Los riesgos y beneficios de una posición Trendelenburg leve para reducir la grasa corporal

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Además de acabar con un “dolor de cabeza espacial”, ¿cuáles podrían ser los inconvenientes de dormir con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo para acelerar la pérdida de grasa?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por María Belén Oliva voluntaria activa en NutritionFacts.org.

En mi último video, mencioné cómo estar acostado con una ligera inclinación de 6 grados con la cabeza hacia abajo unas horas puede aumentar la quema de grasa. Ahora, obviamente no querrías acostarte inclinado si tienes algún problema cardíaco, como insuficiencia cardíaca congestiva. Hasta 8 a 12 tazas (1,90 a 2,90 L) de sangre pueden desplazarse hacia el torso desde las extremidades en una inclinación como esa, así que tienes que estar en buena forma cardiovascular para soportarlo. El reflujo ácido también podría ser un problema. De hecho, es normal decirles a los pacientes con acidez que hagan lo contrario: poner algunos ladrillos bajo las patas de la cabecera de la cama para que la gravedad los ayude a mantener el ácido estomacal donde debe estar. Pero para quienes no tienen problemas médicos, ¿hay algún riesgo en estar acostado inclinado hacia atrás por unas horas? Bueno, podría darte “dolor de cabeza espacial”.

En las películas, los astronautas practican bajo el agua, pero el estándar de oro para simular los efectos fisiológicos de la ingravidez en el espacio es el HDBR, reposo en cama con la cabeza inclinada hacia abajo. En la Tierra, la sangre tiende a acumularse en las piernas, así que el cuerpo está diseñado para que la sangre vaya hacia la cabeza. En el espacio, el cuerpo sigue tratando de empujar la sangre “hacia arriba”, así que, sin la gravedad de la Tierra, la sangre se desplaza hacia la cabeza y el pecho, tal como lo hace cuando estamos acostados inclinados hacia atrás. Esta constatación provino de los cosmonautas que regresaban de la estación espacial y sentían que se deslizaban hacia los pies de la cama y solo se sentían “normales” cuando estaban inclinados 6 grados hacia atrás.

Se cree que la acumulación de sangre extra en la cabeza contribuye a los dolores de cabeza reportados por hasta el 70 por ciento de los astronautas durante los vuelos espaciales, y un porcentaje similar de personas sufre dolores de cabeza por estar en reposo en cama con la cabeza hacia abajo durante mucho tiempo. Eso sí, después de varios días. En preparación para una misión a Marte, las agencias espaciales someten a personas al reposo en cama con la cabeza inclinada hacia abajo durante largos periodos en los que comen, se bañan y van al baño mientras están acostadas en la cama inclinadas hacia atrás durante meses.

Los estiramientos prolongados con la cabeza hacia abajo durante semanas pueden afectar la función pulmonar, cerebral e inmune, y causar pérdida de masa muscular. En la última misión Apolo, los astronautas perdieron unos 2,30 kg de grasa durante el viaje de 12 días, pero también perdieron cerca de 1 kg de masa muscular. La ingravidez prolongada o el reposo en cama, sin importar la inclinación, pueden resultar en la pérdida de músculo y hueso. Pero solo dormir en una inclinación provocada por unos ladrillos bajo las patas de los pies de la cama podría dar un impulso en el metabolismo de las grasas sin los efectos adversos a largo plazo.

Si quieres intentarlo, te dejo una recomendación: levántate de la cama con lentitud. Después de cuatro horas inclinados unos 6 grados hacia abajo, la mayoría de las personas experimenta una tolerancia ortostática reducida. Cuando alguien se levanta de repente después de estar sentado o acostado por un tiempo, puede sentir un “subidón”, mareo, o vértigo, ya que la sangre se va del cerebro hacia las piernas antes de que el cuerpo pueda compensarlo. Esto puede empeorar si estás acostado con la cabeza inclinada hacia atrás, así que ten cuidado y levántate despacio. Beber dos tazas (0,50 L) de agua fría 30 minutos antes de levantarte también podría ayudar.

