La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Elisabel Gómez.
Para esas personas que constantemente sufren de aftas o llagas en la boca, ¿es mejor usar una pasta de dientes con laurilsulfato sódico, una con betaína de coco, o una que no contenga ningún agente espumante?
Para cuando se publicó un estudio que demostró que el laurilsulfato sódico (SLS, por sus siglas en inglés) dañaba los tejidos de la mayoría de las personas que se lo untaban en las encías, este ya se venía usando como agente espumante en dentífricos durante más de medio siglo. En este estudio tan solo participaron 10 personas. Lo mismo ocurrió en un estudio —en el que también participaron 10 personas— a través del cual se descubrió que, cuando se cambiaba la pasta de dientes habitual por una sin SLS, se producía una reducción drástica en el número de llagas bucales.
No hubo más estudios hasta 1999. En esa fecha, sin embargo, se publicó un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego y cruzado, en el que se evaluó el uso de dentífrico con y sin SLS en personas que sufrían constantemente de llagas bucales. Esta vez, en el estudio participaron 47 personas y se tuvieron en cuenta la duración y la intensidad del dolor, el número de llagas, así como la duración de las mismas y su tamaño; pero no se hallaron diferencias significativas. No parecía importar si la pasta de dientes contenía laurilsulfato sódico o no. Pero, entonces, ¿por qué en el estudio anterior se concluyó que las llagas disminuían un 70 % tras empezar a usar una pasta de dientes sin SLS? ¿Puede que se tratara de casos más severos? ¿Tal vez solo importe qué tipo de pasta dental se utiliza si las llagas son muy graves?
Todo quedó ahí hasta que, 13 años después, unos investigadores coreanos tomaron el relevo. Había estudios que demostraban que si se usaba un dentífrico sin SLS se producían mejorías, pero en otros estudios no se observó beneficio alguno. Esto llevó a una situación “bastante controvertida”, así que decidieron hacer un estudio con 90 sujetos —el más grande hasta la fecha. ¿A qué conclusiones llegaron? El número de llagas y la cantidad de episodios eran los mismos en los diferentes grupos, pero el tiempo que duraban las llagas y la intensidad del dolor se vieron reducidos significativamente cuando los sujetos usaban el dentífrico sin laurilsulfato sódico. Por lo tanto, los investigadores concluyeron que empezar a usar una pasta de dientes sin SLS no reduce necesariamente el número de llagas que aparecen, pero estas tienden a sanar más rápido y ser menos dolorosas.
Es cierto que el laurilsulfato sódico “nos aporta cierta sensación de limpieza, y nos ‘sentimos más limpios’ si tenemos la boca llena de espuma”, pero la posible desventaja es que “el SLS reduce la barrera protectora del epitelio bucal” —el revestimiento de la boca o mucosa oral—, posiblemente debido a la rotura de los enlaces que mantienen unidas nuestras células. A veces, esto puede ocasionar descamación, ulceración e inflamación de la mucosa bucal, lo que provoca que esta capa protectora se reseque y, por lo tanto, nos hace más vulnerables a sustancias irritantes.
Un momento. ¿Cómo explicaron los investigadores coreanos que encontraron un problema en su estudio, cuando esto no ocurrió en el estudio anterior? Dijeron que podría ser por cuestiones raciales. ¿En serio? Bueno, explicaron que como “los coreanos suelen consumir más alimentos picantes”, tal vez esto podría tener algo que ver.
Independientemente de si te gusta la comida picante o no, podrías probar a usar una pasta de dientes sin SLS si te salen llagas, para comprobar si notas alguna diferencia, pero los dentífricos sin SLS pueden contener otros detergentes, como por ejemplo betaína de coco, que de hecho es bastante común (también conocida como cocomidropopil betaína o CAPB, por sus siglas en inglés). Como explico en mi video ¿Es mejor la CAPB en el dentífrico libre de SLS?, unos investigadores suizos hicieron pruebas con nueve marcas de pastas de dientes, entre ellas Colgate, Crest, Oral-B y Sensodyne, y aplicaron pequeñas cantidades sobre células de encías de personas a las que recientemente se les habían extraído las muelas del juicio. Luego utilizaron un sistema de coloración de células vivas y muertas: a todas las células se les aplicó un colorante verde, y sobre este se añadió un colorante rojo que cubría al anterior, pero solo las células muertas se volvían rojas, ya que las células vivas expulsaban el colorante rojo. Es decir, las células vivas permanecían verdes, y las muertas se volvían de color rojo. Como puedes ver en el minuto 3:25 de mi video, Colgate contiene SLS porque las células son de color rojo, lo que quiere decir que están muertas. ¿Y Crest? La mayoría de las células están muertas, es decir, son de color rojo. Pero, con la pasta de dientes sin SLS de Sensodyne, las células están vivas y son de color verde, ya que este dentífrico contiene el detergente conocido como betaína de coco, que no tiene SLS.
