El yoga puesto a prueba para la depresión, la ansiedad y la incontinencia urinaria

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¿Cuál de los 50 estilos de yoga sería el mejor?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Paula Pérez voluntaria activa en NutritionFacts.org.

¿Los médicos deberían recomendarle a sus pacientes hacer yoga? Como vimos en mis últimos videos, las dificultades asociadas a recomendar yoga surgen de la mala calidad de la evidencia científica que hay disponible en cuanto a sus efectos. Curiosamente, esta falta de evidencia se debe en parte a que los investigadores no definen bien lo que en verdad han estudiado. Solo dicen yoga, sin definir a lo que se refieren. Y los distintos tipos de yoga se diferencian mucho en cuanto a lo que demandan respecto a fuerza física, profundidad de la meditación, control de la respiración y espiritualidad. Sin embargo, es muy común que en los informes de los estudios no se defina qué tipo estudiaron. Esto no solo dificulta comparar los resultados entre estudios, sino que también traducir los descubrimientos para tratar a los pacientes. 

En general, se define al yoga como una práctica corporal-mental compuesta de posturas físicas, técnicas de respiración y meditación. Por ende, si los investigadores dicen que pondrán a prueba el yoga, uno asume que los tres componentes estarán presentes; sin embargo, algunos estudios solo tienen en cuenta la meditación, sin las posturas o la respiración, y lo llaman yoga. Otros, solo examinan los ejercicios de respiración o consideran solo las posturas y lo llaman yoga. Incluso hay quienes estudian las formas de yoga sin incluir ninguno de los tres componentes. Entonces, si un estudio no muestra beneficios, ¿realmente eso significa que el yoga, como suele practicarse, no ayudó? Y si un estudio si muestra beneficios, ¿qué le recomiendas hacer a los pacientes para logralo?

Podemos consolarnos con el hecho de que un artículo de revisión titulado “¿Hay un estilo de yoga mejor que otro?” intentó comparar los efectos de más de 50 estilos diferentes de yoga usados en cientos de ensayos y concluyeron que no hay un ganador claro en cuanto a los resultados positivos, por lo que podrían ser intercambiables hasta cierto punto.

Ya he mencionado la necesidad de tener controles activos para ver si el yoga tiene algún beneficio más allá del ejercicio, pero puede que aún así tales controles no lidien con otros componentes como la socialización. Yoga suele implicar ir a clases. Entonces, si estuviéramos estudiando los efectos del yoga en algo como la depresión ¿cómo sabríamos si romper con la rutina, salir de casa y reunirse con otras personas tienen efectos por sí solos, aparte del yoga?

Tristemente, el yoga no parece tener algún beneficio para la depresión comparado a hacer nada. Si parece ser de ayuda para la ansiedad pero no para quienes están diagnosticados con un trastorno de ansiedad. Además, este beneficio parece venir solo de la actividad física ya que no hay un beneficio especial comparado a otros tipos de ejercicio. Desafortunadamente, no parece que el yoga sea efectivo para los trastornos del estado de ánimo o de ansiedad. 

Un artículo de revisión sobre los efectos del yoga en los síntomas de la depresión de personas con trastornos mentales en general, incluso condiciones como el TEPT o la esquizofrenia, no encontró un efecto significativo comparado a cosas como el apoyo social que ofrece el mismo tipo de atención o hacer nada, pero si encontró un efecto comparado a los conocidos grupos de control en “lista de espera”. 

Verás, a diferencia de los estudios de los efectos de las drogas, en los que directamente se suministra una pastilla placebo, la selección de una condición de control es mucho más compleja en pruebas del comportamiento como el yoga. Una solución común es un control pasivo como una lista de espera. Básicamente, se asigna a la gente al azar a hacer yoga o a una lista de espera para hacer yoga pero tiempo después. Eso es mejor que no tener un grupo de control ya que igual se controla con el paso del tiempo, aunque tu condición haya o no mejorado de forma natural, pero no se controla por el efecto placebo. Si en cambio te dijeran que estás entrando a un estudio para ver si algunos ejercicios podrían ayudar y luego sin saberlo te asignaran a hacer yoga aleatoriamente versus algún tipo de sham yoga, tendrías la misma expectativa. Pero si supieras que vas a tener yoga ahora, lo cual podría ayudar, o en 6 meses y terminaras en la lista de espera, esto podría amplificar la diferencia en el efecto del tratamiento falsamente porque la gente en la lista de espera no tendría expectativa de mejorar sin un tratamiento activo. 

