Alzhéimer y ateroesclerosis en el cerebro

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La falta de flujo sanguíneo adecuado al cerebro debido a la obstrucción de las arterias cerebrales puede jugar un papel fundamental en el desarrollo y avance de la demencia en la enfermedad de Alzheimer.

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En 1901, Augusta fue llevada por su marido a un manicomio en Frankfurt, Alemania. Se la describió como una mujer delirante, olvidadiza y desorientada , que “no podía llevar a cabo sus tareas domésticas”. Fue atendida por un tal Dr. Alzheimer, y se convertiría en la paciente que hizo conocido el apellido del doctor.

En la autopsia , describió las placas y ovillos en el cerebro de Augusta que caracterizarían a la enfermedad, pero distraído con la emoción de descubrir una nueva enfermedad, pudo haber pasado por alto una pista. Describió cambios arterioescleróticos – el endurecimiento de las arterias – dentro de su cerebro.

Cuando pensamos en arterioesclerosis generalmente pensamos en el corazón , pero la arterioesclerosis implica prácticamente a todo el organismo-nuestro completo árbol vascular. Y uno de los ejemplos más notorios de esta naturaleza sistémica es la relación entre la enfermedad de la arteria coronaria, la enfermedad degenerativa del cerebro, y la demencia.

En los años 70, se propuso el concepto de demencia cardiogénica: la demencia generada por el sistema cardiovascular. Dado que un cerebro que envejece es muy sensible a la falta de oxígeno, y dado que los problemas del corazón son tan comunes, fue fácil concluir que así es como podría darse la demencia.

Y ahora, tenemos bastantes pruebas sustanciales que asocia fuertemente la enfermedad de arterioesclerosis vascular con la principal causa de demencia: la enfermedad de Alzheimer. Estudios de autopsias, por ejemplo, han demostrado que los individuos con Alzheimer tienen significativamente más estrechamiento arterioesclerótico en las arterias dentro de su cerebro.

Así es como nuestras arterias cerebrales deberían verse: abiertas, limpias, permitiendo que la sangre fluya. Así se presentan nuestras arterias cerebrales cuando tienen arterioesclerosis. Bloqueadas con grasa y colesterol, las arterias se cierran, restringiendo el flujo de sangre al cerebro . ¿Qué tipo de arterias cerebrales quieres tener en tu cabeza?

En reposo, la cantidad de flujo sanguíneo que circula dentro de nuestro cerebro, es de aproximadamente un cuarto de litro por minuto . Pero perdemos alrededor de 0.5% por año, por lo que a los 65 años podemos haber perdido del 15% al 20 %. Pero esto no necesariamente afecta nuestra función cerebral, ya que tenemos un regulador incorporado. Sin embargo, esta disminución en el flujo sanguíneo del cerebro vinculada con la edad,  puede llegar a ser crítica para la supervivencia de las células cerebrales si el flujo se ve reducido aún más por una sobrecarga adicional.

Esta reducción del flujo sanguíneo puede privar al cerebro de oxígeno, causando silenciosos y pequeños mini-derrames cerebrales y deterioro del cerebro – cuyos efectos acumulativos parecen jugar un papel fundamental en la aceleración y aumento del desarrollo y evolución de la enfermedad de Alzheimer.

Si nos fijamos en la cantidad de arterioesclerosis presente específicamente en las arterias que suministran sangre a los centros de memoria y aprendizaje del cerebro, ésta es la cantidad de arteriosclerosis severa que se observa en los grupos de control de personas sanas sin demencia comparado con aquellos con enfermedad de Alzheimer. A la luz de éstos hallazgos, algunos incluso han sugerido que la enfermedad de Alzheimer se debería re-clasificar como un trastorno vascular.

Sin embargo, esta es una buena noticia debido a que la arteriosclerosis es potencialmente reversible. Estos hallazgos fueron confirmados en dos largos estudios – más de 1.000 autopsias cada uno, donde se encontró lo mismo. La arteriosclerosis en el cerebro es significativamente más frecuente y grave en los pacientes con enfermedad de Alzheimer.

Esto sugiere que las estrategias demostradas para retrasar la progresión de las enfermedad arteriales, como las dietas basadas en alimentos de origen vegetal, pueden ser útiles para prevenir o tratar la enfermedad de Alzheimer.

