Flashback Friday: Una vida más larga a un paso

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Los investigadores han descubierto que hacer ejercicio de manera frecuente suele funcionar tan bien como los medicamentos para tratar cardiopatías y apoplejías, y para prevenir la diabetes. El ejercicio es medicina.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Malamud y Macarena Troscé voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Se determinó que la inactividad física es el mayor problema de salud pública del siglo XXI. Por supuesto, solo porque alguien lo determine no quiere decir que sea cierto. De hecho, la inactividad física se ubica en la posición n.º 5 en términos de factores de riesgo de muerte, y n.º 6 en términos de factores de riesgo de discapacidad. La dieta es, de lejos, la mayor culpable, seguida por el tabaquismo.

Pero, aún así, hay pruebas irrefutables sobre la eficacia de la actividad física frecuente en la prevención de varias enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, la hipertensión, la obesidad, la depresión y la osteoporosis, y de muerte prematura. Además, suma uno o dos años a nuestra esperanza de vida, es decir, añade años a nuestra vida pero, sobre todo, añade vida a nuestros años. Realmente puede que sea la supervivencia del más sano.

¿Cuánto ejercicio tenemos que hacer? En general, la respuesta es: cuanto más, mejor. En la actualidad, la mayoría de las organizaciones de salud abogan por un mínimo de mil calorías de ejercicio a la semana, que es como caminar una hora al día cinco días a la semana. Pero siete días a la semana puede ser aún mejor en términos de extender nuestra vida. La intensidad moderada se puede definir de forma práctica con “la prueba de hablar, pero no cantar”: poder mantener una conversación mientras hacemos ejercicio, pero sentir que nos falta el aliento si intentamos cantar.

El ejercicio es tan importante que no caminar una hora al día se considera un comportamiento de alto riesgo, junto con fumar, consumir alcohol en exceso y la obesidad. Tener cualquiera de estas condiciones nos envejece de tres a cinco años en términos de riesgo de morir de manera prematura. Aunque, curiosamente, quienes comen verduras de hoja verde a diario parecen no tener el mismo aumento en el factor de riesgo. Quienes no caminan pero comen brócoli pueden vivir tanto como quienes sí caminan, sin embargo, la actividad física tiene muchísimos otros beneficios para la salud. Tanto es así que se incentiva a los médicos a recetarla, para indicarle al paciente que el ejercicio es medicina. De hecho, una muy potente.

Los investigadores de London School, Harvard y Stanford compararon el ejercicio con las intervenciones farmacológicas, y encontraron que el ejercicio suele funcionar tan bien como los medicamentos para tratar cardiopatías y apoplejías, y para prevenir la diabetes. Claro que no hay muchos fondos para financiar estudios sobre la actividad física, por lo que una opción sería exigir a las compañías farmacéuticas que comparen cualquier fármaco nuevo con el ejercicio. En casos en los que las drogas solo proporcionan beneficios modestos, los pacientes merecen comprender el impacto relativo que puede tener la actividad física sobre su afección. También podríamos agregar la dieta a la combinación. Sí, la FDA podría decirles a las compañías farmacéuticas: su nuevo fármaco supera al placebo pero, ¿funciona tan bien como el kale?

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Imagenes de Nemo vía Pixabay

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Gabriela Malamud y Macarena Troscé voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Se determinó que la inactividad física es el mayor problema de salud pública del siglo XXI. Por supuesto, solo porque alguien lo determine no quiere decir que sea cierto. De hecho, la inactividad física se ubica en la posición n.º 5 en términos de factores de riesgo de muerte, y n.º 6 en términos de factores de riesgo de discapacidad. La dieta es, de lejos, la mayor culpable, seguida por el tabaquismo.

Pero, aún así, hay pruebas irrefutables sobre la eficacia de la actividad física frecuente en la prevención de varias enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, la hipertensión, la obesidad, la depresión y la osteoporosis, y de muerte prematura. Además, suma uno o dos años a nuestra esperanza de vida, es decir, añade años a nuestra vida pero, sobre todo, añade vida a nuestros años. Realmente puede que sea la supervivencia del más sano.

¿Cuánto ejercicio tenemos que hacer? En general, la respuesta es: cuanto más, mejor. En la actualidad, la mayoría de las organizaciones de salud abogan por un mínimo de mil calorías de ejercicio a la semana, que es como caminar una hora al día cinco días a la semana. Pero siete días a la semana puede ser aún mejor en términos de extender nuestra vida. La intensidad moderada se puede definir de forma práctica con “la prueba de hablar, pero no cantar”: poder mantener una conversación mientras hacemos ejercicio, pero sentir que nos falta el aliento si intentamos cantar.

El ejercicio es tan importante que no caminar una hora al día se considera un comportamiento de alto riesgo, junto con fumar, consumir alcohol en exceso y la obesidad. Tener cualquiera de estas condiciones nos envejece de tres a cinco años en términos de riesgo de morir de manera prematura. Aunque, curiosamente, quienes comen verduras de hoja verde a diario parecen no tener el mismo aumento en el factor de riesgo. Quienes no caminan pero comen brócoli pueden vivir tanto como quienes sí caminan, sin embargo, la actividad física tiene muchísimos otros beneficios para la salud. Tanto es así que se incentiva a los médicos a recetarla, para indicarle al paciente que el ejercicio es medicina. De hecho, una muy potente.

Los investigadores de London School, Harvard y Stanford compararon el ejercicio con las intervenciones farmacológicas, y encontraron que el ejercicio suele funcionar tan bien como los medicamentos para tratar cardiopatías y apoplejías, y para prevenir la diabetes. Claro que no hay muchos fondos para financiar estudios sobre la actividad física, por lo que una opción sería exigir a las compañías farmacéuticas que comparen cualquier fármaco nuevo con el ejercicio. En casos en los que las drogas solo proporcionan beneficios modestos, los pacientes merecen comprender el impacto relativo que puede tener la actividad física sobre su afección. También podríamos agregar la dieta a la combinación. Sí, la FDA podría decirles a las compañías farmacéuticas: su nuevo fármaco supera al placebo pero, ¿funciona tan bien como el kale?

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Imagenes de Nemo vía Pixabay

Nota del Doctor

El ejercicio es solo uno de los cuatro comportamientos del estilo de vida que se ha comprobado que extienden significativamente nuestra esperanza de vida. Ve mi últumo video al respecto Retrocediendo el reloj 14 años.

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Esto es por lo que recomiendo 90 minutos de ejercicio moderado o 40 minutos de ejercicio vigoroso. Puedes encontrar ejemplos en mi aplicación gratuita de la docena diaria para iPhone y Android.

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