No intentes esto en casa si tienes problemas en el corazón, los pulmones o el cerebro (como un traumatismo craneal) o en los ojos (incluso si tienes antecedentes familiares de glaucoma). Pregúntale a tu médico si cree que es seguro para ti dormir en “Trendelenburg leve”. Friedrich Trendelenburg fue un cirujano pionero que popularizó el uso de lo que antes se llamaba “posición con la cabeza hacia abajo” para ciertos procedimientos abdominales y pélvicos. Inclinar la mesa de operaciones hacia atrás de 15 a 30 grados aleja algunos órganos abdominales para despejar el campo quirúrgico, lo que ahora se conoce como la posición de Trendelenburg.

La inclinación pronunciada de Trendelenburg (de 25 o 30 grados) ha sido asociada con problemas visuales transitorios, probablemente por el aumento de presión dentro del ojo. Se emitieron advertencias para quienes están en riesgo de glaucoma (una enfermedad de aumento de presión ocular) para que eviten la terapia de inversión, en la que las personas se cuelgan boca abajo, así como las posturas de yoga como las paradas de manos, que pueden tener un efecto similar.

Acostarse con una inclinación leve de Trendelenburg, como alrededor de 6 grados, puede causar un aumento pasajero de la presión ocular que se normalizaría en unas pocas horas, pero la acumulación de sangre en la cabeza podría reducir el flujo de sangre a la retina lo suficiente como para afectar los impulsos nerviosos. Se han observado efectos similares en el cerebro. La presión intracraneal también se normaliza después de unas horas a una inclinación de 6 grados hacia abajo, pero el flujo sanguíneo general a través del cerebro disminuye un poco. Por eso no deberías intentarlo si tienes problemas en los ojos o el cerebro.

Para mi sorpresa, dormir en una inclinación leve de Trendelenburg fue probado para prevenir la pérdida de masa ósea en personas sedentarias. Si restringes la actividad de una persona a caminar menos de 3,20 km al día, en un año pueden perder hasta un 15 por ciento de su densidad ósea. ¿Qué pasó con aquellos asignados al azar a la misma restricción de ejercicio, pero combinada con dormir inclinados con una pendiente de 2 grados, que aumentaba 2 grados cada dos meses hasta dormir a una inclinación de 14 grados (o el ángulo con el que se sintieran cómodos) al finalizar el año? No solo se bloqueó por completo la pérdida ósea, sino que también ganaron más masa ósea. A pesar de la restricción de movimiento, terminaron con un 12 por ciento más de densidad ósea que cuando empezaron. Cabe mencionar que este efecto de fortalecimiento óseo solo fue evidente en personas sedentarias. Otro grupo asignado a la misma inclinación leve de Trendelenburg, pero que corrió un promedio de 8 o 9,5 km al día, solo mantuvo la misma integridad esquelética.

El estudio se repitió, y se encontraron los mismos efectos asombrosos. Hay algo en la “redistribución periódica de líquidos” que ocurre al dormir inclinados hacia atrás por la noche, lo que activa tanto la densidad como el volumen óseo después del estancamiento de sangre en las piernas de las personas sedentarias durante el día. El equipo de investigación afirma que esto es solo el comienzo de los beneficios, y citan “estudios no publicados” que aseguran una panacea de ventajas al dormir en Trendelenburg. No podría ser muy crítico con este aparente misterio cuando no puedo señalar un solo estudio que respalde mi suposición de que ayudará con la pérdida de peso. Hasta donde sé, nunca se intentó ni se propuso. Lo que sí puedo prometer es que cualquier investigador que asuma la tarea de ponerlo a prueba definitivamente tendrá su estudio presentado en un video en NutritionFacts.org.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por María Belén Oliva voluntaria activa en NutritionFacts.org.