Por supuesto que los estudios de autopsias llegan un poco tarde para eso; por lo tanto, para evaluar el impacto del estrechamiento de arterias intracraneales en la progresión de deterioro cognitivo leve a la enfermedad de Alzheimer, los investigadores siguieron a 400 personas con deterioro cognitivo, durante cuatro años usaron angiografía por tomografía computarizada, exámenes especiales por tomografía axial computarizada para evaluar la cantidad de obstrucción en las arterias cerebrales. Las facultades cognitivas de los que tenían menos arteriosclerosis en la cabeza se mantuvieron bastante estables a lo largo de los años. Pero aquellos que tenían más acumulación de colesterol empeoraron, y los que tenían la mayor obstrucción empeoraron rápidamente. Y lo mismo se observó en la capacidad para llevar a cabo las actividades de la vida diaria. Y, se duplicó la progresión de la enfermedad de Alzheimer. El ineficiente suministro de sangre al cerebro tiene consecuencias muy graves en la función cerebral.

Pero ¿El tratamiento de los factores de riesgo vascular como la presión arterial alta y el colesterol alto, realmente puede hacer una diferencia ? No lo sabíamos, hasta ahora. De 300 pacientes con Alzheimer, aquellos que recibieron tratamiento para todos sus factores de riesgo vasculares, demostraron significativamente menos deterioro, más lenta progresión de la enfermedad, en comparación con aquellos que no recibieron tratamiento.

Se dice que : “El objetivo de la medicina es proporcionar esperanza a los pacientes y cuando no hay esperanzas, ofrecer comprensión”.  Por primera vez en la historia de esta enfermedad, tenemos la oportunidad de brindar esperanza a los pacientes de la enfermedad de Alzheimer.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ver el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido fue contribuida por Gabriela Malamud y Elizabeth Romo.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

En 1901, Augusta fue llevada por su marido a un manicomio en Frankfurt, Alemania. Se la describió como una mujer delirante, olvidadiza y desorientada , que “no podía llevar a cabo sus tareas domésticas”. Fue atendida por un tal Dr. Alzheimer, y se convertiría en la paciente que hizo conocido el apellido del doctor.

En la autopsia , describió las placas y ovillos en el cerebro de Augusta que caracterizarían a la enfermedad, pero distraído con la emoción de descubrir una nueva enfermedad, pudo haber pasado por alto una pista. Describió cambios arterioescleróticos – el endurecimiento de las arterias – dentro de su cerebro.

Cuando pensamos en arterioesclerosis generalmente pensamos en el corazón , pero la arterioesclerosis implica prácticamente a todo el organismo-nuestro completo árbol vascular. Y uno de los ejemplos más notorios de esta naturaleza sistémica es la relación entre la enfermedad de la arteria coronaria, la enfermedad degenerativa del cerebro, y la demencia.

En los años 70, se propuso el concepto de demencia cardiogénica: la demencia generada por el sistema cardiovascular. Dado que un cerebro que envejece es muy sensible a la falta de oxígeno, y dado que los problemas del corazón son tan comunes, fue fácil concluir que así es como podría darse la demencia.

Y ahora, tenemos bastantes pruebas sustanciales que asocia fuertemente la enfermedad de arterioesclerosis vascular con la principal causa de demencia: la enfermedad de Alzheimer. Estudios de autopsias, por ejemplo, han demostrado que los individuos con Alzheimer tienen significativamente más estrechamiento arterioesclerótico en las arterias dentro de su cerebro.

Así es como nuestras arterias cerebrales deberían verse: abiertas, limpias, permitiendo que la sangre fluya. Así se presentan nuestras arterias cerebrales cuando tienen arterioesclerosis. Bloqueadas con grasa y colesterol, las arterias se cierran, restringiendo el flujo de sangre al cerebro . ¿Qué tipo de arterias cerebrales quieres tener en tu cabeza?

