéimer, y la evidencia que relaciona el colesterol alto con el alzhéimer parece aumentar establemente.

Parte de la investigación fue financiada por empresas farmacéuticas esperando capitalizar el alzhéimer gracias a los medicamentos para el colesterol. Es irónico, ya que estos medicamentos pueden, ellos mismos, causar deterioro cognitivo. Aunque sea poco común, los efectos secundarios de las estatinas podrían “incluir pérdida de memoria a corto o largo plazo, cambios en el comportamiento, problemas de concentración y de atención, paranoia y ansiedad” tan pronto como 5 días después de empezar a tomarlas, aunque a veces ocurra meses después; de todas formas, las personas afectadas deberían recuperarse en un mes de dejar de tomarlas.

Una mejor estrategia podría ser cambiar los factores del estilo de vida que llevan al colesterol alto. En particular, reducir la ingesta de grasas saturadas. Aunque no es suficiente que se lo digamos a nuestros pacientes individualmente. “La implementación sistemática de campañas educativas para la promoción de cambios radicales en los valores culturales y sociales” podría ser necesaria para que los pacientes adopten estrategias contra el alzhéimer en un sentido más amplio, y “tales acciones podrían proveer dividendos enormes al prevenir tanto las cardiopatías como la demencia”, dos de las mayores causas de muerte.


Para más información sobre cómo la dieta que puede proteger al corazón también podría proteger al cerebro:

Si quieres aprender sobre los medicamentos para el colesterol, puedes ver El beneficio real de la alimentación en comparación con los fármacos para enterarte de su baja efectividad.

Un saludo,

Michael Greger

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