Por ejemplo, hay un estudio sobre el yoga en la incontinencia urinaria. Se les asignó a mujeres que hicieran yoga por 6 semanas o estuvieran en un grupo de control en lista de espera. Luego de 6 semanas, la frecuencia de la incontinencia bajó un 70 % en la terapia de yoga frente a solo un 13 % menos de episodios en el grupo de control. Pero es posible que la mujeres en el grupo de yoga hayan reportado algunos beneficios debido a lo que se conoce como una tendencia a la expectativa porque ellas esperaban que el yoga ayudara. De acuerdo con la evidencia que hay, se podría decir que es insuficiente y de mala calidad como para juzgar si el yoga es útil para las mujeres con incontinencia urinaria. Sería bueno ver estudios que comparen el yoga a pruebas de control de tiempo y atención, alguna alternativa al yoga que conlleve la misma cantidad de tiempo y atención, así las personas no saben que están en un grupo de control. 

Ahora la pregunta es, ¿a quién le importa si los beneficios de una prueba de yoga se deben al efecto placebo o a la expectativa? Un beneficio es un beneficio, siempre y cuando las personas mejoren. Pero estría bueno saber si en verdad el yoga ayuda o no. Se asignó al azar a mujeres con incontinencia urinaria a un grupo de yoga o un riguroso grupo de control de tiempo y atención que involucraba estiramiento de músculos no específicos y ejercicios de fuerza.

Hay dos tipos de incontinencia urinaria: incontinencia de urgencia, definida como la pérdida involuntaria de orina asociada a una fuerte necesidad de orinar, o la incontinencia de esfuerzo, que sucede cuando una actividad como estornudar provoca la pérdida de orina involuntaria. Tres meses de yoga no parecieron ayudar con toda la incontinencia significativamente pero si ayudó a la incontinencia de esfuerzo al disminuir en promedio un 61 % en el grupo de yoga frente a solo un 35 % en los grupos de control sin cambios significativos en la incontinencia de urgencia.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Paula Pérez voluntaria activa en NutritionFacts.org.

¿Los médicos deberían recomendarle a sus pacientes hacer yoga? Como vimos en mis últimos videos, las dificultades asociadas a recomendar yoga surgen de la mala calidad de la evidencia científica que hay disponible en cuanto a sus efectos. Curiosamente, esta falta de evidencia se debe en parte a que los investigadores no definen bien lo que en verdad han estudiado. Solo dicen yoga, sin definir a lo que se refieren. Y los distintos tipos de yoga se diferencian mucho en cuanto a lo que demandan respecto a fuerza física, profundidad de la meditación, control de la respiración y espiritualidad. Sin embargo, es muy común que en los informes de los estudios no se defina qué tipo estudiaron. Esto no solo dificulta comparar los resultados entre estudios, sino que también traducir los descubrimientos para tratar a los pacientes. 

En general, se define al yoga como una práctica corporal-mental compuesta de posturas físicas, técnicas de respiración y meditación. Por ende, si los investigadores dicen que pondrán a prueba el yoga, uno asume que los tres componentes estarán presentes; sin embargo, algunos estudios solo tienen en cuenta la meditación, sin las posturas o la respiración, y lo llaman yoga. Otros, solo examinan los ejercicios de respiración o consideran solo las posturas y lo llaman yoga. Incluso hay quienes estudian las formas de yoga sin incluir ninguno de los tres componentes. Entonces, si un estudio no muestra beneficios, ¿realmente eso significa que el yoga, como suele practicarse, no ayudó? Y si un estudio si muestra beneficios, ¿qué le recomiendas hacer a los pacientes para logralo?

Podemos consolarnos con el hecho de que un artículo de revisión titulado “¿Hay un estilo de yoga mejor que otro?” intentó comparar los efectos de más de 50 estilos diferentes de yoga usados en cientos de ensayos y concluyeron que no hay un ganador claro en cuanto a los resultados positivos, por lo que podrían ser intercambiables hasta cierto punto.

