El R0 y el periodo de incubación: cómo se frenaron otros brotes de coronavirus

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¿Por qué no somos capaces de frenar la COVID-19 igual que frenamos el SARS y el MERS, las otras dos epidemias de coronavirus del siglo XXI?

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Macarena Troscé voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Hablé sobre la aparición de otros brotes letales de coronavirus, como SARS y MERS. ¿Cómo logramos controlarlos?

Pudimos detener el MERS gracias a su “ritmo reproductivo básico” bajo, abreviado como una “R” con un cero pequeño, el “R subcero” del que tal vez hayas oído. El concepto se remonta al estudio del crecimiento poblacional humano. Era la cantidad de hijas que tenía una mujer en promedio. Pero, en las enfermedades infecciosas, representa la cantidad de personas que se espera que contagie un solo individuo infectado en una población susceptible. Entonces, R subcero es la medida de qué tan contagioso es un nuevo patógeno.

Para el coronavirus del MERS, el “Síndrome Respiratorio del Medio Oriente” (siglas en inglés), el R0 era de solo 1. Cada paciente con MERS tendía a transmitir la enfermedad a una sola persona. Pueden imaginar cuánto más fácil es detener una enfermedad como esa, comparado con un virus que tiene el potencial de extenderse exponencialmente, como el coronavirus del SARS o de COVID-19, con un R0 de 2 o más.

En el caso de un virus con un R0 de 2, por ejemplo, a menos que se detenga, una persona infectada podría convertirse en 2, luego 4, luego 8 y así sucesivamente.

El coronavirus que causa COVID-19, de hecho, puede aferrarse a receptores del tracto respiratorio humano mejor que el coronavirus que causó SARS. Pero el principal motivo por el que hubieron más casos de COVID-19 en el primer mes que los que hubo de SARS en total no tiene que ver con qué tan contagioso es, sino con el momento en que es contagioso.

Los microbios que suelen causar pandemias tienen tres características: son nuevos (por lo que no hay inmunidad previa), se contagian por vías respiratorias (por eso la neumonía es el cuarto asesino de la humanidad incluso cuando no hay una pandemia) y ¿saben cuál es la tercera característica para que tenga el potencial óptimo de desencadenar una pandemia? Que se transmita antes de que aparezcan los síntomas.

Las últimas cuatro pandemias de enfermedades respiratorias fueron causadas por virus nuevos de la gripe. Surgieron de virus de la gripe aviar y la porcina, y cumplían los tres requisitos. El SARS, sin embargo, no se consideró una pandemia, aunque llegó a 29 países y regiones. ¿Por qué la Organización Mundial de la Salud solo consideró el SARS una “emergencia de salud pública de importancia internacional”? Y ¿cómo pudimos detenerlo en solo unos meses con solo 8000 casos y 800 muertes? Era un virus totalmente nuevo y se contagiaba por vías respiratorias, pero no tenía la tercera característica: ser muy contagioso antes de que haya síntomas.

Para el SARS, el período de incubación promedio (desde que alguien se contagia sin saberlo al exponerse al virus hasta que presenta síntomas) era de unos 5 días, similar al de COVID-19. Pero tomaba otros 6 a 11 días para que las cargas virales alcanzaran el tracto respiratorio superior por completo y se contagiaran mediante la tos o el estornudo. Por eso, aunque los pacientes con SARS se enfermaran, no eran muy contagiosos en los primeros 5 días de la enfermedad. Como las cargas virales alcanzaban el pico unos 10 días después de que la gente se enfermara, después de que supieran que tenían el virus, se puede ver cómo se podía detener la transmisión entre personas al aislar a los pacientes en los primeros días de presentar síntomas. Y eso es lo que sucedió. Un esfuerzo internacional enorme encabezado por la OMS logró identificar todos los casos por sus síntomas, aislar a los pacientes y rastrear todos sus contactos. De esa forma también pudimos erradicar efectivamente la viruela del planeta, que también era contagiosa solo después de saber quién la tenía.

