Almidón resistente y cáncer de colon

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La fibra no es lo único que pueden comer nuestras bacterias intestinales buenas. El almidón también sirve de prebiótico.

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El cáncer colorrectal es la tercera causa más común de muerte por cáncer en todo el mundo. Afortunadamente, las bacterias buenas de nuestro intestino utilizan la fibra que nos comemos para crear ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, que nos protegen contra el cáncer. Nosotros los cuidamos, y ellos nos cuidan a nosotros. Si no hacemos nada con las células cancerígenas del colon, estas crecen. Es lo que tiene el cáncer. Sin embargo, si las exponemos a la cantidad de butirato que producen nuestras bacterias buenas cuando comemos fibra, podemos frenar su crecimiento. Aunque si solo comemos sano un día y al día siguiente ya nada, y se frena la producción de butirato, el cáncer comienza a crecer. Así que lo ideal sería comer mucha fibra (de alimentos vegetales integrales) todos los días. 

¿Qué ocurre en poblaciones como el África subsahariana moderna, en las que no se come mucha fibra pero apenas tienen incidencia de cáncer de colon? Solían comer mucha fibra, pero ahora su dieta es sobre todo maíz muy procesado, que apenas tiene fibra; y aun así apenas tienen cáncer de colon. La explicación es que aunque no tienen los efectos protectores de la fibra, tampoco tienen los efectos promotores del cáncer de la grasa y la proteína animal. Eso sí, habría que pararse a pensar si de verdad no se benefician de ningún tipo de protección. Si mides el pH de sus heces, la población negra de Sudáfrica tienen un pH más bajo, es decir, heces más ácidas, incluso con una ingesta de fibra semejante. Eso es bueno, y podría tener que ver con las tasas tan bajas de cáncer. Aunque, espera un segundo, un pH bajo en el colon viene de los ácidos grasos de cadena larga que producen las bacterias buenas gracias a la fibra, pero no comen fibra. Esto hace pensar que había algo más en la dieta de estas personas que estaba alimentando a la flora intestinal, porque sus bacterias seguían creando un montón de ácidos grasos de cadena corta. ¿Qué comían entonces? Almidón resistente. “El método de cocción y el comer el maíz como unas gachas crea almidón resistente, que tiene el mismo efecto que la fibra en el colon”; y funciona como un prebiótico, estupendo para las bacterias buenas para producir los mismos ácidos grasos de cadena corta que previenen el cáncer. 

Como explico en mi video Almidón resistente y cáncer de colon, “el almidón resistente es cualquier almidón… que no se digiere y no se absorbe en el tracto digestivo superior [el intestino delgado] y entonces pasa al intestino grueso”, el colon, para dar de comer a las bacterias buenas. Cuando cueces un almidón y lo dejas enfriar, una parte del almidón se recristaliza y se vuelve resistente a las enzimas digestivas. Así que podemos encontrar almidón resistente en platos como la ensalada de pasta o de patata, o las gachas frías de maíz. “Esto podría explicar estas diferencias tan enormes en las tasas de cáncer de colon”. Estaban alimentando a sus bacterias buenas, solo que lo hacían con almidón y no con fibra. “Por lo tanto, una dieta alta en carbohidratos podría actuar de la misma manera que una dieta alta en fibra”, porque una pequeña parte de los carbohidratos llegará al colon, y cuantos más comamos, más butirato pueden producir nuestras bacterias buenas. Además, podemos ver que las poblaciones que comen más almidones tienen las tasas más bajas de cáncer de colon, así que la fibra no tiene por qué ser el único factor de protección. Más o menos un 5% del almidón alcanza el colon, comparado con un 100% de la fibra, pero comemos unas 10 veces más almidón que fibra así que el almidón podría tener un papel significativo en la alimentación de nuestra flora intestinal. 

O sea que la protección de los africanos contra el cáncer podría tener dos partes: una es el consumir almidones, y otra el apenas consumir alimentos de origen animal. No solo llega con comer más almidón resistente. La carne contiene o contribuye a la producción de supuestos carcinógenos, como los compuestos N-nitroso. Un estudio dividió a los participantes en tres grupos: uno que comió poca carne, otro con mucha carne (con ternera, cerdo y pollo) y un tercer grupo también con mucha carne pero además con almidón resistente. Los grupos que comieron mucha carne tenían tres veces más cantidad de estos supuestos carcinógenos y el doble de amoníaco en sus heces que el grupo de poca carne, y el añadido del almidón resistente no pareció ayudar. Esto confirma que “la exposición a estos compuestos aumenta con la ingesta de carne”, y el 90% se crean en los intestinos. Así que no importa si compramos carne sin curar, fresca y libre de nitritos; las nitrosaminas se crean cuando la carne está en nuestro colon. Esto “podría ayudar a explicar el porqué de la mayor incidencia de cáncer del intestino grueso en las poblaciones que consumen carne”, junto con el aumento en el amoníaco. Además, ninguna de las dos mejoró simplemente por consumir almidón resistente a mayores de la carne. “Los efectos deteriorantes de los productos animales en el metabolismo del colon superan cualquier beneficio potencial de otros nutrientes protectores”. Por eso debemos comer menos carne y más alimentos vegetales integrales, las dos cosas junto con un poco de ejercicio; no solo por nuestro colon, sino por nuestra salud en general. 