Ya he mencionado la necesidad de tener controles activos para ver si el yoga tiene algún beneficio más allá del ejercicio, pero puede que aún así tales controles no lidien con otros componentes como la socialización. Yoga suele implicar ir a clases. Entonces, si estuviéramos estudiando los efectos del yoga en algo como la depresión ¿cómo sabríamos si romper con la rutina, salir de casa y reunirse con otras personas tienen efectos por sí solos, aparte del yoga?

Tristemente, el yoga no parece tener algún beneficio para la depresión comparado a hacer nada. Si parece ser de ayuda para la ansiedad pero no para quienes están diagnosticados con un trastorno de ansiedad. Además, este beneficio parece venir solo de la actividad física ya que no hay un beneficio especial comparado a otros tipos de ejercicio. Desafortunadamente, no parece que el yoga sea efectivo para los trastornos del estado de ánimo o de ansiedad. 

Un artículo de revisión sobre los efectos del yoga en los síntomas de la depresión de personas con trastornos mentales en general, incluso condiciones como el TEPT o la esquizofrenia, no encontró un efecto significativo comparado a cosas como el apoyo social que ofrece el mismo tipo de atención o hacer nada, pero si encontró un efecto comparado a los conocidos grupos de control en “lista de espera”. 

Verás, a diferencia de los estudios de los efectos de las drogas, en los que directamente se suministra una pastilla placebo, la selección de una condición de control es mucho más compleja en pruebas del comportamiento como el yoga. Una solución común es un control pasivo como una lista de espera. Básicamente, se asigna a la gente al azar a hacer yoga o a una lista de espera para hacer yoga pero tiempo después. Eso es mejor que no tener un grupo de control ya que igual se controla con el paso del tiempo, aunque tu condición haya o no mejorado de forma natural, pero no se controla por el efecto placebo. Si en cambio te dijeran que estás entrando a un estudio para ver si algunos ejercicios podrían ayudar y luego sin saberlo te asignaran a hacer yoga aleatoriamente versus algún tipo de sham yoga, tendrías la misma expectativa. Pero si supieras que vas a tener yoga ahora, lo cual podría ayudar, o en 6 meses y terminaras en la lista de espera, esto podría amplificar la diferencia en el efecto del tratamiento falsamente porque la gente en la lista de espera no tendría expectativa de mejorar sin un tratamiento activo. 

Por ejemplo, hay un estudio sobre el yoga en la incontinencia urinaria. Se les asignó a mujeres que hicieran yoga por 6 semanas o estuvieran en un grupo de control en lista de espera. Luego de 6 semanas, la frecuencia de la incontinencia bajó un 70 % en la terapia de yoga frente a solo un 13 % menos de episodios en el grupo de control. Pero es posible que la mujeres en el grupo de yoga hayan reportado algunos beneficios debido a lo que se conoce como una tendencia a la expectativa porque ellas esperaban que el yoga ayudara. De acuerdo con la evidencia que hay, se podría decir que es insuficiente y de mala calidad como para juzgar si el yoga es útil para las mujeres con incontinencia urinaria. Sería bueno ver estudios que comparen el yoga a pruebas de control de tiempo y atención, alguna alternativa al yoga que conlleve la misma cantidad de tiempo y atención, así las personas no saben que están en un grupo de control. 

Ahora la pregunta es, ¿a quién le importa si los beneficios de una prueba de yoga se deben al efecto placebo o a la expectativa? Un beneficio es un beneficio, siempre y cuando las personas mejoren. Pero estría bueno saber si en verdad el yoga ayuda o no. Se asignó al azar a mujeres con incontinencia urinaria a un grupo de yoga o un riguroso grupo de control de tiempo y atención que involucraba estiramiento de músculos no específicos y ejercicios de fuerza.

Hay dos tipos de incontinencia urinaria: incontinencia de urgencia, definida como la pérdida involuntaria de orina asociada a una fuerte necesidad de orinar, o la incontinencia de esfuerzo, que sucede cuando una actividad como estornudar provoca la pérdida de orina involuntaria. Tres meses de yoga no parecieron ayudar con toda la incontinencia significativamente pero si ayudó a la incontinencia de esfuerzo al disminuir en promedio un 61 % en el grupo de yoga frente a solo un 35 % en los grupos de control sin cambios significativos en la incontinencia de urgencia.

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