Entonces, tomar la fiebre en aeropuertos ayudó a detener el contagio mundial del SARS. No te volvías realmente contagioso hasta después de presentar síntomas, y el 100% de personas con SARS tenían fiebre. De cierta forma, SARS fue una enfermedad diseñada para ser detenida. Con MERS… el 98% de los pacientes tenían fiebre. Con COVID-19, el 36% (más de 1 de cada 3) no presentan fiebre al comienzo de los síntomas y, lo que es peor, los pacientes pueden ser contagiosos durante el período de incubación, cuando no presentan ningún síntoma.

De hecho, la carga viral de un paciente asintomático con COVID-19 es casi la misma que la de un paciente con síntomas, casi 15 millones de copias del virus en cada cuarto de cucharadita de moco. La misma cantidad de virus en el moco de alguien con síntomas (que acaba de enfermarse) que en el de alguien asintomático. Expulsamos igual cantidad de virus justo antes de enfermarnos.

Con COVID-19, puedes sentirte muy bien, sin ningún síntoma, e incluso así tener la enfermedad y contagiarla antes de la primera tos, antes de tener fiebre o cualquier tipo de síntoma. Es lo mismo que con la gripe. Y es así como los virus nuevos pueden desatar pandemias. Como con la gripe, podrías contagiar COVID-19 antes de saber que la tienes, incluso cuando te sientes bien. Es una enfermedad difícil de detener. Para desacelerar el contagio de una enfermedad así, cuando no sabes quién es contagioso y quién no, tienes que aislar a todos. Por eso se necesitan las medidas de distanciamiento social.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Gráficos de AvoMedia

Créditos de la imagen: Doughnutew vía pxhere. La imagen ha sido modificada.

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Macarena Troscé voluntaria activa en NutritionFacts.org.

Hablé sobre la aparición de otros brotes letales de coronavirus, como SARS y MERS. ¿Cómo logramos controlarlos?

Pudimos detener el MERS gracias a su “ritmo reproductivo básico” bajo, abreviado como una “R” con un cero pequeño, el “R subcero” del que tal vez hayas oído. El concepto se remonta al estudio del crecimiento poblacional humano. Era la cantidad de hijas que tenía una mujer en promedio. Pero, en las enfermedades infecciosas, representa la cantidad de personas que se espera que contagie un solo individuo infectado en una población susceptible. Entonces, R subcero es la medida de qué tan contagioso es un nuevo patógeno.

Para el coronavirus del MERS, el “Síndrome Respiratorio del Medio Oriente” (siglas en inglés), el R0 era de solo 1. Cada paciente con MERS tendía a transmitir la enfermedad a una sola persona. Pueden imaginar cuánto más fácil es detener una enfermedad como esa, comparado con un virus que tiene el potencial de extenderse exponencialmente, como el coronavirus del SARS o de COVID-19, con un R0 de 2 o más.

En el caso de un virus con un R0 de 2, por ejemplo, a menos que se detenga, una persona infectada podría convertirse en 2, luego 4, luego 8 y así sucesivamente.

El coronavirus que causa COVID-19, de hecho, puede aferrarse a receptores del tracto respiratorio humano mejor que el coronavirus que causó SARS. Pero el principal motivo por el que hubieron más casos de COVID-19 en el primer mes que los que hubo de SARS en total no tiene que ver con qué tan contagioso es, sino con el momento en que es contagioso.

Los microbios que suelen causar pandemias tienen tres características: son nuevos (por lo que no hay inmunidad previa), se contagian por vías respiratorias (por eso la neumonía es el cuarto asesino de la humanidad incluso cuando no hay una pandemia) y ¿saben cuál es la tercera característica para que tenga el potencial óptimo de desencadenar una pandemia? Que se transmita antes de que aparezcan los síntomas.