Pero esto ocurrió en una placa de Petri. Había que comprobar si esto se traducía en daño tisular al ponerlo a prueba en personas. En un estudio cruzado y doble ciego, se compararon dentífricos que contenían SLS o CAPB. Al usar el dentífrico con SLS, hubo 42 reacciones de descamación, lo que quiere decir que los tejidos empezaron a descamarse a los cuatro días de haber empezado a frotar este dentífrico con SLS en las encías de los sujetos durante 4 minutos al día; mientras que, con el otro detergente (CAPB), tan solo se dieron 3 reacciones. Y no hubo reacción alguna al usar el mismo dentífrico sin SLS y sin CAPB; se trataba de un dentífrico sin ningún tipo de detergentes.
¿Cómo afecta esto a la frecuencia de la aparición de llagas? En un estudio aleatorizado, doble ciego y cruzado, se investigó el efecto que tenían ciertas pastas de dientes que contenían SLS, CAPB o nada de detergentes. Los investigadores descubrieron que la aparición de llagas era “significativamente más frecuente” cuando los pacientes se cepillaban los dientes con dentífricos que contenían SLS en comparación con los que no tenían nada de SLS, sin importar si tenían CAPB o no, por lo que concluyeron que, “para pacientes que sufren de llagas bucales de forma recurrente, se recomienda el uso de pastas de dientes que no contengan SLS”. Pero, como puedes ver en el minuto 5:00 de mi video, la cosa no quedó ahí.
Es verdad que el SLS es el que daba los peores resultados, pero el dentífrico que no contiene detergentes ni agentes espumosos ganaba con creces a los dentífricos con SLS y CAPB. De hecho, la pasta de dientes sin agentes espumosos provocaba significativamente menos llagas que la alternativa a la pasta de dientes sin SLS (el detergente CAPB) que, por su parte, causaba menos llagas que la pasta de dientes con SLS. Por lo tanto, la gran mayoría de pacientes que presenten llagas bucales de manera recurrente notarán una gran mejoría si cambian su pasta de dientes habitual por una sin agentes espumosos; pero, en cualquier caso, la mayor parte verá efectos positivos si evitan usar una pasta de dientes que contenga laurilsulfato sódico.
Te preguntarás si la pasta de dientes tendrá el mismo efecto si no contiene laurilsulfato sódico. Me refiero no solo a esa “sensación de limpieza”, sino al efecto real sobre la placa dental y la gingivitis. Es verdad que el laurilsulfato sódico es letal para nuestras células, pero también elimina las bacterias. ¿Es posible que un dentífrico sin SLS no cumpla del todo sus funciones? Resulta que un dentífrico sin SLS tiene el mismo efecto “en lo que se refiere a la reducción de gingivitis y placa”, así que no dudamos en recomendarlo a aquellas personas que sufren constantemente de llagas bucales. El laurilsulfato sódico puede empeorar las cosas, ya que desintegra la mucosa protectora y acaba atravesando las capas del revestimiento de la boca, “lo que puede poner en peligro la función del tejido vivo”.
Los sujetos, sin embargo, echaban en falta la típica espuma de un dentífrico con SLS. Hay otra ventaja a la hora de elegir una pasta de dientes sin SLS: el laurilsulfato sódico también penetra en nuestra lengua e “interfiere con los mecanismos internos de las células receptoras del gusto”. De hecho, el SLS es el responsable del “efecto del jugo de naranja”. ¿Sabes de lo que te hablo? ¿Ese sabor raro al tomar cítricos después de cepillarte los dientes? Es evidente que es el SLS el que está interfiriendo con las células receptoras del gusto.
¿Laurilsulfato sódico? ¿No habíamos hablado de un bulo en internet acerca de este tema? En mi video ¿Es seguro el laurilsulfato sódico? hablo de esto más en profundidad.
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Un saludo,
Michael Greger
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