El papel de la responsabilidad personal en la epidemia de obesidad

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Cómo el poder del “come más” que nos rodea puede superar nuestro control consciente.

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A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por José Monserrat voluntario activo en NutritionFacts.org.

Las empresas de alimentación presentan el peso corporal como si fuera una elección personal. Incluso cuando estamos centrados, vivimos en un ambiente que anima a comer y que a veces puede ser más fuerte que nuestro control sobre la comida. Al observar una convención de dietistas se puede ver que incluso los expertos en nutrición son vulnerables a la comercialización agresiva de calorías sabrosas, baratas y cómodas. Nos indica que hay aspectos de la conducta alimentaria que desafían nuestra visión personal ya que no los percibimos conscientemente. Los fisiólogos del apetito llaman al resultado de estas acciones subconscientes “sobreconsumo pasivo”.

¿Recuerdas el estudio del escáner cerebral en el que la idea de un batido encendía las mismas vías de recompensa del cerebro que el consumo de drogas? Eso lo provocaba una sola imagen de un batido. Se libera dopamina, se activan los antojos y nos animamos a comer. Mentalmente sabemos que solo es una imagen pero nuestro cerebro de reptil tan solo piensa en sobrevivir. Es una respuesta refleja sobre la que casi no tenemos control, por eso, los vendedores garantizan que hay imágenes de batidos y demás por todas partes.

Mantener el equilibrio entre las calorías que entran y salen parece una serie de actos voluntarios bajo control consciente, pero es posible que esté más relacionado con algunas funciones corporales como parpadear, respirar, toser, tragar o dormir. Puedes intentar controlar cualquiera de esas acciones pero por lo general, son automáticas. Lo hemos hecho siempre.

Los anuncios de comida y la comida en sí están por todas partes. En las décadas de 1970 y 1980 los establecimientos que vendían comida se expandieron drásticamente. Hoy en día hay golosinas y aperitivos en los mostradores de gasolineras, farmacias, librerías y lugares que solo vendían ropa, herramientas, mobiliario o suministros de construcción. Wal-Mart es el mayor vendedor de comida en los Estados Unidos. Donde vamos, nos encontramos con ese golpe de adrenalina y el sentimiento artificial de hambre. Nos critican todos los días.

Está bien visto comer en cualquier lugar: en el coche, en la calle o en un autobús en hora pico. Ahora somos una sociedad de picoteo. Hay máquinas expendedoras por doquier. Las comidas diarias han aumentado hasta una cuarta parte desde finales de los setenta, pasando de cuatro a cinco veces al día, lo que podría duplicar el aumento de las calorías debido al aumento del tamaño de las porciones. Solo los aperitivos y refrescos podrían ser el grueso de excedente calórico implicado en la pandemia de obesidad.

Y piensa en los niños. Estamos intentando hacer lo mejor para nuestro hijos, enseñándoles hábitos saludables y dándoles comida sana, pero después se adentran en un tornado de comida basura y mensajes manipulados. Este comentario en el New England Journal of Medicine preguntó que por qué las campañas de marketing de los productores de comida chatarra debería socavar nuestros esfuerzos por proteger a los niños de enfermedades mortales. Se anima a los pediatras a que tengan la charla sobre la comida chatarra con lo padres durante la consulta con su hijo de un año y no esperar a que cumplan dos años. Incluso entonces podría ser tarde. A dos de cada tres niños se les da comida chatarra en el primer cumpleaños. 

El doctor David Katz lo explicó muy bien durante la Harvard Health Policy Review: “Aquellos que sostienen que la responsabilidad parentales o personal deberían triunfar a pesar de estas tentaciones ambientales podrían considerar las implicaciones de generalizar dicho principio. Quizá se debería animar a los niños, que no obligarlos, a ir al colegio y tentarlos cada mañanas con alternativas como excursiones al circo, al zoo o a la playa”.

Considera ser voluntario/a para ayudar en la página web.

Video producción de Glass Entertainment

Gráficos de Avocado Video

A continuación una aproximación al contenido del audio de este video. Para ver los gráficos, tablas, imágenes o citas a los que Dr. Greger se refiere, ve el video más arriba. La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por José Monserrat voluntario activo en NutritionFacts.org.