En mi último video, mencioné cómo estar acostado con una ligera inclinación de 6 grados con la cabeza hacia abajo unas horas puede aumentar la quema de grasa. Ahora, obviamente no querrías acostarte inclinado si tienes algún problema cardíaco, como insuficiencia cardíaca congestiva. Hasta 8 a 12 tazas (1,90 a 2,90 L) de sangre pueden desplazarse hacia el torso desde las extremidades en una inclinación como esa, así que tienes que estar en buena forma cardiovascular para soportarlo. El reflujo ácido también podría ser un problema. De hecho, es normal decirles a los pacientes con acidez que hagan lo contrario: poner algunos ladrillos bajo las patas de la cabecera de la cama para que la gravedad los ayude a mantener el ácido estomacal donde debe estar. Pero para quienes no tienen problemas médicos, ¿hay algún riesgo en estar acostado inclinado hacia atrás por unas horas? Bueno, podría darte “dolor de cabeza espacial”.

En las películas, los astronautas practican bajo el agua, pero el estándar de oro para simular los efectos fisiológicos de la ingravidez en el espacio es el HDBR, reposo en cama con la cabeza inclinada hacia abajo. En la Tierra, la sangre tiende a acumularse en las piernas, así que el cuerpo está diseñado para que la sangre vaya hacia la cabeza. En el espacio, el cuerpo sigue tratando de empujar la sangre “hacia arriba”, así que, sin la gravedad de la Tierra, la sangre se desplaza hacia la cabeza y el pecho, tal como lo hace cuando estamos acostados inclinados hacia atrás. Esta constatación provino de los cosmonautas que regresaban de la estación espacial y sentían que se deslizaban hacia los pies de la cama y solo se sentían “normales” cuando estaban inclinados 6 grados hacia atrás.

Se cree que la acumulación de sangre extra en la cabeza contribuye a los dolores de cabeza reportados por hasta el 70 por ciento de los astronautas durante los vuelos espaciales, y un porcentaje similar de personas sufre dolores de cabeza por estar en reposo en cama con la cabeza hacia abajo durante mucho tiempo. Eso sí, después de varios días. En preparación para una misión a Marte, las agencias espaciales someten a personas al reposo en cama con la cabeza inclinada hacia abajo durante largos periodos en los que comen, se bañan y van al baño mientras están acostadas en la cama inclinadas hacia atrás durante meses.

Los estiramientos prolongados con la cabeza hacia abajo durante semanas pueden afectar la función pulmonar, cerebral e inmune, y causar pérdida de masa muscular. En la última misión Apolo, los astronautas perdieron unos 2,30 kg de grasa durante el viaje de 12 días, pero también perdieron cerca de 1 kg de masa muscular. La ingravidez prolongada o el reposo en cama, sin importar la inclinación, pueden resultar en la pérdida de músculo y hueso. Pero solo dormir en una inclinación provocada por unos ladrillos bajo las patas de los pies de la cama podría dar un impulso en el metabolismo de las grasas sin los efectos adversos a largo plazo.

Si quieres intentarlo, te dejo una recomendación: levántate de la cama con lentitud. Después de cuatro horas inclinados unos 6 grados hacia abajo, la mayoría de las personas experimenta una tolerancia ortostática reducida. Cuando alguien se levanta de repente después de estar sentado o acostado por un tiempo, puede sentir un “subidón”, mareo, o vértigo, ya que la sangre se va del cerebro hacia las piernas antes de que el cuerpo pueda compensarlo. Esto puede empeorar si estás acostado con la cabeza inclinada hacia atrás, así que ten cuidado y levántate despacio. Beber dos tazas (0,50 L) de agua fría 30 minutos antes de levantarte también podría ayudar.

