¿Es real la hipersensibilidad electromagnética?

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Se han realizado al menos 46 estudios con más de mil personas para ver si aquellos que sufren de electrosensibilidad se están engañando a sí mismos.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Verónica Núñez y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Durante la última década, se ha informado de una amplia gama de síntomas provocados por la exposición a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia que emanan de los teléfonos celulares durante su uso, incluyendo dolores de cabeza, náuseas, mareos y fatiga. Los medios de comunicación han estado promoviendo esto como una nueva condición médica llamada “electrosensibilidad” o “hipersensibilidad electromagnética”. Estas historias han sido impulsadas en parte por personas que afirman haber detectado un vínculo claro entre su propia mala salud y la exposición a un dispositivo eléctrico específico, lo cual puede tener implicaciones importantes para la calidad de vida, la salud y el estrés de una persona, por no mencionar problemas en el trabajo o en situaciones sociales.

Para ver qué tan común eran estos casos, sentaron a un grupo de estudiantes universitarios en dos grandes bobinas electromagnéticas y luego se comprobó, a través de una lista de control de síntomas, cómo se sentían bajo condiciones de campo electromagnético fuerte y débil. Los estudiantes reportaron síntomas neurológicos: dolores de cabeza, somnolencia, mareos, fatiga e irritabilidad; y también síntomas viscerales como palpitaciones, tensión muscular, náuseas (aunque mayormente bajo condiciones de campo débil), dolor abdominal, dificultad para respirar y un poco de acidez estomacal. Podían sentirlo en su piel: hormigueo, frío, sudor, sensación de picazón; y sus órganos sensoriales registraron visión borrosa, zumbido en los oídos, boca seca y pastosa, junto con algunos otros síntomas. Se le pidió a 40 estudiantes en total que evaluaran sus síntomas durante las exposiciones “simulada”, “débil” y “fuerte”, pero en realidad, todo fue una farsa. Nunca estuvieron sometidos a campo alguno, punto. Las bobinas parecían estar conectadas a una impresionante fuente de alimentación eléctrica con luces de colores y todo, pero en realidad no estaban conectadas en ninguna de las condiciones.

El estudio se tituló “¿Lugares contaminados o mentes contaminadas?”, sugiriendo que aquellos que afirmaban estar experimentando estos síntomas pueden estar engañándose a sí mismos. Antes de sacar conclusiones precipitadas, se debe de estudiar a las personas que realmente sufren el desorden. Veinte hombres y mujeres que afirmaron que eran sensibles a los teléfonos celulares fueron puestos a prueba. Reportaron una variedad de síntomas al exponerse a la radiación del teléfono celular: todo tipo de dolores y sensaciones, mareos, dificultades para respirar. Entonces, los investigadores los sentaron en una silla con varios teléfonos celulares activos colocados cerca de sus cabezas. Y vaya que podían sentirlos y experimentar una variedad de síntomas, pero, irónicamente, se sintieron un poco peor con tan solo teléfonos falsos al lado de sus cabezas. Contrariamente a las expectativas definitivas, ninguno de los llamados electrosensibles podría distinguir si los teléfonos celulares estaban encendidos o apagados.

Y eso es lo que casi todos estos estudios han encontrado: no hay evidencia de que los síntomas sean algo más que de naturaleza psicológica y se observa que aquellos que afirman tal hipersensibilidad tienden a exhibir más rasgos obsesivo-compulsivos, hostiles, fóbicos y paranoides. Así, los investigadores han renombrado la enfermedad. Lo que se solía llamar “hipersensibilidad electromagnética” en la literatura médica, ahora se llama “intolerancia ambiental idiopática atribuida a los campos electromagnéticos”, un acrónimo que parece sacado de la canción “En la granja del viejo McDonald”. A pesar de la convicción de los sufrientes de esta condición de que los síntomas se desencadenan por exposición a campos electromagnéticos, experimentos repetidos no han podido replicar este fenómeno bajo condiciones controladas. Y estamos hablando de 46 estudios que involucran a más de mil personas quienes dicen que lo tienen, pero cuando se pone a prueba y cuando se toman en cuenta todos los estudios, no solo no se encontró un impacto significativo en ninguno de los síntomas, sino que no hubo evidencia de que los sujetos fueran capaces de detectar los campos.