En reposo, la cantidad de flujo sanguíneo que circula dentro de nuestro cerebro, es de aproximadamente un cuarto de litro por minuto . Pero perdemos alrededor de 0.5% por año, por lo que a los 65 años podemos haber perdido del 15% al 20 %. Pero esto no necesariamente afecta nuestra función cerebral, ya que tenemos un regulador incorporado. Sin embargo, esta disminución en el flujo sanguíneo del cerebro vinculada con la edad,  puede llegar a ser crítica para la supervivencia de las células cerebrales si el flujo se ve reducido aún más por una sobrecarga adicional.

Esta reducción del flujo sanguíneo puede privar al cerebro de oxígeno, causando silenciosos y pequeños mini-derrames cerebrales y deterioro del cerebro – cuyos efectos acumulativos parecen jugar un papel fundamental en la aceleración y aumento del desarrollo y evolución de la enfermedad de Alzheimer.

Si nos fijamos en la cantidad de arterioesclerosis presente específicamente en las arterias que suministran sangre a los centros de memoria y aprendizaje del cerebro, ésta es la cantidad de arteriosclerosis severa que se observa en los grupos de control de personas sanas sin demencia comparado con aquellos con enfermedad de Alzheimer. A la luz de éstos hallazgos, algunos incluso han sugerido que la enfermedad de Alzheimer se debería re-clasificar como un trastorno vascular.

Sin embargo, esta es una buena noticia debido a que la arteriosclerosis es potencialmente reversible. Estos hallazgos fueron confirmados en dos largos estudios – más de 1.000 autopsias cada uno, donde se encontró lo mismo. La arteriosclerosis en el cerebro es significativamente más frecuente y grave en los pacientes con enfermedad de Alzheimer.

Esto sugiere que las estrategias demostradas para retrasar la progresión de las enfermedad arteriales, como las dietas basadas en alimentos de origen vegetal, pueden ser útiles para prevenir o tratar la enfermedad de Alzheimer.

Por supuesto que los estudios de autopsias llegan un poco tarde para eso; por lo tanto, para evaluar el impacto del estrechamiento de arterias intracraneales en la progresión de deterioro cognitivo leve a la enfermedad de Alzheimer, los investigadores siguieron a 400 personas con deterioro cognitivo, durante cuatro años usaron angiografía por tomografía computarizada, exámenes especiales por tomografía axial computarizada para evaluar la cantidad de obstrucción en las arterias cerebrales. Las facultades cognitivas de los que tenían menos arteriosclerosis en la cabeza se mantuvieron bastante estables a lo largo de los años. Pero aquellos que tenían más acumulación de colesterol empeoraron, y los que tenían la mayor obstrucción empeoraron rápidamente. Y lo mismo se observó en la capacidad para llevar a cabo las actividades de la vida diaria. Y, se duplicó la progresión de la enfermedad de Alzheimer. El ineficiente suministro de sangre al cerebro tiene consecuencias muy graves en la función cerebral.

Pero ¿El tratamiento de los factores de riesgo vascular como la presión arterial alta y el colesterol alto, realmente puede hacer una diferencia ? No lo sabíamos, hasta ahora. De 300 pacientes con Alzheimer, aquellos que recibieron tratamiento para todos sus factores de riesgo vasculares, demostraron significativamente menos deterioro, más lenta progresión de la enfermedad, en comparación con aquellos que no recibieron tratamiento.

Se dice que : “El objetivo de la medicina es proporcionar esperanza a los pacientes y cuando no hay esperanzas, ofrecer comprensión”.  Por primera vez en la historia de esta enfermedad, tenemos la oportunidad de brindar esperanza a los pacientes de la enfermedad de Alzheimer.

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ver el vídeo más arriba. Esto es sólo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido fue contribuida por Gabriela Malamud y Elizabeth Romo.

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Nota del Doctor

Si esta información suena familiar, es porque fue incluida en mi revisión del año 2014 Combatiendo las Enfermedades Crónicas con Alimentos.

Como expliqué en mi último video, La Enfermedad de Alzheimer puede comenzar décadas antes de ser diagnosticada, nunca es demasiado temprano para empezar a comer y vivir un estilo de vida saludable para el cerebro.

La Medicina de Estilo de Vida es fundamental para nuestro cuerpo y mente:

El flujo sanguíneo es también importante para otros órganos cruciales: Colesterol y Disfunción Sexual Femenina y Supervivencia del Más Firme: Disfunción Eréctil y Muerte.

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