No intentes esto en casa si tienes problemas en el corazón, los pulmones o el cerebro (como un traumatismo craneal) o en los ojos (incluso si tienes antecedentes familiares de glaucoma). Pregúntale a tu médico si cree que es seguro para ti dormir en “Trendelenburg leve”. Friedrich Trendelenburg fue un cirujano pionero que popularizó el uso de lo que antes se llamaba “posición con la cabeza hacia abajo” para ciertos procedimientos abdominales y pélvicos. Inclinar la mesa de operaciones hacia atrás de 15 a 30 grados aleja algunos órganos abdominales para despejar el campo quirúrgico, lo que ahora se conoce como la posición de Trendelenburg.

La inclinación pronunciada de Trendelenburg (de 25 o 30 grados) ha sido asociada con problemas visuales transitorios, probablemente por el aumento de presión dentro del ojo. Se emitieron advertencias para quienes están en riesgo de glaucoma (una enfermedad de aumento de presión ocular) para que eviten la terapia de inversión, en la que las personas se cuelgan boca abajo, así como las posturas de yoga como las paradas de manos, que pueden tener un efecto similar.

Acostarse con una inclinación leve de Trendelenburg, como alrededor de 6 grados, puede causar un aumento pasajero de la presión ocular que se normalizaría en unas pocas horas, pero la acumulación de sangre en la cabeza podría reducir el flujo de sangre a la retina lo suficiente como para afectar los impulsos nerviosos. Se han observado efectos similares en el cerebro. La presión intracraneal también se normaliza después de unas horas a una inclinación de 6 grados hacia abajo, pero el flujo sanguíneo general a través del cerebro disminuye un poco. Por eso no deberías intentarlo si tienes problemas en los ojos o el cerebro.

Para mi sorpresa, dormir en una inclinación leve de Trendelenburg fue probado para prevenir la pérdida de masa ósea en personas sedentarias. Si restringes la actividad de una persona a caminar menos de 3,20 km al día, en un año pueden perder hasta un 15 por ciento de su densidad ósea. ¿Qué pasó con aquellos asignados al azar a la misma restricción de ejercicio, pero combinada con dormir inclinados con una pendiente de 2 grados, que aumentaba 2 grados cada dos meses hasta dormir a una inclinación de 14 grados (o el ángulo con el que se sintieran cómodos) al finalizar el año? No solo se bloqueó por completo la pérdida ósea, sino que también ganaron más masa ósea. A pesar de la restricción de movimiento, terminaron con un 12 por ciento más de densidad ósea que cuando empezaron. Cabe mencionar que este efecto de fortalecimiento óseo solo fue evidente en personas sedentarias. Otro grupo asignado a la misma inclinación leve de Trendelenburg, pero que corrió un promedio de 8 o 9,5 km al día, solo mantuvo la misma integridad esquelética.

El estudio se repitió, y se encontraron los mismos efectos asombrosos. Hay algo en la “redistribución periódica de líquidos” que ocurre al dormir inclinados hacia atrás por la noche, lo que activa tanto la densidad como el volumen óseo después del estancamiento de sangre en las piernas de las personas sedentarias durante el día. El equipo de investigación afirma que esto es solo el comienzo de los beneficios, y citan “estudios no publicados” que aseguran una panacea de ventajas al dormir en Trendelenburg. No podría ser muy crítico con este aparente misterio cuando no puedo señalar un solo estudio que respalde mi suposición de que ayudará con la pérdida de peso. Hasta donde sé, nunca se intentó ni se propuso. Lo que sí puedo prometer es que cualquier investigador que asuma la tarea de ponerlo a prueba definitivamente tendrá su estudio presentado en un video en NutritionFacts.org.

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Gráficos de Avo Media

Nota del Doctor

Si te perdiste el video anterior ve Tumbarse con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo (Trendelenburg) para quemar grasas.

Obtén más información sobre la grasa marrón en Grasa marrón: perder peso a través de la termogénesisPromover el tejido adiposo marrón a través de la alimentación.

 

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