¿No hay una sola persona que tuviera sensibilidad real? Bueno, hubo un estudio en el que dos participantes mostraron un rendimiento extraordinario, adivinando cuando el teléfono celular estaba encendido hasta 97 veces de cada cien. Si eso fuera solo casualidad, sería como la probabilidad de ser alcanzado por un rayo cuatro veces en un mismo año. Pero el estudio no pudo replicar el resultado un mes después. Y, en la ciencia, si no puedes replicar algo, no existe.

Entonces, ¿por qué persiste esta noción de hipersensibilidad? Bueno, ahora hay toda una industria que saca provecho de artilugios que claman proteger a las personas y los medios parecen amar la historia de la hipersensibilidad. Pero, ¿por qué los periodistas no mencionan los datos? Los medios tienden a afirmar que la investigación en esta área ha sido descuidada. Pero la investigación ya está hecha: docenas de estudios que parecen haber sido sistemáticamente ignorados por casi todos los periodistas que cubren el tema: “estudios de provocación” ciegos publicados en la literatura académica arbitrada y son casi todos negativos. Es decir, podrías argumentar que la evidencia es casi unánime.

Entonces, ¿por qué los medios ni siquiera mencionan los datos? Tal vez lo hacen a propósito. Quizás solo son incompetentes y nunca se tomaron la molestia de investigar. O tal vez también han sido engañados por estafadores que venden pintura aislante y sombreros protectores de apicultor. Estos cabilderos no solo dejan de mencionar las docenas de estudios convenientemente, también atacan brutalmente a cualquiera que incluso se atreva a mencionar los datos, acusándolos de negar la realidad de los síntomas de las personas.

No, nadie dice que los están inventando. La ciencia solo sugiere que, sean cuales sean los síntomas, los teléfonos celulares no parecen ser la causa. Y, si ese es el camino que quieren tomar, uno podría argumentar justamente que aquellos que están tratando de vender a estos pobres una lista de bienes, son los mismos que están obstaculizando una mejor comprensión del sufrimiento de sus clientes.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Créditos de la imagen: Lynn Greyling vía PublicDomainPictures.net. La imagen ha sido modificada.

Gráficos de Avocado Video.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Verónica Núñez y Leslie Salas voluntarios activos en NutritionFacts.org.

Durante la última década, se ha informado de una amplia gama de síntomas provocados por la exposición a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia que emanan de los teléfonos celulares durante su uso, incluyendo dolores de cabeza, náuseas, mareos y fatiga. Los medios de comunicación han estado promoviendo esto como una nueva condición médica llamada “electrosensibilidad” o “hipersensibilidad electromagnética”. Estas historias han sido impulsadas en parte por personas que afirman haber detectado un vínculo claro entre su propia mala salud y la exposición a un dispositivo eléctrico específico, lo cual puede tener implicaciones importantes para la calidad de vida, la salud y el estrés de una persona, por no mencionar problemas en el trabajo o en situaciones sociales.

Para ver qué tan común eran estos casos, sentaron a un grupo de estudiantes universitarios en dos grandes bobinas electromagnéticas y luego se comprobó, a través de una lista de control de síntomas, cómo se sentían bajo condiciones de campo electromagnético fuerte y débil. Los estudiantes reportaron síntomas neurológicos: dolores de cabeza, somnolencia, mareos, fatiga e irritabilidad; y también síntomas viscerales como palpitaciones, tensión muscular, náuseas (aunque mayormente bajo condiciones de campo débil), dolor abdominal, dificultad para respirar y un poco de acidez estomacal. Podían sentirlo en su piel: hormigueo, frío, sudor, sensación de picazón; y sus órganos sensoriales registraron visión borrosa, zumbido en los oídos, boca seca y pastosa, junto con algunos otros síntomas. Se le pidió a 40 estudiantes en total que evaluaran sus síntomas durante las exposiciones “simulada”, “débil” y “fuerte”, pero en realidad, todo fue una farsa. Nunca estuvieron sometidos a campo alguno, punto. Las bobinas parecían estar conectadas a una impresionante fuente de alimentación eléctrica con luces de colores y todo, pero en realidad no estaban conectadas en ninguna de las condiciones.

El estudio se tituló “¿Lugares contaminados o mentes contaminadas?”, sugiriendo que aquellos que afirmaban estar experimentando estos síntomas pueden estar engañándose a sí mismos. Antes de sacar conclusiones precipitadas, se debe de estudiar a las personas que realmente sufren el desorden. Veinte hombres y mujeres que afirmaron que eran sensibles a los teléfonos celulares fueron puestos a prueba. Reportaron una variedad de síntomas al exponerse a la radiación del teléfono celular: todo tipo de dolores y sensaciones, mareos, dificultades para respirar. Entonces, los investigadores los sentaron en una silla con varios teléfonos celulares activos colocados cerca de sus cabezas. Y vaya que podían sentirlos y experimentar una variedad de síntomas, pero, irónicamente, se sintieron un poco peor con tan solo teléfonos falsos al lado de sus cabezas. Contrariamente a las expectativas definitivas, ninguno de los llamados electrosensibles podría distinguir si los teléfonos celulares estaban encendidos o apagados.

