Una alimentación baja en fibra es un factor clave en el deterioro del microbioma y la pérdida de diversidad en nuestra flora intestinal buena.
Tenemos 100 billones de microorganismos en nuestro intestino (unos billones más, unos billones menos), pero “la difusión del estilo de vida occidental ha traído consigo cambios microbianos” que podrían estar contribuyendo a las diversas epidemias de enfermedades crónicas. El problema es que nuestra alimentación actual “se caracteriza por una ingesta alta de productos de origen animal, azúcares, alimentos procesados y una baja ingesta de alimentos integrales de origen vegetal, como frutas, verduras y cereales integrales”.
Al contrario que la fermentación de los carbohidratos que logran llegar a nuestro colon (como la fibra y el almidón resistente que nos benefician a través de la generación de ácidos grasos de cadena corta, por ejemplo el butirato), la “fermentación microbiana de proteínas, que ocurre cuando se consumen proteínas en exceso, genera metabolitos potencialmente tóxicos y procancerígenos involucrados en el desarrollo del cáncer colorrectal”. Así, lo que comemos puede causar un desequilibrio en nuestro microbioma intestinal y potencialmente crear “una ‘receta’ para el cáncer colorrectal”; en la que una alimentación alta en grasa, carne y alimentos procesados favorece la disbiosis y el cáncer colorrectal, como se aprecia en la siguiente imagen y en el minuto 1:04 de mi video Los mejores alimentos para la prevención del cáncer de colon, mientras que una alimentación rica en fibra y almidón y baja en carne puede regresarnos a la simbiosis con la flora intestinal buena y mantenernos alejados del cáncer.
Ahora tenemos evidencia de “estudios intervencionistas que sugieren que, el adoptar una alimentación vegetal mínimamente procesada y con un alto contenido de fibra puede revertir rápidamente los efectos que una alimentación a base de productos de origen animal tiene en el microbioma intestinal”. Entonces, ¿cuál sería una nueva forma de medicina personalizada (basada en el microbioma) para las enfermedades crónicas? Se llama comida y puede alterar el microbioma intestinal humano de forma rápida y reproducible. En la siguiente gráfica y el minuto 1:52 de mi video se puede observar que, al cambiar de una dieta vegetal integral a una con más alimentos animales, se produce un cambio grande en tan solo dos días, lo cual produce metabolitos tóxicos.
Al cambiar a la dieta de origen animal, sus niveles de ácido desoxicólico suben, un ácido biliar secundario que promueve el daño al ADN y el cáncer de hígado. ¿Por qué suben los niveles? Porque las bacterias malas que lo producen aumentan al triple… en tan solo dos días, como se aprecia en la siguiente gráfica y el minuto 2:10 de mi video.
Con el tiempo, la riqueza de la diversidad microbiana en nuestro intestino está desapareciendo. Más abajo y el en minuto 2:22 de mi video se aprecia cómo el árbol de la vida bacteriano se está agotando. ¿Por qué? Pues por la brecha de la fibra. “Una dieta baja en fibra promueve el agotamiento de los microbiomas.” Sí, también están los antibióticos, las cesáreas y la plomería interior, pero las dietas bajas en CAMs son el único factor que ha sido empíricamente demostrado. Los CAMs, o carbohidratos accesibles para la microbiota, son la fibra proveniente de alimentos integrales de origen vegetal y del almidón resistente que se encuentra principalmente en frijoles, guisantes, lentejas y cereales integrales.
Nuestra ingesta de fibra dietética y de alimentos vegetales integrales “es despreciablemente baja en el mundo occidental” en comparación con lo que hemos evolucionado para comer durante millones de años. “Una alimentación tan baja en fibra no proporciona suficientes nutrientes para nuestros microbios intestinales”, lo que conduce no solo a la pérdida de diversidad y riqueza bacteriana, sino también a la reducción de los productos finales de la fermentación que crean estos organismos con la fibra y que son beneficiosos para nosotros. Estamos, en efecto, “matando de hambre a nuestra flora microbiana”.
¿Cómo podemos lidiar con las “consecuencias perjudiciales” de una alimentación deficiente en alimentos vegetales integrales? Creando alimentos funcionales nuevos, ¡por supuesto!… y suplementos y medicamentos (como prebióticos, probióticos y simbióticos). ¡Solo piensa en todo el dinero que puede salir de eso! O… simplemente podríamos comer como estamos hechos para comer. ¿Pero, qué valor tiene eso para los accionistas? ¿No sabes que las píldoras probióticas podrían convertirse en “la nueva gran fuente de billones” para las farmacéuticas?
¿Y por qué comer sanamente, cuando puedes hacer que alguien coma sano por ti y recibir un trasplante fecal de un vegano? Un grupo de investigadores comparó el microbioma de los veganos con el de los omnívoros y descubrió que la flora intestinal buena de los veganos producía más de las sustancias buenas, con lo que una alimentación vegetal puede resultar en niveles más altos de metabolitos beneficiosos en el torrente sanguíneo y en niveles inferiores de otras sustancias perjudiciales, como el OTMA (N-óxido de trimetilamina, por sus siglas en inglés). Pero, mientras que el impacto de una alimentación vegana en las sustancias producidas por las bacterias fue grande, “el efecto sobre la composición del microbioma intestinal fue sorprendentemente pequeño”. Solo se encontraron “ligeras diferencias entre los microbiomas intestinales de los omnívoros y de los veganos”, lo que fue una sorpresa para los investigadores. Una diferencia muy modesta yuxtapuesta contra el consumo dietético significativamente mayor de alimentos fermentables de origen vegetal. Los veganos consumían casi el doble de fibra. Entonces, ¿cuál es el problema? Pues resulta que los veganos apenas consumían la ingesta mínima diaria de fibra. ¿Por qué? Por que las galletas Oreo son veganas, y las papas fritas, y la Coca Cola y las frituras. Hasta hay Doritos y Pop-Tarts veganos. Puedes tener una alimentación vegana de muy mala calidad.
Burkitt demostró que necesitas al menos 50 gramos de fibra al día para la prevención del cáncer de colon. Eso es solo la mitad de lo que nuestros cuerpos fueron diseñados para consumir. Evolucionamos consumiendo unos 100 gramos al día. Y es la cantidad que consumen las poblaciones modernas que son inmunes al cáncer colorrectal epidémico. Entonces, ¿qué pasa si en lugar de seguir una dieta vegana, la gente simplemente sigue una alimentación como esa, centrada en alimentos vegetales integrales? No te pierdas mi video La mejor dieta para prevenir el cáncer de colon.