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. Esto es solo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido la realizó Ángela Graña Varela.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

 

Imágen gracias a Ed Uthman vía flickr

El cáncer colorrectal es la tercera causa más común de muerte por cáncer en todo el mundo. Afortunadamente, las bacterias buenas de nuestro intestino utilizan la fibra que nos comemos para crear ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, que nos protegen contra el cáncer. Nosotros los cuidamos, y ellos nos cuidan a nosotros. Si no hacemos nada con las células cancerígenas del colon, estas crecen. Es lo que tiene el cáncer. Sin embargo, si las exponemos a la cantidad de butirato que producen nuestras bacterias buenas cuando comemos fibra, podemos frenar su crecimiento. Aunque si solo comemos sano un día y al día siguiente ya nada, y se frena la producción de butirato, el cáncer comienza a crecer. Así que lo ideal sería comer mucha fibra (de alimentos vegetales integrales) todos los días. 

¿Qué ocurre en poblaciones como el África subsahariana moderna, en las que no se come mucha fibra pero apenas tienen incidencia de cáncer de colon? Solían comer mucha fibra, pero ahora su dieta es sobre todo maíz muy procesado, que apenas tiene fibra; y aun así apenas tienen cáncer de colon. La explicación es que aunque no tienen los efectos protectores de la fibra, tampoco tienen los efectos promotores del cáncer de la grasa y la proteína animal. Eso sí, habría que pararse a pensar si de verdad no se benefician de ningún tipo de protección. Si mides el pH de sus heces, la población negra de Sudáfrica tienen un pH más bajo, es decir, heces más ácidas, incluso con una ingesta de fibra semejante. Eso es bueno, y podría tener que ver con las tasas tan bajas de cáncer. Aunque, espera un segundo, un pH bajo en el colon viene de los ácidos grasos de cadena larga que producen las bacterias buenas gracias a la fibra, pero no comen fibra. Esto hace pensar que había algo más en la dieta de estas personas que estaba alimentando a la flora intestinal, porque sus bacterias seguían creando un montón de ácidos grasos de cadena corta. ¿Qué comían entonces? Almidón resistente. “El método de cocción y el comer el maíz como unas gachas crea almidón resistente, que tiene el mismo efecto que la fibra en el colon”; y funciona como un prebiótico, estupendo para las bacterias buenas para producir los mismos ácidos grasos de cadena corta que previenen el cáncer. 

Como explico en mi video Almidón resistente y cáncer de colon, “el almidón resistente es cualquier almidón… que no se digiere y no se absorbe en el tracto digestivo superior [el intestino delgado] y entonces pasa al intestino grueso”, el colon, para dar de comer a las bacterias buenas. Cuando cueces un almidón y lo dejas enfriar, una parte del almidón se recristaliza y se vuelve resistente a las enzimas digestivas. Así que podemos encontrar almidón resistente en platos como la ensalada de pasta o de patata, o las gachas frías de maíz. “Esto podría explicar estas diferencias tan enormes en las tasas de cáncer de colon”. Estaban alimentando a sus bacterias buenas, solo que lo hacían con almidón y no con fibra. “Por lo tanto, una dieta alta en carbohidratos podría actuar de la misma manera que una dieta alta en fibra”, porque una pequeña parte de los carbohidratos llegará al colon, y cuantos más comamos, más butirato pueden producir nuestras bacterias buenas. Además, podemos ver que las poblaciones que comen más almidones tienen las tasas más bajas de cáncer de colon, así que la fibra no tiene por qué ser el único factor de protección. Más o menos un 5% del almidón alcanza el colon, comparado con un 100% de la fibra, pero comemos unas 10 veces más almidón que fibra así que el almidón podría tener un papel significativo en la alimentación de nuestra flora intestinal. 

O sea que la protección de los africanos contra el cáncer podría tener dos partes: una es el consumir almidones, y otra el apenas consumir alimentos de origen animal. No solo llega con comer más almidón resistente. La carne contiene o contribuye a la producción de supuestos carcinógenos, como los compuestos N-nitroso. Un estudio dividió a los participantes en tres grupos: uno que comió poca carne, otro con mucha carne (con ternera, cerdo y pollo) y un tercer grupo también con mucha carne pero además con almidón resistente. Los grupos que comieron mucha carne tenían tres veces más cantidad de estos supuestos carcinógenos y el doble de amoníaco en sus heces que el grupo de poca carne, y el añadido del almidón resistente no pareció ayudar. Esto confirma que “la exposición a estos compuestos aumenta con la ingesta de carne”, y el 90% se crean en los intestinos. Así que no importa si compramos carne sin curar, fresca y libre de nitritos; las nitrosaminas se crean cuando la carne está en nuestro colon. Esto “podría ayudar a explicar el porqué de la mayor incidencia de cáncer del intestino grueso en las poblaciones que consumen carne”, junto con el aumento en el amoníaco. Además, ninguna de las dos mejoró simplemente por consumir almidón resistente a mayores de la carne. “Los efectos deteriorantes de los productos animales en el metabolismo del colon superan cualquier beneficio potencial de otros nutrientes protectores”. Por eso debemos comer menos carne y más alimentos vegetales integrales, las dos cosas junto con un poco de ejercicio; no solo por nuestro colon, sino por nuestra salud en general. 

Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. Esto es solo una aproximación del audio contribuida por Katie Schloer. La traducción y edición de este contenido la realizó Ángela Graña Varela.

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Imágen gracias a Ed Uthman vía flickr

Nota del Doctor

Esta es una continuación de mi video ¿Es errónea la teoría de la fibra?

¿Qué es el butirato? 

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¿Te interesa saber más sobre cómo prevenir el cáncer? 

Si comes sano, ¿necesitas una colonoscopia? No te pierdas ¿Deberíamos todos hacernos colonoscopías a partir de los 50?.

Cuando los almidones normales se cocinan y luego se enfrían, una parte del almidón se recristaliza en almidón resistente. Por esta razón, la ensalada de pasta puede ser más saludable que la pasta caliente, y una ensalada de patata puede ser más saludable que patatas al horno. Entérate de todo en el video Conseguir que el almidón tome el camino de la máxima resistencia

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