Y eso es lo que casi todos estos estudios han encontrado: no hay evidencia de que los síntomas sean algo más que de naturaleza psicológica y se observa que aquellos que afirman tal hipersensibilidad tienden a exhibir más rasgos obsesivo-compulsivos, hostiles, fóbicos y paranoides. Así, los investigadores han renombrado la enfermedad. Lo que se solía llamar “hipersensibilidad electromagnética” en la literatura médica, ahora se llama “intolerancia ambiental idiopática atribuida a los campos electromagnéticos”, un acrónimo que parece sacado de la canción “En la granja del viejo McDonald”. A pesar de la convicción de los sufrientes de esta condición de que los síntomas se desencadenan por exposición a campos electromagnéticos, experimentos repetidos no han podido replicar este fenómeno bajo condiciones controladas. Y estamos hablando de 46 estudios que involucran a más de mil personas quienes dicen que lo tienen, pero cuando se pone a prueba y cuando se toman en cuenta todos los estudios, no solo no se encontró un impacto significativo en ninguno de los síntomas, sino que no hubo evidencia de que los sujetos fueran capaces de detectar los campos.

¿No hay una sola persona que tuviera sensibilidad real? Bueno, hubo un estudio en el que dos participantes mostraron un rendimiento extraordinario, adivinando cuando el teléfono celular estaba encendido hasta 97 veces de cada cien. Si eso fuera solo casualidad, sería como la probabilidad de ser alcanzado por un rayo cuatro veces en un mismo año. Pero el estudio no pudo replicar el resultado un mes después. Y, en la ciencia, si no puedes replicar algo, no existe.

Entonces, ¿por qué persiste esta noción de hipersensibilidad? Bueno, ahora hay toda una industria que saca provecho de artilugios que claman proteger a las personas y los medios parecen amar la historia de la hipersensibilidad. Pero, ¿por qué los periodistas no mencionan los datos? Los medios tienden a afirmar que la investigación en esta área ha sido descuidada. Pero la investigación ya está hecha: docenas de estudios que parecen haber sido sistemáticamente ignorados por casi todos los periodistas que cubren el tema: “estudios de provocación” ciegos publicados en la literatura académica arbitrada y son casi todos negativos. Es decir, podrías argumentar que la evidencia es casi unánime.

Entonces, ¿por qué los medios ni siquiera mencionan los datos? Tal vez lo hacen a propósito. Quizás solo son incompetentes y nunca se tomaron la molestia de investigar. O tal vez también han sido engañados por estafadores que venden pintura aislante y sombreros protectores de apicultor. Estos cabilderos no solo dejan de mencionar las docenas de estudios convenientemente, también atacan brutalmente a cualquiera que incluso se atreva a mencionar los datos, acusándolos de negar la realidad de los síntomas de las personas.

No, nadie dice que los están inventando. La ciencia solo sugiere que, sean cuales sean los síntomas, los teléfonos celulares no parecen ser la causa. Y, si ese es el camino que quieren tomar, uno podría argumentar justamente que aquellos que están tratando de vender a estos pobres una lista de bienes, son los mismos que están obstaculizando una mejor comprensión del sufrimiento de sus clientes.

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Créditos de la imagen: Lynn Greyling vía PublicDomainPictures.net. La imagen ha sido modificada.

Gráficos de Avocado Video.

Nota del Doctor

Esta es parte de una extensa serie de videos sobre los efectos de la radiación de los teléfonos celulares y el Bluetooth. Aquí están los demás videos, por si te has perdido alguno:  

¿Qué tiene esto que ver con la nutrición? Nada. Es simplemente que estoy respondiendo a la petición de usar nuestro equipo de investigación para indagar en temas tan controvertidos como el de las mamografías, donde hay una industria multimillonaria haciendo presión, dificultando la búsqueda de la verdad. Hacemos lo que podemos. Es una lástima que no hay otras organizaciones como esta, que puedan darnos análisis basados en evidencia para contestar preguntas tan importantes en la vida. Si quieres apoyar nuestro trabajo, por favor considera realizar una donación.

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