Las últimas cuatro pandemias de enfermedades respiratorias fueron causadas por virus nuevos de la gripe. Surgieron de virus de la gripe aviar y la porcina, y cumplían los tres requisitos. El SARS, sin embargo, no se consideró una pandemia, aunque llegó a 29 países y regiones. ¿Por qué la Organización Mundial de la Salud solo consideró el SARS una “emergencia de salud pública de importancia internacional”? Y ¿cómo pudimos detenerlo en solo unos meses con solo 8000 casos y 800 muertes? Era un virus totalmente nuevo y se contagiaba por vías respiratorias, pero no tenía la tercera característica: ser muy contagioso antes de que haya síntomas.

Para el SARS, el período de incubación promedio (desde que alguien se contagia sin saberlo al exponerse al virus hasta que presenta síntomas) era de unos 5 días, similar al de COVID-19. Pero tomaba otros 6 a 11 días para que las cargas virales alcanzaran el tracto respiratorio superior por completo y se contagiaran mediante la tos o el estornudo. Por eso, aunque los pacientes con SARS se enfermaran, no eran muy contagiosos en los primeros 5 días de la enfermedad. Como las cargas virales alcanzaban el pico unos 10 días después de que la gente se enfermara, después de que supieran que tenían el virus, se puede ver cómo se podía detener la transmisión entre personas al aislar a los pacientes en los primeros días de presentar síntomas. Y eso es lo que sucedió. Un esfuerzo internacional enorme encabezado por la OMS logró identificar todos los casos por sus síntomas, aislar a los pacientes y rastrear todos sus contactos. De esa forma también pudimos erradicar efectivamente la viruela del planeta, que también era contagiosa solo después de saber quién la tenía.

Entonces, tomar la fiebre en aeropuertos ayudó a detener el contagio mundial del SARS. No te volvías realmente contagioso hasta después de presentar síntomas, y el 100% de personas con SARS tenían fiebre. De cierta forma, SARS fue una enfermedad diseñada para ser detenida. Con MERS… el 98% de los pacientes tenían fiebre. Con COVID-19, el 36% (más de 1 de cada 3) no presentan fiebre al comienzo de los síntomas y, lo que es peor, los pacientes pueden ser contagiosos durante el período de incubación, cuando no presentan ningún síntoma.

De hecho, la carga viral de un paciente asintomático con COVID-19 es casi la misma que la de un paciente con síntomas, casi 15 millones de copias del virus en cada cuarto de cucharadita de moco. La misma cantidad de virus en el moco de alguien con síntomas (que acaba de enfermarse) que en el de alguien asintomático. Expulsamos igual cantidad de virus justo antes de enfermarnos.

Con COVID-19, puedes sentirte muy bien, sin ningún síntoma, e incluso así tener la enfermedad y contagiarla antes de la primera tos, antes de tener fiebre o cualquier tipo de síntoma. Es lo mismo que con la gripe. Y es así como los virus nuevos pueden desatar pandemias. Como con la gripe, podrías contagiar COVID-19 antes de saber que la tienes, incluso cuando te sientes bien. Es una enfermedad difícil de detener. Para desacelerar el contagio de una enfermedad así, cuando no sabes quién es contagioso y quién no, tienes que aislar a todos. Por eso se necesitan las medidas de distanciamiento social.

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Créditos de la imagen: Doughnutew vía pxhere. La imagen ha sido modificada.

Nota del Doctor

Comenzamos esta serie identificando de dónde vienen los coronavirus:

Los siguientes serán:

Tengo la serie completa (en inglés) disponible para descargarla gratuitamente en DrGreger.org y puedes ahondar un poco más en mi nuevo libro (disponible solo en inglés) How to Survive a Pandemic, en caso de que no lo sepas, todas las ganancias de las ventas de este libro son donadas a instituciones para la prevención de pandemias.

Échale un vistazo a la página de información sobre los recursos traducidos.

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