Las empresas de alimentación presentan el peso corporal como si fuera una elección personal. Incluso cuando estamos centrados, vivimos en un ambiente que anima a comer y que a veces puede ser más fuerte que nuestro control sobre la comida. Al observar una convención de dietistas se puede ver que incluso los expertos en nutrición son vulnerables a la comercialización agresiva de calorías sabrosas, baratas y cómodas. Nos indica que hay aspectos de la conducta alimentaria que desafían nuestra visión personal ya que no los percibimos conscientemente. Los fisiólogos del apetito llaman al resultado de estas acciones subconscientes “sobreconsumo pasivo”.

¿Recuerdas el estudio del escáner cerebral en el que la idea de un batido encendía las mismas vías de recompensa del cerebro que el consumo de drogas? Eso lo provocaba una sola imagen de un batido. Se libera dopamina, se activan los antojos y nos animamos a comer. Mentalmente sabemos que solo es una imagen pero nuestro cerebro de reptil tan solo piensa en sobrevivir. Es una respuesta refleja sobre la que casi no tenemos control, por eso, los vendedores garantizan que hay imágenes de batidos y demás por todas partes.

Mantener el equilibrio entre las calorías que entran y salen parece una serie de actos voluntarios bajo control consciente, pero es posible que esté más relacionado con algunas funciones corporales como parpadear, respirar, toser, tragar o dormir. Puedes intentar controlar cualquiera de esas acciones pero por lo general, son automáticas. Lo hemos hecho siempre.

Los anuncios de comida y la comida en sí están por todas partes. En las décadas de 1970 y 1980 los establecimientos que vendían comida se expandieron drásticamente. Hoy en día hay golosinas y aperitivos en los mostradores de gasolineras, farmacias, librerías y lugares que solo vendían ropa, herramientas, mobiliario o suministros de construcción. Wal-Mart es el mayor vendedor de comida en los Estados Unidos. Donde vamos, nos encontramos con ese golpe de adrenalina y el sentimiento artificial de hambre. Nos critican todos los días.

Está bien visto comer en cualquier lugar: en el coche, en la calle o en un autobús en hora pico. Ahora somos una sociedad de picoteo. Hay máquinas expendedoras por doquier. Las comidas diarias han aumentado hasta una cuarta parte desde finales de los setenta, pasando de cuatro a cinco veces al día, lo que podría duplicar el aumento de las calorías debido al aumento del tamaño de las porciones. Solo los aperitivos y refrescos podrían ser el grueso de excedente calórico implicado en la pandemia de obesidad.

Y piensa en los niños. Estamos intentando hacer lo mejor para nuestro hijos, enseñándoles hábitos saludables y dándoles comida sana, pero después se adentran en un tornado de comida basura y mensajes manipulados. Este comentario en el New England Journal of Medicine preguntó que por qué las campañas de marketing de los productores de comida chatarra debería socavar nuestros esfuerzos por proteger a los niños de enfermedades mortales. Se anima a los pediatras a que tengan la charla sobre la comida chatarra con lo padres durante la consulta con su hijo de un año y no esperar a que cumplan dos años. Incluso entonces podría ser tarde. A dos de cada tres niños se les da comida chatarra en el primer cumpleaños. 

El doctor David Katz lo explicó muy bien durante la Harvard Health Policy Review: “Aquellos que sostienen que la responsabilidad parentales o personal deberían triunfar a pesar de estas tentaciones ambientales podrían considerar las implicaciones de generalizar dicho principio. Quizá se debería animar a los niños, que no obligarlos, a ir al colegio y tentarlos cada mañanas con alternativas como excursiones al circo, al zoo o a la playa”.

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Nota del Doctor

Sería útil pararnos a pensar en lo que está en juego aquí. No estamos hablando de ser manipulados para comprar una marca diferente de pasta de dientes. La pandemia de obesidad ha provocado millones de muertes y un sufrimiento incalculable, y si aún no estás enojado, prepárate para mi próximo video, El papel de la influencia corporativa en la epidemia de obesidad.

Este es la novena entrega de esta serie de 11 partes. Si te has perdido alguna, mira:

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